– ¡Ayudante! ¡A-yu-daaaaanteeee! Ven aquí un momentito, anda.
– ¿Quería algo, señor Didio, señor?
– ¡¡¡Aaaaaaah!!! ¿Quién eres tú?
– Su ayudante, señor Dan Didio, señor. Desde hace por lo menos cinco años, señor Didio, señor. Casi llega a dolerme que no me reconozca, señor.
– No es cierto. Mi ayudante es un tipo algo bajito, como una mesa camilla, mayor y con gafitas y bigote…
– Ese es Paul Levitz, señor Didio, señor. Y no es su ayudante, sino su jefe, señor.
– ¿Mi jefe? ¿Un tipejo como él? ¡No me lo puedo creer! Todo el mundo sabe que los jefes han de ser apuestos y apolíneos. ¿Cómo te crees que conseguí yo este trabajo? ¿Por mis méritos? ¡Pues claro que no!
– Puede estar tranquilo, señor Didio, señor. El señor Levitz dejó de ser su jefe el día en que nos convertimos en DCEntertainment, señor.
– ¿Y ahora quién es mi jefe?
– Querrá decir jefa, señor Didio, señor. Se trata de…
– ¿Una mujer?
– En efecto, señor.
– ¿Me estás diciendo que hay una mujer en el edificio y nadie me ha avisado para que me arregle? ¿Qué pasa si me ve con estas pintas? ¿Qué pensara ella de mí?
– Mmm… No sabía que su imagen le preocupara tanto, señor Didio, señor. Especialmente, teniendo en cuenta que ya había otras mujeres en el edificio traba…
– ¡Claro, Gail Simone por ejemplo! ¿Por qué te crees que voy tan desarreglado? ¡Para no llamar la atención de las depredadoras desesperadas, ayudante! Ahora que tengo yo una presa, no debo dejarla escapar. Tiene que ser mía, ayudante.
– Bueno, señor Didio, señor. Quizás pueda usted asombrarla con un talento creativo especial.
– ¿Un talento creativo? ¡Esa es una treta facilona y burda, pero lo cierto es que las mujeres son tan ingenuas que seguro que funciona! Podría sorprenderla con un poema. O hacerle un dibujo con macarrones. Aunque lo mejor sería… ¡Ya está! ¡Ayudante!
– ¿Sí, señor Didio?
– ¡Desde este momento soy el nuevo guionista deeee… no sé, los Outsiders, por ejemplo!
– Enhorabuena, señor. ¿Y qué se supone que pasará con el actual guionista de Outsiders, señor?
– No sé, ayudante. Despídelo, mátalo, encuéntrale otra cosa… ¡me la pela! Lo que importa es como voy a fardar delante de la nueva jefe. Seguro que le tiemblan las piernas al estar ante un artista vocacional como yo.
– Son muchos los que tiemblan en su presencia, señor Didio, señor.
– Muchas gracias, ayudante. Se agradece que tus subordinados sepan reconocer tus méritos.
– De nada, señor Didio. Me alegra poder ser útil. Y hablando de utilidad, ¿no me había llamado usted para algo, señor Didio, señor?
– En efecto, ayudante. ¿Han salido ya las cifras de venta? ¡Estoy impaciente por saber que tal nos ha ido!
– Bueno, pues básicamente nos ha ido bastante bien, teniendo en cuenta que cualquier cosa con el "Blackest Night" en la portada se vende como churros.
– ¿En serio? ¡Guau! Ya sabía yo que era una buena historia, ayudante. Es que tengo un olfato para las buenas historias. Veo una buena historia y digo "¡Zas!, ya está aquí el pelotazo del año". Así soy yo, ayudante. Instinto para las historias.
– No sabe de lo que le hablo, ¿verdad, señor Didio, señor?
– ¡No te rías de mí, ayudante! ¡Ya sabes que la medicación contra la euforia me produce algunos fallos de memoria! ¿Qué es eso de la Blackest Night?
– Es la historia de Johns sobre el cuerpo de malvados lanterns formado por superhéroes zombies, señor Didio ¿recuerda?
– Algo, algo. ¿Y se vende bien?
– En efecto, señor Didio, señor.
– Entonces, habré dado la orden de sacar miniseries laterales intranscendentes para sacarle la pasta a los lectores, ¿no?
– Sí, señor Didio. Tres al mes. Menos en enero, durante el cual se producirá un parón en el evento y…
– ¿Qué has dicho?
– He dicho, señor Didio, que el crossover se detendrá durante un mes, el de enero, para permitir que el dibujante tenga tiempo de acabar los números posteriores de la saga.
– ¿Y paramos el crossover? ¿Así, sin más? ¡Pero eso no puede ser! ¡Los lectores aprovecharán para dejar la historia y ir a la acera de enfrente a comprarle cosas a Quesada! ¡Y no me gusta que le compren cosas a Quesada, que se le sube el pavo a la cabeza y luego, cuando quedamos a cenar alitas de pollo en el KFC, no deja de restregármelo por la cara.
– Creo que no le sigo, señor Didio, señor.
– Que tenemos que hacer que el pardillo… digoooo… el lector se deje su pasta en nosotros, y no en la competencia. No podemos permitirnos un mes del crossover en blanco. Hay que llenarlo con algo.
– ¿Con qué, señor Didio, señor?
– No sé, no sé, déjame pensar… A ver… Blackest Night… colecciones… muertos… zombies… especiales… resucitados… ¡¡YA ESTÁ!! ¡Ya lo tengo! Ayudante, dime títulos de series nuestras que estén muertas.
– &ique
st;Muertas, señor? Pues así a bote pronto yo diría que Teen Titans, Titans y Detective Comics están bastante muertas. Y Black Canary/Green Arrow también está muy muerta. Y Booster Gold, las de Jim Starlin y las de Keith Giffen también están muy muertas. Y las cuatro cosas que salieron de Final Crisis, las de Escape, Run y tal, también están muertas, señor. Nacieron muertas, creo yo. Y…
– No, ayudante, no me refiero a eso. Me refiero a colecciones que estén muertas, quiero decir, clausuradas, chapadas, canceladas. Vamos a elegir unas cuantas y vamos… ¡A RESUCITARLAS!
– Perdón, señor Didio… ¿ha dicho "resucitar" coles?
– Sí, ayudante. ¿No es una idea genial? Cogemos una serie cerrada, como por ejemplo… ¡la de Catwoman! Y la resucitamos durante un mes, sacando un número más. Además, siguiendo la numeración de la cole original, que así igual alguno de los lectores hemos perdido en los últimos años pica y vuelve para no quedarse sin el "último" número de aquella cole que él creía que tenía acabada…
– Bueno, señor Didio, lo cierto es que le he visto vender basura más descaradamente, pero… ¿no habría que buscar alguna relación entre las coles resucitadas y el crossover?
– ¿Relación? ¡Por el amor de Dios, si con este crossover no hay más fácil! Sencillamente, coges a un amigo del prota o a un villano de la cole que esté muerto, lo zombificas y ya está: Blackest Night Catwoman listo para ir a la imprenta. La jugada es tan facilona que debo confesar que me avergüenza hasta a mí.
– Eso sí que me parece increíble, señor Didio. Y dígame, ¿cuáles van a ser las series afortunadas?
– Pueeeees… no sé. Ves por ahí, ofreciéndoles a la gente una posibilidad de escribir un número más de la cole que quieran, y seguro que ya nos darán ellos las ideas. Asegúrate de decirle a Rucka si quiere escribir un número de The Question, que seguro que la hará ilusión al pobre. Y dile a James Robinson que quiero un Starman #81. Necesito como mínimo que uno de los especiales se venda como churros si quiero chulear a Quesada cuando quedemos a tomar café y jugar nuestros juegos especiales.
– ¿juegos espe…? Esteeee… ¿está usted seguro que es buena idea? Robinson siempre ha dicho que quería dejar en paz a Jack Knight…
– ¿Ha dicho alguien que tenga que salir Jack Knight? Él que haga el número, aunque no salga Jack Knight. De hecho, por mí, como si no sale nadie relacionado con Starman. Lo bueno del previews es que los tebeos se venden dos meses antes de que nadie pueda ojearlos y darse cuenta de que no lleva dentro lo que uno creía.
– Pero, señor Didio, señor… ¿Eso no es engañar al cliente?
– Sí, ayudante. Pero las personas civilizadas lo llamamos márketing.
– De acuerdo, señor. Pasaré sus intrucciones a Rucka y a Robinson. Aunque estoy seguro que a Robinson no le va a hacer mucha gracia el asunto, señor Didio, señor.
– ¿Y qué? ¿Qué va a hacer Robinson? ¿Avisar a los lectores vía twitter de que Jack Knight no sale en el tebeo para que no piquen? ¡Nadie es tan idiota, ayudante!
– Seguro que no, señor Didio. Seguro que no...