Águila de Acero, Hombre de Kleenex

Pocos títulos del cine de acción ochentero producido con la colaboración del ejército israelí de heroicos norteamericanos derrotando a malvados árabes son tan quintaesenciales como la tetralogía Águilas de Acero. No en vano su primera parte es la película preferida del Johnny Lawrence de Cobra Kai.

Tan quintaesencial que siendo un clon de Top Gun fué rodada y estrenada justo antes. Hasta el punto de que uno de los pilotos especialistas que participaron en su rodaje murió posteriormente durante el del opus magnus de Tony Scott.

Lamentablemente las secuelas no son tan conocidas como deberían. La primera, estrenada en 1988, comienza con un giro sorprendente hasta extremos shyamalianos.

Un combate aereo en el que muere el ya adulto Doug Masters, el chaval coprotagonista de la anterior entrega.

Dejando a Louis Gosset Jr como protagonista fijo durante esta entrega y la siguiente, emparejado con sucesivas generaciones de jóvenes necesitados de su guía y sabiduria.

Hasta la cuarta parte, estrenada en 1995, que arranca con la sorprendente hasta extremos garypowersianos revelación de que Doug en realidad no estaba muerto.

Había logrado saltar en paracaidas y tras pasar años siendo prisionero secreto de los soviéticos había sido liberado, malviviendo en los Estados Unidos en el presente como piloto fumigador de sembrados.

Todo eso entre película y película.

Eh… Un momento…

Tenemos a parejita de patrióticos heroes paramilitares…

…cuyo partenaire joven fallece dramáticamente en la explosión de una aeronave…

…hasta que muchos años después, cuando ya nadie se lo vería venir, se descubre que todo este tiempo había sido prisionero del Ejército Rojo. Que regresa a casa y tras un inicial enfrentamiento con su ex compañero acaba volviendo a ser su aliado.

¿A vosotros también os suena familiar?

No, deben ser imaginaciones mias.

Veo cosas donde no las hay.

Siempre me dice mi doctor. No me hagais caso.

Por cierto, cuando Doug trabaja de fumigador su jefa no le llama por su nombre sino que utiliza un apodo.

¿Sabeis cuál es?

Ed Brubaker también lo sabe…

…vaya si lo sabe…

Viñetas variadas del mes y de hace décadas

Relecturas con filtros

Porque busco fastidiar a la gente que no me sigue en Instagram

Instagrameos pre-Semana Santa

¡Redifusión de cosas que ya has visto!

Por sus porteadores los conoceréis

Cuando se muere alguien querido por todos

Funeral for a friend, por Dan Jurgens
Captain America 444, por Mark Waid y Ron Garney

Cuando se muere alguien casi sin amigos

Avengers 52, por Jason Aaron y Juan Frigeri

Un tipo difícil

Atendiendo a la que explican Universo Marvel y Wikipedia sobre el dibujante Alan Weiss, una vez Joe Rubinstein dijo que era «el tío más difícil para entintar de todo el negocio, sin excepción«. Añadió que esto hacía de él uno de sus artistas favoritos para entintar, porque el trabajo de Weiss era tan intrincado que nunca podía predecir cómo sería el resultado final hasta haber terminado de entintarlo.

Así se entiende mejor qué pudo pasar en aquella escena de Captain America 164 (1973).

Y eso que esa vez se entintó él mismo.

En cuanto a la aventura en si, se corresponde a aquella temporada en que Capi y Halcón rescataron a la hermana mayor de Sharon Carter, Peggy, quedándose todos en casa de los Carter mientras Peggy estaba convaleciente. Evitando contarle a Peggy, antiguo amor del Capi durante la Segunda Guerra Mundial, que Rogers había hecho un plan renove en el apartado sentimental. Como la estancia de los héroes en aquella casa apareció en los periódicos, sufrieron algún que otro ataque de villanos allí. Pero lo de Weiss tiene lugar en una prisión, pues un recluso era antiguo amigo de Sam Wilson (de hecho, el futuro asistente social fue el que de niño le incitaba a realizar pequeños hurtos por el lol) y mandó una carta de auxilio al apartamento de Sam en Harlem. Y el cartero la redirigió a la casa de los Carter donde el que estaba era el Halcón. Si a esto le juntamos que Leila terminó ennoviándose con el Halcón y algunas de sus citas tenían lugar en el apartamento de Sam Wilson (llegando en una ocasión Sam Wilson a vestirse de Halcón antes de entrar en el apartamento para que Leila que estaba dentro no sospechase), podemos suponer que en los setenta el concepto de identidad secreta era bastante fluido. A Englehart se le recuerda por la saga del Capi de los 50 y el Imperio Secreto, pero se le quiere por cosas como esta, que luego desarrollo con más soltura en los ochenta (Estela Plateada, Wandavisión, Nuevos Vengadores, Cuatro Efe…).

Parece simple, pero 21 años tardó en entintarlo