Todo el mundo nota que los cómics antiguos necesitan una contextualización cuando hay paralelismos con la actualidad de entonces. Explicar Operación: Tormenta Galáctica resulta incluso más confuso sin explicar qué sucedía en el mundo entonces.
Pero, peor aún, comprobar los cambios entre lo que había antes y lo que hay ahora, las cosas que nuestro contexto ha normalizado, es lo que hace no solo que cómics como Drama se encuentren con intentos de prohibición por no haber notado que vivimos en un momento en el que mostrar un beso entre dos personas del mismo sexo es demasiado avanzado, Maus por no adecuarse al momento político o Calvin & Hobbes porque… ahm… bueno, algo habrán hecho…
Lo que significa que hay historias antiguas que ahora no tiene el mismo sentido. O ningún sentido en absoluto.
Un ejemplo sencillo, ¿quién puede leerse esto y creerse nada?

A su lado la saga de La Bomba Loca ha envejecido bien. Porque, claro, que el centenario de la fundación de USA lo usen grupos extremistas para hacer sus cosas, o que la población racializada sea maltratada… pues es algo que nos podemos creer.
¿Pero lo de Imperio Secreto? Nah, lo de Imperio Secreto es imposible de tragar.
Así que no hemos podido más que recordar lo que se suele hacer con esas obras que se han quedado ya anticuadas. Si hay versiones adaptadas de El Quijote o El Conde Lucanor, ¿por qué no de Imperio Secreto? Si seguro que con esto también podría haber apañado algo Shakespeare.
Pero como no tenemos el número de Pérez Reverte -y si lo tenéis… no nos lo digáis- hemos decidido liarnos nosotros mismos la manta a la cabeza y arreglar ese problemático final.

(Lo que significa, claro, que vamos a hacer espoilers. ¡Si es que no te puedes fiar de nadie!)


Bueno, al menos en parte.
En realidad lo lógico sería que el Capitán América hubiera sido deportado, El Halcón acusado de lucrarse con saunas -no, espera, eso era otra vez La Bomba Loca– y que El Número 1 diera una charla en directo, sin quitarse el traje, explicando por qué esto lo hacían por nuestro bien, como el Big B… Bill o el Impuesto al Sol, y que los ciudadanos tenían que elegir entre Maggia o Democracia, mientras los periodistas aplauden y se preguntan por qué la izquierda radical quiere crear un problema con esto perdiendo el contacto con los trabajadores reales. Ya, ya, lo sabemos. Es muy burdo, pero vamos con ello.
Pero no nos cabía tanto texto, que esto no lo guionizaba Claremont.
Hale, ya está el posteo, ya os podéis ir a celebrar el 4 de julio.
(Muchas gracias a Emilio por ocuparse de las páginas. Todos los halagos a él, y las culpas a mí.)