Neal Adams no necesita presentación. Y en caso de necesitarla resulta que se la hicimos hace un tiempo. Un habitual de nuestro sitio los fines de semana, que a sus venerables 75 años de edad acaba de concluir una miniserie con Superman. Se da la particularidad de que su obra anterior, la lisérgica Batman: Odisea, fue una serie que comenzó en 2010 bajo el añorado logo decero de las zapatillas deportivas…
…pero a mitad maxiserie de 13 episodios le llegaron los nuevos 52 y para que la cosa no pareciera demasiado improvisada partieron la cabecera en dos volúmenes, teniendo el segundo el ya añorado logotipo decero de la cé pelada.
De Batman:Odisea habló y muy bien Bleyer por aquí, y en su día apunté la posibilidad de que dejarse esta serie partida entre dos continuidades podría servir a la larga como puente para recuperar la continuidad perdida. La realidad editorial ha demostrado que existen formas más rebuscadas que la que propuse. En todo caso hay que destacar que ha coincidido la salida de una nueva serie limitada a cargo de Adams…
…con un nuevo cambio de logotipo y aires de cambio de continuidad en la editorial.
Esta vez ni se molestaron en renumerar ¡otros vendrán que bueno me harán!
Sólo por esa coincidencia (¿eso existe?) Superman: Coming of the Supermen se convierte en digna de ser reseñada por aquí. Y de entrada nos topamos con su enorme complejidad; en su misma portada tenemos a un Superman con calzones ¿acaso se ha basado Adams en la continuidad pre-52 o se trata de una imagen icónica sin más trascendencia? la primera viñeta de la historia nos devuelve a la perplejidad, con una Lois Lane trabajando para la WGBS y una vestimenta imposible de ubicar en esta centuria.
Otros detalles como un apocado y formal Clark Kent y un informal Jimmy Olsen nos dan pistas de que efectivamente esta historia se sitúa en una realidad paralela, a la que llamaremos Tierra-Adams. Una realidad en la que TODO es posible.
Y cuando digo «todo» me refiero a cosas como que al terminar el primer episodio se termine con la revelación de que el constructor de la Esfinge fue ni más ni menos que el padre de Darkseid…
…(merced a un viaje temporal cortesía de un personaje que va apareciendo y desapareciendo de la historia a medida que hace falta explicar algo o avanzar en la trama. Llamadle Uatu si queréis)…
No he puesto en lo de la Esfinge ningún aviso de spoiler porque al continuar en el episodio siguiente han regresado al presente y no hacen mención ninguna a este hecho. Y es que prácticamente todo en esta historia es un inmenso McGuffin, comenzando por los Supermanes a los que hace referencia el título.
Sí, aparecen Supermanes, pero ni se les da demasiada importancia, despachan su origen y motivaciones en una viñeta, y su presencia no es significativa en la trama. Casi podría decirse que aparecen en el título porque otro más ajustado a la veracidad como «Superman hace cosas con Darkseid y Luthor» era demasiado largo y además podría conducir a equívocos.
Porque aparece un Darkseid que en las manos de Adams es más terrorífico que nunca.
En manos de NEAL Adams, quiero decir, no confundir con sus entintadores Josh Adams o Buzz Adams.
Que sepamos no son familiares, como tampoco lo es Tony Bedard, que le ayudó con la trama en los primeros números pero lo terminó dejando, suponemos que sobrepasado por el torrente de creatividad que es Neal Adams desbocado.
Y es que este título se revela como un vehículo para que Adams plasme lo que se le antoje, quedando el argumento como algo secundario. No se trata sólo de que el título no guarde relación con la historia, o que escenas de supuesto impacto no tengan consecuencias, o que las actitudes de los personajes no guarden consonancia con lo que estén haciendo o diciendo, es que hasta el tránsito de una viñeta a la siguiente parece un ocasiones forzado o artificial, reforzando la teoría de que nos encontramos en una realidad diferente. En Tierra-Adams.
En Tierra-Adams todo mola, de manera que al lector se le regala espectaculares refriegas…
…no menos notables escorzos, tan característicos del autor,…
…Superman intentando un doloroso prolapso con un boom tunel, algo de lo que Escher estaría orgulloso…
… Ah, sí, y Supermanes de vez en cuando.
Todo ello para que Adams disfrute y se divierta. Y vaya si se habrá divertido. En determinadas escenas he podido incluso imaginar sus risotadas mientras las estaba plasmando. De qué se reía exactamente es harina de otro costal.
De la misma manera que muchos dibujantes se basan en modelos y muñecos para plasmar correctamente algunas poses, imagino también a Adams manejando muñecos pero en su caso imaginando la trama. Puedo imaginarlo creando sus diálogos «¡Piñau!» «¡no me has dado!» «¡estoy perdido, nadie puede salvarme! ¡espera, que llegamos ahora!«. Todo en pos, como siempre, de la espectacularidad, Así, la trama se reparte claramente entre las sublimes escenas de tortazos, donde todo vale, y ya en un plano más intelectual, de motivaciones y eso, basta con tener a Superman, Luthor y Darkseid en una misma estancia hablando y haciendo poses.
Lo que no quita que no pueda haber molonidad, por supuesto. Se puede terminar un episodio con Darkseid atomizando a Luthor…
…y al siguiente ver que no, que lo ha esquivado (o eso parece, pues se presume que el lector es inteligente y no se rebaja a dar explicaciones).
(y vuelvo a insistir que nada de lo que avanzo se puede considerar spoiler por no ser relevante, el concatenamiento de cliffhangers con McGuffins es magistral. La trama de verdad no tengo muy clara cual es, pero es otra)
Así se genera ansia de una entrega a la siguiente. Como la que Adams generó cuando anunció que la última viñeta de la miniserie arrojaría una sorprendente revelación que afectaría a la continuidad de un personaje…aunque no dijo si se refería a la continuidad en Tierra-Adams o a alguna otra. En todo caso, dejo aquí la viñeta con sus correspondientes censuras para ahorraros la angustia vital hasta su segura publicación en cartoné castellano.
Eso sí, por mucha violencia y gestualidad, si uno dice algo importante, son capaces de parar y hablarlo con calma. Que hablando se entiende la gente.
En definitiva, grandiosidad superlativa, personajes kirbyanos a cascoporro…
…y una galería de portadas en la que se intuye que Adams tiene algún tipo de trauma o rencor contra Superman.
En definitiva, Neal Adams haciendo avanzar con paso firme a Superman.
Los lectores no estoy seguro, pero Adams seguro que se ha divertido haciendo esto. Y es por esto que no podemos dejar de quererle.