Todo lo que quiso leer sobre el Castigador y nunca se atrevió a preguntar

En otro momento, en otro tiempo quizá, esta guía de lectura se habría ido a tuiter. Sin embargo, tal y como están las cosas en el nuevo patio de juegos de Elon Musk, habría que ser idiota para dedicar una ingente cantidad de esfuerzo para un contenido ahí. Es mucho más práctico dejarlo en ADLO!, donde quizá pocos lo lean ahora, pero al menos me consta que seguirá ahí para finales de año. O no. Vete tú a saber. El caso es que surgió la idea de hacer una guía de recomendaciones protagonizadas por Frank Castle y publicadas en los últimos 23 años. Y claro, yo no podía dejar pasar esta oportunidad.

No obstante, hagamos una mención especial al Castigador de los 90.

El Castigador es un personaje que siempre ha sido tratado pobremente por la directiva editorial de Marvel, pero aún así se las ha apañado para atesorar una gran popularidad y amasar una considerable cantidad de momentos dignos y etapas recomendables. Lo cierto es que el cisco del personaje no es poca cosa, y debido a ello esta guía de lectura intenta ser todo lo precisa que puede tomando como referencia los títulos tal y como aparecen en Marvel Unlimited y, por las dudas, la Marvel Database. Dicho esto, no todos estos tebeos están disponibles en Marvel Unlimited y a veces hay que sacar el parche (y no el de Nick Furia) para leerlo a día de hoy. ROB! me libre de animaros a delinquir contra los intereses económicos de la Walt Disney Company.

Vamos a empezar con un par de miniseries. A lo largo de su larga carrera al mando del Castigador, Garth Ennis regresó una vez tras otra al pasado de Frank Castle intentando entender al hombre antes de la tragedia, buscando explicaciones y motivos por los que la pérdida de su familia lo convirtieron en la máquina de matar criminales que todos conocemos. Su primera aproximación fue en la miniserie Punisher: Born (Garth Ennis-Darick Robertson, 2003). La mirada aquí apunta al tercer año de servicio de Frank Castle en Vietnam. Un cómic bélico con connotaciones terroríficas.

El segundo intento de Ennis de profundizar en la mente de Frank antes de la muerte de su familia fue Punisher: The Tyger (Garth Ennis-John Severin, 2006). Un número especial que retrocede a un joven de 10 años para exponer el primer contacto con la violencia del que acabaría siendo el Castigador. Este origen ha sido ignorado y reciclado con ingredientes similares durante los siguientes años, pero vale la pena leerlo.

El tercer flashback escrito por Ennis sería Punisher: The Cell (Garth Ennis-Lewis LaRosa, 2005). Esta vez Frank ya ha tomado el emblema de la calavera y es que el Castigador se ha entregado para poder entrar a la cárcel con una misión muy especial que nos ofrece nuevos enfoques sobre la tragedia de Central Park.

Por supuesto, el gran aporte del guionista de Irlanda del Norte al mando del personaje comenzaría antes, cuando comenzase la cabecera Punisher (Garth Ennis-Steve Dillon, 2000). Sus 12 números devolvieron al personaje a su lugar canónico en Marvel y definió la relación de Ennis con el personaje durante más de media década. Más adelante la colección sufriría una renumeración para entrar dentro de la serie Marvel Knights junto con otros prometedores tebeos de Marvel. De esta nueva etapa todo es decente, aunque el único arco argumental que llega a nivel de lo anterior es en Punisher 33-37 (Garth Ennis-Steve Dillon, 2003-2004), en el arco conocido como La conjura de los necios, en el que varios superhéroes intentan detener la guerra asesina de Frank. Este sería el colofón a la época desenfadada de Ennis y Dillon con el personaje antes de que comenzase una trayectoria más dramática en la serie MAX. El Castigador se enfrenta a las consecuencias de sus actos y Ennis salda cuentas con algunos superhéroes estrella de Marvel.

A partir de aquí, como decimos, el Castigador se ramifica. Por un lado, el Frank de Tierra 616 y por otro, el de Ennis (Tierra 200111). Para el propósito de esta guía de lectura, vamos a seguir ambas ramificaciones por un motivo: todo lo que Ennis proponía y hacía en la Línea MAX resonaba y repercutió, aún sin ser canon, en lo que otros guionistas acometieron en Tierra 616.

Seguimos con Punisher War Journal (Matt Fraction-Ariel Olivetti&otros, 2006-2008), donde Fraction toma al personaje en los albores de la Guerra Civil Superheróica y se dedica a explorar a Frank en un nuevo Universo Marvel, más conectado y complejo. A partir del número 15 llega a los lápices Howard Chaykin haciendo un trabajo que yo personalmente detesto, pero las propuestas narrativas de Fraction serán importantes y tendrán consecuencias en la etapa posterior que llegó, por supuesto, con una renumeración tras el número 26.

Esta renumeración (Punisher (Rick Remender-Varios, 2009-2010))  continúa la senda de Fraction, pero quizá heredando tiempos más interesantes para el Castigador, como Reinado Oscuro, y después fluyendo al entorno del terror marvelita. Y sin Howard Chaykin. Todo ventajas, salvo que la cosa duró escasamente un año y medio antes de que Marvel volviera a hacer de las suyas. Remender tuvo que cerrar todos los cabos sueltos que le quedaban tanto a su etapa como a la de Fraction en la miniserie Punisher: In the Blood (Rick Remender-Roland Boschi, 2010). Un colofón excelente que hace tabula rasa para que los próximos autores del Castigador puedan plantear nuevos caminos.

Antes de seguir con el 616, vamos a recomendar algunas de las cosas que estaban pasando durante estos años en los cómics que no son canon. Empezamos con Punisher MAX 31-54 (Garth Ennis-Goran Parlov&otros, 2006-2008). Este viaje desde el arco Barracuda al llamado La larga y fría oscuridad es el intento más introspectivo de Ennis con un personaje al que escribe de forma ya crepuscular, influyendo en los autores posteriores.

Por eso mismo continuamos con el Frank crepuscular en Punisher MAX 61-65 (Gregg Hurwitz-Laurence Campbell, 2008), una historia excelente que rima con La larga y fría oscuridad y continúa desarrollando la identidad de un Frank que si bien no es enteramente canon ha transpirado a todas las versiones contemporáneas o posteriores del personaje.

Añado como bonus el Anual Punisher MAX Annual: The Hunted (Mike Benson-Laurence Campbell, 2007). Una historia autoconclusiva que nos pone en los ojos de la presa, de un criminal perseguido por el Castigador y su carrera desesperada para sobrevivir ante la máquina de matar definitiva. Una brillantez antes de volver al universo 616 y a ese Frank al que Remender había dejado listo para nuevas aventuras.

En The Punisher (Greg Rucka-Marco Checchetto, 2011-2012) seguimos los pasos del Castigador a través de una nueva acompañante. Pero esta vez no se trata de otro “tipo de la silla”, sino de una compañera que pueda continuar la misión. Por desgracia, a Rucka tampoco le dejaron cerrar su etapa de forma decente, y le mandaron a terminar en la miniserie Punisher:War Zone (Greg Rucka-Marco Checchetto, 2012-2013). Ni siquiera fue un movimiento para aprovechar la película del mismo nombre, que se había estrenado cuatro años antes. En este arco final los Vengadores han decidido poner fin a la Guerra de Frank.

Hay un paralelismo considerable entre la War Zone de 2012 y el anterior intento de los superhéroes de detener para siempre a Castle en esa La conjura de los necios de 2004. El cambio más notable es el de la relación entre el Castigador y Logan. La relación entre Lobezno y Frank siempre han sido complicados, y me gusta bastante cómo lo trató la miniserie Wolverine/Punisher (Peter Milligan-Lee Weeks, 2004) que vamos a incluir aquí como algo de contexto entre ambos.

A partir del War Zone de Rucka comienza una época convulsa para Frank. Fue reclutado por los Thunderbolts de Trueno Ross en una etapa donde volvería a dibujarlo Steve Dillon. No es mi época preferida del equipo por montones de cosas, y dado que estamos intentando ceñirnos a las cabeceras del personaje, no me cuesta demasiado dejar fuera esa etapa. Si acaso señalaría Daredevil/Punisher: Seventh Circle (Soule-Kudranski-Brown, 2016), una miniserie exclusivamente digital de la serie Infinity Comics que Marvel lanzó para Marvel Unlimited.

En 2016 una nueva renumeración para la cabecera llamada The Punisher (Becky Cloonan-Steve Dillon, 2016-2017) que merece reconocimiento por varias cosas. La primera, porque Cloonan se convierte en la primera, que a mí me conste, mujer que escribe al Castigador. Probablemente, una de las primeras autoras que escriben una serie regular de Marvel de un personaje masculino en la historia de la editorial. El segundo, porque se trata del trabajo póstumo de Dillon. El artista, uno de los que más vinculado ha estado al personaje del Castigador, falleció antes de poder terminar el amplio largo propuesto por Cloonan, que fue rematado por una pléyade de dibujantes invitados. Después de eso la colección vuelve a una numeración vetusta y entra a escribir Rosenberg.

Ugh.

Vamos a decir que después de escribir este tebeo sobre Estados Unidos invadiendo un país extranjero con presuntas armas de destrucción masiva en nombre de la Libertad, Rosenberg acabó firmando una de las peores etapas jamás escritas de los mutantes, incluyendo lo que se podía intuir como un mensaje anti-vacunas. No soy un gran fan de su etapa ni de ninguna otra que haya escrito. Además su concepto de un gran final para su arco argumental vuelve a ser (por tercera vez en un lapso de menos de 15 años) un grupo de superhéroes intentando dar caza y poner fin a la guerra de Frank Castle contra el mundo criminal.

Dicho todo esto… ¿son buenos tebeos? Pues no están mal, aunque como hemos visto, Castle ha estado escrito en los últimos años por los mejores (Ennis, Fraction; Remender, Rucka,…) de modo que mi recomendación personal es que cualquier persona puede saltárselos sin demasiado problema. Tanto esta como la siguiente renumeración que hicieron en 2018.

Sin embargo, hay esperanza. Durante el último año hemos tenido una nueva miniserie llamada Punisher (Jason Aaron-Jesús Saiz, 2022-2023). Puede que a algún lector no se le haya escapado que no he recomendado ni un solo cómic de la etapa de Aaron con el Castigador en la Línea MAX. Eso es porque no me gustan nada de nada y además, me parece que pierden bastante el punto interesante que tiene crear cosas en Tierra 200111. Sin embargo, esta nueva serie, que sí se encuentra integrada en la tierra canónica de Marvel, está bastante bien. Aunque contenga una importante cantidad de reciclaje de conceptos que ya hemos visto en Marvel y en estas series en los últimos años.

Con esto estaría todo. Hay, por supuesto, mucho más. Hay etapas enteras de las que hemos pasado de puntillas o que he abreviado por lo sano (Garth Ennis ha escrito más de un centenar de números del personaje que yo he resumido en esta guía en menos de la mitad) y he intentado evitar contar los muchos crossovers del personaje o su participación en equipos (como los mencionados Thunderbolts o los Vengadores Salvajes). Creo que a Frank no le sientan demasiado bien esas asociaciones que hacen con él, y además, no son tebeos demasiado buenos. Con todo esto hay para leer una temporada larga, y para todos los gustos. Desde lo ridículo a lo sórdido, desde lo mundano a lo superheróico.

Diría que está feo terminar un post de ADLO! sin un chiste, de modo que aquí va una recomendación ligera: Punisher Kill Crew (Gerry Duggan-Juan Ferreyra, 2019).

¿Quién vigila al Vigilante?

La Semana Santa solía ser una época especial para esta nuestra-vuestra Librari. Llena de chistecitos recurrentes sobre Ben-Hur y las películas de gladiadores tan típicos de señoros cishetero que se acercan a los cuarenta (o ya los han pasado de largo).

Afortunadamente este ya no es aquel blog casposo trufado de chistes fáciles y chabacanos. El ADLO! del presente es un medio serio que aborda el estudio del Noveno Arte con la solemnidad y profundidad que se merece. Sin renunciar al toque humorístico que siempre ha sido nuestra característica pero sin caer en la gracieta tonta que haga perder el foco en la historia del cómic, pasado presente y futuro, que estamos componiendo posteo a posteo.

Una historia llena de personajes como el Vigilante.

De actualidad por sus recientes apariciones en Arrow y El Pacificador y creado en 1983 por Marv Wolfman y George Pérez en el segundo anual de Los Nuevos Titanes es recordado sobre todo por contar con uno de los escasísimos trabajos de Alan Moore en la DC fuera de su Cosa del Pantano.

Y haber lucido excepcionales portadas como la de Bolland para su segundo anual.

Pero desde el principio tuvo en su contra dos problemas. Primero tener el nombre reciclado del Vigilante de la Edad de Oro, posteriormente Tierra-2, cuya fusión tras las Crisis sólo dos años más tarde convertiría en redundante.

Y segundo las comparaciones con ese OTRO heroe callejero de los tebeos de la competencia.

Pero bien se dice que son odiosas y, en este caso, tremendamente injustas. Es cierto que ambos tienen literalmente el mismo origen…

…que más que bebe lo mama todo de los justicieros urbanos cinematográficos setenteros de Clint Eastwood a Charles Bronson. Y que sus respectivas series transcurren en el lado más urbano, adulto y realista de sus respectivos universos.

Por supuesto…

…»urbano, adulto y realista»…

…quiere decir…

…»ni un personaje femenino sin su correspondiente trama de violación».

Pero a pesar del grueso barniz de grimandgrittismo que comparten desde el principio las aventuras del fiscal del distrito Adrian Chase se diferencian claramente de las del veterano de Vietnam Frank Castle.

Aunque los métodos de Chase son brutales no es un ejecutor, sólo mata en defensa propia. En este sentido su coexistencia con los heroes más tradicionales es mucho más aceptable narrativamente. Por otro lado no ser un vengador inmisericorde permite a Wolfman y posteriormente a Kupperberg desarrollar tramas originales o innovadoras como cuando Chase abandona su identidad justiciera al ser nombrado juez…

…tras lo que aparece un nuevo Vigilante que resulta ser un conocido suyo que conocía su secreto.

O cómo la que sucede justo después…

…cuando aparece un nuevo Vigilante que resulta ser un conocido suyo que conocía su secreto.

Chase es completamente diferente de Castle y lo demuestra en todo lo que hace. Desde su capacidad de equivocarse…

…hasta su manera de luchar buscando… ahm…

…debilitar a sus oponentes… Si, eso, debilitarlos…

¿Veis?

Ya se ha acabado el post y ni una sola mención al cine de gladiadores.

Ni siquiera he hablado de la portada de su tercer episodio…

…de la que podría perfectamente decirse…

…que JAMÁS ha habido otra…

…en la que ilustración y apellido del autor encajaran tan perfectamente.

Alcaldes con mucha Mano

Bueno, esta historia comienza en 2010. Más o menos. No os acordaréis de lo que estaba pasando el el Universo Marvel en aquel momento, pero basicamente Norman Osborn era la mano derecha de Barack Obama y Matt Murdock era el líder de la mano. También alguien en las oficinas de Marvel había descubierto lo de dar apariencia de animación a imágenes estáticas en flash y el Nu Metal.

¿Cuál es la relación entre DD y el Nu metal? Lo dejamos para otro día.

El caso es que en el evento Shadowland, Matt Murdock se convertía en el líder de la Mano, la malvada liga de asesinos asiáticos que no tienen nada que ver con la Liga de Asesinos, la malvada asociación de origen asiático de la Distinguida Competencia. Tras la caída y aparente muerte de Murdock al final de Shadowland, Wilson Fisk, conocido como Kingpin, tomaba su asiento como líder de la mano (hasta que fue derrocado también por Otto Octavius cuando era el Spiderman Superior… pero esa es otra historia).

Saltamos un poco después, 2018, momento en el que Wilson Fisk llega a alcalde de Nueva York. Es entonces cuando Murdock entra como ayudante del alcalde, y, tras una agresión contra Fisk por parte de la Mano, brevemente Murdock se convierte también en el alcalde de la ciudad.

De lo cual solo pueden salir dos conclusiones.

O Frank Castle va a acabar siendo alcalde de Nueva York…

O J. J. Jameson fue, en algún momento antes de ser alcalde, líder de la Mano.

Viendo el historial de los personajes, lo de Jameson parece probable. Viendo las tendencias de voto, lo de Punisher parece inevitable.

Algo pasa en Barcelona

El post de hoy se iba a llamar “Sé lo que firmasteis en el último comunicado”, pero luego pensé que realmente no merecía la pena ahondar en lo que ya sabíamos: que para muchas personas en las industrias culturales las causas , las reivindicaciones y la justicia son solo pedestales en los que subirte para ganar unos pocos seguidores antes de malvender tu credibilidad a una editorial, un evento o unos gastos pagados. Lo del Salón Barcelona es tan flagrante que casi está distrayendo la atención del último exceso de chistes racistas que Ibañez ha publicado, no solo con total impunidad, sino sin que ni una sola de las personas que pedían su nominación a los premios Princesa de Asturias se dé por aludido. Total, si puedes pedir el premio para un autor que si ha destacado en los últimos años es por las crecientes informaciones sobre las infames prácticas laborales de terceros que sostienen sus ingresos…

Como veis, la cosa venía cargadita hoy, llena de cosas que comentar, gente de la que hablar, y ni siquiera he vuelto a mencionar lo del periodismo español, porque para qué. No obstante, en medio de toda esta trifulca, de este cúmulo de estímulos, algo ha llamado mi atención. Y no ha sido solo porque esta última semana me haya dedicado a la vida contemplativa desde una red social que no es propiedad de Elon Musk, sino porque, para variar, recientemente me ha vuelto a apetecer leer tebeos.

Ya sabéis, igual podemos hablar de tebeos, y no de las cosas que pasan alrededor de ellos. Volver a abrir unas páginas y ver qué ocurre en ellos, sumergirnos en sus historias, navegar entre las páginas, preguntarnos y preguntar por lo que en ellas mora y no por la maquinaria inhumana que opera tras las viñetas, que imprime los dibujos, que distribuye las aventuras que nos hacen soñar despiertos. De modo que esta vez no vamos a hablar de tejemanejes editoriales, ni de macroeventos que no llegarían ni a un One Shot en manos de alguien competente. No, vamos a hablar de qué está ocurriendo ahora mismo en el Universo Marvel. Y esto nos lleva de nuevo a Barcelona, porque al parecen ha llegado hasta oídos de Jason Aaron, guionista de la nueva cabecera del Castigador…

…lo que está pasando con Vox por aquí.

Déjà book

Hay cosas que salen una y otra vez en la cosa de las publicaciones. Ediciones tras reediciones del mismo material, las polémicas eternas, los mismos temas que vienen y van. Los famosos efectos del TiempoRiva que hacen que nunca esté claro cuándo estamos. Sólo piensas que todo esto ya había pasado. Con deciros que han pillado a Lucía Etxebarría plagiando.

En serio, mirad qué temas se tratan…

¡Como si esto no lo hubieran intentado ya!

Tanto se repiten las cosas que aquí tenemos todo un clásico.

Libros Disney/ Planeta/ Quién Sea decide sacar unas cajitas super monas para la chavalada. En la caja vienen un cuento y cuatro muñequitos.

Y como Disney es también Marvel, pues hay una caja de Marvel. Aunque me da la sensación de que…

Me da la sensación de que hay algún cambio. en el diseño de estas cajas, no sé… veamos…

Pues efectivamente. Parece que lo de Los Vengadores es sorpresa. Vaya. Los únicos en los que no se ve qué muñequitos… perdón, figuritas-no-articuladas… vienen en la caja. Me pregunto si…

A ver, en la portada salen Hulk, Thor, La Viuda Negra, Iron Man, el Capitán América y Thanos… pero sabemos que sólo vienen cuatro muñequitos así que…

Vale, exactamente lo que podíamos esperar…

Recordemos la portada, porque algo está claro:

En Disney no les gusta… el pelo largo.

Otra vez.

Recuerden: lo leyeron aquí primero

El mundo de la cultura es una cosa fascinante. El de la industria cultural, ni te cuento. El de la prensa cultural ya es otro nivel. Uno diría que con los nuevos retrasos en el estreno de las dos películas de superhéroes que tenemos más cerca (Black Widow y Wonder Woman vuelven a recolocarse en el calendario para evitar pegarse una hostia nivel Tenet… o incluso Nuevos Mutantes) alguien tendría que hablar DE ALGO DE TEBEOS.

Por supuesto, la prensa seria no defrauda nunca, tocando todos los temas desde las perspectivas y ángulos más relevantes e insólitos. Es curioso, por ejemplo, que con lo mucho que se ha hablado de Milestone recientemente gracias al anuncio de la DCFandome nadie esté escribiendo sobre lo que significó Milestone a nivel de derechos de autor para los creadores racializados, ni lo que supuso el cambio de estatus de los personajes y el editorial dentro del esquema global de DC en 2008. O de qué va a pasar ahora con dichos derechos de autor. Asumimos que esos temas no son interesantes. Ahora los derechos de autor solo importan para debatir sobre si está bien o mal piratear Mulán, o para bajarse de gratis un juego creado por un estudio independiente que lo tiene a 4€ en todas la plataformas (menos para móvil, que ya es gratis).

Estas son, ahora sí, la clase de debates sobre derechos de autor que importan en el Grupo PRISA. No sé de qué me sorprendo. Pero hoy vengo a hablar de otros tipo de piratería. Y es que repasando la prensa me encuentro con que en ElEspañol/Vandal/Sala del Peligro publican este artículo:

Un tema sobre el que ya habíamos hablado en ADLO! hace más de un año. Y es que nuevamente, en esta web vamos por delante de la “prensa de verdad”. Recuerden: lo leyeron aquí primero.

No Logo Para Bellum

Estamos entrando en territorio desconocido. Auténticamente desconocido.

No, no, claro que no lo digo por las protestas. Eso lleva tanto tiempo que estamos más habituados a ellas que a las pandemias. Y, sin embargo, aparecen menos en la ficción. Supongo que porque siempre hace más gracia cuando la premisa de la comedia es que los ricos deciden hacer huelga. Es un poco lo de siempre, cuando se escudan en la responsabilidad para justificar que si hicieran huelga nadie lo notaría. Da igual que sea la nobleza o nosotros en ADLO!.

Nah, llevamos tanto tiempo con esto de las protestas que ya hemos visto a Batman apoyarlas y a Spider-Man rechazarlas. Superman suele tener un número en cada ocasión, y últimamente coincide con los relanzamientos. Aunque ya sabemos que los superhéroes no se meten en política. Iron Man era un vendedor de armas perfectamente apolítico y el Capitán América solo es un básico. En su gusto por los colores, digo.

De modo que cuando las protestas de turno comenzaron no parecía que fuéramos a tener ninguna novedad importante. Es decir, lo hemos visto ya tantas veces que los cómics han predicho nuestro presente de manera constante en todo eso que llaman ‘distopías’.

Incluso la discusión de que los policías estaban usando material de Marvel (a.k.a. el logo del Castigador) nos recuerda a tiempos tan poco pasados que no hace un año aún.

¿Qué ha cambiado entonces? Pues que parece que esta vez está durando un poco más y lo mismo las empresas tienen que hacer algo. A ver, no mucho. Pero ya han probado a cambiarse el avatar de las redes sociales y a postear un cuadrado negro, incluso a poner texto blanco en el cuadrado negro. Vamos, que han recurrido a todo lo que está en su mano hacer como empresas zillonarias con contactos directos con… bueno… con todo el mundo.

Pero resulta que la gente les pide que hagan algo más, como, no sé… evitar que los policías jueguen a los vigilantes. ¿Podría Marvel/ Disney conseguir que dejen de usar el logo de Punisher? No sé, es como pedirles que dejen de usar simbología… ahm… Celta. No parecen muy por la labor. Así que la respuesta está siendo…

No digamos tibia. En el caso de la tibieza existe al menos un punto medio. Y aquí estamos más bien en un punto… muerto.

Supongo que a todos se nos ocurre alguna idea de esas disputas con la gente de Etsy, con músicos o con guarderías, con… bueno, hay un montón de locas historias al respecto. También algunos libros en los que se habla de ello…

Así que, de nuevo… ¿Cómo era eso de que Disney/ Marvel no puede hacer nada para evitarlo? Es decir, ¿no hablamos de la misma Disney que intentó algo tan lamentable como hacer que todos los tuits que usaran cierto hashtag significaran aceptar sus bases legales?

¿Cómo es posible que contra la policía no sean capaces de hacer nada?

¡Ah, el misterio de la vida!

Pero quizá no ha quedado claro, busquemos algún tuit resumen por si se me ha olvidado algo…

¡Ay, sí, cierto! Cómo he podido olvidar que entre movimiento y movimiento para eliminar el dominio público existió ese tremendo momento de impedir un Spider-Man en la tumba de un niño. Claro, fue hace tanto tiempo, lo menos… ahm… CASI un año.

Historia antigua.

Pero, claro, una cosa es un niño muerto y otra policías vivos. No porque haya ningún ejemplo de causa-efecto, por supuesto. Todos sabemos que los policías no discriminan… por edad. Sino porque, obviamente, son muchas las diferencias entre un policía y una tumba. Por ejemplo, las tumbas solo tienen un cadáver. Y se mueven menos.

Pero, al menos, ya sabemos lo único que es capaz de frenar a Disney/ Marvel: El fascismo.

Así que ahora solo queda por ver si, como en el caso de FOX, también decidirá combatirlo comprándolo e integrándolo en su marca.

Ya, ya sé. Me ha quedado el texto muy largo y no os lo vais a leer. No hay problema, os hago TL;DR en forma de meme:

Chicas, pistolas y chupas de cuero

Pues estaba yo leyendo el otro día, por recomendación de un tuitero, la breve etapa de Greg Ruck como guionista de El Castigador, allá por el lejanísimo 2011. El caso es que Rucka propone aquí un personaje bastante interesante, la sargento Rachel Alves, una exmarine cuya familia es asesinada en el mismo día de su boda por una banda de sicarios a sueldo del crimen organizado. Alentada por el propio ejemplo del Castigador, Racher, primero por separado y después como compañera de Castle, se dedicará a ejecutar y castigar a todos los criminales que se pongan a su alcance. Básicamente, una “Castigadora”, de esas versiones femeninas de personajes masculinos muy asentados que tan de los nervios ponen a los comicgaitas a un lado y al otro del Atlántico. Y que duró 15 números.

El caso es que a mí toda esta historia me quería sonar de algo. Esto yo ya lo había leído. Que no se me entienda mal, el tebeo está bastante bien y si la cosa hubiera logrado aguantar más de una docena de números antes de dejar de vender y que cancelasen la serie, pues podría haber seguido estando razonablemente guay. Pero yo esto ya lo había leído. Si recordáis, hace unos meses comentaba yo que lo de la continuidad es una cosa optativa en Marvel, pero aún así…

Total, que cojo mis cómics del Castigador y me pongo a mirar. Y me encuentro yo con Jennifer Cesare. ¿Quién es Jennifer Cesare? Creada en 2007 por Garth Ennis, se trata de una mujer casada con un jefe mafioso que la maltrataba hasta que el Castigador se lo carga en una de sus rutinarias misiones contra el crimen. Jennifer decide entonces convertirse en “la fan número 1” de Frank (crush incluído), salvarle la vida y ayudarle a liquidar a unas viudas mafiosas.

Pero yo ya había leído esto antes. Y no es porque hay un debate interno dentro del fandom de Marvel sobre si las historias contadas por Ennis en su Punisher de la línea MAX transcurren en la Tierra 616 o no. Es que yo ya había leído esto. La mujer con la cazadora de cuero, la calavera, el rollito fan-pirada. Yo todo esto ya lo había leído. Ya sabéis, amigos, que la continuidad es opcional. Pero aún así.

Total, que te vas otra década para atrás y me encuentro con Lynn Michaels. ¿Lynn quién? Creada en 1992 por Chuck Dixon en las páginas de Punisher: War Zone, Dixon la recuperaría en su continuación al cargo del justiciero de la calavera en Punisher: War Journal. Allí, esta agente de policía, admiradora (y con un crush) del Castigador acabaría dejando la labor policial y ayudando a Castle en su guerra mortal contra los criminales.

Y es en que en fondo, todas las buenas ideas de la Marvel de esta década se pueden rastrear hasta los 90. Solo hay que seguir el rastro de chupas de cuero.

Frank Castle, un policía diferente

En estos tiempos del Nuevo Periodismo Multimedia cualquier excusa es buena para enlazar un contenido audiovisual morboso en tu página de noticias, ganar unos cuantos clicks y sentarte a esperar que te hagan una película nominada a un Oscar. La última ocurrencia la ha tenido el diario estadounidense St. Louis Post-Dispatch, al que le pareció que enlazar un streaming de Facebook donde se veía agonizar a un policía asesinado en acto de servicio era una muestra de cuarto poder y de defensa de la democracia sin precedentes.

El asunto ha convertido la muerte del agente Michael Langsdorf en un asunto notorio en Estados Unidos, donde las fuerzas de seguridad ha estado teniendo últimamente algunos problemillas de imagen por unos quítame esos asesinatos con tintes racistas por allí y unos campos de concentración con niños muertos por allá. La más pintoresca de las ideas la ha tenido el sindicato policial de St. Louis, que ha decidido utilizar a un conocido personaje de la cultura popular para acercar sus reivindicaciones a la población. Normalización del cómic en estado puro, amigos.

El personaje que estos policías han decidido que representa mejor sus intereses y su defensa de la seguridad y los derechos de todos los estadounidenses es Frank Castle. El Punisher, vamos. Suponemos que la popularidad de la serie de Netflix ha hecho que les parezca mucho mejor opción que otras figuras del cómic como el Juez Dredd o RoboCop.

Para dejar claro su compromiso con los valores que todo cuerpo de seguridad del Estado debe defender, han añadido al logotipo de la calavera un diseño basado en la bandera estadounidense con la Thin Blue Line, un símbolo creado originalmente para mostrar que la policía es lo que separa el orden social del caos. Por desgracia, Netflix no ha sacado recientemente ninguna serie sobre la forma en la que la alt-right lleva usando dicho símbolo como respuesta racista al movimiento Black Lives Matters, como dando a entender que la policía es lo opuesto a la defensa de la vida de los afroamericanos.

Por supuesto, esto no lo podían saber los miembros de esta asociación de policías de St- Louis, que no tienen absolutamente nada de racista. Para muestra, han elegido un hashtag para sus movilizaciones que no tiene nada de raro: #BlueLivesMatter. Ningún racista haría un hashtag así. Este sindicato no tiene ninguna línea política, por favor, no vayamos a pensar nada raro.

Pero dejando de lado estas cosas sobre política que no interesan a los verdaderos aficionados al cómic, algunos han mostrado su desconcierto ante el uso del personaje de Frank Castle para defender a los cuerpos de policía. Algunas mentes malpensadas han llegado a insinuar que el Castigador no es precisamente un firme defensor de la ley y la justicia, y que se trata tan solo de un justiciero fuera de la ley, lo contrario a lo que un buen cuerpo de policía debería aspirar. Incluso de nuevo se ha insinuado algún tipo de relación entre la policía y la extrema derecha, algo sin ningún fundamento.

Por supuesto, nadie que haya leído un tebeo del Castigador defendería tales afirmaciones. Frank Castle siempre se ha caracterizado por encarnar los valores de servir y proteger y del respeto constitucional en los que cualquier policía del mundo se siente reflejada.

Otros han ido más allá en su atrevimiento insinuando que Frank Castle no solo no es un agente de policía ejemplar, es además un asesino en serie. Cualquier fan estará de acuerdo en que matar a gente de forma organizada cumpliendo siempre un patrón similar y seleccionando a las víctimas debido a causas que tú has elegido no es ser un asesino en serie.

Por supuesto, todo esto son lecturas políticas de un personaje de ficción que claramente no tienen cabida para un verdadero fan.

Para los aficionados al Punisher toda esta historia es motivo de celebración. Ojo, no por la muerte de un agente de policía, ¡nada más lejos!, sino por ser una muestra más de un mundo que camina hacia la perfecta normalización del cómic y los superhéroes en nuestro día a día. La semana que viene hablaremos sobre otro héroe incomprendido y al que las fuerzas armadas de Francia han querido homenajear: Norman Osborn.