 
		La Casa en la Borderland
En el momento en que el timbre del móvil saltó con su cantarina versión del Anarchy in the UK salía yo de mi jornada laboral en el Hospital de la Candelaria sin sospechar que la tranquilidad de que habia gozado hasta ese momento estaba a punto de quebrarse. Y la primera grieta era el texto enviado por Doña Chaxiraxi que, con los verdes tintes del Wassap, proclamaba «Le suplico que venga urgentemente, Doctor Rayco, está sumido en otra de sus crisis«.
Con paso acelerado logré subirme al tranvia que en esos momentos estaba a punto de partir y que veinte minutos más tarde me depositó en las cercanias de la Calle Castillo hacia cuyo portal, el 221-B ya hecho famoso por mis anteriores relatos, me dirigí con la premura que tan alarmante texto habia causado.
-Gracias a Dios que está usted aquí, Doctor Rayco -fué el apurado saludo de Doña Chaxiraxi- Cuando esta mañana he ido al Mercado de Nuestra Señora de África a hacer la compra semanal le he dejado haciendo su ronda diaria de blogs y noticias. Y al regresar me lo he encontrado así.
Mientras hablaba la amable y gentil casera abria la puerta del apartamento superior descubriéndome una devastadora vista. Allí estaba, E. Martín, genio entre los genios, summun de la astucia como ha quedado demostrado una y otra vez en las crónicas de mis aventuras junto a él que redacto para este medio, desplomado en el sofá con la vacua mirada de quien no tiene motivos para vivir. Su gesto, antaño vivaz y aquilino, ahora era funesto y apesadumbrado. Nunca pensé que viviria lo bastante como para verle reducido a la viva imagen del abatimiento y la desesperación.
-¡Rayco, querido amigo! -gritó dando un respingo al reconocerme- ¡Su llegada es providencial! ¡Nunca antes como ahora he necesitado de su sentido común y su titulación en la escuela de la vida!
-Cálmese, Martín. Me es innecesario reafirmar que, como usted bien sabe, toda ayuda que pueda proveer está a su disposición.
-Estudie detenidamente esa pantalla -respondió señalando imperativamente el portátil abierto y encendido sobre la mesa de su escritorio- ¿Qué ve en ella?

-La noticia sobre la inauguración de un museo dedicado al cr´´itico de cómics Manuel E. Darias -respondí titubeante tras haber leido el texto de principio a fin.
-Efectivamente. ¿Y en esta otra página? -contrarrestó con creciente excitación.

-La fecha y hora de la ceremonia indicadas en el programa del Santa Cruz Cómic 2025.
-¡Por supuesto! -añadió bordeando un exhilarante frenesí- Ahora mire esta noticia de esa misma página oficial.

-Comenta cómo se están dando los últimos toques al mencionado museo.
-¡EXACTO! -gritó con incontenida furia- ¿Y no ve nada extraño en estas noticias?
Si algo me habian enseñado nuestros años de peripecias juntos era que Martín no era alguien capaz de exaltarse por una minucia o un imaginario detalle. Procedí a leer una y otra vez cada uno de los tres enlaces sin encontrar la más mínima causa de alarma. Así se lo comenté.
-La Casa de la Historieta Manuel Darias, que va a inaugurarse hoy. va a contener multiples exposiciones, tanto permanentes como transitorias ¿no es cierto? -me respondió.
-Así lo afirman estas noticias.
-Y tal acto, igual que las exposiciones, tendrán lugar en la Casa de la Historieta Manuel Darias ¿verdad?
-Eso se afirma.
-Pero… ¿donde, querido amigo, DÓNDE está la Casa de la Historieta Manuel Darias?
Senti como el suelo de la realidad cedía bajo mis pies abriéndose a un insondable abismo de ignotas tiniebas. Releí una y otra vez las noticias y el programa oficial pero nuevamente E. Martín tenia razón. Cuán necio fui al dudar de su cordura. Entre todos los datos que se aportaban nadie habia considerado necesario incluir la dirección de la casa.
-Cómo es posible -balbuceé incrédulo.
-Ah, querido amigo, ¿acaso nuestras aventuras no nos han llevado a contemplar las estigias profundidades de la maldad humana una y otra vez?
-Pero esto…
-Es sólo un escalón más en ese inacabable descenso en el que sigue empeñándose con autodestructiva entrega la humanidad. Llevo toda la tarde examinando infructuosamente la única pista disponible.
Con un click del ratón Martín procedió a maximizar la fotografía de los últimos retoques a la facha de la maldita Casa de incognoscible emplazamiento.

-¿Ve ese pequeño triángulo en la esquina superior izquierda? Es nuestra única referencia. ¡Y no es suficiente, maldita sea! Se vislumbra un edificio en construcción, pero con el reactivamiento de la burbuja de la construcción la ciudad está llena de edificios en construcción.
Asentí recordando el impactante Caso del Piso Desplomado de El Corte Inglés.
-Pero justo debajo se ve algún tipo de vegetación -continuó- Arbustos, quizá copas de árboles, pero están demasiado altos, no a nivel de calle. ¿Acaso ese es el secreto de la Casa de la Historieta Manuel Darias? ¿Hallarse en un pliege dimensional de impia geometria no eucludiana más allá del alcance de todo aquel que no quiera perder toda cordura?
-Un momento -dije tomando el ratón- ¿se ha fijado usted que este artículo contiene más fotos?
Unos certeros clicks bastaron para revelar un tesoro de ocultos píxeles, un desfile carnavalero de imágenes adicionales al final de la cual se encontraba una reveladora instantánea.
-¡Querido amigo, ha vuelto usted a hacerlo! -exclamó Martín con tsunámico entusiasmo- ¡Nuevamente su sanchopanzesco yang ha complementado mi quijotesco yin permitiendonos llegar juntos a lugares que jamás podríamos habe hollado por separado!
Sonrei modestamente ingorando su desvergonzado robo de un gag de Los Simpsons mientras recordaba anteriores momentos de gloria como los vividos durante el Caso de la Montaña Desaparecida de Tindaya.

Y como con aquellas sustraiados toneladas de áridos encontradas en el carguero coreano estábamos mirando cara a cara a la solución de nuestro hasta ese momento irresoluble enigma.
-Son los arcos del puente Zurita.
-Sonlo, en efecto -colegí.
-Y si aplicamos sofisticadas técnicas de triangulación espacial -prosiguió entrecerrando los ojos, signo inequívoco de que acababa de poner en marcha ese prodigioso artefacto de cálculo que es su cerebro- podemos deducir sin riesgo a equivocarnos que la Casa de la Historieta Manuel Darias está en la esquina de la Calle Ni Fú Ni Fá.
-Canastos, Martín, pensé que el caso le interesaba, no que le daba igual.
-Calle Ni Fú Ni Fá en homenaje a la afamada afilarmónica carnavalera, querido amigo. Otro chiste así de malo y consideraré buscarme otro cronista.
-No habrá necesidad de ello, querido amigo -contrapuse recordando el Caso De Adivine Quién Ha Registrado Ya El Copyright De Los Personajes, Querido Amigo– ¿Y qué planea que hagamos con tal información?
-Qué otra cosa, mi querido Doctor Rayco, sino acudir a la susodicha inauguración. Quién sabe que nefandos secretos pueden esconderse tras su intento de escamoteo -respondió descolgando su característica manta esperancera- ¡EL JUEGO ESTÁ EN PIE!

Y allí estaba. Escondida a plena vista contemplando de reojo el Barranco de Santos. La Casa de la Historieta Manuel Darias.

Ya llena a rebosar de lo más selecto del ambiente comiquero local. Una marejada compuesta por el quién es quién de los profesionales y aficionados al noveno arte nivarienses. No en vano hablamos de un divulgador de no inmerecido moderado prestigio. No uno de los mejores del país, por supuesto, pues como es sabido los mejores del país siempre son los de Madrid.

Pero es innegable que llevar la página dedicada a la historieta más longeva de la prensa, cuya galeria de premios anuales es un repaso a la historia viva del cómic, sin ser algo excepcional o asombroso merece un aplauso. Habiendo sido separados las oleadas de asistentes logré reencontrar a Martín parado ante una de las exhibiciones.
-¿Aprecia algo fuera de lugar, mi nunca bien ponderado Doctor Rayco?
-Una colección de originales dedicados tirando a normalilla. Tampoco es que contenga autores importantes o abarque décadas de historia. Eso sí…

…mi preferido es el cuadro eléctrico. ¿Es un Duchamp?
-Preste mayor atención, querido amigo.

-La iluminación. Crea una experiencia interactiva al reflejarse en los cristales olbigando al asistente a un desplazamiento perpetuo para poder apreciar los dibujos que emula la manera en que las viñetas de un tebeo implican una dinámica de imagen en movimiento.
-Bien observado con ese ojo de galeno que le caracteriza, querido amigo. Pero es una obvia pista falsa colocada ahí para desviar la atención de todo aquel que intente escudriñar la exposición buscando un ulterior motivo. Fíjese en estos dos originales.

-¡Por el Padre Anchieta! ¡Los rótulos de los originales de Josep María Beà y José Carlos Gracia están intercambiados por error!
-¡ESO ES LO QUE QUIEREN QUE PENSEMOS! -respondió con febril intensidad- Pero en realidad es una pista emplazada ex profeso con torticera astucia. La invisible mano que mueve los hilos de este caso la ha dejado aquí para indicarme dónde tendrá lugar nuestro enfrentamiento.
-Hmmmm, veamos… Uno de los dibujos representa a un alienígena, el otro a un hada. ¿Quizá pretende dirigirnos hacia la zona de El Médano? -aventuré rememorando los peligros del Caso de los Hippis de las Cuevas y sus Cigarritos de la Risa.
-Vaya más allá de lo evidente, querido amigo. En cuántas ocasiones la verdad se haya en la misma raiz del fenómeno analizado. Y la raiz de una obra es quien la ha creado.
-Los autores -aventuré.
-Sus nombres. Josep María Beà. ¿O acaso deberia decir José María… VÉ A?
-¡Virgen de Candelaria! -exclamé con un asombro que no por repetido una y otra vez ante las demostraciones de talento de E. Martín era menos incontenible. Eso quiere decir que José Carlos… ¿GRACIA?
-Esa sería la opción fácil, querido amigo, y si nuestro oponente es quien sospecho que es tal palabra no se encuentra en su vocabulario. La segunda mitad de la pista no se encuentra en el apellido del fallecido autor sino en su obra. Acudamos a la página que la misma Fundación Cine + Cómics que ha respaldado este museo le dedica.
Con un certero y rápido movimiento de manos E. Martín desplegó su móvil procediendo a acceder a la mencionada página. Una destacada imagen saltó inmediatamente a la vista.

-¡Un retrato de Magneto! ¿Acaso la Hermandad de Mutantes Diabólicos se encuentra detrás de este complot?
-Ciertamente una posibilidad digna de ser considerada bajo otras circunstancias, pero siga mirando.

-¡Un retrato del Rey Carlos III de Inglaterra!
-Quien, en la época en que este cuadro fué pintado, todavía era el Príncipe Carlos. Esa es la segunda parte de la pista, Doctor Rayco, que unida a la primera nos da «VE A PRÍNCIPE».
-¡Por el Entierro de la Sardina! -gritá dándome repentinamente cuenta de la dirección en que apuntaba el caso.
-En efecto, querido amigo. Debemos encaminarnos con urgencia al escenario donde ha de tener lugar nuestro duelo con este oponente. En el que no por casualidad se celebran en estas fechas adicionales actos relacionados con la historieta. Tenemos que volver al futuro…

…a la Plaza del Príncipe…
(A Ser Continuado)
Lo de los conflictos en redes sociales y los consejos del abogado y tal y tal

De Valientes
Cada vez hay menos VALOR.
Me podría estar refiriendo a la famosa marca de chocolate, y sería cierto. Las sequías prolongadas seguidas de lluvias torrenciales que acompañan el cambio global están esquilmando la producción de cacao y convierten al verdadero chocolate en un bien cada vez más escaso. No es de extrañar por tanto que casi todas las presentaciones asequibles lo ofrezcan mezclado con cosas como higos, el fruto seco de moda o, para meternos todavía más azúcar, la galleta Lotus, que hasta hace nada la despreciábamos cuando se ofrecía junto con el café y ahora es imprescindible para un buen postre en Instagram.
Podría estar hablando del miembro de la Legión de Superhéroes, y sería cierto también.

Más de cuatro años desde que BM Bendis clausuró el último intento de hacer algo con esta formación y sus personajes. De ahí se fue a la Liga de la Justicia y la finiquitó también por una buena temporada. Parece haber un patrón ¿un patrón? sí, un patrón. Aunque esto siempre puede tener remedio en DC, ya que mientras en otros Universos editoriales la continuidad es un río en el que lo que viene es consecuencia de lo anterior que no puede ser cambiado (risas), la de DC es un pantano donde todo siempre está ahí más o menos estancado, y siempre puede reflotar si se dan las circunstancias. El día menos pensado cogen a Hickman y te hace seis Biblias con el Siglo XXXI.
La VALENTÍA es pues una cualidad que escasea, y como tal debemos apreciarla.
Porque es de VALIENTES dedicar un ímprobo esfuerzo económico y laboral en conseguir aquí y allá el mejor material de originales y tiras de prensa de una obra maestra del medio para hacer un ejercicio altruista de restauración y crear la mejor edición posible.
Y es de VALIENTES ofertar dicha obra en un mercado tan minoritario como el nuestro, consiguiendo tanto reconocimiento que a partir de entonces al hablar de la calidad de la obra se la asocia ineludiblemente con su editor/restaurador.
Pero no estoy hablando de Ferran Delgado, sino de Manuel Caldas.

(como con todo buen portugués, usamos el nombre abreviado)
Responsable de que dispongamos en castellano de la mejor edición posible de Príncipe Valiente.

Es de VALIENTES ofrecer ediciones cuidadas a la micra, no sólo de esta, sino de muchas otras tiras de prensa, imponiendo un estándar de calidad de publicación pocas veces alcanzado.
Y viendo Manuel que lo que había hecho era bueno, se preguntó «¿Cómo puedo hacer para que más gente disfrute del arte de Harold Foster? el formato (27 x 35) y calidad de mis ediciones imposibilita que gran parte del lectorado acceda a las mismas«. Y ponderó entonces una edición algo más popular, siempre a tapa dura pero a un tamaño algo menor (23 x 30), esto lo haría más económico pero igual de disfrutable. Todavía tiene ejemplares para la venta de sus fabulosas ediciones, pero entiende que con lo que planea ofrecer no va a hacerse la competencia a si mismo, pues va destinado a otro sector de público.
Así pues, el pequeño y trabajador escorpión se decidió a zambullirse en la turbulenta corriente del mercado editorial de masas español. Para ello trató con una amable editorial con experiencia en publicación de clásicos de prensa. Y dijo el escorpión «¿Puedes, oh editorial, ayudarme a cruzar el canal de ventas? te ofrezco una edición más pequeña, accesible, sin grandes lujos. Yo preparo todo el libro, las portadas y pondré mi talento en cada detalle«. A lo que la editorial contestó «okis«. Repuso el escorpión «El pecunio no deberá ser obstáculo, pues tan sólo pido treinta ejemplares de la edición como compensación del esfuerzo«. A lo que la editorial contestó «lol«. Y terminó el escorpión «Queda sellado pues este pacto entre caballeros para mayor gloria de Val. Que nuestra conjunta labor agrande el horizonte editorial de ambas partes, y el horizonte cultural del público. Más ¿cómo sé yo, mi editorial, que cumplirás con tu parte y los términos pactados?«. Tardó la editorial en contestar, diciendo «En tanto que me dedico a la venta de contenido, sería estúpido por mi parte no cumplir mis obligaciones con quien tan eficientemente me lo proporciona. Además, la fábula era al revés«. Tan cierta sonó la respuesta que el escorpión no dudo en subirse a lomos de la editorial para iniciar la travesía.
A mitad de trayecto, cuando el escorpión iba mandando pdf maquetados, aprovechó para preguntar si no sería conveniente plasmar en un contrato o documento similar los términos del acuerdo caballeroso para dejar plasmadas todas las especificaciones y evitar malentendidos. La editorial respondió «para ke quieres saber eso jajaj saludos«.
Y, donde digo Diego digo Dolmen.

Y en vista de que el teaser abrió apetitos, concretó:

«¿Veintiseis por treintayseis?» exclamó el escorpión «Mas si lo que te he pasado está pensado para veintitres por treinta ¿tanto margen en blanco piensas dejar o ampliaras pixel? aunque lo más doloso es preguntarme, oh editorial, qué te ha hecho cambiar tu curso en el pacto convenido»
Aquí es cuando la editorial debía haber respondido «Lo siento, es mi naturaleza«, pero la realidad siempre es más divertida.
«Sobre el conflicto en cuestión, nuestra intención inicial fue siempre respetar las medidas del formato que Caldas propuso, pero asumimos —erróneamente— que su idea era hacerla en un formato más grande. Fallamos por no comprobarlo antes con una simple regla y aplicar simplemente el sentido común. Porque la lógica señala que reproducir la obra de Foster en un formato reducido, ni haría justicia al dibujo original, ni competiría con nuestra edición en color«
«…cuando Caldas nos lo propuso en mayo de este año, no dudamos y aceptamos emocionados. Pero las cosas se dilataron. Las semanas pasaron y para cuando retomamos el tema en agosto, sin recuperar el mail inicial para revisar las medidas exactas sugeridas, un compañero de la editorial llevó a cabo una compra de fabricación de papel a la medida exacta. De esa manera no hay merma de material, se reduce el coste y se puede ajustar el precio al máximo, llegándose al máximo público posible.«

Y es que es de VALIENTES tirar adelante sin tenerlo todo formalizado.
Los secretos del universo DC de la O a la… O
¡Un mes más, una letra menos! Este mes nos toca solo una, pero una entera, la O. Que, aunque no lo pareciera, sigue teniendo su aquel. Cuando me puse a mirar pensé que no tenía muchas series en ella… pero luego me fijé en cuáles eran. Así que ya podemos ir empezando porque hay por delante mucho cómic que os dejarán… ¡OBNUVILADOS!
01) Old Lady Harley (2018—2019)

La saga de Old Fulanito sirvió para q… No, ya, no era el nombre pero hemos tenido tantos The End y Old Man y todo eso que, mira, de alguna manera hay que englobarlo. Tanto da. Su primera aparición -o la primera aparición de esta versión de Harley, si lo preferís, tiene lugar en el número 42 del tercer volumen de Harley Quinn, una historia de Frank Tieri con dibujos de Alain Mauricet en 2018 que se las apañaba para hacer a la vez una parodia del Old Man Logan -y el resto, pero sobre todo esa- y de, por algún motivo, Fury Road.

Ambas de tres años antes -a ojo-, pero es que los cómics son así. (Y por eso están las referencias que están, incluido ese tridente… y el comentario en la firma, claro)
Estamos en un futuro postapocalíptico en el que el Gang of Harleys (a quienes recordaréis de la H) se está peleando por Coney Island y blablabla. No es que tuviera mucho sentido sobre todo porque tuvieron que meterlo todo en un solo número.
Quizá por ese motivo pensaron en darle seis números más de su propia miniserie. No es que tuviera mucho más que añadir -claro- pero al menos tira arriba y abajo con algunos conceptos del futuro de DC.
Y luego ya no volvió a aparecer hasta unos pocos números ‘multiversales’ del cuarto. Pero con estas cosas, ¿quién sabe si no volverá? ‘Con estas cosas’ es lo del ‘multiverso’, no lo de ‘DC’… Bueno… ambas.
02) Olympus: Rebirth (2022)

Notar que había interés por la mitología grecolatina no debió de crear mucho problema a DC. Montaron todo un follón -que diría que aún dura, pero probablemente tendría que leer lo que están publicando ahora y no sé si estoy preparado- en el que lo mejor que pasó fue lo de Nubia que contábamos hace una letra (o dos meses), pero bueno, que aquí tenían la posibilidad de meter a Hipólita en el Olimpo y presentar un poco a los dioses. Lo cierto es que da la sensación de que todo lo que saben de mitología lo sacaron viendo Hércules, sus viajes legendarios -ni Xena, vamos- y el resultado es… bueno, el que esperarías de cómo está la DC de los últimos años.
03) OMAC (1974—1975)(1991)(2006—2007)(2011—2012) / OMAC Project (2005—2006) / Countdown Special: OMAC (2008)

Una cosa que se puede decir de OMAC es que tiene una de las mejores primeras páginas de cualquier tebeo de DC.




Y, efectivamente, tras esta explosión se vuelve al pasado, a presentarnos la historia que solo medianamente tiene que ver con mujeres en congeladores.
También hay IAs, o algo así. Lo cierto es que OMAC puede ser una de las obras más ‘actuales’ de Kirby. Supongo que poque hay cosas que nunca pasan de moda.

la serie duraría solo ocho números, de octubre de 1974 a diciembre de 1975. Ya sabemos cómo acabó aquella época en DC para Kirby, pero en DC decidieron traer de vuelta la serie -que para eso era suya- en octubre de 1978 como acompañamiento en Kamandi. El autor detrás sería Jim Starlin, que le iba a cambiar el origen, pasado, traje y…

bueno… todo lo cambiable. (Incluyendo convertirle en el abuelo de Kamandi). No está muy claro para qué querían traer de vuelto OMAC si no les gustaba nada. Pero lo trajeron de vuelta… más o menos.

Más o menos porque este relanzamiento de Kamandi con acompañamiento de OMAC duraría… solo este número. La DC Implosion les pilló en toda la cara, vaya. De hecho los dos números siguientes de Kamandi -incluyendo un crossover con The Sandman– aparecerían junto con la siguiente de OMAC en el Cancelled Comic Cavalcade. Aunque, en realidad, ese mismo número sería recuperado como complemento en Warlord 37, en septiembre de 1980.
O una versión parecida, porque cuando salió el Cancelled Comic Cavalcade vimos que se habían hecho algunos cambios antes de publicarlo.


sea como sea este título, que ya estaba preparado, ocuparía del 37 al 39 ( 8 páginas por números = 24) y sería todo lo que haría Starlin con el personaje. Porque volveríamos a verle de nuevo de complemento en la misma serie del 42 al 47 -en 1981 ya-, seis números con otras ocho páginas -es decir, otros dos números troceados- que realizarían, esta vez, Dan Mishkin y Gary Cohn con dibujos de Greg LaRocque. De nuevo acabaría con una suerte de cliffhanger…
Que no se molestarían en explicar dos años m´s tarde cuando en el DC Comics Presents 61 de 1983…

Se nos presentara una historia en la que OMAC viaja ‘al pasado’ y se encuentra con Superman. Para proteger a su antepasado, o algo así. Es difícil saber qué pretendían más allá de mostrar una versión con Len Wein escribiendo y George Perez y Pablo Marcos como ‘ilustradores’. Y -fuera de una aparición en History of the DC Universe– ya no volveríamos a verlo más…
Al menos durante casi una década, porque en 1991 cuando John Byrne quiso ser Kirby en lugar de calif… de Byrne lanzaría el segundo volumen:

Una versión en blanco y negro que, a ratos, parecía menos interesado en seguir el cómic antiguo que en prefigurar lo que acabaría siendo Savage Dragon

Sea como sea, como las cosas no estaban suficientemente complicadas decidió montar una de viajes en el tiempo. De esas que son capaces de explicar que no había que matar a Hitler. En fin, Byrne y sus cosas.
Fuera como fuese lo cierto es que desaparecería de DC con las Crisis y no se recuperaría hasta casi tres lustros después… con la llegada de otras crisis. En forma de miniserie de 2005 a 2006.

Esta vez con Greg Rucka a los guiones y Jesús Saiz dibujando. Y comenzando con Maxwell Lord asesinando a Blue Beetle. Seguro que echáis de menos esa etapa de DC, sí… En esta versión el Brother Eye fue una creación de… BATMAN. Sí, seguro que la echáis de menos. En fin. Los OMAC pasan a ser una especie de unidad de nanotecnologia que yadayadayada. Qué más dará. Matan a toda la gente de la JLI que pueden, copian cosas de Superman III, hacen -en general- de los cómics de superhéroe una cosa mucho menos divertida. Algo completamente en contra de aquellos ocho números iniciales de Kirby.
Sea como fuera esta mini acabaría dando paso a un número especial ligado a las Crisis, con Alexander Luthor por medio. Sí, seguro que habíais olvidado cómo fueron aquellas Crisis. Y como única utilidad dejando a Sasha Bordeaux fuera de este asunto. En teoría se ha acabado por fin con los OMAC… excepto que no.

Ese mismo 2006 se le dieron una serie propia. Sí, ‘el último hijo de OMAC’ o algo así. Tanto da. Ocho números duraría, otra vez. Tampoco esta vez le darían mucho que hacer porque estaríamos casi más cerca de una de Vértigo. Un tipo descubre que es la reserva de OMAC cuando le ponen en peligro. También los superhéroes lo descubren. Y ahí empieza una especie de carrera entre unos y otros con Brother Eye como el enemigo definitivo y un final de los que darían vergüenza ajena en un proyecto semestral de Comunicación Audiovisual.
Parecería que nos iban a dejar tranquilos pero en 2008 se acercaba otra crisis más, la Final Crisis. Así que sacaron un recopilatorio de historias antiguas…

…por motivos inexplicables. Porque si bien OMAC aparece -sin mucho sentido y contradiciendo varias de las cosas que se habían contado durante los dos últimos años- durante el evento lo cierto es que la cosa no pasó mucho de ahí. Bueno, pusieron a un pseudOMAC, Remac, en los Outsiders durante unos meses de 2008. Pero vaya.
Pero, por supuesto, todo era susceptible de empeorar. Es decir…

Sí, en 2011 Didio decidió autopremiarse con OMAC – Igual que haría luego con los Metal Men– y poner a Giffen en su mejor estilo kirbyesco a dibujarlo. Eso sí, de nuevo duró… ocho números. Que ya son.
Y como esto funciona como funciona a Didio le faltó tiempo para liarlo con el Proyecto Cadmus y, por supuesto, con todo el follón de Neo-Génesis y Apokolips. Fue cancelada a mitad del primer arco, pero decidieron publicar los números que faltaban, que ya es. Y terminar con un cliffhanger, claro, con la nueva versión – Kevin Kho, que hacía de Buddy Blank… o algo así- declarando que ya solo era OMAC.
Luego daría igual porque le irían sacando aquí y allá durante años, de Stormwatch a la Justice League International, Suicide Squad… bla.
Para 2015 llegó el evento Convergence, en el que reapareció el OMAC original, además del del universo habitual y de Benjamin Boxer, biOMAC. Ya, yo qué sé.
Y en 2017 Didio lo sacó en The Kamandi Challenge, y Paul Levitz y Phil Hester en el Darkseid Special. Cada uno el suyo, claro. El de Didio -que no es el otro de Didio, sino otra versión de Buddy Blank– apareció por la serie Bug de Young Animals, el de Levitz se supone que es el original de Kirby. Porque el de Didio que es el otro de Didio –Kho– aparecía ese mismo 2017 en Blue Beetle.
No entiendo yo tampoco por qué la gente piensa que la continuidad de DC es complicada.
Por supuesto Didio volvería otra vez a la carga en su último hurra con los Metal Men, recuperando a… Kho. Estoy casi seguro de que era Kho.
¿Significa esto que con la marcha de Didio se acabó el baile? ¡Que va!
En 2021, y dentro del evento Generations -yo qué sé, ya llaman Evento a cualquier cosa- aparece para unirse a los Linear Men (mira, esto os lo cuento otro día porque en fin, el follón). Y, sí, era el de Kirby otra vez. Pero en 2023 el que aparece en Dark Crisis: Big Bang es biOMAC.
Aunque, si a estas alturas sois capaces de recordar todas las versiones y continuidades que hemos visto para OMAC os tengo que felicitar y conmiserar. Porque tenéis una memoria prodigiosa y porque jamás trabajaréis en DC. Porque si algo espero que haya quedado claro después de todo este follón es que en DC no ha trabajado en décadas nadie que supiera realmente qué era o cómo iba OMAC.
04) The Omega Men (1983—1986) (2006—2007) (2015—2016)

Bueno, después de lo de OMAC seguro que lo siguiente es más senc… NOOOOOOOO!!!

Aparecidos originalmente en el Green Lantern 141 (el segundo volumen, eso sí), de manos de Marv Wolfman y Joe Staton, como un grupo de extraterrestres que estaban ocultándose en la Tierra de unos extraterrestres diferentes. Una historia que parece reunir ideas de conceptos que ya habíamos visto antes, que teniendo en cuenta que originalmente la idea de Wolfman era que fuera una banda de fantasmas con otro nombre… Supongo que las vidas editoriales tienen estas cosas, y al final cuelas tus ideas en donde caben.
Más aún cuando la historia que se inventan es incluso más complicada, porque se inventan que vienen de Vega en donde los Guardianes no operan porque llegaron a un acuerdo con el Spider Guild. ¿Podría ser esto una referencia? A estas alturas quién sabe.
El caso es que en esa zona hay unos planetas en los que están los Citadel haciendo, deshaciendo, mezclando razas y lo que se les ocurra. Y de ahí que hayan acabado huyendo unos cuantos de ellos. Por supuesto esto funciona como casi todas esas ‘razas desconocidas con la que nos encontramos’, de entrada tienes a media docena reconocibles pero dejas un bulto de fondo por si necesitas inventarte a alguien.
Tras una historia en cuatro partes (del 141 al 144) Wolfman volvería a sacarlos primero en el Action Comics 535 y luego continuaría esa historia en el New Teen Titans 24 y 25. Una historia que terminaba con Blackfire -la hermana malvada de Starfire– haciéndose con el control de Citadel. O La Ciudadela. O como leches decidieran llamarlo, tanto da.
Lo importante es que parecían haber logrado lo importante, al año siguiente tendrían otra aparición por dos números en Green Lantern 160 y 161 -esta vez con Mike W. Barr y Keith Pollard a los mandos- y ya para abril de ese 1983 se lanzo por fin su serie propia con Roger Slifer a los guiones y Keith Giffen dibujando -y echando una mano a los guiones-.
Durante 38 números y dos anuales tendríamos aventuras espaciales del grupo de alienígenas -cuyos jefes tenían un aspecto sospechosamente humano, aunque a uno de ellos la colección le costara un ojo de la cara, como si la hubieran sacado en Tomos Limited, vaya- en las que iríamos viendo a algunos otros extraterrestres, de hecho para el número tres…

se presentaría ya a alguien que claramente tendría una carrera extensa, aunque sus pintas -y no solo- fueran distintas de las que conocemos ahora.
Con el número siete los dibujos pasan a Tod Smith, para el 16 habría un pequeño interludio con Joey Cavalieri a los guiones y Alex Niño en los dibujos, para pasar a Doug Moench de guionista en el 17, aún con Tod Smith dibujando. Niño regresaría en otra historia suelta en el 21 con guión de Sharman DiVono, con Wolfman y O’Neill pasando a saludar en el 24, en el 25 aparecería Shawn McManus a los lápices y en el 26 Todd Klein como guionista, que entre otras cosas añadieron al reparto a Darkfire o Ryand’r. Es decir, el hermano pequeño de Starfire.
Algo que aprovecha Wolfman para preparar en New Teen Titans (segundo volumen) 15 para traerse a Starfire y preparar un cruce con Omega Men en el 34, -de mano de Klein y McManus, eso sí-, continuando la historia en el 16 de los titanes y rematando (por decirlo de alguna manera) en unos apuntes del 35 -que incluyen la despedida del personaje-.
Pero el final se acercaba ya. Para el 36 el dibujante sería Chuck Patton, en el 37 Martin King y el 38 sería el último con McManus de vuelta, y Steve Montano de añadido. Un número especial sobre los Omega Men que es un poco ‘esta ha sido su vida’, presentado por Synapse que es un… una…

…forma de vida alienígena.
Un final -o este final- que dejaba puertas abiertas para lo que viniera detrás. Que, por supuesto, fueron las Crisis. Al fin y al cabo era mayo de 1986.
Los Omega Men volverían a aparecer de una forma u otra en un par de títulos de los Titanes, Tales of the Teen Titans 82 y Teen Titans Spotlight 15, y ya no volveríamos a saber de ellos hasta… la Invasión entre el ’88 y el ’89. En la que, como suele suceder en estas cosas aprovecharon que había que darle dramatismo a la cosa matando a algunos personajes sin colección.
Os podéis imaginar que los Omega Men perderían a un par, incluyendo a su líder. Aunque estarían por allí echándole una mano a los Blasters.
Tras esto desaparecerían durante bastante tiempo. Algún cameo, algún comentario, poco más… Al menos hasta 2005.
La serie de Adam Strange de Andy Diggle y Pascal Ferry de mediados de la década los recuperaría, aún huyendo el Spider-Guild, porque era una mini de 8 (¿con 8 es mini o maxi?) para preparar el lanzamiento de unos movimientos galácticos, pero a los Omega Men los dejó un tanto colgados, esto de organizar así las historias impidió que fuera más allá la cosa.
Porque pasó lo que tenía que pasar… y les dieron otra serie. Una limitada.

Efectivamente esta vez era con Andersen Gabrych y Henry Flint, y por supuesto comenzaban como era de esperar: Aprovecharon que había que darle dramatismo a la cosa matando a algunos personajes sin colección, incluyendo a su líder. Una forma de comenzar una miniserie como otra cualquiera.
Además de eso tenía una trama en la que no está claro si estamos en una realidad alternativa o si toda la continuidad de DC se puede definir así. Con un dibujo que parece sacado de Vértigo…

y una trama en la que los Guardianes echan a L.E.G.I.O.N. y … bueno, más gente reconocible…

…reconocible dentro de un orden, al menos… mientras estos se enfrentan a las Arañas y hay una historia de piedras elementales… o algo así… la verdad es que no está muy claro.
Sea como sea esta historia que tiene a una monja…


…que en unos números acaba vistiendo poco monjil.

Ríete de los reveal.
Lo cierto es que de puro cachonda podríamos sospechar que es un cómic europeo.

Quiero decir, yo no soy arañólogo, pero juraría que en Spier-Man las telarañas no funcionaban así.
En fin, una mini muy recomendable para no tengo muy claro quién y, desde luego, que decide reinterpretar a los Omega Men de una manera… laxa.
Andersen Gabrych solo volvería a colaborar con DC en el especial de Vértigo llamado Fogtown, en 2010. A Henry Flint le volverían a llamar para el Haunted Tank de 2009. Pero alguien debió de leer este segundo volumen y tomar dos decisiones. La primera, sobre su colaboración con los autores, ya hemos visto cómo fue. La segunda fue relanzar a los personajes… más o menos… Porque la mezcla de L.E.G.I.O.N. y los Omega Men fue uno de los puntos centrales de R.E.B.E.L.S., en la que aparecerían durante casi todos los números. La cabecera de Tony Bedard y Andy Clarke en sus inicios, y Claude St. Aubin a partir del 4 y hasta su final, echaba un ojo al lado ‘espacial’ de DC. Los Omega Men estarían presentes en sus 14 primeros números -a falta de un par- de una serie que llegaría hasta el 28. Pero ese núero 14 en 2010 marcaría su desaparición,
¿Tuvo que ver con Flashpoint y los New 52? A saber. Pero el caso es que desaparecieron y cuando reaparecieron fue por la obra de…

ROB!
Sí, en Deathstroke 9 presenta una nueva versión en la que recupera a sus líderes habituales y se olvida de todo lo demás. New 52, ya os digo.
Esta versión duraría unos pocos número en Deathstroke y pronto desaparecería. Mira, como los New 52. Para el final de esta continuidad aparecieron como cameo en uno de los números de Convergence, y casi a la vez que el cambio de continuidad de turno -que llegaría en realidad en 2016, apareció su tercer volúmen.

Sí, Tom King, ese hombre. Con dibujos de Barnaby Bagenda. La ruleta había vuelto a girar y ahora eran delincuentes buscados como terroristas, por el asesinato de Kyle Rayner, que en realidad está… ¿secuestrado? Bueno, nada tiene mucho sentido pero están todo el rato poniéndose trascendentes -lo que demuestra que no es una falsificación, esto lo ha escrito King. Claro, ¿quién mejor para hablar sobre terrorismo?. Entre lo evidente de la metáfora y Rayner rezando todo el puto rato el resultado es de los que justifica el reboot universal de cada seis meses en DC.
Que es más o menos lo que consiguieron.
En Green Lanterns aún hay un punto de parecido con lo que hemos visto, para cuando llega Supergirl en su séptimo volumen en 2019 lo que tenemos es la colección original con los diseños de personajes nuevos.
Y para 2025, cuando aparecen en el Universo Ultimate… perdón… Absolute lo que tenemos es otra vez lo de ‘Estos Omega Men no son lo que parece’. Otro cambio a peor de gente que se cree muy lista. Sobre todo para usar algo sin conocer su historia. O, peor aún, ningunenándola.
Supongo que será cuestión de esperar un par de continuaciones para que vuelva a tocarles una cabecera.
05) One-Star Squadron (2022)

One-Star Squadron es lo que pasa cuando tienes un juego de palabras con All-Star Squadron y has sido capaz de obviar que la idea de ‘un grupo de superhéroes de medio pelo montra un servicio de contratación’ es algo que ya hizo DC mejor en varias ocasiones anteriores, con Hero Hotline en 1989, I Can’t Believe It’s Not the Justice League en 2005, Blue & Gold en 2021… En fin. Supongo que el problema principal es que aquí quiere hablar del capitalismo y la despersonalización. Pero, claro, usando superhéroes. Con pinta de que preguntó qué le dejaban usar. Que es la manera más sencilla de acabar sirviendo sobras.
06) The Oracle Code (2020)

Siempre es bueno recordar que lo mejor que ha hecho DC en los últimos años es sacar una colección de cómics juveniles autoconclusivos en los que da un giro a personajes o historias de manera que aunque estén fuera de la continuidad -que lo están- reflejan habitualmente mejor el corazón de los personajes que lo que se publica regularmente -y reguleramente-. En este caso nos presentan la historia de Barbara Gordon, recién disparada y dejada en silla de ruedas y necesitada de seguir una rehabilitación. Así que, al final, nos presenta una situación y un camino pero, sobre todo, lo usan para hablar de aquello del ‘autodescubrimiento’ y el ‘quién soy yo ahora’. Ojalá fueran capaces de hacer estas cosas en la regular.
07) Oracle: The Cure (2009)

El único otro con Oráculo en el título. Sí, de Batgirl hemos tenido bastantes, de Barbara Gordon no hemos tenido ninguno, y de Oráculo hemos tenido estos dos que hemos visto, el anterior y este pre-flashpoint en el que tras la separación de Birds of Prey y con Barbara centrada en ser Oráculo llega un enfrentamiento contra… ¡EL CALCULADOR! Eso y enseñar-sin-enseñar toda la teta posible parecen ser el centro de la historia. Que sean capaz de lograr esto último -o hacer explotar cabezas fuera de plano- mientras saca una trama que las películas de hackers de los noventa no hubieran admitido son dos de los elementos a elogiar de esta mini. Del final -que daría paso a otro número 1 de Batgirl– casi mejor no hablar. Y eso que he dejado fuera todo el follón con que en uno de los centros de la historia estuviera Wendy Harris. En resumen, un gran ejemplo de por qué es tan buena la colección juvenil de DC.
08) Orion (2000—2002)

Después de haber estado hablando en letras anteriores de Mister Miracle y de los New Gods parece casi inevitable seguir con Orion. Salvo que de Orion solo ha habido una serie. Que hemos mencionado… más o menos… en las dos anteriores. Pero, vaya, es su momento así que hagamos resumen:
Byrne parecía haberse alejado por fin de las series del Cuarto Mundo tras la mini de Genesis. Ya estaba lejos el New Gods de Tom Peyer y Rachel Pollack con dibujos de Luke Ross, así que… se lo dieron a Walter Simonson. Que decidió que lo más lógico era… ahm… meter a la Newsboys Legion y a Jim Olsen de secundarios…
E incluir de complemento en algunos los Tales of the New Gods en los que contar cosas ‘del pasado’. Y en los que iba contando con dibujantes invitados, entre otros

Frank Miller, Dave Gibbons, Erik Larsen, Howard Chaykin, Art Adams, Jim Lee o… por supuesto… ROB!

Eso sí, en el 13 y 14 buscaron un recambio a Simonson como dibujante… y no tuvieron otra idea que poner a Byrne. En el 19 estaría el último Tales… dibujado esta vez por Eddie Campbell. Y a partir de ahí la marcha hasta el 25, con un enfrentamiento con Mister Miracle.
Una forma de terminar para unos personajes que iban camino del Death of the New Gods. Pero esa es otra historia que, curiosamente, ya hemos contado.
09) The Other Side (2006—2007)

El primo de Jason Aaron era Gustav Hasford, el autor del libro en el que se basaba La chaqueta metálica. Sus memorias de Vietnam. Así que Aaron decidió contar más historias de las él, su grupo de amigos o… quien pillara… le había contado. Sí, en 2006. 13 años después de la muerte de Hasford. Y si para algo sirve este cómic es para dejar claro que el talento no se hereda.
10) Otherworld (2005)

A veces el centro de una historia es su potencialidad. Por ejemplo, Otherworld tenía la potencialidad para ser toda una serie de historias, comenzando por una maxi de 12 números y, según cómo funcionara, alargarlo más.
La historia, sin relación con la serie de televisión del mismo nombre, ofrecía una lucha entre magia y ciencia (ficción). Unos jóvenes se encuentran en una guerra entre ‘realidades’ por el control de la Otherworld, que es algo así como una dimensión de la magia y los muertos, aunque al final el enfrentamiento entre facciones lleva a parte de ellos a un mundo mágico y la otra a un mundo tecnológico.
Pero, claro, una cosa es la potencialidad y otra distinta que cuando DC publica este tipo de proyectos… me refiero a los Creator Owned… no te vayas a encontrar, como aquí, que deciden cancelarlo… en el 7.
Por supuesto Phil Jiménez podría haber buscado otro lugar, o algún lugar, en el que publicar al menos esos 5 últimos números que quedaron descolgados. Pero tampoco.
¿Qué puedo decir? La potencialidad tiene estas cosas. Funciona en dos direcciones aunque se nos olvide centrados siempre en la mejor de ellas.
11) Our Army at War (1952—1977) (2010)

Como tantos otros títulos bélicos lanzados durante los cincuenta, este Our Army at War comenzó como un cómic de historias cortas -bélicas, claro-, a la que se le podía añadir alguna página de humor,

pero, sobre todo, mucha propaganda. Y no siempre de la bélica manera, claro.

Que, muchas veces es más burda y más preocupante porque, bueno, es más fácil de comparar.
Pero tanto da, el asunto fue que la serie se convirtió en un éxito, más aún cuando comenzó a introducir personajes recurrentes como…

Sep, aún no era ‘oficial’ -eso llegaría en el 83- pero ya en el 81 se presentó a Rock y a la Easy Company.
En el 151 el personaje nuevo sería presentado con un enigma…

…que, tenía respuesta dentro.

Por supuesto hubo mucho más, como es lógico, desde personajes que no lograron el mismo recorrido a ‘series‘ de batallas reales y de biografías de guerreros a primeras colaboraciones de autores como Neal Adams, porque, en fin, es lo que pasa cuando tienes una serie que llega hasta el número 301. Más aún cuando no es que cierre en el ese 302 sino que cambia al de su más famoso personaje.

Título con el que, por cierto, duraría algo más de una década, de 1977 a 1988. Ya habrá más tiempo de hablar de Rock cuando lleguemos a la S (supongo que será en la S, al menos) pero os diré que en DC tardarían en recuperar el título… pero lo harían.
De entrada en 1978 se lanzaba Army at War, que parecía prometer una visión más… global de los conflictos…

…pero que en la práctica seguía siendo más de lo mismo. Sobre todo porque no pasó de este primer número debido a -ya os lo esperaréis, seguro- la DC Implosion.
Pero no sería el último intento, primero con la publicación del evento Our Worlds at War durante 2001, pero, mucho más directamente cuando en 2010 se lanzó Our Army at War (Featuring Sgt. Rock)

que contraponía las historias del pasado y el presente, contraponiendo Pearl Harbour y el 11S y presentando una nueva compañía con un nuevo jefe, el Capitán Duncan. La decisión de intentar mantenerles a la par en una historia que es a la vez distinta pero se va mostrando de manera paralela, hasta un final que supongo que intenta mostrar ese ‘por qué combatimos’ de una manera tal que lograron que no hubiera continuidad alguna ni para este título ni para su personaje central.
¿Qué os puedo decir? No todo iban a ser malas noticias.
12) Our Fighting Forces (1954—1978) (2010) / Our Fighting Forces Giant (2020)

Pero antes de Our Army at War estuvo Our Fighting Forces, de nuevo un título de larga duración en la que se buscó una buena cantidad de autores conocidos y que tras un par de años de historias nuevas (y alguna reimpresión) decidió lanzarse a lo de tener alguna figura central, recurrente. Así que aprovechó también para ‘traerse’ personajes de otros lados, concretamente a Gunner y Sarge, que venían de un par de historietas en All-American Men of War pero que fue en Our Fightin Forces donde encontrarían su ‘hogar‘. Es cierto que irían apareciendo aquí y allá en otros títulos bélicos como G.I. Combat, Capt. Storm, All-Out War, Unknown Soldier y -por supuesto- Our Army at War. Pero sería aquí donde iríamos viendo la aparición primero del Pte. «Gunner» MacCay y el Sgt. «Sarge» Clay en Our Fighting Forces 45, luego un par de meses más tarde la aparición del perro Pooch -este sí creado originalmente en Our Fighting Forces 49-, este trío peculiar -en realidad Pooch iba y venía- sería el centro de la colección (siempre acompañados por otras historias, claro) hasta el 94.
Del 95 al 98 se ocuparía un personaje más recordado hoy como curiosidad que otra cosa, se trataba de Fighting Devil Dog, conocido también por su nombre de Lawrence «Larry» Rock y que era, por supuesto, el hermano (marine) del Sgt. Rock. Pero claramente no tuvo mucho más tirón y se quedó para hacer solo apariciones especiales y esas cosas.
Y del 106 al 122 tendríamos a los…

Hunter’s Hellcats, un grupo claramente influido por los Doce del Patíbulo y que durante ese año y pico fueron ese centro de la colección. Hasta que le cedieron el hueco a algo que se venía fraguando desde la aparición de Gunner & Sarge en el 45 -y Pooch en el 49-.
Porque tras esas llegadas veríamos después la del Captain William Storm, que había debutado en su propio cómic Capt. Storm en 1964 –del que ya os hablamos brevemente en la C– y que ese mismo año entraría -además de en otros de los títulos bélicos- en Our Fighting Forces 87. Y, finalmente, el Lt. Flying Cloud a.k.a. Johnny Cloud y, a veces, incluso the Navajo Ace. Presentado en 1960 en All-American Men of War 82 en donde continuaría hasta el cierre de la colección en su número 117 en 1966, durante la que, además haría las rondas por tebeos bélicos, incluyendo una serie de apariciones esporádicas en G.I. Combat de 1964 al ’67 que incluirían ‘echarle una mano’ al Haunted Tank. Y precisamente allí, y con The Haunted Tank por medio conocería al resto de personajes en el G.I. Combat 138 de 1969.

Que, efectivamente, crearía un grupo reuniéndolos a todos. Un grupo que ‘rápidamente’ pasaría a ser el centro de Our Fighting Forces 123.

Desde ahí hasta el 181, con cierre de la colección en 1978, seguirían siendo los ‘protagonistas’, un peculiar grupito que parece creado con personajes que no ‘pegan’ porque, efectivamente, los personajes venían de aquí y allá. (Y que tuvieron una carrera posterior, incluyendo un número con su propio nombre durante las crisis en la que todo el grupo moría. Porque las Crisis son así, siempre mueren los mismos).
Por supuesto DC tenía en cuenta que había que recuperar el título de cuando en cuando. Perdón, quería decir, que había que homenajear el título. No por motivos de derechos, que va. Aunque tardaron un poco, en parte por los avatares de estos Losers.
Pero para 2010 hicieron una breve intentona de manos de B. Clay Moore y Chad Hardin…

…y para 2020 sacaron un GIANT

que, irónicamente, estaba centrado en The Unknown Soldier, un personaje bélico que NUNCA apareció en los 181 números de historias de Our Fighting Forces y que había aparecido originalmente en digital. El número especial traía también una historia de Batwoman, otra que era ‘basada en hechos reales’ de Brad Meltzer y Jim Lee pero que decidían que mejor si la metían dentro de una historia de Batman (y sí, es en la que sale Obama) y, de postre, la reimpresión de cinco números de historias bélicas… de Men of War. Sí, la versión de 2011-2012. Historias en las que nos encontramos a protagonistas reales, o al Sgt. Rock en una y el fantasma del general confederado Robert E. Lee en otra. Nada de los personajes que habían aparecido a lo largo de todos esos años de la cabecera cuyo nombre habían decidido usar.
Que puedo decir, el cariño de los directivos de DC por sus cómics se nota en estos pequeños detalles.
13) Outcasts (1987—1988)

Para finales de los ochenta la ‘British Invasion’ de los cómics iba viento en popa, así que no fue extraño que decidieran darle una oportunidad a John Wagner y Alan Grant, dos autores con una trayectoria ya, que desde principios de la década estaban colaborando en 2000 AD -y escribiéndose casi más de media revista entre uno, otro y ambos-. De ahí el lanzamiento de esta mini, Outcasts, como prueba.
Lo cierto es que el cómic no iría muy lejos de lo de 2000 AD: mega-corporaciones, políticos corruptos, deportes hiperviolentos… y lo que lanza la acción. La declaración de la ilegalidad de ser mutante. La Mutant Clearance Act que permite la caza, captura y deportación a colonias exteriores como trabajadores forzados. Una decisión que el político malvado de turno –Boss Angel– hace asegurando que su programa informático inteligente así lo ha decretado. (Podéis creer que me lo estoy inventando, pero no. De hecho esta ‘computadora orgánica’ recibe como nombre… ORCOM.
Si estáis esperando que lo siguiente que pase es que una persona rica que es un mutante en secreto reúna y prepare a un grupo de mutantes para luchar contra esta ley… estaréis en lo cierto. Un ex-deportista cyborg, un inmortal y un mutante con poderes de electricidad. Si esperáis que este punto de partida vaya dando lugar a revelaciones truculentas, enfrentamientos y la aparición de asesinos a sueldo… estaréis en lo cierto. Aunque no sé si os esperáis a The Satan Brothers.

El resumen es que hicieron lo mejor posible para crear una obra que pudiera funcionar con el público americano pero que mantenía ese estilo inglés. Aún con el ochenterismo en un guion que, en ocasiones, se iba acercando a los noventa. Aunque los encargados gráficos – Cam Kennedy y Steve Montano – estaban lejos de caer en los excesos que vendrían.
Al final la maxiserie vendió bien, no tanto como para continuarla (aunque su final no era exactamente el más continuable del mundo, pero siempre se puede apañar algo) pero sí lo suficiente como para que los jefes de DC tomaran una decisión.
Wagner y Grant pasarían a guionizar Detective Comics a partir del número 583, y esta vez Norm Breyfogle sería en encargado gráfico.
Qué puedo decir, a veces las recompensas por un trabajo bien hecho son misteriosas.
14) Outlaw Nation (2000—2002)

¿Cuántas veces habéis hecho risas con eso de ‘tres generaciones de mujeres que cuentan la historia de un blablalba’? Pues esta es la versión desquiciada y para DC. Porque en el centro está una familia de personas que viven mucho tiempo. Semi-inmortales y todo eso. El problema llega cuando uno de ellos va a Vietnam. La experiencia le deja semi-amnésico y no muy estable. Pero tras veinte años perdido, dedicado a escribir pulp (?) decide regresar a su casa. Sin pensar en que su familia también tendra opiniones. Ahí comienza esta saga-fuga, farsa y licencia, telenovelesca hasta más allá de la parodia. Que originalmente se presentara en el Winter’s Edge 3 con el título de The Great Satan tampoco es que nos desdiga.
Y, por supuesto, Jamie Delano -con dibujos de Goran Sudzuka– se mete de cabeza en este cacao que según el momento parece que va solo de esta familia que ha vivió la historia de USA, que la ha manipulado, que es parte de conspiraciones, que es ¿cómico? y que según decida el tiempo puede ser una de guerra, de ‘western‘, de drama familiar o dios sabe qué. Quizá ese es el asunto, que es todo a la vez y nada en concreto. Una ensaladilla de temas en la que echa todo lo que tenía en la nevera. Y lo hace a lo largo de 19 números como podría haber sido 6 ó 50. Total, no le iban a faltar cosas que comentar.
15) Outlaws (1991—1992)

Quizá creías que esta Outlaws es alguna historia de un grupo creado por Green Arrow. Solo estaréis medio equivocaos. Porque no es Green Arrow…

es una versión de Robin Hood que Michael Jan Friedman y Luke McDonnell ponen en un entorno postapocalíptico -otro, está visto que es el tema de este mes-. Una versión que conoce perfectamente el original hasta el punto de realizar metacomentarios, el protagonista crece conociendo la leyenda de Robin Hood porque se usa poco menos que como un fondo sobre el que crearle.
Y, sobre todo, una manera de demostrar que eso que decimos de que muchas veces a finales de los ochenta vemos ya cómics noventeros, también a principios de los noventa vemos cómics ‘ochenteros’.
16) The Outsiders (1985—1988)(1993—1995)(2003—2007)(2009—2011)(2024)/ Adventures of the Outsiders (1986—1987)/ Batman and the Outsiders (1983—1986)(2007—2011)(2019—2020)

Vamos a intentar hacer esto lo más corto posible, por lo que queda de mi estabilidad mental.
Todo empieza, en realidad, con otro cómic. No, no me refiero a ese décimo número de 1st Issue Special. Esos son otros Outsiders de los que ya hemos hablado. Hablo de un cómic diferente.
En abril de 1983 se publicaba The Brave and the Bold 200, un número especial en el que -de entrada- se cerraría la colección. Serviría también para mostrar y contraponer a los Batman de Tierra Uno y Tierra Dos, un team-up especial porque… no llegarían a coincidir. La historia de Brimstone es particular, pero servía, además, para atraer a los lectores a una previa de la colección que… no diremos tomaría su lugar pero sí que aprovecharía el hueco.
Y ahí vamos, ahora sí, a la publicación original en agosto de 1983 como Batman and the Outsiders.

En 1983 la Liga de la Justicia respondía a poderes políticos y blablabla. Se supone que era la ONU, pero creo que a nadie le sorprende que la falta de capacidad de reacción lleva el tiempo suficiente dando vueltas. Sea como sea Batman quería que actuaran en la guerra que estaba teniendo lugar en Markovia (porque estaba Lucius Fox por ahí en medio perdido, tampoco penséis que era por la bondad de su corazón) y como la JLA señaló que oficialmente no podían, Batman dimitió. Mitad pues me enfado y me llevo el balón, mitad me voy a montar mi propia Liga, con casinos y furcias. Por si os preguntáis cuál es cual, os diré que la primera alineación era Black Lightning, Geo-Force, Halo, Katana y Metamorpho. Os dejo que discutáis quién va en cada categoría.
El cómic lo montaban Mike Barr y Jim Aparo, aunque la historia de la formación era un poco más complicada, con Batman viajando con Black Lightning a rescatar a Fox mientras el Baron Bedlam hacía sus cosas tras matar al rey. Y uno de los príncipes -o como vaya eso- convirtiéndose en Geo-Storm tras un experimento científico pensado que buscaba crear un supertipo que venciera a Bedlam. Metamorpho estaba buscando a la doctora detrás del experimento científico. Katana estaba por ahí porque ¡honor! ¡venganza! Y, además, se encuentra con una joven amnésica y deciden que como les ha seguido la pueden adoptar. O algo. Total, que combaten juntos y deciden permanecer como equipo. ¿No podría Batman haber formado algo mejor buscando entre sus archivos gente a la que pedírselo? Posiblemente, pero esto es con lo que jugamos ahora.
La idea es convertirlos en un grupo de ‘operaciones especiales’ que pudieran acudir a misiones delicadas a las que no podía ir la Liga. Supongo que porque ‘un grupo de gente hace explotar cosas’ no iba a llamar mucho la atención. Las aventuras habituales van y vienen -no es que haya mucho que hubiera requerido que la Liga no interviniera, la verdad-. Aparo dura los doce primeros números, luego comienza un baile de dibujantes que incluye a Dan Day, Bill Willingham, Trevor von Eeden… el regreso de Aparo en el 16 y dos portadas inolvidables. Aunque sea por motivos distintos.


Pero que no os vuelva yo a leer diciendo que lo de ‘¡Y tiene tetas!’ fue idea de ROB!
Para el 20 se va definitivamente Aparo y, tras un número con Jerome Moore, llega para quedarse Alan Davis. Que es al que le toca comerse no solo el periodo durante las Crisis, también la decisión de que para el relanzamiento post-Crisis va a haber algún pequeño cambio de nada. Y así, tras una saga con la llegada de una nueva heroína -una persona femenina con superpoderes, no la droga- llamada Looker, nos encontramos con que…

¡Se acabó Batman and the Outsider!

¡Comienza Adventures of the Outsiders!
En el número siguiente, por supuesto. Que en los años ochenta aún se ganaban más lectores con la inercia que con un nuevo número 1.
Y si creéis que esto es raro esperad que aún os queda tela por ver.
Porque todo esto pasaba entre abril y mayo de 1986. PERO… resulta que con todo el follón de las Crisis en noviembre de 1985 se presentó…

Sí, el título de arriba. Y sí, seis meses antes -masomenos- de que Batman dejara los Outsiders. ¿Que cómo es esto posible? Pues… precisamente porque el follón que tenían en DC era lo suficientemente grande como para jugar ambas cartas. El mes que salía Batman and the Outsiders 27 se presentaba también este número que correspondería con el 39. ¿Que qué me hace pensar que correspondería con ese número?
Bueno, son una pequeña cantidad de indicios, como que continúa al 38 y que cuando Adventures of the Outsiders llegó al 39 el interior era el mismo. Solo cambiaron la portada.
Lo creáis o no Adventures of the Outsiders llegaría hasta el número 46 -en el que se reimprimía el número 8 de The Outsiders-, momento en el cual alguien debió de darse cuenta de que reimprimir algo con 8 meses de diferencia no tenía el público comprador que DC hubiera deseado. Así que se quedaron solo con The Outsiders.
Las opciones de los lectores de la época eran: Tener todo Batman and the Outsiders, luego Adventures of the Outsiders hasta el 38 y luego The Outsiders a partir del 1; tener todo Batman and the Outsiders, luego Adventures of the Outsiders hasta el 46 y luego The Outsiders a partir del 9; comprártelo todo, aunque sea dos veces, qué más dará, solo es dinero y espacio en casa; mezclarlos, ir alternando a partir del 38 de Aventures of the Outsiders entre esta colección y The Outsiders hasta el 8, qué más dará; ir con una garrafa de gasolina a las oficinas de DC para comentar tu opinión sobre la jugada.
Por supuesto la diversión no había hecho más que empezar. Porque esta nueva colección la dibujaba… Jim Aparo. Sí, por eso se había largado de la otra. El 36 fue el último número de Alan Davis, el 37 y 38 tuvimos de vuelta a Tevor von Eeden, y para el 39 (que era el 1) volvía Aparo. Aunque el último, igual que The Outisders 8, lo dibujaría Jan Duursema. El 9 volvía Aparo, pero fue una forma particular de rematar la serie original. Porque Aparo se quedó casi todo lo que quedó de serie. Excepto algunos números.
Dentro de la serie en el 18 volvería Batman -aunque esta vez nadie tocaría el título-. Y, quizá por aquello de conservar la paridad hombres-mujeres, rápidamente el equipo contaría, además, con un miembro nuevo llamado Windfall a partir de… bueno, es complicado pero diremos que del 20.
Como decía antes, Aparo dibujó, de nuevo, casi toda esta etapa. Salvo algunos sustitutos: En el 15 Dan Jurgens, el 16 lo dibujarían Jerome Moore y Jan Duursema, el 23 Dave Ross, el 24 Trevor von Eeden y Erik Larsen, este último regresaría en los dos últimos, en mitad del evento Millenium, para cerrar la colección con el 27 y 28. En febrero de 1988.
En ese final de colección habíamos visto que la lucha contra los Mahunters había acabado con la muerte (siempre aparente) de Metamorpho, Halo en coma y Looker perdiendo sus poderes. Por supuesto esto no iba a parar a DC para sacar cinco años más tarde un nuevo volumen, aún con Mike W. Barr como guionista, aunque el dibujante pasaría a ser Paul Pelletier. Y, de hecho, lo lanzarían en noviembre de 1993 con dos números 1, Alpha y Omega, ambos con portadas de Travis Charest.


La historia comienza con Sebastian Faust -teóricamente un héroe, en la práctica un personaje noventero- teniendo visiones de los Outsiders, un vampiro atacándole, un oso atacando al vampiro y Faust rematándolo (al vampiro, no al oso). Un poco lo de siempre, vaya. Y entonces comienzan los ecos de sociedad. La casi totalidad de los Outsiders vuelven a Markovia, al bautizo del Príncipe Gregor II. Que es el… ¿sobrino? de Geo-Force. Algo así. De hecho GF está en calidad de Príncipe Brion echando una mano a su cuñada, la Reina Illona, antes del bautizo (a estas alturas ya no sé cuántos miembros de la familia real llevan muertos en la serie, pero estos tres siguen vivos de momento).
Solo que Illona sigue fiel a sus tradiciones, el primero que llega la controla mentalmente y esta vez ha tocado que sea un vampiro, el Príncipe Roderick. A eso se suma que dos americanos han llegado para venderles una armadura de seguridad y defensa, o algo así. Porque nada dice tan bien que un reino está dispuesto a comprarte cosas como un bautizo, aparentemente. Mientras tanto Katana ha ido a despedirse a Halo -que sigue en coma- porque se va junto a Looker y su marido al bautizo. Ya sabéis, esos momentos en que el Gotha y el Gotham se juntan. Con todos por allí les llama Gardner Grayley (no hace falta que lo miréis, es el Atomic Knight) que les dice que está cerca de curar a Halo.
Sinceramente, haber reunido a ‘casi’ todo el viejo equipo y que te llamen diciendo esto debería de haber levantado alguna sospecha. Pero no.
A continuación pasa lo esperable: Illiona vuelve a culpar a Brion de algo malomalo y le convierte en un proscrito. Y Roderick pone en marcha su plan en dos fases: Primera fase) Hechizar a todos los que estén allí para que crean lo que ha dicho la reina. Segunda fase) Y a los que no han caído bajo el hechizo nos los cargamos y tan contentos. De hecho, también se cargan a Illiona que, mira, por lo menos la cosa estará tranquila ahí.
Por supuesto este ataque sirve para lo esperable: Que todos los personajes se reúnan, incluyendo el americano que se pone la armadura -y toma el nombre Technocrat– y su ayudante. El ataque ‘desbloquea’ los poderes de Looker -claro- que, a su vez, los usa para que Halo vuelva en si -más claro aún-. El oso de Faust ataca al ayudante de Technocrat, así que entre los dos se matan. La llegada del primero sirve para decir que aún queda suficiente fuerza vital en ambos y fusionarlos en un ser nuevo: Wylde. (Que ya era el apellido del tipo, pero mira, mejor ese nombre que FurriOso). También sirve para que se una al equipo, claro. Ah, y en un giro final parece que uno de los vampiros mata a Looker bebiéndose su sangre. Seguro que no os esperáis lo que viene detrás. Pero antes de que eso pase el Technocrat llama a su mujer para decirle que no se preocupe que todo está bien. Y ella hace lo que cualquier esposa en su situación. Informa al asesino a sueldo que ha contratado de dónde se encuentran. ¿Que si el asesino a sueldo es suficientemente noventero? Ustedes dirán.

Por tratar de resumir, el encuentro acaba con la mujer muerta y Halo también. Así que fusionan a la dos en un… espera, ¿no he escrito yo esto antes? Bueno, que ponen a la ‘energía vital’ que es Halo ligada con el cuerpo de la mujer de Technocrat. Se van a Batman para que les eche una mano y descubren que no fue al bautizo porque ahora Batman es Azrael. Y si os lo estáis pensando, efectivamente. Van a Gotham a hablar con Batman: Sale mal. También se encuentran con un Superman que resulta ser el Eradicator. Los noventa fueron así. Ah, y con una ¿supervelocista? o algo así llamada Dervish. Todo lo que no habían variado los miembros la vez anterior está variando esta. El enfrentamiento final con Roderick -y el sorprendente descubrimiento de que Looker está vivo y ahora es una vampira, que seguro que no os esperabais- llega justo a tiempo de Zero Hour y ese número Zero. Porque el final es, una vez más, que el equipo se había peleado y separado. Pero llega Zero Hour y volvemos al ataque. Y tras él, el número 12 con dos grupos de Outsiders, los de Katana y los del Eradicator. Wylde traiciona al equipo y acaba convertido en un oso en un zoo (y nadie parece acordarse de él porque… bueno… ¿qué sentido tenía en cualquier caso?). Ah, y en algún momento Windfall se ha vuelto a unir al equipo.
Que para el número 24 llegue Geo-Force a tiempo de casarse con la novia que se echó en el anterior (Denise Howard) y ponerla de regente. O algo. Pero, sobre todo, de cerrar la colección.

Creo que si puedes nombrar a todos los personajes de la imagen te dan un pin. Y, como veis, para ser noviembre de 1995 no estaba muy desatado el noventerismo. Y mira que podrían haberlo hecho. Pero los dibujantes, Paul Pelletier estaría hasta el 19, David Ammerman en el 20, Joe St. Pierre en el 21 junto a un Casey Jones que se encargaría -ya a solas- de todos los números que quedaban; no estaban por la labor. (Bien es cierto que algo más los últimos que el primero). Pero es especialmente divertido teniendo en cuenta que los guiones de Barr son extremadamente noventeros, con visitas al infierno y todo. Y que los diseños -el de Sanction que hemos visto antes, el de Sebastian Faust en general- también iban por ahí… Pero luego no acaba de rematar.
Pero bueno, hemos llegado a noviembre de 1995. Pasemos a ocho años más tarde en agosto de 2003.

Sí, ya no está Mike W. Barr, ahora está Judd Winick. Y muy claramente ha cambiado también el reparto.
Tras Graduation Day y la separación de los Titanes, Arsenal y Nightwing deciden montar un equipo. La idea es ‘que no sea de gente con la que tengan implicación emocional’. En serio. También os digo que siendo Terra algo así como una hermanastra de Geo-Force mucho cachondeito hay en la elección de nombre para el equipo por pate de un par de ex-Titanes, pero supongo que los miembros de la Bat-Familia tienen estas ideas.
Al final de los antiguos Outsiders se quedan a Metamorpho. Y, ya en ello, incluyen a cuatro mujeres: En primera ronda Indigo, Grace y Thunder. Thunder es, por supuesto, una de las hijas de Black Lightning, y Grace es una medio-amazona. Ambas se presentan en este número. Por su parte Indigo es una de esas versiones de Brainiac a la que habían presentado precisamente durante Graduation Day. Jade se uniría poco después. De manera que al final tenemos casi más un equipo de ‘legado’ que otra cosa. Con representantes de ‘familia’ de Batman y Black Lightning -más Metamorpho, claro- y luego de la ‘familia’ de Green Arrow, las Amazonas, y los Lanterns. No diré que Indigo sea de la de Superman, pero. Por cierto, se acaba descubriendo que en realidad Metamorpho no es Metamorpho, es un pedazo olvidado de Metamorpho que pasa a llamarse Shift. Legado.
Lo cierto es que no tardan en encontrarse con enemigos tan propios de los Titanes como el Hermano Sangre, mientras que Sabbac les ayuda a meter al Capitán Marvel (Jr) también dentro de la juerga. Aunque ni él ni Huntress serán oficialmente miembros. Pero para el 12 comienza la siguiente, con unos nuevos Fearsome Five. Y con Jade harta, acusando a Nightwing de estar muy alejado emocionalmente del equipo. Así que se hace con el puesto de líder y lo primero que hace es… incluir a Starfire como nuevo miembro. ¿Y a quién se trae entonces Winick como enemigo? Pues a Deathstroke. Vamos, que si Didio quería que no guionizara más a los Titanes el juego le salió regular. ¿Un ejemplo? Su siguiente arco argumental es ‘Hay un traidor en el grupo’. ¿Después de eso? Superboy.
Para cuando llega el One Year Later la nueva formación es Grace, Thunder, Nightwing, Katana, Metamorpho y… por algún motivo el Capitán Boomerang. Junior, por supuesto. Pero con el final del número 49 se acaban los guiones de Winick y Nightwing que le deja su puesto a Batman, lo siguiente que harán será el mini-evento Outsiders: Five of a Kind, cinco números en los que Batman ‘enfrenta’ a varios posibles miembros. Una idea que solo podemos definir como GENIAL! a lo que ayuda, además, la rotación de guionistas.
Outsiders: Five of a Kind tuvo los siguientes encuentros:
Nightwing/Boomerang por Nunzio DeFilippis, Christina Weir y Tony Bedard, 
Katana/Shazam! por Mike W. Barr y Tony Bedard,
Thunder/Martian Manhunter por Tony Bedard,
Metamorpho/Aquaman por G. Willow Wilson y Tony Bedard,
Wonder Woman/Grace por Marc Andreyko.
Como os podéis imaginar la mayoría de estos encuentros son puro disparate y la actitud de Batman está más allá de lo g… De su manera habitual de actuar. De manera que cuando llega el 50, del que se ocupa también Tony Bedard, y vemos que ha decidido mantener a Katana, Grace y Metamorpho y de paso a Martian Manhunter, mientras que Boomerang decide irse a Suicide Squad, Nightwing decide que está harto de Batman y se larga, y Batman decide echar a Thunder. Pero poco, porque vuelve en un rato. Y de remate parece que meten a Catwoman… Uno se pregunta cómo podría ser más… más… el relanzamiento de la serie. Algo que nos será contestado cuando en diciembre de 2007 se hace con un guionista muy lejano a Winick… nada menos que Chuck Dixon.

Para que os hagáis a la idea del… decisionismo… lo primero que hace es sacarles un OMAC. Aunque ya lo sabíais si habéis leído lo de arriba, porque es el que acabaría siendo ReMAC. También os diré que en el mismo primer número, después del sindios del ‘torneo para elegir nuevos miembros’ se meta un miembro nuevo es… bueno… otra decisión más. Que para el cuarto ya hayamos perdido la cuenta de cuántos y cuáles son los miembros actuales… bueno… Qué os puedo decir. Hay momentos en los que parece que este volumen está hecho para que el de Winnick parezca mejor por comparación. Aunque una cosa le tengo que reconocer. Dixon puede ser el único guionista capaz de escribir a Geo-Force y olvidar que no es estadounidense. Así que no es de extrañar que tras el 10 estuviera fuera.
Que trajeran en su lugar a Frank Tieri fue más como poner a un interino que a un guionista propio.
Por si fuera poco se une el evento Batman RIP. Lo que hace un poco más complicado que exista un Batman and the Outsiders. Así que tras el número 14 y un especial que incluye una oferta para que se una Owlman entre otras cosas llega…

Efectivamente, seguimos con la numeración, quitamos el Batman. Y sí, ese es The Creeper, porque a estas alturas el sindios está desatadísimo. Esta vez el guionista es Peter J. Tomasi, que decide que una vez quitado el Batman del título lo más lógico es poner a los nuevos Outsiders a perseguir a viejos enemigos de Batman. Pero bueno, al menos para el 24 recuerda que Geo-Force es de Markovia. Si es que queda algún markoviano al que no hayan matado aún. Que lo hagan porque durante la cosa de los Black Lantern mandan a Terra a por él es… bueno…
Y si pensáis que esto no podía ir a más… ahm… a más… os diré que en el número 26 entra el nuevo guionista de la colección…
Dan Didio.
Ya.
Están jodidos.
Y eso que aún no he dicho que Didio decide meter a una creación suya, un personaje llamado Freight Train que mejor os dejo descubrir a vosotros.
Teniendo en cuenta que Didio se dedica a repetir cosas que ya hemos visto y, en un momento determinado, parece olvidar quién está dentro del equipo y quién fuera… bueno… digamos que hay cierta consistencia con su época al mando de DC. Claro que a partir del 32 el dibujante, Philip Tan, empieza a tener parte del crédito de los guiones. Supongo que para repartir culpas. Algo que se repetiría en los cambios puntuales de dibujantes como el 34, 38 y 39 con Keith Giffen o el 36 con Joe Bennett. Y como sorpresa, en el número 40 (agosto de 2011) regresa Batman y cambia -otra vez- el título de la colección. Total, para cargársela. Y por eso no llegaron a tener 15 miembros a la vez.
Y entonces llegaron los New 52, claro.
Lo siguiente que sabemos es que en Batman Incorporated se nos dice que Batman sigue contando con unos Outsiders: Freight Train, Halo, Katana, Looker y Metamorpho, con Red Robin como jefe de equipo. Si les preguntas probablemente ni lo recuerden.
Por suerte eso significó que hasta que no se pasó no se volvieron a acordar de ellos como grupo. En 2017 son mencionados como cameo de pasada en Dark Days: The Forge, en 2018 con Doomsday Clock sacan a unos Outsiders como los ‘héroes de Markovia’, al mando de la Baronesa Bedlam y compuesto por the Eradicator, Knightfall, Terra y Wylde. En fin, las vueltas de estos eventos (aunque Wylde acabaría apareciendo de cuando en cuando así que vamos a presuponer que ha sido retconeado en parte, pero mejor que nadie pregunte mucho por esta continuidad).
Hasta 2019 no volverían a la carga. En enero se nos deja caer que hay una nueva versión de los Outsiders funcionando. Una con Arsenal, Jade, Nightwing, Thunder y Grace. Así que vamos a suponer que es la de Winnick. No diré ‘en un intento de borrar lo de detrás’. PERO.
El asunto es que esto acabaría dando lugar a una nueva serie. Y como seguro que os imagináis, el título esta vez era…

Esta vez Batman pide a Black Lightining que cuide de The Signal y Batg… Orphan. Y Katana, suponemos. En realidad Batman no deja de meter las narices porque para eso está su nombre en la colección. Por cierto que esta vez se ocupan de ella Bryan Edward Hill y Dexter Soy. Por algún motivo deciden que deben de enfrentarse a Ra’s al Ghoul, con Karma como villano de fondo. Que tiene el problema de tener que explicarle a la gente 1) que Karma existe, 2) quién es. Para el 12 meten a Babylon en el equipo y, de paso, se enfrentan una última vez a Karma. Y para el número 17, en diciembre de 2020, alguien debe de ser consciente de que aquello no va a ninguna parte y lo cancela.
Pero como esto es DC y si una vez funcionó en algún momento tendrá que funcionar de nuevo, para 2024 se presentó un nuevo…

Sí, esta vez sin Batman. Pese al logo.
Comienza con Batwing, Batwoman y una nueva versión de Drummer. La serie no se parece a Outsiders, posiblemente porque lo que queda claro muy rápido es que querría ser Planetary. El problema es que los autores, Jackson Lanzing y Collin Kelly con dibujos de Robert Carey, están fundamentalmente en querrían como verbo. Eso sí, presentan a una nueva Jenny. Jenny Crisis.
Pero como todo puede tener un final feliz esta se canceló en el número 11. Y no hemos vuelto saber nada de un grupo -casi más no-grupo durante demasiado tiempo… o ‘grupo disfraz’, la verdad- llamado los Outsiders. Aún no hace un año de ello, pero estoy casi seguro de que los dejarán descansar un rato.
17) Out There (2001—2003)

En 1998 Jim Lee hizo dos cosas en Wildstorm. Bueno, hizo más, pero estas dos son las que nos importan ahora. La primera fue crear el sello Cliffhanger para que autores populares pudieran publicar sus cómics de propiedad propia. Fuera del universo WildStorm. Ahí estaría en marzo el Danger Girl de J. Scott Campbell, en abril el Battle Chasers de Madureira, y en mayo el Crimson de Humberto Ramos. Lo otro que hizo fue llegar a un acuerdo con DC para venderles WildStorm, efectivo a partir de enero de 1999.
You’ve been JimLee’d y todo eso.
Crimson llegaría hasta el 24 (o, dicho en parámetros actuales, un volumen recopilatorio en tapa dura) en 2001, y ese mismo año Ramos se puso con lo siguiente. Que era este Out There.
Una historia en la que las Fuerzas Vivas de la ciudad llegan a un acuerdo con las Fuerzas Muertas del demonio Draedalus, a cambio de su propia seguridad. O la del pueblo, vaya. Un acuerdo que a los adultos les parece razonable porque se supone que el pueblo quedará protegido de cualquier problema -de ahí lo de soltarle un grupo de demonios a unos traficantes de droga que se aproximaban a él- pero que tiene los problemas obvios: No solo que estás sacrificando al mundo por hacer lo que a ti te dé la gana y vivir bien y todas esas cosas. También que esperan que el demonio les respete a ellos. Y no es algo que debería pasar por muy Votante del Partido de los Leopardos Comecaras que seas. ¿Qué? ¿No era esa la metáfora?
Sea como sea hay cuatro chavales que no están contentos con este acuerdo y tratan de acabar con el demonio. A partir de ahí cada cierto tiempo le dan una vuelta a las historias, bien con la ciudad en sí, con los cuatro chavales protagonistas buscan un talismán mágico, parecen desarrollar poderes, con una especie de ¿reverenda? ¿cura mujer? ¿she-cura? por ahí dando vueltas, y con un final en el número 18 en el que se insinúa que lo que viene a continuación es una invasión extraterrestre (o intradimensional, o algo) que va a ir a por el objeto de poder. Todo ello con el estilo de dibujo y, sobre todo, ese coloreado de principios de siglo.
De momento no la han continuado -aunque parece que en la edición francesa Ramos metió una historietilla extra, pero a saber-, pero quién sabe. Al fin y al cabo pertenece a su creador… y antes o después llegará la nostalgia por los cómics de principios de los dosmil. Tiene que estar ya a la vuelta de la esquina, de hecho.
¡Hasta aquí para esta letra! Ya veis que la O nos ha traído más apocalipsis y ochenterismo de lo que parecía para lo poco que se suponía que iba a haber, un poco de cada. Pero el mes que viene habrá más, aunque será en Marvel. Además, así podemos aprovechar mientras para ir pensando para dentro de dos meses, en las cosas que DC tiene preparadas para nosotros en la P. Y ya os podemos ir adelantando que van a ser…

¡PECULIARES!
Zinco Museum: Crisis Report (Crisis 6)




Forum Museum: Llega, por fin el manga original japonés de Digimon a todo color

Investigadores de lo Desconocido, ¡deben leerse!
El Bodorrio
Dentro video
Y dentro presentación de powerpoint.


Y dentro presentación de powerpoint.



Y dentro presentación de powerpoint.

Ya tenemos show de Wargames en casa
Cuando lo pides:

Cuando te llega:
