Mi lista de DCos (1996 cover date)

Intrínsecamente

Watchmen num. 4 (Alan Moore, 1986)

Every Man for Himself: a Memoir, capítulo 18 (Werner Herzog, 2022)

«Un extraño incidente se me quedó grabado en la mente. En un hangar había una gran cámara de vacío construida con acero extremadamente resistente, y era tan grande que varios técnicos pudieron entrar en ella para preparar un experimento. El vacío era tan poderoso que vaporizaría a un hombre. La puerta de la cámara se accionaba eléctricamente y se movía muy lentamente sobre raíles. Los ingenieros prepararon los objetos dentro de las cámaras y luego se fueron. La puerta se cerró en silencio y sonaron alarmas estridentes para indicar que la prueba estaba a punto de comenzar. Entonces, de repente, se oyeron gritos desde la cámara y martilleos desesperados contra las paredes de acero. Uno de los técnicos que no se había dado cuenta de que la cámara estaba siendo sellada se quedó atrás. Tampoco sabía que su martilleo se oía con mucha claridad. La puerta tardó unos minutos en abrirse de nuevo, muy lentamente. El hombre que estaba dentro estaba mortalmente pálido por la conmoción»

¿Coincidencia? ¿Serendipia? ¿Homenaje?

SuperSurvey

Una Navidad releyendo Watchmen

Mogo John

Probablemente no exista ningún otro planteamiento de serie tan idoneo para la exploración de biologias y culturas extraterrestres tan perfecto como el de los Green Lantern Corps. Una institución en la que literalmente cada agente pertenece a un sector estelar diferente. Por ello no es extraño que algunos de los mejores episodios de sus muchas series se hayan centrado en explorar los límites de lo que son entidades sentientes.

Como el clásico «Mogo No Se Relaciona» de Alan Moore y Dave Gibbons. Ya en otros relatos publicados en Tales of the Green Lantern Corps el Bardo de Northampton, todavía en buenas relaciones con la DC en aquel lejano 1986, deja volar libre su irrefrenable imaginación con personajes como Campana Aguda. Pero en esta historia corta publicada en su número 188 da el do de pecho con la revelación final de que el Green Lantern Mogo es en realidad un planteta.

Quizá influenciado por el Solaris de Stanislav Lem el Green Lantern plantetario vuelve a aparecer en la que probablemente sea la mejor historia de esta etapa, Tygres.

En una apocalíptica visión de futuro en la que acaban cayendo los dos últimos y más poderosos Linternas, un daxamita y un planteta.

Mogo quedó en un relativo olvido hasta la llegada de un Geoff JOHNS! dispuesto a exprimir cada página, cada viñeta, cada linea escrita por Moore. El planteta inteligente no sólo era una creación directa del británico, su escala plantetaria encajaba perfectamente en la concatenación de eventos grandilocuentes a que se entregó nuestro querido Geoff.

Pero no contemos sólo lo malo. Alguien tuvo la original idea de acudir al autor de aquellas añejas y codiciadas páginas que todavía se hablaba con el staff editorial de DC, Dave Gibbons, y darle la oportunidad de contar las andanzas del planteta Mogo con el conocimiento de causa que da ser su co-creador.

Y allá por 2006 el co autor de Rogue Trooper y Martha Washington nos demostró que como guionista no sólo podia exprimir al alienígena plantetario que había diseñado, era capaz de atreverse a expoliar más tebeos creados junto a El Barbas. E incluso de hacerlo adheriendose a las raices de exploración de culturas y conceptos extraterrestres que forman la columna vertebral del Greenlanterverso y explicar que, a pesar de parecer casi completamente humanos, los nativos de Korugar…

…tienen las salidas de los conductos de fluidos corporales colocados de manera muy diferente a los nuestros.

Y por eso nunca hemos visto llorar a Sinestro y en su planeta el monólogo «lágrimas en la lluvia» tiene un significado MUY diferente.

(bueno, o eso o todo es una retorcida referencia a Cristobal Colón)

Instagrameos de octubre

Porque si han colado una vez, por qué no dos