Quiero el batcuchillo

Parece que Frank Miller ha encontrado acomodo en la línea Black Label de DC. La editorial ha puesto mucho esfuerzo en este sello para asociarlo con sinónimo de calidad en sus historias, tanto si pertenecen al universo compartido de personajes en mallas como si se trata de proyectos alejados de los mismos. En consecuencia, el público termina sabiendo que si una obra lleva el marchamo de Black Label, es garantía de que posiblemente será buena. También sabemos por eliminación a qué atenernos cuando vamos a pillar material DC que no lo lleva.

Para ECC, este sello también supone una ventaja, pues al tratarse de material prestigioso y cuidado, ya lleva en origen la subida desmesurada de precio, de manera que no necesita hacer piruetas ni aplicar clavada a todos sus productos. Sólo necesita hacer la subida pertinente en el material que ya viene subido de casa, que además es el que posiblemente venderá bien. Todo ventajas.

El Frank Miller acomodado además es el Miller guionista, aquel que se inventa una historia, le dice al artista que la dibuje y luego pone letras. Acomodado. Si acaso alguna portada variante. Cómodo y fácil. Y ventas aseguradas. Es Black Label. Es Miller.

Lo del guionismo le permite ser más prolífico, de manera que tras debutar en el sello con Superman Año Uno acompañado de Romita Jr, ahora se nos descuelga con un especial de su Batman crepuscular con Dark Knight Returns – The Golden Child.

Un artista que en los años ochenta enlazaba un éxito tras otro, pero que en un momento dado no tuvo claro que rumbo darle a su carrera y que en la actualidad vaga sin pena ni gloria exprimiendo el filón de triunfos pasados y que se le sigue más por su nombre y anterior importancia que por su calidad actual. Me estoy refieriendo a Eddie Murphy.

Pues no en vano la obra de Miller toma el mismo título que una de las películas más representativas del autor negroamericano.

Que sí, que es cierto, que en su momento Murphy era lo más. Mi padre sólo tuvo dos pelis grabadas en video, El Chico de Oro para ver los sábados y La Última Locura de Mel Brooks para los domingos. En herencia, en la actualidad antes de planificar una actividad familiar chequeamos la programación televisiva por si van a emitir El Príncipe de Zamunda, en cuyo caso anulamos todo y la revisitamos. Y aunque no la anuncien muchas veces anulamos igual y nos quedamos por si acaso, que no te puedes fíar de las programaciones.

The Golden Child, la película, fue planteada incialmente como un film de acción con Mel Gibson, pero cuando el actor no pudo cogieron a Murphy y se convirtió en comedia.

¿Que no os creeis que marcó una época? buscad en google «alabuline» y mirad qué encuentra.

Yo pensaba que esto sólo pasaba con «kali ma«.

Lo dicho, homenajear tamaño título no puede ser coincidencia.

Mucho esperamos de ese regreso de Miller a su universo de Batman del Futuro, acompañado esta vez de Rafael Grampá, cuyo estilo parece que haya sido concebido como resultado del propio Miller el otro Frank chugo, Quitely, retozando en una probeta.

Más de una vez se ha acusado en los últimos tiempos a Miller de derechista y reaccionario por no ser perroflauta, y olvidamos que allí pasa un poco como aquí, que en realidad son todos de derechas pero hay grados.

Esto es algo que se aprecia entre lineas en la obra, con la sutileza característica del guionista.

Sea como sea, siendo un Miller es lectura obligada, tanto dan las expectativas que tengamos. Cuando un autor ha dado tanto y tan bueno, llega un momento que la lectura de obras siguientes son una forma de agradecimiento. Él lo sabe y nosotros lo sabemos, la calidad es algo accesorio.

Uy, perdonad, tenía esta en la misma carpeta…