







¿Ya?
Ambas imágenes muestran una silla vacía.
Ambas imágenes tienen relación con un viejo actor facha.
Ambos sucesos son actos públicos que provocan extrema vergüenza ajena.
No podemos tolerar que se prodiguen eventos como el que se está produciendo estas semanas en las afueras de Madrid, a apenas 2000 kilómetros de nada, al que por algún extraño motivo han decidido poner el exótico nombre de Tenerife Noir.
Que oye, que yo también aplaudo que hayan traido a Frank Miller a la península…

… y que haya podido conocer a artistas peninsulares.
Que está muy bien que hayan invitado a tierras mesetario-fronterizas a Steven E De Souza porque sólo el creador de Street Fighter: El Film…

…osaría mentarle a Miller la película de The Spirit (pero a ver si para el año que viene traemos al creador de LA BUENA de Street Fighter, la de Lana Lang).
Pero lo que está mal está mal. Incluso, fijaos lo que os digo, aunque lo haga un festival que se celebra en Madrid.
Hay cosas que no se esperan de un sarao que cuenta entre su ilustre lista de invitados a Carmen Mola o Vicente Vallés. Y uno no lleva décadas peleandose con el Photoshop semana a semana para hacer fotomontajes graciosos como el de los responsables de la MalaCón formando una fila de identificación policial…

…PARA QUE LOS PROPIOS JERIFALTES (madrileños periféricos) DEL TENENEGRO TE CHAFEN EL CHISTE POSANDO ANTE UNA.

Competencia desleal. Eso es lo que es. Cualquier dia de estos me harto y dejo el blog y a ver cómo os las arreglais.
En este mundo nuestro que nos toca vivir siempre hay un hueco para la sorpresa. Por ejemplo, que hayan decidido sacar una nueva versión de Daredevil: Born Again en el que el prólogo lo hace un actor.
El actor protagonista de la serie que comparte… bueno… el nombre, que ya es mucho, supongo. Nos referimos, por supuesto a Charlie Cox. Que ha subido incluso un vídeo con su reacción a ver publicado su prólogo en el cómic como contaban en Bleeding Cool. Un texto en el que creíamos que lo que más nos iba a sorprender era eso de que el actor hiciera un prólogo, pero ni mucho menos.
Primero, porque al ver la portada del cómic

nos hemos encontrado con que no lo han puesto en la portada ni nada.
¿Pero qué clase de editorial hace algo así?
Si ya sabemos todos que lo del prólogo es algo promocional, no porque tenga algo que decir o sepa algo del cómic o cosas por el estilo.
Tú tienes a un actor conectado por un producto audiovisual a un cómic, le sacas en portada. Que es algo que ya sabemos todos.
Pero todos TODOS.

Pero tampoco fue eso lo que más nos llamó la atención.
Ese logro quedó reservado para una fotografía del pasado octubre en la New York Comic Con (así, sin guión en medio) en la que pudimos ver a…

Charlie Cox junto con Frank Miller y una tercera persona que suponemos que será David Mazzucchelli.
E, inmediatamente, pensamos en la importancia de la prevalencia visual del cómic que permite llevarnos directamente a los productos audiovisuales.
Concretamente a este:

Así que como hace tiempo que no lo hacíamos…


¡Y QUE SUENE LA MÚSICA!
(Que curioso esto de las segundas partes, cómo se parecen al final)
Toca hablar de desencanto. Toca hablar de Mark Waid.

Y es que si el año pasado hablaba de él por su efervescencia creativa para DC y los buenos resultados en nominaciones, crítica y ventas, ahora tocaría hablar de que estamos a puntito de ver llegar ese material a nuestro país con regularidad.
Pero entre un escrito y otro se nos cruzaron unas elecciones en Estados Unidos. Y los votantes eligieron a Trump. Mark Waid fue uno de los que no se lo tomó bien.

Básicamente, manifestó que habiendo perdido la fe en la bondad intrínseca de sus compatriotas, iba a hacérsele muy cuesta arriba seguir escribiendo superhéroes. Pues lo suyo no son antihéroes oscuros y amargados precisamente.

No se estaba retirando ni mucho menos. Lo que venía a decir era que cuando el público comenzara a notar una bajada de calidad en sus trabajos futuros podría rastrear la causa hasta esa noche electoral.
Tras ese calentón, Waid ha seguido trabajando, tanto en los títulos que lleva habitualmente como en nuevos proyectos. Y es que cualquiera que repase su trayectoria comprobará que es un enamorado de los superseres en pijama. Tanto que en Marvel se le asignó el honor de hacer la miniserie para centrar a novatos y veteranos en los hechos más destacables de su universo de papel. Que son muchos años de continuidad a cuestas y convenía separar el grano de la paja, con perdón.

Estaremos de acuerdo en que el optimismo es algo necesario, y que si alguien debe aportar luz en los momentos oscuros son sobre todo los tipos de los leotardos. Son Héroes. Y parece que Waid también ha debido pensar algo parecido. Y en su último anuncio nos demuestra que no le cabe sólo uno, sino DOS Universos en esa cabeza.

Tan solo un par de comentarios. Estando harto de que los malos tomen ventaja, me alegra que Waid no tire la toalla sino que doble la apuesta. Y lo segundo, que tras tantos reinicios y cambios de continuidad, la pulla de ese «NEW» se agradece.
Eso sí, ya veremos cómo llegará por aquí cuando toque, que muchos de estos cuadernos se imprimen en Canadá y puede haber una serie de carambolas arancelarias que haga que los precios actuales de las grapas de ahora nos parezcan regaladas en pocos meses. O no, según el humor que tengan ese día. Ya dije que iba a hablar de desencanto.
Hay días en los que uno cree que el techo de la irrealidad no se puede superar, pero aquí estamos, siempre dispuestos a que nos caiga del cielo un nuevo tema para el posteo. Y, claro…

Da igual los años que pasen, uno nunca se acostumbra. Sobre todo porque luego uno busca si es algún tipo de humorada y… es algo real.
O tan real como puede ser este tipo de cosas, claro.

Por supuesto es posible que el nombre os suene. O el estilo. O algo. Es decir, si vas a adoctrinar niños en las escuelas lo lógico es que recurras a alguien más allá de una IA. Y siendo estos empresarios pues lo más normal es recurrir al Nieto de alguien.
Y para quien se esté preguntando de qué le suena este Nieto -que no, obviamente no es el de Ventura, solo faltaría- os recordaremos que es el de Las Ratas. El de este tipo de tiras en las que se trata de los problemas reales de las empresas, por supuesto,



porque si uno quiere cobrar un cómic a los empresarios lo lógico es que empiece practicando en algún lado.
Vamos, no iban a pensar en otro Las Ratas, claramente.
Que más nos valdría… pero que no es donde los empresarios van a poner pasta. Claro.
Eso sí sería una historieta de tebeo.






Que soy un gran fan del Castigador no debería sorprender a nadie. Mi primer post en ADLO! trataba sobre él y he escrito algunas cosas más sobre el personaje, incluyendo una guía de lectura del personaje con todas sus obras realmente interesantes publicadas en los últimos 25 años. Castle es un personaje complicado tanto dentro como fuera del Universo Marvel. En ocasiones lo bastante popular como para protagonizar varias cabeceras simultáneas, otras veces no lo bastante adecuado como para mantenerle siquiera en una de ellas. Un personaje con más adaptaciones cinematográficas que otros personajes muy celebrados como Daredevil o Dr. Extraño, aunque no ha sido particularmente afortunado con ellas. Su otra presencia audiovisual, los videojuegos, es también notable y muy superior a la de otros héroes Marvel, lo cual lo convierte en uno de los pesos intermedios de las licencias marvelitas.

Sus adaptaciones cinematográficas han sido, siendo generosos, muy irregulares. Su primera adaptación, en 1989, tomaba tan pocos elementos del personaje original que incluso eliminó el distintivo logotipo de la calavera del personaje, reduciendo la cinta de Dolph Lundgren a una peli de tiros genérica con una licencia puesta encima. El siguiente intento, 15 años después, sería protagonizado por Thomas Jane. Estrenada en 2004, la película vuelve a ser una cinta de tiros y venganza completamente intercambiable por cualquier otra (empezando por el mismo origen del personaje al convertir la muerte de su familia en una vendetta y no en un accidente) subida al carro de la superxplotation dosmilera tras los éxitos de Raimi y los mutantes. Algo más inspirada en el cómic, aunque modesta en sus cualidades, se encuentra la pequeña obra de culto Punisher: War Zone, estrenada en 2008 como una secuela/soft-reboot de la de 2004. Ray Stevenson sería el tercer actor en imagen real en interpretar a Frank Castle en otra ensalada de tiros con los requerimientos actorales mínimos.

Castle no es la clase de personaje que consigue un Oscar a sus actores, por buenas que llegues a hacer las películas. La profundidad emocional y progreso del personaje no han sido nunca uno de sus elementos característicos, lo cual puede en ocasiones resultar en la impresión de que es un personaje sobre el que no hay mucho que decir. No obstante, una larga trayectoria de cómics más que notables demuestran que hay cosas interesantes, más allá de la acción brutal y sin sentido, que se pueden extraer del personaje.
Cuando Netflix decidió adaptar al Castigador durante la segunda temporada de la serie Daredevil, algunos albergamos algo de esperanza. Las imágenes que se nos ofrecieron como adelanto claramente señalaban como inspiración los encuentros escritos por Ennis durante su etapa como guionista del vigilante de la calavera. Unos tebeos que ya habían sido los que insipiraran los elementos más comiqueros de War Zone en 2008. Son unos buenos cómics, así que no había motivos para desconfiar. La traslación de aquellos cómics fue, por supuesto, muy diferente. La serie era sobre Daredevil, y por tanto, tenía que hacer lucir mucho mejor al personaje principal y mostrarnos a Castle como un antagonista, y no como el ganador del enfrentamiento ético entre ambos que Ennis escribió.

Para interpretar a Castle resultó elegido Jon Bernthal, cara conocida de la serie The Walking Dead y cuyo aspecto ya le había ganado un par de papeles haciendo de soldado con problemitas en las películas Fury y Sicario. Desde el principio aquello me hizo arquear un poco la ceja. El actor no daba el tipo de hombre frío y castrado emocionalmente al que nos tenían acostumbradas las adaptaciones en imagen real del Castigador, pero aquello podía ser algo positivo, ¿no? Resultó no serlo en absoluto.
El Frank Castle de Bernthal es un hombre nervioso, colmado de tics y de explosiones de carácter que compensa la ausencia de una evolución emocional o filosófica a lo largo de su existencia como personaje en las series de Netflix con la energía de un hombre a punto de desmoronarse, impredecible, salvaje e inestable. Una caracterización que nada tiene que ver con el retrato de Ennis, que lo representaba con una antinatural frialdad propia de alguien que ha aceptado su camino mortal. El Castigador de Ennis es, qué duda cabe, un perturbado, pero con un tipo de problema completamente diferente más cercano al Lecter de El silencio de los corderos que al Jack Torrance de El Resplandor.

La mayoría de adaptaciones posteriores, desde el cortante vengador de pocas palabras de Rucka o Aaron al guerrero al borde del límite escrito por Remender se alejaban de la representación como fuerza de la naturaleza de Ennis, dando espacio al personaje para momentos incluso tiernos y vulnerables. Pero todo esto desde un hombre emocionalmente distante, difícil de leer, centrado y muy bien organizado. La interpretación de Bernthal del personaje aleja esta adaptación de Castle tanto como lo hacían las licencias en el origen del personaje de Thomas Jane.

Un capítulo más en la evidencia de que a pesar de su popularidad y el gran número de apariciones fuera del cómic que recolecta, el Castigador se sigue tratando como a un personaje de tercera del que no es necesario exportar nada del tebeo salvo el nombre, la familia muerta, el arsenal de balas y, al menos en este siglo, el logo de la calavera.
Perdonadme la opinión impopular pero la Inclusividad Forzada™ está destruyendo Hollywood.

La última es una película de próximo estreno cuyo póster ha tenido que ser modificado a toda prisa…

…porque alguien en algún despacho con demasiado tiempo libre…

…ha decidido que habia que Incluir Forzosamente™ a una mujer viniera a cuento o no.

Estas cosas no pasaban en los 80 cuando las películas sólo buscaban entretener y no colar a lo bruto a personajes femeninos en función de la agenda femnista. Desde luego conmigo que no cuenten para ir a ver Regreso al Futuro III.
Ya iré a ver la cuarta si acaso.
