Toca hablar de desencanto. Toca hablar de Mark Waid.

Y es que si el año pasado hablaba de él por su efervescencia creativa para DC y los buenos resultados en nominaciones, crítica y ventas, ahora tocaría hablar de que estamos a puntito de ver llegar ese material a nuestro país con regularidad.
Pero entre un escrito y otro se nos cruzaron unas elecciones en Estados Unidos. Y los votantes eligieron a Trump. Mark Waid fue uno de los que no se lo tomó bien.

Básicamente, manifestó que habiendo perdido la fe en la bondad intrínseca de sus compatriotas, iba a hacérsele muy cuesta arriba seguir escribiendo superhéroes. Pues lo suyo no son antihéroes oscuros y amargados precisamente.

No se estaba retirando ni mucho menos. Lo que venía a decir era que cuando el público comenzara a notar una bajada de calidad en sus trabajos futuros podría rastrear la causa hasta esa noche electoral.
Tras ese calentón, Waid ha seguido trabajando, tanto en los títulos que lleva habitualmente como en nuevos proyectos. Y es que cualquiera que repase su trayectoria comprobará que es un enamorado de los superseres en pijama. Tanto que en Marvel se le asignó el honor de hacer la miniserie para centrar a novatos y veteranos en los hechos más destacables de su universo de papel. Que son muchos años de continuidad a cuestas y convenía separar el grano de la paja, con perdón.

Estaremos de acuerdo en que el optimismo es algo necesario, y que si alguien debe aportar luz en los momentos oscuros son sobre todo los tipos de los leotardos. Son Héroes. Y parece que Waid también ha debido pensar algo parecido. Y en su último anuncio nos demuestra que no le cabe sólo uno, sino DOS Universos en esa cabeza.

Tan solo un par de comentarios. Estando harto de que los malos tomen ventaja, me alegra que Waid no tire la toalla sino que doble la apuesta. Y lo segundo, que tras tantos reinicios y cambios de continuidad, la pulla de ese «NEW» se agradece.
Eso sí, ya veremos cómo llegará por aquí cuando toque, que muchos de estos cuadernos se imprimen en Canadá y puede haber una serie de carambolas arancelarias que haga que los precios actuales de las grapas de ahora nos parezcan regaladas en pocos meses. O no, según el humor que tengan ese día. Ya dije que iba a hablar de desencanto.
Pues yo también quiero leer lo que Waid pueda hacer con esa «new history»…