ReBoota, ReBoota…

El principal canal de contratación de gente cuestionable nos sorprendía hace un par de semanas con…

¿Qué? ¿Qué mesas redondas? ¿De qué estáis hablando? ¿De cómic? ¡Yo estoy hablando de televisión, como siempre! ¿Qué pinta el cómic en… Ah, que hay un Saló. ¿Y eso qué tiene que ver con el cómic? ¿Es por los robots? Ah, no, que es por lo de la gente cuestionable. Ya. ¿Y qué Saló es? ¿De dónde? Barcelona… ¿El qué de qué? Nah, ni idea. Pero volvamos a lo que yo hablaba, el sitio ese de casi televisión, que es una cosa de jóvenes. Con deciros que ellos nunca tendrían un cartel en el que la edad media de los personajes fuera de 50 años.

Pero, claro, tampoco tendría una portada en un dominical. No, espera, olvídate de ese otro asunto, ¡estamos hablando de gente con series de televisión!

Como decía…

El sitio ese, ya sabéis, el que suena como el soniquete de Ley y Orden porque algo seguro que sospechaban, encargó un ReBoot de ReBoot. El resultado fue puesto a disposición del público hace unos días y no puede ser más en consonancia con lo que esperábamos de ellos.

Concretamente, con lo que yo esperaba.

Total, que uno tiene muy claro lo que va a encontrar en esta serie.

Así que no se puede sorprender cuando uno se encuentra exactamente eso.

Sí, las tradicionales historias de ReBoot y su lucha para mantener libre de problemas el MainFrame. Aún recuerdo la llegada de Bob,

y cómo se reunían los personajes en el restaurant… ¿Eso es un plátano? Bueno, da igual, como decía, encuentro perfectamente normal la manera en la que han recuperado la idea de unidad, de familia incluso,

y cómo sería prácticamente imposible distinguir las imágenes de una de las series con las de la nueva versión que han hecho.

¡Ja, ja, ja! ¡Sí, una de estas no es como las otras dos! ¡El tradicional humor de este blog!

Pero, en serio, es prácticamente indistinguible una serie de la otra, por eso en el episodio en el que los personajes de la nueva se reúnen con los de la vieja no podría ir más fluido todo. ¡Qué manera de mezclarse, de fundirse entre dos series que son no ya continuación una de la otra sino prácticamente la misma!

(Para los que no sean capaces de notar la diferencia, los de la derecha son de la serie original y los de la izquierda son de la nueva.)

Un episodio que, además, rinde homenaje también a los espectadores de la serie original y sus divertidas historias, en un giro meta podemos ver a este tipo que de manera tan divertida representa a esa antigua audiencia a la que están intentando mantener, apelar y gustar…

retratándolos como señores de mediana edad quejicas que viven en el sótano de sus padres y sólo saben quejarse de los cambios de sus series favoritas.

¡Ah, el humor!

Pero, sobre todo, ¡Ah, el metacomentario! ¡¿Pero de qué cambios se va a quejar nadie?! ¡¡¡SI ES QUE SON IMPOSIBLES DE SEÑALAR!!!


Dos por el precio de dos

-Oiga, Don DiDio…
-A ti no te conozco. ¿Eres un becario nuevo?
-Sí, del departamento de ventas
-De acuerdo, puedes llamarme Dan
-Como usted quiera, Don Dan
-No, no me refería a… Mira, ve al grano
-¿Sabe usted su idea de poner dos portadas a cada uno de los tebeos que sacamos?

Batman 43

-Sí, claro, mi brillante estrategia gracias a la cual cada friki compra dos veces cada tebeo para tenerlas todas
-En ventas hemos hecho un estudio de mercado y… no funciona
-¿Cómo que no funciona?
-Verá, los clientes no compran dos veces el mismo tebeo porque… creen que las portadas son para elegir una
-¿Para elegir? ¿Y eligen quedarse sin una de ellas? ¡Seguro que se bajan la otra de internet, esos malditos ratas!
-El caso es que creemos que estamos pagando a dos portadistas para vender los mismos ejemplares que si solo pagáramos a uno, y que deberíamos rectificar
-¡Dan DiDio nunca rectifica! ¡Si acaso hace pequeñas correcciones sobre la marcha para acabar volviendo suavemente a lo anterior, pero rectificar jamás!
-¿Está usted seguro?
-¡Claro! ¡Probaremos una nueva estrategia! Becario, ¿sabes lo que hacemos cuando queremos de la Liga de la Justicia compren Aquaman?
-¿Una historia que empieza en la Liga de la Justicia pero termina en Aquaman?
-¡Eso es! ¡Así que haremos eso con las portadas! ¡Haremos portadas que continúen, para que tengan que comprarselas todas!

Batman 44

 

Casuística

Vamos a ver, no es por ser polémico. Podeis llamarme viejuno…

VIEJUNOOOOOOO

Incluso podeis llamarme pollavieja…

POLLAVIEJAAAAAAAAAAA

También podeis llamarme titán de las letras, icono de los cuerpos, ídolo de masas en su momento cumbre físico e intelectual…

Vaya, en los ensayos salió bien. En fin, decía que podeis llamarme de todo pero no acabo de verlo claro.

No es que esta nueva temporada no esté cumpliendo lo que uno esperaba de ella.

Esa mecánica de presentación sucesiva de casos en un montaje acelerado.

Casos que son rechazados por absurdos y estrambóticos.

Y que en última, oh casualidad, resultan ser no sólo ciertos sino consecuencias colaterales de la Gran Trama Principal™ Esa es una de las razones por las que queremos y amamosa esta serie y hace de ella una de las mejores adaptaciones de su medio al formato televisivo.

Pero qué quereis que os diga. Entiendo que haya actores que ya no estén disponibles porque andan liados haciendo películas…

…pero me fastidia que la moda de lo políticamente correcto haya hecho que de una temporada a otra a Sherlock le cambien el sexo y a Watson la raza y ni siquiera se molesten en explicarlo.

A ver si al final vais a tener razón los Jovianos con vuestras constantes quejas sobre Moffat…

 

Normalizar te hace Recomendable.

Entre las cosas que presuponía que acabaría pasando era que autores de gran calado y -sobre todo- mucha adaptación audiovisual acabarían apareciendo en fajas. Las fajas son una creación ubicua en el mundo literario pero que -¿por suerte?- no habíamos tenido que sufrir demasiado en el de los cómics.

Eso no significa que lo esperable no acabara sucediendo, claro. Y aquí tenemos el mejor de los ejemplos posibles:

¿Que qué clase de libro ha puesto de acuerdo al Guionista Original y el Guionista Que Venía Detrás? Pues estaba claro que no iba a ser cualquier cosa sino…

No, el «Supergods» de Morrison lo publicó en Español hace años la editorial Turner. Y, además, ¿vosotros les veis poniéndose de acuerdo para alabar a Morrison?

Se trata de un libro que…

No, no es un libro de Toni Guiral. Es decir, ¿cuál? ¡Además, para cuando les fuera a llegar la versión traducida ya habría sacado uno nuevo!

Como decía, se trata de…

No, no es ningún libro de Fdez. para Fandogamia. ¡¿Vosotros veis a estos dos vendiéndose por una copia de prensa?! Eso es más propio de blogueros, youtubers, podcasters, instagramers, viners, spotifayers, grinders y toda esa fauna tecnológica.

¡Y dejadme escribir, leches!

Se trata de un libro en el que es más que lógico encontrarse la recomendación de ambos autores. Es decir:

¡PERFECTAMENTE LÓGICO!

Por un lado el Barbas podría ser parte de cualquier grupo. No tendría casi ni que pedirlo. Si acaso, no llevar sombrero. Y en cuanto al otro, ¡si es que tiene pinta de crítico musical! De escribir en fanzines que se regalan en bares y colaborar con revistas on-line de cultura y con publicaciones especializadas.

¡No es la normalización, es la lógica!

No puedo esperar a que se publique una Historia del Cómic para leer la faja con frases de Ronnie Jam… de LemRobert Pla… ¡¿pero quién queda vivo?! ¿Rob Halford?

Ahm…

No puedo esperar a que se publique una Historia del Cómic para leer la faja de Jimmy Page y de Jon Bon Jovi.

Eso.

AVIV AL NÓICAZLAMRON!!!

BENDIS IS COMING!

-¡DiDio! ¿Se puede saber qué es este churro?
-Pues el anuncio de que Brian Bendis va a escribir las series de Superman para DC. ¿No te gusta, Diane?

bendis 1

-¿Cómo me va a gustar esta porquería malparida en cinco minutos con el Paint?
-Tienes que admitir que para haberlo improvisado el diseñador justo antes de mandar los tebeos a imprenta no está mal
-¿Improvisado? ¡Llevamos meses anunciando en entrevistas y redes sociales lo de Bendis!
-¿Te quieres creer que tenemos en plantilla al único maquetador de la industria sin cuenta de Twitter?
-¡Esto no puede quedar así! Os doy tres semanas a ti y a tu maquetador para que hagáis otro anuncio de lo de Bendis para arreglar la situación, ¡y esta vez que no sea una chapuza de último minuto!

[Tres semanas después]

-¡DiDio! ¿Pero esto qué es? ¿PERO ESTO QUÉ ES?

bendis 2

-Pues el segundo anuncio
-¡Si es igual que el primero!
-¡De eso se trata! Si el segundo anuncio es tan cutre como el primero, la gente pensará que el primero lo hicimos así aposta. ¡Crisis de imagen solventada!
-¡Se acabó! ¡Es la gota que colma el vaso! ¡Me tenéis hasta el gorro tú, tu diseñador y todos tus amigotes! ¡Me las piro y ya veré cuándo vuelvo! ¡Si vuelvo!

Tuvo un Sueño

Quién nos lo iba a decir allá por 2012 cuando Arrow llegó a nuestras vidas que sólo iba a ser la primera de un complejo entramado de series llamado a formar el Arrowverso Deceíta. The Flash supuso abrazar completamente el género superheroico tanto en lo referente a los superpoderes como al universo compartido. Supergirl ya andaba haciendo crossovers con ellos antes de compartir cadena y Legends of Tomorrow supuso su punto final a su peculiar Fase 1. Su Vengadores, su Liga de la Justicia (ojo, la animada).

En este panorama Black Lightning supone una rara avis por su ambiguedad respecto a la continuidad compartida. No parte de un gestalt tan diferente que justifique su separación ni lo hacen sus coordenadas socioculturales si consideramos que las de Luke Cage no eran incompatibles con su decidida pertenencia al Netflixverso Marvelita. Disquisiciones aparte resulta indudable que estamos ante otra sólida propuesta de un Greg Berlanti en el nadir de sus facultades creativas.

Aparte de lo ya expuesto existe un motivo por el que Black Lightning sobresale por derecho propio no ya en entre el resto de series pijameras uniformadas sino entre el completo (y complejo) panorama audiovisual presente en esta Era Dorada de las Series™

Su POLLON.

Su POLLON no había aparecido con anterioridad en ninguna de las otras series del Arrowverso y si bien es cierto que no hemos podido verlo en todos los episodios de la suya su presencia se deja notar de sutiles maneras. Quizá deberíamos preguntaros por qué no se han escrito críticas alabando su excelente POLLON pero, ay, en este humilde blog estamos acostumbrados a fijarnos en esos elementos obvios cuyo patente y rotundo peso específico nadie más se atreve a subrayar.

Y el POLLON de Black Lighting lo es.

De la misma manera que lo fué el POLLON del olvidado Blade televisivo. Lamentablemente olvidado porque ese es el tan principal como obvio elemento que hermana a ambos personajes por encima de épocas o editoriales.

Ambos contaron con ese firme pulso montador de Marc POLLON que tan bien hemos aprendido a reconocer y cuyo futuro le depara una sin duda larga carrera trufada de éxitos. Creedme cuando os digo que en años venideros, por mucho que a algunos pueda molestarle…

…vamos a ver al POLLON de Black Lightning por todos lados.

 

Matematicalendario

No nos cansamos de alabar los Años Noventa por su influencia en los comic-books. Nunca un nombre de década ha dicho tanto. Y pocos autores han definido esos Gloriosos Años como ROB! Liefeld. Y como ROB! inició su Gloriosa Andadura ante el gran público con Halcón y Paloma se tiende a encasillar a obra y personajes como noventeros.

Pero que no os engañen músculos y pistolones. La Mítica Miniserie Original data de 1988, y la serie regular derivada de la misma, cuya primera portada teneis arriba, es de 1989. Se trata por tanto de una serie ochentera.

La diferencia entre ochentero y noventero es radical y drástica. De hecho, la serie regular de Halcón y Paloma (1989-1991) constituye un mirador de excepción para darse cuenta de ello. La primera escena de la primera página del primer número, dibujado por nuestro amigo Greg Guler, grita «¡Ochentas!» por todos lados.

Típico escenario random de campus universitario con cemento, chavales leyendo el periódico en el suelo, y sobre todo la moda. Esos ropajes, esos colores, ese entalle de los pantalones y esas camisas bien metidas por dentro. Eso era juventú. Que bien peinados ellos y cuanta laca ellas.

Es ver a estos muchachos tomando un malteado tan formales, tan sonrientes, tan pulcros, con tan buena educación, que casi dan ganas de votar a Ciudadanos ¿cuándo se echó a perder nuestra juventud universitaria?

La estética ochentera impregna todo este episodio de 1989. Claro ejemplo es este duro inspector de policía. La dureza viene demostrada por el mullet, los walkman y ESA CAMISA.

Esa camisa. No había color informático todavía, pero ser colorista en los Ochenta era deporte de riesgo.

En episodios posteriores, siempre en 1989, se mantiene la tendencia estética en protagonistas y secundarios.

Camisas por dentro, hombreras, peinados, diseños en los jerseys…fue por esa época por la que Romita Jr se desmelenaba cambiando uniformes en la Patrulla-X.

 

Hasta que nos plantamos en el número 22 de la serie, con fecha de portada Marzo de 1991, aparecido en tiendas en Enero. El primer episodio de la serie en la década de los Noventa. Sí, al igual que el siglo XXI comenzó en 2001 las décadas no empiezan por cero, sino que terminan. Aunque este número no lo dibuje Guler, fijaos en la portada:

Dureza, energía, dientes, gafas de sol y barba de tres días. Testosterona. Bienvenidos a los Noventa. Casi seguro que el nombre del malo en dos palabras en vez de en una sola fue un error de transcripción.

Y en el interior el bueno de Hank/Halcón que va dejando atrás su pulcritud ochentera.

¿Que si el cambio fue tan radical? acabamos de ver el número 22, volvamos al 21, del mes anterior ¿era ochentero?

Lo era.

Pudo haber sido casualidad, por el cambio de dibujante… Vale, pues vamos entonces con el último número dibujado por Guler, el 27, con fecha Agosto de 1991. No es sólo la barba, no.

Es que Hank ya nos lleva la camiseta por fuera.

Y nuestro amigo inspector…

Uniforme, pistola, barba y el mullet recogido en coleta.

No hablamos de una evolución de décadas o años, sino de un número al siguiente, de un mes al siguiente, el mes que marcó el paso de los Ochenta a los Noventa.

CONCLUSIÓN: Los Noventa eran TAN importantes y necesarios que llegaron en seguida. No le dieron a los ochenta ni tiempo a empaquetar y despedirse.

AVIV s’Ö9!!

Los eruditos al huevopascua

Yo tenía intención de estar aquí hoy hablando de un libro con ‘geek‘ en el título, pero como ya hemos superado aquella época de cuando Planeta consiguió los derechos de DC. Perdón, quería decir, de hacer leña de las traducciones espantosas me limitaré a recomendároslo. En inglés. Excepto a los que queráis leerlo en español por uno de los dos motivos razonables para ello: 1) No saber inglés. 2) Ser nostálgico de las traducciones de La Factoría.

Así que, en lugar de eso, parece un momento tan bueno como cualquier otro para echar un ojo a lo que la popularización moderada del mundillo – la famosa normalización, la transversalización o como le toque llamarse esta semana- ha hecho con el mismo. Es decir, el actual momento del huevopascuismo. La introducción de referencias apiladas. Porque ya sabemos que lo que se espera no es un trato a los personajes o una historia desarrollada… ¡Son los contenidos extras!

Probablemente porque vivimos en un momento de gran éxito de lo que podríamos llamar la Cultura Popular. Más éxito que comprensión, claro. Porque parece que lo que algunos consideran que es un interés por la misma no se centra tanto en las historias como en la posibilidad de que alguien rellene el listado de todo lo que ha acertado.

Si en tiempo se habló de una falsa erudición que se separaba del auténtico conocimiento del mismo modo que no era lo mismo una enciclopedia que su índice, ahora podríamos decir que no es lo mismo un documental que su página de trivia en el IMDB. Pero por supuesto, existen motivos para todo. Y viene de atrás.

Creo que ya he dicho las suficientes veces que Star Wars fue la película más taquillera -con mucho- de su año, que tuvo muchas candidaturas a los OscarTM y, de hecho, ganó 7 de ellos. No el de Mejor Película, aunque fue candidata. También de El Señor de los Anillos he hablado alguna vez como ejemplo de fenómeno editorial. Pero quizá no puse ejemplos. Ya sabéis, de cómo había funcionado como fenómeno de ventas en, por ejemplo, España:

Entonces… Si estamos hablando de libros super-ventas y de películas que ya ni te cuento, ¿cómo es posible que haya ahora discusiones?

Pues porque esto es solo parte de la historia. Es cierto lo de estos dos tanto como que en 1989/’90 Batman se convirtió en un fenómeno y, a su vez, en la película más vista. Igual que los supes habían tenido popularísimos seriales y series de televisión, que Doctor Who vivió la dalekmanía y que de Star Trek se había hecho hasta una serie de dibujos animados.

Pero todo tiene sus niveles de conocimiento. O un círculo. Y la idea de estar más cerca del centro del círculo de conocimiento es precisamente lo que nos ha llevado aquí. Prácticamente a todo le suena ‘el tipo ese de las orejas, el doctor Spock‘, que es algo así como un círculo superficial en el que está el público general y los periodistas generalistas. Es ese nivel que tantas alegrías nos ha dado hablando de ‘Superman y Batman, los dos grande héroes de Stan Lee‘ y demás. El círculo «Oír campanas«. Sabes que algo existe, puede que incluso hayas leído o conozcas a héroes y personajes. Al fin y al cabo han tenido una enorme exposición mediática, como decíamos antes. Pero ni han dejado poso ni lo pretendían. Sí, les suena Flash porque lo pusieron en la tele en algún momento de los novenas, ¿es que hacía falta saber algo más? Pues no, como hacer falta, no hace. Ningun producto cultural es indispensable más que para hacernos la vida mejor. Vamos, falta hace para escribir sobre ello. Y ya hemos visto que muchas veces ni por esas. Así que, ¿para qué?

El siguiente círculo sería el que recuerda los datos correctos. Lo han visto, saben que existe. Y ya. Porque puedes conocer algo y no pasar de ahí. Ya, ya sé. Hay gente a la que el asunto X le apasiona y le extraña que al resto no le ocurra lo mismo. Inexplicablemente luego no coinciden en los gustos con otra gente y le parece perfectamente normal. ¿Quién entiende nada?

Luego ya llegamos a la parte enjundiosa del asunto. Los que, además, se han preocupado por formarse e informarse. En teoría aquí también entran los periodistas y críticos culturales. Unos llevarán años y otros en un par de horas lo tendrán resuelto. Pero el asunto es que hay un interés y un conocimiento detrás sobre el tema.

Y, a partir de aquí, la juerga. Los fanes ‘de toda la vida’ en sus distintas categorías, desde los que se limitan a ser fanes de algo y a estar al día y seguir al objeto de su fandom a los que pretenden estar ‘en misa y repicando‘.  Que, por algún extraño motivo tienden a interconectarse. Sí, todos podemos acabar siendo el ‘ese fan’ de alguien.

Pero, peor aún, según se entra en el conocimiento se encuentra uno con que hay quien le da más valor al conocimiento de catálogo que al cultural. No importa tanto el contexto y los influjos interiores y exteriores o el desarrollo de los personajes y trama como el poder decir en qué viñeta de qué página aparece un personaje o saber reconocer un vehículo concreto usado en un par de números.

Usemos como ejemplo el Spider-Buggy.

Creo que a estas alturas podemos decir que el factor de reconocimiento de Spider-Man es enorme. Probablemente uno de los superhéroes más conocidos globalmente. Series de televisión, animadas o no, y un montón de películas que no saben contar hasta cuatro. Y tuvo un coche.

La historia del coche es medianamente conocida. Dentro de la historia arácnida se trata de una propuesta de un par de publicistas que acaba dando lugar a ese extraño coche que se convertirá en centro de una buena cantidad de chistes en la serie durante un par de años. Externamente será una suerte de manifestación de al protesta que su guionista, Gerry Conway, hacía ante las presiones editoriales para poder incluir el juguete. Así que…

¿Es un ejemplo de las interferencias de otras narrativas por motivos monetarios en el cómic? ¿O lo importante es la retahila de datos de cómo, cuándo y cuánto aparece?

Por supuesto, lo primero es un asunto abierto al debate y la reflexión -tanto por el tratamiento dado como por la manera en la que se gestiona la posibilidad y la evolución que ha tenido esa separación entre muñecos y narrativa- mientras que lo segundo Son hechos. Oh, sí, puedes discutir si la primera aparición es la primera vez que aparece o que se le menciona y si la última es la última dentro de ese arco o todas las veces que ha ido apareciendo después. En muchos casos ya dentro del espacio para guiós, bromas y cameos.

Pero así pueden entrar en los terrenos del repartecarnetismo, con sus preguntas de trivia y sus jocosas anécdotas.

Por si esto no fuera suficientemente malo, el interés en las obras con base en la cultura popular han ido favoreciendo precisamente eso. Que se vayan apilando y amontonando referentes. Probablemente porque el humor referencial requiere de entrada una persona incluyendo el guiño y otra reconociéndolo – algo que obliga a cuestionar la pervivencia del mismo en tanto en cuanto la influencia/ conocimiento del mismo es un asunto cultural, temporal e incluso geográfico, como demuestran los follones con los numerosos casos en los que la presencia de determinadas figuras muy populares en USA (léase del reparto original del SNL a David Letterman pasando por Don Rickles y muchos muchos más ejemplos que acaban necesitando de un N. del. T. abajo, y eso cuando el traductor no se arma un lío y decide que aunque se esté hablando de Peter Pan y Wendy él está seguro de que hay una película ochentera que le suena mucho) han tenido que ser explicadas para los de fuera. No digamos ya cuando en lugar de por nombre o aspecto se cita un latiguillo o momento concreto.

Algo que, por cierto, tampoco debería de pillarnos de nuevas. Que ya los recopilatorios de tiras cómicas tienden a incluir referencias necesarias que eran contextualmente evidentes y que hoy en día son más oscuras que intentar descubrir con quién me estaba metiendo en un post de hace una década. (Ni creo que lo descubra nunca. *cof*)

Imaginad ahora con un, digamos, recopilatorio de tiras cómicas aparecidos en tebeos de la época y su material derivado.

Pues en esas estamos. Más aún cuando llega el Efecto Big Bang y no tiene una finalidad. No se hace un chiste con el objeto referenciado sino que la simple referencia es el chiste. Esto se nota especialmente cuando podemos usar un X que vaya variando. Si la creación incluye algo del estilo de «Si tiene hasta un X» en el que ese X no aporta información nueva sobre el personaje o no sirve para rematar un chiste porque la referencia en sí es suficiente entonces lo que sea ese X era algo innecesario. Por supuesto idealmente el chiste debería poder sostenerse sin necesidad de conocer ese X precisamente por lo que decíamos antes de que el círculo de conocimiento siempre va a ser concreto y reducido… Pero eso no significa que no pueda funciona a dos niveles. Uno general para los que no conozcan ese X y otro para los que sí.

Probablemente uno de los más populares que se pueda usar para ejemplificar esto sea el archifamoso de «¿Preferirías licra amarilla?«. Para un espectador cualquiera la posibilidad, en el contexto tirando a oscuro y de cuero de la película de Bryan Singer, funcionaba como un chiste en sí. Mientras que para – el muy amplio grupo de- los conocedores del personaje entendían el guiño al traje original del mismo.

Guardar dinero de emergencia dentro de las nalgas de una estatua de Green Lantern… ahm… no.  Ahí tenemos una X que podría ser practicamente cualquier otro superhéroe y una buena cantidad de acompañantes animales sin que influya en la trama o tenga realmente atisbo humorístico alguno. Más allá de «Ha dicho culo«, claro.  Entonces, ¿por qué GL? ¿Es decir, si alguien puede sacar dinero de su culo sin duda debería de ser Nightwi¡QUIERO DECIR! No es una referencia, no aporta nada al desarrollo del personaje y no se hace ningún tipo de humor con ello.

Y por eso se llama Efecto Big Bang.

Por supuesto para los que se conforman con la existencia sin contexto o a los que les gusta señalas esos datos triviales les parecerá bien tener la posibilidad de ambas cosas.

Porque igual que antes siempre había una voz en el cine que según aparecía la Torre Eiffel en pantalla decía un «¡Mira, Paris!» ahora pueden estar igual de felices diciendo «¡Mira, Green Lantern!«.  Dándole igual que nadie haya logrado convertirlo en un chiste efectivo desde Martin Campbell.

Precisamente por eso ahora van abundando las creaciones en las que se acumulan. Porque acumular cosas es fácil y permite desplegar esa sabiduría para que la gente pueda hacer el idiota y disputar quién es el que más y mejor sabe.

A veces, incluso, uniendo el factor Nostalgia. El teacuerdismo que siempre ha estado allí en sus diferentes formas, lo mismo como nostalgia de los cincuenta en los setenta que ahora con la de los ochenta en el audiovisual y los noventa a punto de llegar también desde la brillante reconstrucción que están haciendo los cómics.

Sea por lo uno, lo otro o lo de más allá, el reinado de los huevos de pascua, más allá de contentar a gente fácilmente gratificable por aquello que les hace sentir especiales y acompañados, acabará dando lugar a monstruos. Es decir, además de la película que todos sabemos como pura apoteósis del mismo concepto. -Esperemos que mejor que el libro, pero es que si hablamos del libro la D de Defensa lo mismo se queja-. Y, por supuesto, las quejas de aquellos que hacen una defensa preventiva de este mismo concepto.

Una idea tan nefasta como la del Es mala pero te ríes, que parece concebida solo para poder establecer jerarquías de conocimiento basado en los datos espúreos antes que en el propio conocimiento -y que acaba explicando las wikicontinuidades que estamos viviendo, con brillantes ideas como la de JMS encajando el previo de Sins Past en donde a ellos les parece mejor- porque, además, así pueden negar a los demás ser auténticos fanes. No digamos ya la posibilidad de tomar una parte por el todo y establecer que su área de conocimiento resume el completo de las aficiones, modos y maneras. Y eso sí que no. Si para algo tenemos que servir es para recordar que hay todo tipo de aficionados, con muchos intereses variados, y que ponerse a repartir niveles es ridículo. Porque la asimetría diría que de unas cosas podemos tener mucho conocimiento y de otras -por muy sistemáticamente despreciadas que sean por no meterse en ese grupo de interés- tendremos inevitablemente menos. Pese a la tendencia en centrar en una pequeña parte de toda la posibilidad.

El problema es, por supuesto, que al final les da tanto lo mismo que al final todo es un batiburrillo y, claro, pasa lo que pasa…

¡AH, LOS ’80!