Matematicalendario

No nos cansamos de alabar los Años Noventa por su influencia en los comic-books. Nunca un nombre de década ha dicho tanto. Y pocos autores han definido esos Gloriosos Años como ROB! Liefeld. Y como ROB! inició su Gloriosa Andadura ante el gran público con Halcón y Paloma se tiende a encasillar a obra y personajes como noventeros.

Pero que no os engañen músculos y pistolones. La Mítica Miniserie Original data de 1988, y la serie regular derivada de la misma, cuya primera portada teneis arriba, es de 1989. Se trata por tanto de una serie ochentera.

La diferencia entre ochentero y noventero es radical y drástica. De hecho, la serie regular de Halcón y Paloma (1989-1991) constituye un mirador de excepción para darse cuenta de ello. La primera escena de la primera página del primer número, dibujado por nuestro amigo Greg Guler, grita «¡Ochentas!» por todos lados.

Típico escenario random de campus universitario con cemento, chavales leyendo el periódico en el suelo, y sobre todo la moda. Esos ropajes, esos colores, ese entalle de los pantalones y esas camisas bien metidas por dentro. Eso era juventú. Que bien peinados ellos y cuanta laca ellas.

Es ver a estos muchachos tomando un malteado tan formales, tan sonrientes, tan pulcros, con tan buena educación, que casi dan ganas de votar a Ciudadanos ¿cuándo se echó a perder nuestra juventud universitaria?

La estética ochentera impregna todo este episodio de 1989. Claro ejemplo es este duro inspector de policía. La dureza viene demostrada por el mullet, los walkman y ESA CAMISA.

Esa camisa. No había color informático todavía, pero ser colorista en los Ochenta era deporte de riesgo.

En episodios posteriores, siempre en 1989, se mantiene la tendencia estética en protagonistas y secundarios.

Camisas por dentro, hombreras, peinados, diseños en los jerseys…fue por esa época por la que Romita Jr se desmelenaba cambiando uniformes en la Patrulla-X.

 

Hasta que nos plantamos en el número 22 de la serie, con fecha de portada Marzo de 1991, aparecido en tiendas en Enero. El primer episodio de la serie en la década de los Noventa. Sí, al igual que el siglo XXI comenzó en 2001 las décadas no empiezan por cero, sino que terminan. Aunque este número no lo dibuje Guler, fijaos en la portada:

Dureza, energía, dientes, gafas de sol y barba de tres días. Testosterona. Bienvenidos a los Noventa. Casi seguro que el nombre del malo en dos palabras en vez de en una sola fue un error de transcripción.

Y en el interior el bueno de Hank/Halcón que va dejando atrás su pulcritud ochentera.

¿Que si el cambio fue tan radical? acabamos de ver el número 22, volvamos al 21, del mes anterior ¿era ochentero?

Lo era.

Pudo haber sido casualidad, por el cambio de dibujante… Vale, pues vamos entonces con el último número dibujado por Guler, el 27, con fecha Agosto de 1991. No es sólo la barba, no.

Es que Hank ya nos lleva la camiseta por fuera.

Y nuestro amigo inspector…

Uniforme, pistola, barba y el mullet recogido en coleta.

No hablamos de una evolución de décadas o años, sino de un número al siguiente, de un mes al siguiente, el mes que marcó el paso de los Ochenta a los Noventa.

CONCLUSIÓN: Los Noventa eran TAN importantes y necesarios que llegaron en seguida. No le dieron a los ochenta ni tiempo a empaquetar y despedirse.

AVIV s’Ö9!!

Greg Guler, el hombre que llegaba a destiempo

Para poder medrar en el mundillo no basta con ser bueno. Hace falta además tener suerte. Llegar con la obra adecuada en el momento adecuado. Encontrar el momento. Demasiado pronto o demasiado tarde y la obra con la que llevas tanto tiempo comprometido puede pasar desapercibida porque el sabor de moda ha pasado a ser otro. Injusto, sí, pero verdad.

Y el artista que peor lo tuvo a este respecto fue Greg Guler, un muchacho de breve aunque intensa carrera en el comic-book.

Eran los ochenta y las gorras se fabricaban con la visera hacia adelante. El mercado del comic americano estaba en plena explosión (nada que ver con la de la década posterior, pero a su modo era importante) gracias a la progresiva implantación de librerías especializadas que permitían la existencia de nuevas editoriales y con ellas nuevos talentos. Y Guler quiso ser uno de ellos, pese a su estilo, digamos…autodidacta.

Su primera gran oportunidad le llegó de manos de la editorial AC con un caballo ganador: nada menos que una reunión de héroes, todos ellos creados por Steve Ditko en otra editorial y que habían dejado muy bien recuerdo entre los aficionados. Había ganas de seguir leyendo cosas con ellos. Esos populares personajes combatieron juntos por primera vez en un grupo que debería haberse convertido la enseña de la editorial. Fueron presentados en el primer número de Americomics Special bajo el sugerente nombre de Sentinelas de la Justisia. Con esto Whedon te hace hoy día un blockbuster. Y ese especial dibujado por Guler tuvo su público, no penséis mal, pero no llegó a ser el gran bombazo que pudo haber sido.

Y todo porque llegó a destiempo. En concreto algunos meses/años DEMASIADO PRONTO.

Un grupo de vigilantes justicieros que vigilan. Y que a los pocos minutos dejan su solitaria tarea para agruparse y combatir amenazas, sean cuales sean, tanto daban ladrones de bancos como calamares gigantes.

Lamentablemente, este primer especial fue también el último, pues a la altura de la última viñeta de la historia ya avanzaban que ya no podrían hacer mucho más con esos personajes.

Mal momento, como decía, Greg. DEMASIADO PRONTO. Te dan un guión con esos personajes unos años más tarde y haces historia.

En cambio tuvisteis que hacer un casting con lo que teníais por ahí para hacer otra alineación, y como eran los ochenta escogiste a este…

…en lugar de este otro…

…para hacer un grupo genérico de más de lo mismo con prácticamente nulo recorrido. Y mira que si en el ojo en vez de una sombra hubiera tenido un brillo lo hubiera podido petar. O no, igual hubiera sido DEMASIADO PRONTO, vaya usted a saber.

Es lo malo de adelantarse, que el éxito llega después y a otro.

Es por esto que para su siguiente gran trabajo, Greg Guler decidió no arriesgar y aceptar solamente un proyecto con algo consolidado. Y le llegó, vaya sí le llegó. Para DC. Con dos personajes tambien creados por Ditko que venían de petarlo con una miniserie, a Guler le ofrecieron la serie regular derivada con los mismos personajes y la misma pareja de guionistas. Casi treinta números duró, con Guler de artista regular. Y sin un triste recopilatorio que llevarse a la boca, queda como una de las grandes olvidadas de aquellos finales de los ochenta ¿y sabéis por qué fue una obra olvidada.

Porque Guler se subió al barco DEMASIADO TARDE.

La gran ola ya había pasado con el dibujante de la miniserie, de la que todavía es posible encontrar recopilatorios.

Artísticamente, poco queda después de ROB!, así que tras aquel trabajo Guler hizo lo más lógico: abandonar el mundo del cómic. Dedicó su talento al por entonces hermano tonto y repetitivo del cómic, la animación, y ahí sigue, haciendo lo que puede. Se ha quitado la gorra, se dedica al diseño de personajes y después de todo puede decirse que le ha terminando yendo bien.

 

Podemos decir que lo que perdió el cómic lo terminó ganado la animación y el público en general. Final feliz, como no podía ser de otra manera estando ROB! implicado aunque fuera tangencialmente, tal es su influencia.

Así que en conclusión, queridos amigos, recordad lo del principio: si queréis medrar en el mundillo llegad con la obra adecuada en el momento adecuado. Sed OPORTUNOS.

Sed como Pablo Ríos.