
En serio, este post no está recomendado para menores que tengan sus padres cerca, ni adultos que estén en el trabajo. Su visionado sacado de contexto puede cabrear a tus jefes, escandalizar a tus compañeros, e impedirte ligar con la chica de administración que viene todos los días a preguntarte si te quieres tomar un café porque en realidad quiere otra cosa, pero tú aún no te has dado cuenta.
De verdad, toda esta parrafada está meramente diseñada para que si no estas solo en la intimidad de tu casa, que es donde la Oficina de Valores Familiares Adlianos cree que deberían realizarse todo acto íntimo pues todo queda entre tú, tu pareja y tus vecinos si las paredes son muy finas, cierres este post ahora mismo y te vayas a otros blogs con mucha más gracia hoy por hoy como Jotacé, Land of Espoilers o La Cárcel de Papel.
Respeta nuestros consejos y ayuda a crear un entorno laboral, normal, sano y respetuoso como el de la oficina de Mad Men.

Así es, de sobra es conocido por todos que Alan Moore se ha enfadado con todo Cristo, se enfadó con Marvel, varias veces además, se enfadó con DC, se enfadó con Hollywood ( y daba igual que le cambiaran la historia de arriba a abajo a lo LXG o que fueran tan respetuosos como en Watchmen, Alan Moore se cabreaba, y además a lo PAM! cargando contra cosas que aún no había visto). El estado natural de Moore es enfurruñado y así hay que quererle.
La culpa no es suya, claro está, es de los demás que no le comprenden y le tienen manía porque es británico. Pero claro también hay que tener en cuenta que el chico tiene mala suerte. Como cuando afirmó que nunca trabajaría para DC, se fue a ABC, y Jim Lee, que es un quería-ser-ROB!-en-lugar-de-ROB!-pero-nunca-domine-el-arte-de-ponerle-dientes-a-las-cosas cogió y vendió el estudio a DC. Moore se mosqueó, y más cuando volvieron a tocarle algunas cosas y decidió que se llevaba sus personajes de The League of Extraordinay Gentlemen (bueno es un decir porque suyos, suyos no eran) a otra editorial, aunque antes, por aquello de irse como un señor dejaría una novela gráfica (que es un cómic que se ofrece en tomo autocontenido que es como un tebeo pero del que han hecho una película) para despedirse de ABC, DC y el resto de chicos y abogados de Time Warner. El legado de Moore se llamó League of the Extraordinary Gentlemen Black Dossier.


Un absolute con caja, marcapáginas y

¡¡¡Solapas!!! que son muy importantes, porque en ellas

Se encuentran las gafas 3D que hacen falta para la sección final del cómic.

Y es una pena porque Black Dossier es el sueño de cualquier packager, incluye tres tipos de papel distintos, distintos tamaños de folio en el mismo tomo

Y un inglés de esos fáciles, fáciles de comprender.

Pero centrémonos en la obra de nuevo, imaginate que eres un cocreador de cómics enfadado con el mundo que vas a despedirte del conglomerado internacional que hace películas horribles sobre tus personajes. ¿Como te despedirías? Alan Moore lo tuvo claro, se despediría por la puerta grande dándole a los chicos de Warner todo lo que el público americano adora.
Prosa: