
DC News: mayo de 1990 (III)

En estos tiempos del Nuevo Periodismo Multimedia cualquier excusa es buena para enlazar un contenido audiovisual morboso en tu página de noticias, ganar unos cuantos clicks y sentarte a esperar que te hagan una película nominada a un Oscar. La última ocurrencia la ha tenido el diario estadounidense St. Louis Post-Dispatch, al que le pareció que enlazar un streaming de Facebook donde se veía agonizar a un policía asesinado en acto de servicio era una muestra de cuarto poder y de defensa de la democracia sin precedentes.
El asunto ha convertido la muerte del agente Michael Langsdorf en un asunto notorio en Estados Unidos, donde las fuerzas de seguridad ha estado teniendo últimamente algunos problemillas de imagen por unos quítame esos asesinatos con tintes racistas por allí y unos campos de concentración con niños muertos por allá. La más pintoresca de las ideas la ha tenido el sindicato policial de St. Louis, que ha decidido utilizar a un conocido personaje de la cultura popular para acercar sus reivindicaciones a la población. Normalización del cómic en estado puro, amigos.
El personaje que estos policías han decidido que representa mejor sus intereses y su defensa de la seguridad y los derechos de todos los estadounidenses es Frank Castle. El Punisher, vamos. Suponemos que la popularidad de la serie de Netflix ha hecho que les parezca mucho mejor opción que otras figuras del cómic como el Juez Dredd o RoboCop.
Para dejar claro su compromiso con los valores que todo cuerpo de seguridad del Estado debe defender, han añadido al logotipo de la calavera un diseño basado en la bandera estadounidense con la Thin Blue Line, un símbolo creado originalmente para mostrar que la policía es lo que separa el orden social del caos. Por desgracia, Netflix no ha sacado recientemente ninguna serie sobre la forma en la que la alt-right lleva usando dicho símbolo como respuesta racista al movimiento Black Lives Matters, como dando a entender que la policía es lo opuesto a la defensa de la vida de los afroamericanos.
Por supuesto, esto no lo podían saber los miembros de esta asociación de policías de St- Louis, que no tienen absolutamente nada de racista. Para muestra, han elegido un hashtag para sus movilizaciones que no tiene nada de raro: #BlueLivesMatter. Ningún racista haría un hashtag así. Este sindicato no tiene ninguna línea política, por favor, no vayamos a pensar nada raro.
Pero dejando de lado estas cosas sobre política que no interesan a los verdaderos aficionados al cómic, algunos han mostrado su desconcierto ante el uso del personaje de Frank Castle para defender a los cuerpos de policía. Algunas mentes malpensadas han llegado a insinuar que el Castigador no es precisamente un firme defensor de la ley y la justicia, y que se trata tan solo de un justiciero fuera de la ley, lo contrario a lo que un buen cuerpo de policía debería aspirar. Incluso de nuevo se ha insinuado algún tipo de relación entre la policía y la extrema derecha, algo sin ningún fundamento.
Por supuesto, nadie que haya leído un tebeo del Castigador defendería tales afirmaciones. Frank Castle siempre se ha caracterizado por encarnar los valores de servir y proteger y del respeto constitucional en los que cualquier policía del mundo se siente reflejada.
Otros han ido más allá en su atrevimiento insinuando que Frank Castle no solo no es un agente de policía ejemplar, es además un asesino en serie. Cualquier fan estará de acuerdo en que matar a gente de forma organizada cumpliendo siempre un patrón similar y seleccionando a las víctimas debido a causas que tú has elegido no es ser un asesino en serie.
Por supuesto, todo esto son lecturas políticas de un personaje de ficción que claramente no tienen cabida para un verdadero fan.
Para los aficionados al Punisher toda esta historia es motivo de celebración. Ojo, no por la muerte de un agente de policía, ¡nada más lejos!, sino por ser una muestra más de un mundo que camina hacia la perfecta normalización del cómic y los superhéroes en nuestro día a día. La semana que viene hablaremos sobre otro héroe incomprendido y al que las fuerzas armadas de Francia han querido homenajear: Norman Osborn.
También lo llaman «negociar».
Insisto: Sinnott sabe cosas.
Amigos, adláteres, citando las sabias palabras de Q, «todas las cosas buenas llegan a su fin».
La revista Mad ha muerto.
¡COMIENZA EL REINADO DE LOS SUPERMAay no, perdón, que esta está muerta de verdad. Que ni siquiera lo hacen para reescribir la continuidad y lanzar un nuevo número uno aunque la editara la DC. Habrá que irse haciendo a la idea.
Son tantas y tantas las cosas que vamos a echar de menos. Y sin duda la más icónica será Alfred E. Neuman, su inmortal mascota de portada y su no menos inmortal «What, me worry?».
¿Tomará alguien el relevo de la Loca revista? Cosas más raras se han visto.
Sobre todo teniendo en cuenta el número parodia que lanzó National Lampoon petadito de artistas Marvel empezando por esa portada de John Romita (Senior).
Dificil lo va a tener quien quiera recoger la antorcha del humor Loco, eso está claro. Y aún así llamadme necio, llamadme incluso soñador y utopista, pero tengo esperanzas como Morgan Freeman al final de Cadena Perpetua. Tengo fe en la capacidad del ser humano de crecerse ante los retos y, por muy imposible que nos pueda parecer que alguien pueda igualar el nivel de absoluta y estúpida tonteria que caracterizaba a nuestra ya añorado Alfred…
…cosas más imposibles se han visto ¿verdad?
(basado en una idea del Señor Calduch y robando con batasuna malicia para el fondo una ilustración de 01quilan)
Mucho se ha hablado de la efervescencia creativa de Stan Lee y Jack Kirby en los números 40-60 de los Cuatro Fantásticos, en los que salían como mínimo a concepto grandilocuente por número: Inhumanos, Galactus, Estela Plateada, Pantera Negra, Wakanda… Pero más allá de esa afortunada veintena de episodios no se quedaron mancos. De hecho, parece que lo que marcó la etapa molona del grupo fue la entrada de Joe Sinnott en las tintas, que fue mazando progresivamente al otrora científico canijo Reed Richards. Y si bien con la multiplicación de secundarios y subtramas hubo momentos en que debían dedicar páginas a cada situación (salto a los Inhumanos que siguen encerrados en el refugio, otro salto a Estela Plateada que se sigue lamentando, salto a ver qué tal les va a Jhonny y su amigo indio de la universidad que se han ido a buscar a Crystal...) y un tebeo se les hacía corto, de forma que tuvieron que ir a las aventuras de varios números, todavía encontraban momentos para condensar mucha cosa en pocas viñetas. Y esto es lo que sucedió en el número 65 de la serie (Agosto de 1969).
Inventarse una raza alienígena como los Kree para tener al enemigo del mes era pecata minuta, aunque ya en la segunda viñeta se les presenta vía sueño telepático la mismísima Inteligencia Suprema para adelantarles que va a ir un representante a canearlos. Un matón que no era otro que Ronan El Acusador.
Con ese sobrenombre, uno podría pensar que se pasaba el día señalando con el dedo y criticando, pero lo cierto es que además de largar mucho, tenía bastante buen ojo y criterio. Basta con ver cómo caló a la gente en cuanto llegó a nuestro planeta.
Un diagnóstico mordaz y certero por parte de un observador externo e imparcial (todo lo imparcial que pueda ser alguien que busque destruir la raza humana, entiéndase). Un mensaje claro que Lee y Kirby nos dejaron, pero que habiendo caido fuera de la veintena de episodios históricos quedó como algo menor y no caló tanto en el recuerdo. Cuánto hubiera cambiado todo en nuestras vidas si hubiésemos tomado en cuenta el velado mensaje que estos autores nos mandaron.
¿No lo crees así, Albert? ¿o diríais que Lieber y Kutzberg no eran más que un par de judíos fascistas?