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Era de noche, y sin embargo llovía. Así que tuiter estaba lleno de gente comentando que en Madrid llovía. Nadie en su sano juicio saldría a la calle en una noche así, por evitar empaparse y por evitar el trnasporte público; que en cualquier momento nos dará un susto y encima habrá que soportar los yalodecíayo del público. Así que estaba en mi despacho, con investigaciones atrasadas. Y no me refiero a contemplar las búsquedas en tiempo real habilitadas por MDPorn como si fuera la versión postmoderna de Matrix. 

No, en realidad estaba investigando sobre el anime Samurai Flamenco. ¿Por qué nadie me dijo que había algo llamado así? Y ya puestos, ¿dónde están los flamencos?

Todo es muy confuso. Lo lógico sería que metieran algo realmente español como gente disfrazada de toreros -mientras suena "Oh! Torero", claro – o… a Vega. En su lugar tenemos, tenemos… ¿Qué tenemos? Ah, sí, esto:

Así que ahí estaba yo, tratando de descubrir quién es esa misteriosa mujer. Con ese traje… cuya inspiración debe ser Fallerela un día que tenía frío. ¿Mi sospechosa principal? Es obvio, Nuestra Señora María Santísima del Amor, conocida en los ambientes policiales como La Virgen del Amor. Posiblemente por algún caso de machismo, debió de negarse y era eso o llamarla… bueno, como siempre. Este no es un trabajo agradable. De momento había logrado descubrir que nadie había visto a esta chica y a La Virgen a la vez. pero en realidad La Virgen no se había dejado ver en demasiadas investigaciones. Mi sospechoso número dos es que La Virgen sea otro nombre de Batman.

Y entonces entró ella. 

Sus ojos decían "Malas noticias". Las Google Glasses tenían abierto El País y La Razón -se diferencian en el azulito de la portada-. Su nariz tenía un gesto mohino. O mohicano. Uno de ellos es lo de la cresta de pelo, ¿no? Pues el otro. Su pelo no decía nada. Se acogía a la quinta enmienda. Su boca, por su parte, hablaba. Pero eso es como estar callado. Al menos hasta que empezó a zarandearme a ver si hacía caso. 

Por lo visto había desaparecido dinero de Kickstarter. Traté de explicarle de nuevo que es un asunto de confianza y reputación, nadie te obliga y tú apoyas solo… Que me callara.

Alguien había decidido que el dinero dejara de llegar y quería saber qué estaba pasando. Le dije que sería culpa del Gobierno. Siempre lo es. A veces se disfrazan con máscaras, hacen saludos secretos y adoran becerros de oro. Otras veces no lo hacen en público, pero también es el Gobierno.

Volvió a golpearme. Me prometió un montón de dinero y se fue por la puerta. Si hubiera salido por la ventana me hubiera impresionado más. 

Ante la duda busqué en internet. Es lo que dicen siempre que hay que hacer. Normalmente buscando cosas diferentes a lo que buscas para luego preguntar habiendo buscado. Si algo tenía claro es que no pensaba moverme de la silla, que no había dejado de llover. 

Lo que encontré fueron las típicas teorías conspiranóicas publicadas por los medios de comunicación. ¡Estaban empeñados en que el Gobierno quería limitar las aportaciones y los dineros de los kickstarters! Cuándo aprenderán que no vamos a creer lo primero que cuentan. Sus motivos ocultos están perfectamente claros. Por ejemplo, hacer lo que el Gobierno les dice. Así que si decían que el gobierno lo había hecho es porque el Gobierno quería que lo creyéramos, por lo que no debía haber sido cosa suya. Tan sencillo como eso. 

Un Gobierno limitando las maneras de fundar y expandir una empresa sería tan poco creible como uno pidiendo autónomos y poniéndoles trabas luego, u obligando a los que apostaran por las energía alternativas a pagar a las eléctricas. ¿Qué clase de pueblo aceptaría algo así? No, tenía que seguir investigando porque sin duda algo se me escapaba. Entonces fue cuando caí en la cuenta.

Toda esta locura… todo este sinsentido… debía ser obra de un webcomiquero.  Pensé en llamar a un amigo con conocimientos de informática para que hiciera la búsqueda por mí y así poder decir "Me debes una" o "La próxima vez por ti" o "El Gobierno no puede odiar Veronica Mars, ¡nadie puede odiar Veronica Mars!". Pero luego pensé que ya nadie llamaba por teléfono. Y hacerlo por mensajería es muy complicado. Porque lo mismo está caído, o están leyendo los americanos o los rusos, o los británicos. Aunque los británicos están más ocupados vigilando webcams eróticas y usando la XboX 360. Espías Británicos, esos eternos adolescentes.

Y entonces lo encontré. Ahí, el Kickstarter. Un Webcomiquero. Destapando la conspiración global: La gente que no sabe de matemáticas no entiende cómo funciona esto. Sobre todo porque pidió 8 mil $, le dierion 51 y aún así logró quedarse sin dinero antes. ¡Y sin intentar montar una película del Capitán Trueno ni nada!

Pero fue el texto el que me dió la solución: 

Estaba fatal de lo suyo. Tratar de leerlo todo y encontrarse cosas como:

Así que detrás sólo podía estar ¡una conspiración Lovecraftiana! Lo que significaba, sin duda, algo de la realeza. Puede que nosotros no tengamos un Rey Amarillo sino un Viejo Verde, auqnue siempre he sospechado que esa señora con pinta de haberse hecho la cirugái plástica y puesto una peluca que decía "Vengo del futuro para enseñarte a blanquear" debía ser una Infanta, pero seguro que si lo altavisteaba me quedaba todo más claro.

Estaba claro. Tenía que verme el vídeo que había puesto el webcomiquero. Si se había convertido en un vlogger es que su cordura había desaparecido del todo.

Ahora sí tenía claro que debía ser cosa de este webcomiquero que desapareciera el dinero de los kickstarter. Y quizá algún punto de cordura. Así que llamé a mi cliente. Me ha prometido una enorme cantidad de dinero. Una suma notable. Solo hay una cosa que no sé.

¿Qué es un Bitcoin?

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