Y UN CUERVO

Pues CLARO que le teníamos ganas a El Cuervo.

¿No habéis notado todos que la GENIALIDAD! nos contemplaba desde ella?

Porque se veía venir. No solo por ese parecido con el Guasón de la que hablamos no hace tanto, también porque la historia de esta producción ha sido lo suficientemente convulsa como para que lo raro es que saliera de otra manera.

Bueno, y porque la fuente original es la que es. No olvidemos que, en su momento, le pidieron al autor, JOBAR, que hiciera un swimsuit con su personaje. Y el resultado fue…

Bueno, fue.

Imagen de El Cuervo en la que se ve a este personaje en un paisaje que podría ser una playa. Solo que: No hay nadie más. El dibujo es en blanco y negro, el cielo es grisáceo con puntitos negros, el mar es negro, la arena es blanca con puntitos negros. Y El Cuervo se encuentra en el centro-derecha de la imagen, mirando al espectador con pesar y duda, con su cuerpo debajo de un abrigo que lleva puesto y que parece estar abrazando con fuerza, como si tuviera frío. Sí, esto es lo que J. O'Barr entendía por un swimsuit.

Al margen, claro, de que la historia -de esa primera historia que fue esa primera película- es la que es: Dos jóvenes enamorados, ella es asesinada (y más cosas, claro) y él vuelve para vengarse.

No es especialmente original, pero si una vez haces dinero la siguiente PUEDE que lo hagas. Es verdad que la película costó 23 M$ (en 1994) y recaudó 50,63 M$, así que hizo más del doble que para Hollywood es cubrir lo que costó y ganar alguna cosa más. Pero consiguió ser bien conocido y vender mercha, que es también de lo que va Hollywood.

Lo cierto es que la historia del cómic tuvo también sus idas y venidas.

De momento siempre podemos leer esta serie de ellos que incluyen a Dave Cockrum diciéndole que no tenía talento y a Vaughn Bode amparándole. Aunque es posible que lo principal sea la historia -digna de Lifetime– del autor que explica todo lo gótico, ojcuro e intenso. Incluyendo de dónde sale El Cuervo.

Resulta que el chico gótico tenía una novía rayo de sol, una con la que se había prometido, una que falleció en un accidente con un conductor ebrio.

La manera de gestionarlo fue este cómic. Así que, por un lado, podría haberle ido peor. Por el otro, no sé hasta qué punto pasar de un accidente con un conductor ebrio a una pandilla dándole una paliza de muerte (con cosas. Menos como el arroz, más como el atroz) es una forma de gestionarlo.

Pero, eh, los USA tienen incluso peor lo de la salud mental de la Seguridad Social que nosotros. Así que hizo lo que pudo: Apuntarse a un seminario primero y, visto que no funcionaba, a los Marines. Lo que acabó con él en Berlín y en UK. Descubriendo nuevos cantantes y bandas (Bauhaus, Iggy Pop…) e historias -unos tipos matan a una pareja para robarles el barato anillo de compromiso de ella. No hay presupuesto en la vida real para las perlas ensangrentadas- y comenzando a dibujar el cómic.

Página de anuncio de la nueva serie The Crow en Deadworld #10 compuesto por la ilustración que acabaría siendo la portada del primer número, con la cara de El Cuervo detrás de una pistola humeante, una serie de imágenes recortadas alrededor, incluyendo una versión del logo en el que la O de THE CROW es una máscara como de payaso. 

Hay unos textos que dicen: CALIBER is proud to present

The Crow premiere: High Caliber #1

THE CROW

Y el textillo de los derechos de autor.

Un anuncio en Deadworld #10 -donde Barr iba a ejercer de entintador a partir de ese número- apuntando a su estreno en Caliber Presents #1, una serie de cuatro capítulos, un especial navideño en A Caliber Christmas y el anuncio del quinto número… que no llegaría a publicarse. Porque James O’Barr decidió irse a otra editorial. El motivo que se da -en los magníficos artículos antes enlazados- fue que le dijo al editor que pagara primero al resto de creadores porque él tenía un trabajo a tiempo completo y el editor hizo lo que los editores hacen: No pagarle en absoluto.

Por algún motivo decidió irse a Thundra, que estaba encontrándose con una situación similar en la que los autores se largaban. Pero ahí llegaba él a reeditar lo ya publicado y sacar ese quinto número que concluía la historia en 1992.

El éxito de los cómics indies y la fiebre por las adaptaciones de películas que los adaptaban por ¿culpa? de las Tortugas Ninja ayudó a que hicieran una película del cómic. Teniendo en cuenta que Kevin Eastman es la persona que montó Thundra no es raro. Teniendo en cuenta que Barr, además de todo, se dedicaba a hacer portadas para discos y conocía a algunas personas del ‘mundillo’ -en teoría Trent Reznor tiene una canción en la película porque le conocía personalmente- todo ayuda. Incluso para convencer a los ejecutivos de que hicieran la película. Si Tim Burton podía hacer Batman, ¿por qué no podían hacer un superhéroe como si fuera de Tim Burton?

John Shirley, que venía de guionizar series de dibujos y trataba de vender sus propias obras para adaptar, había conocido al productor Jeff Most precisamente montando la adaptación de la primera de sus historias que se iba a convertir en película: El Especialista. Que se cruzaran con El Cuervo cuando alguien les dijo que lo que intentaban vender estaba ya hecho -eh, ya os he dicho que no es lo más original, ¡no tenía ni neveras!- sirvió para que decidieran montarla y, sobre todo, para que les recuerden por esa película y no por la de Stallone.

A partir de ahí, lo esperable con lo inesperado. La película facilitó una reedición reordenando y tratando de darle algo de coherencia en Kitchen Sink seguida de una serie de minis de lo que pasaría a ser la ‘idea central’, que El Cuervo va cambiando su avatar.

Lo inesperado fue la muerte de su protagonista, que atrajo la atención sobre la película pero que también causó una profunda impresión al autor, que se pasaría años automedicándose. A lo que se uniría la necesidad de tratar con la gente de Hollywood. Vamos, que el autor pasaría a otro clásico: Poner su nombre en portada y dar ideas para que lo gestione quien sea.

La primera fue The Crow: Dead Time, con guión de John Wagner e ilustraciones de John Maalev, que comenzó a publicarse en Enero 1996 y que nos trae a un hombre que es reencarnado un siglo después para que acabe con las reencarnaciones de los responsables de haber asesinado a su mujer y su hijo -¿veis?, ahora es un hijo, ya es menos misógino claramente-, en la que O’Barr se limitaba a hacer las portadas… en las que no aparecía el protagonista de la mini sino el de siempre. La siguiente en mayo del mismo año, fue The Crow: Flesh and Blood -que repite Alex Maleev pero esta vez con James Vance como guionista- que presentaba a la primer mujer en heredar el avatar -los wokees y tal y cual- en la que una agente federal de medioambiente a la que asesina una pandilla de ultraderechistas. ¿Que si no tiene que vengar a ningún hombre? Pues claro que sí. Porque estaba EMBARAZADA. De nuevo, ideas y portadas.

A partir de ahí llegaron las minis en las que ya no hacía más que ‘dar ideas’. Detrás de esa, en julio, llegó The Crow: City of Angels, la mini que se basaba en la película… El guión se acredita a John Wagner basado en el guión de David S. Goyer -ese hombre- y esta vez dibuja Tim Bradstreet. En el que reaparece una secundaria de los cómics originales para echarle una mano al nuevo avatar, un tipo que fue asesinado junto a su hijo. Con esto pasa como con muchas otras cosas, hicieron el cómic a partir del guión. Y luego la productora hizo lo que le dió la gana con el montaje. Así que el cómic se parece más al guión que a la película. Pero no al revés. Yo qué sé, Hollywood es así.

Vamos, con deciros que en 1998 sacaron una serie. Vale, no se la lograron encalomar a nadie, acabó en sindicación y no duró más de esa primera temporada. The Crow: Stairway to Heaven se llamaba y el protagonista era nada menos que Marc Dacascos.

En total saldrían cinco minis y algún one-shot para Kitchen Sink. Hubieran salido más, pero la editorial cerró. De hecho el one-shot era el proyecto de revista de The Crow no pasara de The Crow #0. Con historias de Barr y de otros autores, incluidos poemas y textos y cosas así. Imaginad lo que podría haber salido de esa sección de correos. Pero bueno, tras este cierre O’Barr haría poco más, alguna portada para el cruce con Razor, esta vez en London Night Studios. Y luego, en 1999, llegaría una serie regular en Image. Aprovechando que iba a salir una tercera película. Con Eric Mabius, Kirsten Dunst y Fred Ward. Diez números duró.

A partir de ahí una reedición en bolsillo en 2002 -en Pocket Books nada menos- antes de la cuarta película en 2005. Con Edward Furlong de ‘el cuervo’, Tara Reid de ‘la chica’ y David Boreanaz como ‘el malo’.

En 2004, justo antes de la última película, O’Barr se había puesto de nuevo a preparar una edición nueva y blablabla de El Cuervo. Distinta de la de Caliber, Tundra, Kitchen Sink y Pocket Books. Esta vez sería una versión completa -más- y ordenada -más- con todo tipo de extras -más- para sacarle el dinero -más-. A ver si os creíais que esto se había inventado con La Broma Asesina.

Luego ya llegaría IDW en la que se publicaría una serie de miniseries y también algunos cruces. Como el que tuvo con Hack/Slash pero, sobre todo, el que tuvo en 2014 con otro de los iconos del noventerismo.

Portada del The X Files / The Crow: Conspirancy en IDW acreditado a Tipton, Malhotra y Lopes. En ella vemos un dossier policial que incluye una foto de Los pistoleros solitarios, de alguien apuntando una pistola tras un cristal roto, un coche de policía volcado y lo que parece un agente ardiendo. Por encima de ellos hay un par de cuervos y una cinta amarilla policíal. En un lateral pone Conspiracy Part 5 of 6. El mismo dossier parece tener agujeros de bala.  Qué puedo decir, es un trabajo peligroso.

Ya, bueno, no sé quién pensó que mezclar The Crow y Expediente X. Pero bien hecho. La GENIALIDAD! hay que alimentarla.

Por no mencionar las novelas, de novelizaciones a obras dentro del universo con nombres bien conocidos en la época como Poppy Z. Brite. E, incluso, un libro de relatos en el que podías encontrarte de Gene Wolfe a Iggy Pop. Pero, vaya, como haber hubo hasta un videojuego GENIAL!, una serie de discos más o menos ligados a las películas y, por supuesto, un juego de cartas coleccionables.

Total, que en 2024 con lo de la película nueva, se anunció que sería Sumerian Comics la encargada de la franquicia. Empezando, por supuesto, por reeditar el cómic original. Está visto que O’Barr sabe lo que se hace. Siempre y cuando lo que sea hace se refiera a sacar dinero. De alquilar el nombre y las reediciones, digo, no de vender. Ese es un tema completamente distinto.

Lo que nos lleva a aquello que quería hacer yo cuando me propuse hacer un posteo más sencillito después de el último Paseo por el Universo y el Swimsuit de este año y La Guerra de las CaraDuras y … Creo que algo estoy haciendo mal, claramente.

Porque mi intención no era escribir mil quinientas palabras; era decir que, puestos a perder dinero adaptando un cómic con Crow en la portada, los de Hollywood podían perderlo con alguna de nuestras sugerencias:

Portada del primer número de Crow of the Bear Clan en la que vemos al protagonista, una especie de Osito Teddy mezclado con Conan y Charles Bronson, que lucha con una lanza contra una serie de enemigos a su alrededor. Dos de ellos son reptilianos, el tercero es un reptiliano distinto que parece mezcla bien de murciélago, bien de pterodáctilo. Supongo que según gustos. De fondo está el color negro arriba y una especie de luz amarilla y roja debajo. Y ya está, que suficientes detalles hay ya como para pedir fondos, a ver esto qué es.
Portada de Candice Crow en el que vemos a la ¿protagonista? embutida en un traje de ¿latex? ¿cuero? negro en el que destacan los pechos que parece que han sellado por separado. Le cabeza también está cubierta, con una especie de máscara que incluye una mascarilla con pinta de pico -es un cuervo, no sé si os acordáis- y dos grandes ojos amarillo como de luces de coche que hacen de los ojos. Yo qué sé, los fetichismos.
Portada de Bullet Crow, Fowl of Fortune de Chuck Fiala para Eclipse Cómics. Sí, esto lo publicó Eclipse en los años ochenta. En la imagen hay un cuervo disfrazado como de supheréroe espacial, con capa y un casco que parece un huevo, más un arma que podría ser un revolver con silenciador. En el centro, en pequeño, saludando, hay un canario -bueno, un ave amarilla - y a la derecha, ocupando buena parte de la imagen, está Phantom Bunny, una mujer conejo con pelo rubio largo y muy poca ropa. Que, en realidad, da igual, porque la poca que lleva se le pega sobre el cuerpo y así podemos saber que en esa portada está haciendo mucho frío.
Portada de The Fox and the Crow en la que les vemos preparados en el exterior, en un paisaje nevado, se han hecho un fuerte y están preparando bolas de nieve para lanzarse. A la izquierda de la imagen Fauntleroy Fox, Zorri, está haciendo bolas de nieve mientras dice: I just LOVE snowball fights!

 A la derecha Crawford Crow está haciendo sus bolas de nieve, con un saco de algo que dice Fast Drying Cement.

Total, a peor no van a ir.

Que The Crow ha costado esta vez 50 M$ y en dos semanas lleva 8,13 M$. Qué os puedo decir…

Nunca fue fructífera la relación de los superhéroes y el cine.

11 comentarios en «Y UN CUERVO»

  1. Y como broche de oro, el repaso corvino me permitió ver una vez más a La Zorra y el Cuervo. Sé que algún día Sark escribirá un artículo sobre ellos.

    1. ¡Algún día! He estado buscando lo de las historietas autóctonas, pero de momento sólo he encontrado sobre que Novaro se dedicaba a ‘reciclar’ historietas viejas para alargar la colección. Y que quitaba cualquier crédito posible, claro.

      1. No solo reciclaje. Tengo un ejemplar en el cual la historia consiste en los preparativos para el viaje de Zorri (Fauntleroy Fox) a las Olimpiadas de Los Ángeles 84, y otro número en el cual en una de las historias el Cuervo (Crawford Crow) señala «con tanto dinero no saldré de las mejores discotecas».
        Son de la Serie Águila, en tamaño reducido y ya cerca del cierre de Novaro.

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