Ya sé, ya sé… Hay tantas cosas que preguntar. Desde si os habéis acordado de escribir quejandoos de aquel artículo de la semana pasada
hasta sobre el tipo de gente que sería capaz de defenderlo. Quiero decir, no sólo si es por pura estupidez, amiguismo o buscando alguna ganancia personal. También están los que salen con Spielberg lo dijo que se dividen entre los que repiten como loros sin haber leído lo que dijo y los que lo han leído pero no lo han entendido, o han elegido no entenderlo. pero ahí entraríamos en bucle en el inicio del texto de nuevo.
No, no, no es como si el artículo hubiera salido un lunes y para el viernes Netflix hubiera estrenado una producción propia, turca, la primera en aprobar en ese país, que resultara ser de… ya sabéis…
Superhéroes.
Ya, ya sé. Si Netflix se dedicara a sacar series de supes en las que el control lo tienen ellos como esta o como el inicio de las producciones tras el acuerdo millonario con Mark Millar, lo mismo el problema no está en los supes sino en los propietarios y derechos.
Pero no, esa no es la pregunta.
La pregunta es:
¿Cómo es posible que después de más de una década…
Arrugas, de @paco_roca, ya tiene disponible en librerías una 14.ª edición, tras vender 72.000 ejemplares.
— Astiberri Ediciones (@Astiberri) 15 de diciembre de 2018
Aquellos lectores, potencialmente interesados, que aún no hayan catado esta obra referente de una forma de hacer cómic, pueden leer aquí un adelanto: https://t.co/ikFEx2K5pf pic.twitter.com/1DWPxb59hK
resulte que «Arrugas» no ha vendido aún ni 100.000 ejemplares?
(En cualquier momento empezarán las columnas sobre que la Novela Gráfica está muriendo. Lo veo.)
(Ah… por esto no dan las editoriales cifras de venta. Claro.)
Bueno, que según recuerdo yo, el cómic en papel y la novela gráfica llevan muriendo desde mucho antes que el cine de superhéroes…