
Inquietante porque confirma que en este mundo donde la apariencia lo es todo, ni de ella puedes fiarte. En tiempos más simples los malos tenían cara retorcida de malo y los buenos barbillas cuadradas que enmarcaban una amplia sonrisa flanqueada por un pelo rubio que servía de cenefa a unos brillantes ojos azules. Era fácil saber quién era qué. Pero en esta era de antihéroes no tenemos certeza de nada. No podemos saber si la persona que acabamos de ver es un perturbado mental que amenaza a la sociedad en pleno o si se trata simplemente de un asesino en serie. Ya no se puede fíar uno de nadie.
Y esta reflexión podía haberse quedado en pensamiento estéril de no ser porque poco después me topé (en otro sitio) con esta fotografía. Y entonces todo adquirió sentido.

¿Lo hiciste ya?
¿Y sabías de quién se trataba?
Y si lo sabías ¿qué pusiste?
Pues a lo peor ni así diste con la solución correcta.
Porque el modelo de la foto en cuestión era en este caso un asesino de series.

Y lo a gusto que me he quedado al decirlo…
En fin, y poco más queda por decir en este año que termina, uno que si hubiera que definirlo en una sola palabra, al menos en lo que se refiere a las compañías grandes, diría que ha sido monótono. En lo que se refiere en el terreno artístico adliano, y habiendo quedado el panorama muy tocado por la marcha de ROB! de DC, no hemos descubierto nuevas figuras que despunten más allá de las conocidas de siempre (como el eterno Greg Land). Parecía que la presión editorial en DC por tener en el mercado 52 series a la vez y no fallar un solo mes facilitaría una nueva explosión de talento joven como hubo en los bonitos tiempos de la marvelution, cuando a cualquiera capaz de sostener un lápiz le asignaban una serie. Aquello era divertido y sobre todo muy variado. En cambio en la DC de ahora todos los artistas de las series por debajo del Top se parecen, cambian y recambian a los dibujantes, los alternan cada pocas páginas y ni nos damos cuenta, no somos capaces de distinguirlos, están cortados todos por un mismo patrón, no sabemos si son hipsters o serial killers. Una monotonía que aburre. Cumple pero no emociona. Ese es mi reproche. Espero que Harras sepa tomar nota, aprenda de aciertos pasados y la cosecha de este 2014 que se nos presenta sea distinta, más variada y mejor.
Anda que no sería bonito repetir una cosecha como la de 1993.
(¿Cómo? ¿que este post con imagen molona final no cerrará el año? ¿que en un rato habrá un test cultural chorra? ¿pero que carallo de programación es esta? ¿de quién es la culp…oh, vaya…