Mi Hacker galopa y corta el viento

Hay épocas gloriosas de efervescente creatividad que figuran por derecho propio en los anales de la historia del cómic. Como la DC de los 50 o la Marvel de los 60. Otras hasta ahora han pasado relativamente desapercibidas. Como ese caótico frenesí de series originales y rompedoras que fué la DC de los 90. Unos años en los que brillaron el doble de intenso, y por ello la mitad de tiempo, rarezas como Aztek, Vext, Chase o Major Bummer.

Pero no sólo fueron tiempos de maravillas destinadas a perderse como lágrimas en la lluvia. Fué un momento en el que estuvo a punto de producirse una revolución en el campo de los tebeos norteamericanos que habría igualado en importancia, quizá incluso superado, al desembarco de autores británicos de la primera mitad de los 80. La incorporación de autores literarios como guionistas.

Un soplo, qué digo soplo, un vendaval de aire fresco gracias a personajes como Lewis Shiner.

Un autor de ciencia fiPERDÓN, de Ci-Fi, ligado al cyberpunk desde sus mismos comienzos.

Con el pedigrí que da haber sido publicado en Mirrorshades y haberse codeado con los mismísimos William Gibson o Bruce Sterling. Alquien q…

Ahm… No, no ha habido una tormenta temporal y ya estamos a lunes otra vez. Esto sigue siendo el post del jueves.

Decía que no sólo tenía un carnet de autor cyberpunk con número de miembro de un sólo dígito. A diferencia de luditas como Gibson nuestro Shiner tenía conocimientos de informática y conctactos que le asesoraban sobre UNIX…

…o distribuian shareware de código abierto allá por 1992.

Es cierto que en aquel año la cultura hacker ya era algo conocido por el mainstream. Que gozaba de su propio sub-sub-género de películas, que estaba a punto de evolucionar en el cyberthriller noventero. Pero dada su posición privilegiada tanto artística como técnicamente sólo Shiner podría haber escrito una serie tan creible y al mismo tiempo original como The Hacker Files.

Una serie olvidada y desconocida por generaciones posteriores en una época caracterizada precisamente por series olvidadas y desconocidas por generaciones posteriores. Inmerecidamente, como las mentadas al inicio de este post, pues sólo un autor venido de fuera del mundillo podría haber roto tantos moldes en tan escasas páginas. Y es que Shiner ya había escrito Time Masters, la que debía haber sido la iteración post Crisis de Rip Hunter, pero es en The Hacker Files donde da el do de pecho con una historia salvajemente innovadora.

Durante Guerra Blanda, el primer arco argumental de la serie, su protagonista es llamado por el gobierno norteamericano para detener la amenaza de un virus informático.

Un dañino programa que ha logrado infiltrarse en el servidor principal del mismísimo NORAD.

La situación se vuelve tan peligrosa que nuestro heroe tiene que plantarse allí en persona.

Incluso teniendo que esquivar a su seguridad y forzando puertas.

Porque, he aqui la emocionante premisa de la historia, el alto mando está practicando lo que creen que son unos inofensivos JUEGOS DE GUERRA

…pero por culpa del pernicioso virus sus acciones de respuesta están ejecutándose en la realidad.

Afortunadamente, cuando el mundo se encuentra al borde del apocalipsis nuclear, los militares se dan cuenta de que…

…ES UN JUEGO EXTRAÑO, EL ÚNICO MOVIMIENTO GANADOR ES NO JUGAR.

Si, es cierto, yo también me he dado cuenta. De manera sutil, apenas perceptible, Shiner ha colado un sentido y honesto homenaje a esa icónica película de principios de los 80 que definió el tema de la informática en el cine.

Pero es comprensible.

Todos somos fanes de Tron ¿verdad?

Pero, ay, como tantas otras creaciones visionarias y rupturistas la vida de The Hacker Files estaba destinada a ser corta. Doce episodios en los que Shiner apenas tuvo tiempo de tocar la represión de la dictadura china, como glosamos la semana pasada, narrar un crossover con Oráculo y resolver su gran trama principal, una idea excesivamente fantasiosa e irreal que ciertamente no es lo mejor de la serie.

¿Quién podría creerse que una gran empresa tecnológica intentara distribuir productos que graban a sus usuarios sin que estos se den cuenta con nefandas intenciones?

Pero que este grano de arena no nos distraiga de las paletadas de cal que nos regala The Hacker Files. Siempre nos quedará soñar con qué otras tramas innovadoras nos podríamos haber deleitado de haber continuado siendo publicada. Qué momentos habrían pasado a la historia del noveno arte de haber tenido más éxito entre los lectores de su época.

Como ese en el que Flash se cuela en una instalación moviéndose tan rápido que no puede ser visto por sus trabajadores…

…y queda inconsciente al estamparse contra una puerta que alguien cierra de repente…