Lo de los cómics y la normalización en nuestro país va viento en popa. De ahí que la primera noticia que tuvimos de un nuevo proyecto surgiera en…
Bueno, en un sitio poco habitual. Digámoslo así.

A partir de ahí, y ayudados por el siempre útil hecho de existir en Madrid y tener ya una red de conexiones hecha, fueron saliendo en distintos medios.




Vale, es cierto que son medios con una cercanía notable, y una clara tendencia a usar fotografías de Batman para lo que son cómics. Pero de las fotografías que acompañan los artículos sobre cómic ya hablaremos… otro día. Algún día. Quizá. Que da para posteo separado.
Lo importante aquí, más allá de los clásicos problemas de redacción de la prensa, está en cómo se cuenta y vende la noticia.
Porque hay maneras y… maneras.

Además, claro, de que cada cual destaca… no sé si lo que más le preocupa, le interesa o lo que cree más interesante.

Y, como decíamos, lo de la escritura de los artículos. Quizá no lleguen a los dislates de, pongamos, El Confidencial, pero está claro que si en uno de ellos podemos leer:

alguien debería de haber señalado que NO es ‘la colección privada de cómics de Juanjo’ la que ‘se verá aumentada con las aportaciones’ etc. Así que esa coma asesina y la mala organización de la frase necesitan una vuelta, algo como:
El origen de esta biblioteca de tebeos, que se verá aumentada con las aportaciones de socios y otros adicionados del cómic español, es la colección de cómics de Juanjo.
Salvo, por supuesto, que Juanjo tenga también una colección de cómics pública. Que todo podría ser. Una ‘biblioteca itinerante’ entre lo que tiene prestado a amigos y vecinos y otra que es solo para él.
¡EN FIN, PERIODISTAS!
También es cierto que hay otro punto que voy a dejar que sea Emilio el que grite sobre él. Pero lo pongo aquí para ir provocándole para que salte.

Al final está claro que ni El Mundillo ni Los Periodistas Culturales defraudan nunca. Ni, por supuesto, lo hace La Normalización. Porque la cosa está avanzando a tal ritmo que se están conquistando todo.
TO-DO

Un camino lento en el que se han borrado artículos por el camino…

y en el que se han ido consiguiendo poco a poco



porque, al final, la lucha por la normalización de los cómics es la lucha de su periodismo.

Lo demás es silencio.
Tomando en cuenta la cobertura del «Hola», se podría decir que lo de la normalización en España va de perros…
¡Una vez más, la culpa de todo la tiene La Cárcel de Papel! Herunter Pons!
Debe de ser la aplicación a la cultura de lo que en Españiquirritistán denominan «escudo social»: armonizar la pobreza sin perturbar al capital trasladando a alguna benevolente iniciativa privada el cuidado y protección de aquellos desechos que se consideran inadecuados, o de muy escasa utilidad, como instrumentos de manipulación para trasladar la cólera social hacia la explotación humanitarísima de todo y de todos. Pero de algún modo habrá que celebrar la apertura de esta nueva logia y su misión salutífera para la historieta española, a la espera de que dentro de sesenta años alguien exija algo más concreto; tal vez la expropiación forzosa del fondo brugueresco. Y, por lo menos, desde una cierta valentía materialista que libre de quijotismos españoleros pueda alejarnos de sentimientos protectores de tipo espiritualista como los que suelen echar a brotar alrededor de cualquier objeto cultural, se exponga públicamente las vergonzantes opiniones de oligarcas editoriales tan conocidos como Rafael Martínez, ese inteligente conservador e inversor inmobiliario hecho a sí mismo cual masa churrera que saca tiempo para socorrer niños africanos a pesar del perjuicio que le causó la caidita de Goldman Sachs. Así que celebraré la apertura de este club cenobítico para la investigación y conservación de peculiares objetos recordando la parada Los tebeos de Juanjo y sus sobres sorpresa de tebeos ocupando un espacio comercial en Viñetas desde o Atlántico. Que a saber qué otra justificación existía para mantener su presencia año tras año que no fuese auxiliar en el despacho y venta en su vecina caseta de Dibbuks/Nuevo nueve. ¡Viva la iniciativa privada que nos salva y humilla!