Si aparecen tantas y tantas novedades cada semana y en teoría todas se venden algo (es decir, por mucho que bajemos en el Top de ventas no habrá ninguno con cero ejemplares vendidos, supongo), es señal de que hay gente para todo. Y eso incluye gustos muy raros. Nos podemos poner de acuerdo en seguir una serie de títulos, los más mainstream, pero más allá cada uno tiene sus rarezas casi inconfesables, eso que leemos pero de lo que no hablamos, esos títulos extraños que aparecen en la tienda cuando hay llegada de Previews y nadie sabe para quién puede ser ¿Cuales son vuestros placeres culpables?
En mi caso, debo admitir que no me resisto a echar un vistazo a los tebeos basados en franquicias de videojuegos.
Es decir, el videojuego estaba antes y hay una historia hay detrás, unos personajes, un escenario y ciertos tics, y se le pide a los autores de la adaptación que desarrollen eso, que al mismo tiempo marquen camino y por otra parte que no se salgan demasiado de lo establecido. Un comprometido tira y afloja en el que parece que tienen la partida perdida antes de comenzar. Con las manos tan atadas poco bueno puede salir de ahí. Casi siempre se trata de series limitadas de poca duración, con autores poco conocidos o que se están comenzando a abrir camino. Pocas son las excepciones, como un recorrido largo de Walter Simonson como guionista en serie regular de World of Warcraft o Bendis y Maleev en Halo Levantamiento para Marvel. Más bien suelen estar escritos por Matthew Smith y dibujados por Joe Johnson.
Y sin embargo estos títulos siguen saliendo. Y sin embargo les sigo echando una ojeada. Y empiezo a sospechar que no soy el único.
Para hacerlo más raro todavía, tampoco es que se me pueda considerar un gamer al uso. Mi trayectoria se resume en el Manic Miner, el Arch Rivals y el Candy Crush. Pero precisamente por no seguir ninguna tendencia no me importa leer historietas adaptando juegos de los más oscuro o perdido. Porque en realidad no tengo ni idea de si son muy populares o no.
Siempre se puede encontrar algo en estos títulos. Cuando no es un argumento ingenioso para calzarlo en la trama del juego, es descubrir algún artista que trata de aportar algo sin miedo a arriesgar, pues casi que tienen ya la partida perdida de antemano sin apenas público al otro lado.
Uno de los últimos que he descubierto, aunque es añejo ya, es la miniserie de seis números aparecida en Wildstorm dedicada a Mirror’s Edge.
¿Qué podemos esperar de la adaptación de un videojuego que es sobre todo una chica haciendo parkour? Pues…pues sobre todo a una chica haciendo parkour. Pero en este caso esto nos sirve para disfrutar con la fluidez visual del dibujante, que no es otro que Matthew Dow Smith (y sí, si no fuera por el Dow tendría un nombre tan genérico como los que me había inventado antes).
Un muchacho conocedor de sus limitaciones y que ya no que no puede despuntar con un dibujo espectacular, tira de narrativa en una trama de alta velocidad con una disposición que entra por los ojos.
Porque siendo amables, con ese estilo definiéndo con lineas tan rectas y dejándole todo el trabajo de relleno al colorista, a lo máximo que puedes aspirar, y eso si dibujas un poco más sucio, es como los John Paul Leon o Tom Coker: a hacer alguna serie límitada con Peter Milligan para Vertigo. A ver si llega algún día.
Y cuando el autor de los interiores no es demasiado llamativo, el problema añadido es que no puedes dejarle la portada en sus manos. Es lo primero que llega al lector, y si no mola puedes vender todavía menos. Es por eso que las portadas se encargan a otros. No se deja que las haga todas el mismo para evitar que se termine repitiendo, ya que prácticamente el único dato que se les da para hacer estas ilustraciones es la sinopsis del videojuego. Y a partir de ahí cada uno tira por donde puede.
Otro recurso socorrido, al menos para la primera portada de los primeros números, es tirar de la icónica ilustración lo más parecida posible a la carátula. Ey, se titula como el juego y se ve como el juego. Si te gusta el juego debes comprar ese tebeo. Pero no lo abras hasta haberlo pagado.
Pero de vez en cuando se nos destapan con alguna maravilla. Y eso es lo que pasó en el tercer número, con la portada realizada por Brian Steelfreeze, especialista en eso de epatar desde las tapas. Al hombre le dicen que la cosa va de una chica que hace parkour ¿vale? y por lo tanto es muy ágil y flexible, y que en su camino se enfrenta a las fuerzas del orden.
Mensaje captado ¿queréis flexibilidad? pues allá va.
Miradlo dos veces, las que haga falta. Pero no intentéis hacerlo en casa. Y pase lo que pase, dejad de pensar en ese pie izquierdo.
Es por la belleza de cosas como esta de vez en cuando que compensa tragarse cierto material. Material que sigo consumiendo, es superior a mi ¿en serio que nadie todavía ha sacado una adaptación del Subway Surfers? ¡con Dow Smith molaría!
Bah, donde esté aquel minicómic del Capitán Sevilla, del hoy reputado, intelectual y cebrianesco Max…
Y BM Mirror’s Edge, ¡YA! Que Wildstorm va a volver y todo.
¿Concretamente QUÉ habilidad corporal usa esta chica para tumbar al policía que tiene delante? ¿Está relacionada con comer mucho parkur de ese que dices?
¿O es una referecnia al afamado y clásico chiste y el policía está gritando «¡NO ME COMAS! ¡NOOOO!»?
Ejem, ejem…
https://derpicdn.net/img/2013/5/30/336541/full.png
Y al menos, hace unos meses, por mi tierra, llegamos a ver esta belleza:
http://media.comicbook.com/wp-content/uploads/2014/05/starlight-5-rob-liefeld-variant.jpg
Yo no tengo placeres culpables; me siento orgulloso incluso del más extraño de mis gustos…