¡Inocentes!

Sé que a veces se nos acusa de extender los malentendidos o aprovecharnos de pobres confusiones. Como si nuestra idea fuera propagar el mal antes que comentar el estado de la cuestión. Eso y el humor, claro. ¿Cómo no te lo vas a tomar con pitorreo? Por eso también sabemos que no es cuestión de ponerse a buscar o intentar encontrar un ‘buen gusto’ que entre que da igual porque van a arrugar siempre la nariz incluso los que te defienden y te sueltan un ‘deleznable’, y que ese ‘buen gusto’ va cambiando.

Por ejemplo, Giambattista Basile. Probablemente el primero en contar -o en transcribir- la historia de La Bella Durmiente. ¿Cómo se despierta la princesa -que, por cierto, tenía nombre en esta versión: Talía– de su maldición? Pues porque uno de sus bebés, buscando alimentarle, le succiona el dedo y saca así la punta de astilla envenenada. ¿Que qué bebés? Pues veréis… cuando el príncipe encuentra a la princesa dormida digamos que no es un beso lo que le da. De ahí que ella, dormida aún, tenga gemelos y sean estos los que la despierten. ¿Que si esto está diciendo que tengas cuidado, chiquilla, porque en la que se te descuidan se te encaloman y a ver qué pasa con esos príncipes violadores con los que te acabas casando? Ah, yo qué sé, era el siglo XVII, por lo visto ahí podías incluir una violación en algo teóricamente para niños y no pasar la noche en el calabozo. Fíate tú de Basile.

Aunque todos sabemos que, al final, la culpa es de los que malmeten para causar estos efectos. De los que son los auténticos responsables de esto. No, los títeres no, los periodistas. Pues porque unos tienen una mano metida por el… Mira, yo qué sé. El caso es que los ellos son los auténticos responsables. Tú mandas a un periodista a entrevistar a un YouTuber y estará más ocupado por su ego herido por tener que enfrentarse a aquello que desconoce y desprecia que en tratar de comprender lo que tiene delante. -En las entrevistas se nota más, claro-. O, peor aún, el periodista tratará de enemistar a un Gran Autor Fundamental con aquellos guionistas con los que magnánimamente accedió a colaborar cuando tenía el Toque de Midas. Y eso que no le dijo ni que entrara a una entrega de premios por la puerta de servicio. ¡Prensa!

De modo que hemos decidido adaptar una línea más sencilla, menos problemática, más pendiente de despolitizar la cultura que de despenalizarla, que aquí en cuanto uno se descuida ha metido la pata y no siempre consigues que por tus errores tengan que dimitir otros. Así que vamos a pasarnos al perfilbajismo. Que es algo que debe ser superútil porque 1900 películas por minuto y que aún sobrevivan videoclubs demuestran la enorme potencia cultural española. Así que olvidémonos de cualquier cosa que pueda ser polémica y vamos a fijarnos en algo que aún no haya sido polémico esta semana…

Veamos… no… tampoco… mucho menos… Maldita sea, ¿quién diría que estamos aún a lunes? ¡Ya está! ¡Las traducciones/adaptaciones! Claro, y podemos rescatar un clásico de esta nuestra desorganización como es Detective Conan.

A ver, ¿qué es lo último que se le ha publicado? Ah, ya sé, la aventura esta…

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Seguro que pasa algo interesante con esa portada…

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Es curioso, no recordaba yo que fueran tan… tan…

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Expresivos. Sí. Eso.

Pero, vaya, que está claro, en cualquier momento logran encontrar un punto de contacto entre el tema general de la historia y esta ‘nueva expresividad traductorial’ que se nos traen…

conan4

Ah, estupendo, ya está el trabajo hecho.

¡JA!

Y pensar que creíais que no íbamos a lograrlo.

Que al final acabaría apareciendo una viñeta descontextualizada que incidiría en temas que, obviamente, no se pueden mencionar ahora con el público infantil cercano.

¡Pues no!

¡Se puede evitar!

¡Se puede conseguir estar alejado de polémicas!

¡Se puede incluso lograr prescindir de la descontextualización para tus fines!

 

conan1

Mierda…

Un comentario en «¡Inocentes!»

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