«Hoy viene a divertirse al Hormiguero ¡Frank Miller!»

Música, luces, estruendo, gente que habla raro riendo y gritando, sesiones extrañas con gente inquietante…no, no chequen su dial televisivo que el bueno de Frank no va acudir esta semana al plató de Pablo Motos, el título es simplemente una metáfora de lo desconcertantes e intensos que pueden ser para Miller estos pocos días que pase entre nosotros. En España, país que Marca. Y con la de tomos de Daredevil que verá a lo lejos, que raro le parecerá que sólo le traigan para firmar Batmans y Ronines.

Que ojalá las circunstancias fueran otras y todo estuviera más normalizado, tanto que como otras figuras del entertainment vulgo cultura, Frank Miller tuviera cabida en el Show Oficial de Bienvenida a nuestro país. De veras, que si algún partido propusiera a Motos como Ministro de Exteriores o Embajador contaba desde ya con mi voto (total, para lo que sirve…). Es mucha la gente importante de este mundo cuya visión de nuestro país pasa por el filtro hormigueriano.

Mazorca #20

(Rubén Fdez, otro grande)

Pero no es así, de forma que no tendremos ese encuentro cósmico con el que comparar parecidos presentes o pasados en directo. Lo importante es que Miller, siempre ECC mediante, acudirá a los fastos de la edición de este año del Salón del Cómic (*), y podrá ser venerado por un selecto grupo de fieles previa inscripción, sorteo, compra y cola numerada.

(*) Salón del Cómic, videojuegos, series, youtubers y otras artes. Que si el tebeo no se vuelve suficientemente mainstream, llévate el mainstream al tebeo. En San Diego hacen lo mismo y les va muy bien, lo importante es ver por allí a Robert Downey Jr, Batista, o a cualquier Lannister que quede vivo ¿o acaso los éxitos de los Salones del Manga tienen que ver con los tebeos japoneses? el día menos pensado tendremos en Barcelona o Expocómic stands de comida occidental. Si los otakus tienen dorayakis allí habrá empanadas. Pero cuando las cifras de visitantes aumenten respecto a las que llevan dando todos los años, quedaremos todos convencidos de que ese es el camino a seguir.

Y además tenemos entre nosotros a tiempo la última obra del autor. Tras El Regreso del Señor de la Noche y DK2 llega Caballero Oscuro III.

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(¿megabrillo informático o flash chungo de móvil? la sombra post-Lynn Varley es alargada)

Puede seguir habiendo dudas entre algunos sobre si esta obra es una de las que pueden ser rubricadas por Miller a su paso por el Saló, pues al ser escrita por Azzarello y dibujada por Andy Kubert, el papel de Frank parecía limitarse al de mero inspirador. Y sabría mal hacer inscripción, sorteo, compra y cola numerada para que cuando llegues a la meta el hombre se niegue a firmártelo. Pero nos congratula comprobar que el ejemplar lleva inserto un complemento encarte realizado por el Genio! de Maryland.

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Un encarte dibujado por ËL!

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Y cuya portada fue trendig topic en su día, cosa que inquietó a más de uno. Según qué gente, es ver su nombre en twitter y temerte lo más funesto.

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Ante la vista de la imagen, a muchos se les fueron los ojos al bamboleante supermiembro en la entrepierna del kryptoniano, pero para mi hubo otra cosa que me llamó más la atención.

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Esa expresión. Ese dolor contenido, esos ojos cerrados y dientes apretados ¿qué podía causar al superhombre este inhumano sufrimiento? y gracias al encarte de la edición española he podido comprenderlo.

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El minitebeo en cuestión no comparte grapa de encuadernación con la historia principal. Sería cutre para un tebeo de 3.95 euros, que se note que hay nivel. En su lugar el encarte grapado (es Miller, no se os ocurra nombrarlo «complemento» ni por equivocación) va pegado a un curioso cartoncillo en la parte central del ejemplar. Y digo curioso porque no sé si es unos manchones chulos hechos por Miller, por Kubert, o por el grafista de turno. Tampoco lo explican en el tebeo, pues en ECC las obras de calidad y nivel se explican por si solas y al igual que ya hicieron con Sandman: Obertura, la obra viene sin el más mínimo texto explicativo, documental o de contextualización. Esas cosas para el tomo. Yo cuando veo que no traen textos ya sé que se trata de una obra de verdadera calité. Y también que es de esas que nunca sabes en que mes caerá la entrega siguiente.

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Así pues, si se quiere tener el encarte por separado toca estirar para despegar.

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Estirar, estirar…va fuerte. No sale…

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Y es que viendo por dónde está pegado…

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…no me extraña que cuanto más estire…

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…peor cara ponga.

Que no hace falta pillarse el Fabricar Historias para ver como un tebeo trasciende una nueva dimensión.

Por cierto, que no palpé la edición especial en tapa dura, pero creo que el encarte central es también una tapa dura pequeñita. Creo.

Con todos ustedes Frank Miller. Disfrútenlo si pueden. Y no le enseñen tomos de Marvel.

CAGTONES DE LUKE LUCKY

Me encontraba aburrido en el cuartel general de adlo. Con los pies sobre la mesa de reuniones fumandome un puro. De guardia un viernes por la noche. Qué horror. Me preguntaba qué harían Sark o Juan González en noches como ésta. Decidí curiosear la correspondencia. Prefiero no comentar qué remitentes descubrí. Estaba boquiabierto hasta que una misiva procedente de Francia llamó mi atención. El Profesor René Ligne Claire, de la universidad de Hergetonic, solicitaba la presencia de algún adláter. Pensé que era un buen momento para hacer un viaje. Abrí la caja fuerte de adlo, tras la sorpresa de encontrar tanto dinero (jamás lo hubiera pensado) cogí de sobras para el viaje y partí hacia el país vecino.

El Profesor René Ligne Claire me recibió con esa altivez gafapastosa tan propia de los galos. Pelirrojo y altivo, lucía una enorme pajarita rosa y me dio blandamente la mano. Dos cosas que siempre me han hecho desconfiar: pajarita y que te planten los dedos en la palma de la mano como si fuera un pene flaccido. En fin. Pasamos al despacho, me sirvió una copa de coñac, me pidió que tomara asiento y me mostró el primer número del coleccionable de Lucky Luke.

– Hombre, el coleccionable de Lucky Luke- Exclamé.
– No es un coleccionable de Lucky Luke- respondió de manera seca- Cagtones.
– ¿Cagtones? ¿Qué tiene que ver John Tones con el Comic a Gritos?
– No, no, cagrrtones- EL profesor se esforzó en pronunciar la erre y por fin le comprendí.
– Ah, vale, Cartones. ¿Qué quiere decir con eso?
– Que no es una colección de Lucky Luke, es una colección de cagtones.
– Menuda tonteria.

La Carcajada de Ligne Claire atronó con fuerza en la habitación. Con lentitud exasperante se preparó una pipa de tabaco y me miró fijamente mientras me alagaba una fotocopia.

– Es una colección desogdenada. Fíjguese. El númego 1 debeguía seg el tges, el dos el uno y el tgues el dos; el seis el cinco y el cinco el seis; pasa lo migsmo con el ocho y el nueve; el once va angtes que el ocho. Y así todo el gato.
– Ya. Es un poco complicado pero tiene fácil explicación: es el efecto Coleccionable de Batman.
– ¿Efecto coleccionable de Batman? – El profesor me miró interesado.
– Si claro, es para evitar el caos en la distribución. Si el número once es anterior al ocho pero se distribuye antes que éste no pasa nada. Se trata de una inteligente maniobra para contrarrestrar desordenes en la distribución de los ejemplares.
– Integuesante teoguía. Pego es una colección incompleta. No está todo Lucky Luke.
– Bueno, nunca se pretendió eso. En realidad es una colección dedicada al Lucky Luke guionizado por Goscinny.
– A pagte del Lucky Luke de Goscinny- denoté cierta irritación en la voz del Profesor- ¿No se ha dado cuenta de que està incompleta? ¿Dónde está La Heguencia de Gantanplan? ¿O Jesse James? ¿Ma Dalton? ¿Compraguía usted una colección de cgomos si faltagan algunos? Es una colección de cagtones.

Lo cierto es que la teoría de aquel franchute engreído comenzaba a intrigarme de verdad. Supongo que debió darse cuenta, porque fue entonces cuando se levantó y me tendió el enorme cartón que acompañana al primer número.

– Toque, palpe- me espetó- es un cagton de una calidad egcelente. Ggueso, guesistente. Un ggan cagton. ¿Sabe usted lo que valdgán estos cagtones dentgo de unos agnos? Miles de eugos. Es una estupenda y completa colección de veinticinco estupendos cagtones. Y me he entegado que ustedes se los guegalan a sus quiosquegos. Debe usted advegtir a sus legtogues.

– Bueno, sí, es verdad. Son cartones muy buenos, pero los tebeos no están tan mal.

La repelente risotada del Profesor René Ligne Claire volvió a incomodarme. Abrió las páginas del primer álbum del coleccionable y me lo entregó.

– Huela- me dijo.
– ¿Que huela?
– Sí, huela el álbum. Ustedes los espagnoles no saben lo bien que huele un comíc. Meta su naguiz y aspigue. Haga el favog.

Con cierta desconfianza acepté. Sumergí mi nariz entre las páginas de Los primos Dalton y aspiré. No me gustó el resultado. La verdad es que no despedía un gran olor, no. Alcé los ojos y ante mí el profesor me extendía un álbum del Teniente Blueberry.
– Huela esto .
Y olía a frutas del campo, a arándanos. Comenzó a suministrarme todo tipo de obras. Blake and Mortimer (algo pesado), Thorgal (como el mar en septiembre), La Mazmorra (muy fresco)… Aquellas fragancias me envolvieron. Olían estupendamente. De nuevo me pasó el ejemplar del coleccionable de Lucky Luke y me pidió que volviera a aspirar su aroma. Lo rechacé con repugnancia. El profesor sonrió mientras me miraba con arrogancia.

– Lo ve, es una colección completa de veinticingco cagtones.

Decidí marcharme de allí y regresar al cuartel general. Nada más llegar a la ciudad me acerqué al quiosco de la esquina y pedí la segunda entrega. Separé los dos números del cartón, se los entregue al quiosquero y me fui feliz, con mi cartón.