Me encontraba aburrido en el cuartel general de adlo. Con los pies sobre la mesa de reuniones fumandome un puro. De guardia un viernes por la noche. Qué horror. Me preguntaba qué harían Sark o Juan González en noches como ésta. Decidí curiosear la correspondencia. Prefiero no comentar qué remitentes descubrí. Estaba boquiabierto hasta que una misiva procedente de Francia llamó mi atención. El Profesor René Ligne Claire, de la universidad de Hergetonic, solicitaba la presencia de algún adláter. Pensé que era un buen momento para hacer un viaje. Abrí la caja fuerte de adlo, tras la sorpresa de encontrar tanto dinero (jamás lo hubiera pensado) cogí de sobras para el viaje y partí hacia el país vecino.
El Profesor René Ligne Claire me recibió con esa altivez gafapastosa tan propia de los galos. Pelirrojo y altivo, lucía una enorme pajarita rosa y me dio blandamente la mano. Dos cosas que siempre me han hecho desconfiar: pajarita y que te planten los dedos en la palma de la mano como si fuera un pene flaccido. En fin. Pasamos al despacho, me sirvió una copa de coñac, me pidió que tomara asiento y me mostró el primer número del coleccionable de Lucky Luke.
– Hombre, el coleccionable de Lucky Luke- Exclamé.
– No es un coleccionable de Lucky Luke- respondió de manera seca- Cagtones.
– ¿Cagtones? ¿Qué tiene que ver John Tones con el Comic a Gritos?
– No, no, cagrrtones- EL profesor se esforzó en pronunciar la erre y por fin le comprendí.
– Ah, vale, Cartones. ¿Qué quiere decir con eso?
– Que no es una colección de Lucky Luke, es una colección de cagtones.
– Menuda tonteria.
La Carcajada de Ligne Claire atronó con fuerza en la habitación. Con lentitud exasperante se preparó una pipa de tabaco y me miró fijamente mientras me alagaba una fotocopia.

– Es una colección desogdenada. Fíjguese. El númego 1 debeguía seg el tges, el dos el uno y el tgues el dos; el seis el cinco y el cinco el seis; pasa lo migsmo con el ocho y el nueve; el once va angtes que el ocho. Y así todo el gato.
– Ya. Es un poco complicado pero tiene fácil explicación: es el efecto Coleccionable de Batman.
– ¿Efecto coleccionable de Batman? – El profesor me miró interesado.
– Si claro, es para evitar el caos en la distribución. Si el número once es anterior al ocho pero se distribuye antes que éste no pasa nada. Se trata de una inteligente maniobra para contrarrestrar desordenes en la distribución de los ejemplares.
– Integuesante teoguía. Pego es una colección incompleta. No está todo Lucky Luke.
– Bueno, nunca se pretendió eso. En realidad es una colección dedicada al Lucky Luke guionizado por Goscinny.
– A pagte del Lucky Luke de Goscinny- denoté cierta irritación en la voz del Profesor- ¿No se ha dado cuenta de que està incompleta? ¿Dónde está La Heguencia de Gantanplan? ¿O Jesse James? ¿Ma Dalton? ¿Compraguía usted una colección de cgomos si faltagan algunos? Es una colección de cagtones.
Lo cierto es que la teoría de aquel franchute engreído comenzaba a intrigarme de verdad. Supongo que debió darse cuenta, porque fue entonces cuando se levantó y me tendió el enorme cartón que acompañana al primer número.
– Toque, palpe- me espetó- es un cagton de una calidad egcelente. Ggueso, guesistente. Un ggan cagton. ¿Sabe usted lo que valdgán estos cagtones dentgo de unos agnos? Miles de eugos. Es una estupenda y completa colección de veinticinco estupendos cagtones. Y me he entegado que ustedes se los guegalan a sus quiosquegos. Debe usted advegtir a sus legtogues.
– Bueno, sí, es verdad. Son cartones muy buenos, pero los tebeos no están tan mal.
La repelente risotada del Profesor René Ligne Claire volvió a incomodarme. Abrió las páginas del primer álbum del coleccionable y me lo entregó.
– Huela- me dijo.
– ¿Que huela?
– Sí, huela el álbum. Ustedes los espagnoles no saben lo bien que huele un comíc. Meta su naguiz y aspigue. Haga el favog.
Con cierta desconfianza acepté. Sumergí mi nariz entre las páginas de Los primos Dalton y aspiré. No me gustó el resultado. La verdad es que no despedía un gran olor, no. Alcé los ojos y ante mí el profesor me extendía un álbum del Teniente Blueberry.
– Huela esto .
Y olía a frutas del campo, a arándanos. Comenzó a suministrarme todo tipo de obras. Blake and Mortimer (algo pesado), Thorgal (como el mar en septiembre), La Mazmorra (muy fresco)… Aquellas fragancias me envolvieron. Olían estupendamente. De nuevo me pasó el ejemplar del coleccionable de Lucky Luke y me pidió que volviera a aspirar su aroma. Lo rechacé con repugnancia. El profesor sonrió mientras me miraba con arrogancia.
– Lo ve, es una colección completa de veinticingco cagtones.
Decidí marcharme de allí y regresar al cuartel general. Nada más llegar a la ciudad me acerqué al quiosco de la esquina y pedí la segunda entrega. Separé los dos números del cartón, se los entregue al quiosquero y me fui feliz, con mi cartón.