Navidad. Un periodo ideal para el amor, la familia, levantar la economía de Amazon (y algún que otro pequeño comercio en vías de desaparición) y para la polarización política.
Pero entre nuestros rituales de amor, odio, y pleitesía a la industria de la perfumería, los humanos también encontramos tiempo para cambiar de fecha nuestro calendario y, a poco que nos descuidemos, hacer balance de lo que hemos pasado y pensar en lo que se nos viene encima.
Por ese motivo, Adlo Novelti Librari utilizará estas fiestas navideñas para reivindicar el futuro, un concepto brillante cuando eres joven, oscuro cuando eres viejo y terriblemente decepcionante cuando estás en la mediana edad que es un término que ahora mismo sólo se usa para definir a la gente que aún compra cómics.
Por una mera cuestión estadística es muy posible que los aún lectores de este blog hayan nacido todos en el pasado siglo XX y por ello se consideren estafados por haber esperado durante décadas la llegada de los 2000 solo para descubrir que no venía con coches voladores como nos prometieron y el único que quiere viajar a Marte es un inmigrante sudafricano que vive de la teta del estado y que nunca encuentra tiempo para ponerse en serio a cumplir sus promesas.
¿Pero es en realidad el siglo XXI tan diferente a lo que nos prometieron? Es cierto que no hay coches voladores, pero viendo como conducen algunos y como escurren el bulto las compañías de seguros cuando han de cumplir con sus obligaciones («sí que es cierto que tiene cobertura en carretera, caballero, pero sólo en autovía no en carreteras secundarias ni tramos de peaje») quizás sea lo mejor que nos puede pasar. Que los coches no vuelen nos evita que un tío que sólo tiene amigos llamados Cayetano estampe su Aerotesla en nuestro balcón al volver de la fiesta de empresa en la que no trabaja pero a´ún así le han invitado porque tiene dentro un contacto que trata de enchufarle en ella.
Quizás el futuro no sólo no sea tan malo sino que ni siquiera sea tan diferente al que nos anunciaron. Como demuestra la película de la que vamos a hablar hoy «La Fuga de Logan».

La Fuga de Logan es una película de 1976 que adapta una novela publicada en 1967. La trama sitúa a la humanidad en una gran ciudad refugio que protege a los humanos de un gran desastre que devastó el mundo exterior.

En un mundo dominado por una IA que claramente fue entrenada con diseños de la Expo de Sevilla’92, y con un Hyperloop que a diferencia del Elon Musk no es un timo, la humanidad vive encantada de haberse conocido en una sociedad con unos jóvenes que ni saben ni quieren saber nada de las cosas de viejos (como los libros, o las películas antiguas) y prefieren mucho más pasar su tiempo en el gym.

En su descargo hay que decir que tampoco es que tengan mucha opción de conectar con el mundo que había antes que nacieran ellos, no solo por el desastre del exterior sino principalmente por culpa de El Carrusel.

El Carrusel es una ceremonia en la que han de participar forzosamente todos los habitantes de la ciudad refugio el día que cumplen 30 años. Y consiste en colocarse en el medio de un auditorio repleto de personas donde personas más jóvenes que tú te jalean.

Gracias a un rayo tractor los participantes se elevan haciendo acrobacias hacia una estrella luminosa que hay sobre ellos donde finalmente…

…explotan desintegrados por la estrella mientras los jóvenes aplauden enfervorecidos en parte porque les han contado que los muertos se van a reencarnar imediatamente, en parte porque cuando tienes entre 19 y 29 años siempre viene bien que haya menos viejos cerca tuyo cuando tratas de ligar con las chicas.
Esta escena, que se adelanta 40 años al nacimiento del Cirque du Solei y unos 55 a la solución para el problema de las pensiones que está preparando un think tank hispano-argentino ahora mismo en un local del Barrio de Salamanca, no es, sin embargo, el motivo que ha originado este post, sino que ese honor queda reservado para ese momento en el que el protagonista decice relajarse y, por qué no, buscar algo de sexo para esa noche.
Logan agarra con la mano un dispositivo portátil y desliza hasta encontrar a alguien que con quien haga match, el primero, como suele ser habitual en estos casos, resulta ser en realidad un tío, y el segundo match es con una chica más joven que tras mucho palique decide no tener nada con Logan que al final tiene sexo por el método tradicional: un amigo le presenta alguien que ha conocido saliendo de parranda y todos echan mano de sustancias para practicar chemsex.
¡Hay que ver que locas ideas tenían sobre el futuro en los ya lejanos años 70!
La Fuga de Logan dio paso a una serie de televisión de éxito en la España en la que sólo había dos canales y cualquier cosa que emitieran por ellos era un éxito inmediato y a un juego de rol que ya adelantó que en el futuro el poder lograría que la gente acusara a otros de comunistas sin saber que significaba la palabra porque su significado estaba prohibido. Pero esa es otra historia que deberá contarse en otra ocasión…
Mi parte favorita es cuando terminan en el campo y no entienden nada de lo que les rodea. Como buenos residentes de «ciudá»…
La mía es cuando dice»Soy el mejor en mi trabajo».
Lo realmente sorprendente, para mí, visto desde el futuro, es que El Carrusel pone en límite en los 30 años.
Así que ya es más amplia de miras que Leonardo di Caprio.