Para quien creía tenerlo todo

Si nos atenemos a segundos en pantalla, queda claro que la época navideña es la de los anuncios de perfumes. Vale que cada vez los turrones los colocan antes en las tiendas y que la Lotería puede comprarse desde verano, pero cuando desde la pequeña pantalla nos asaltan con frecuencia esos mensajes breves de estilo, glamour y nonsense, es entonces cuando verdaderamente comienza la Navidad.

¿Que si funcionan esos anuncios? y tanto , como lo atestiguan las estanterías de muchos cuartos de baño, donde se acumulan los trofeos de cada Navidad. Habrá quien diga que ya no influyen tanto como antes porque no se ve televisión, dato fácilmente refutable yendo simplemente a los trending topic de cada noche y ver como los suelen encabezar los realities y retransmisiones deportivas de rigor. Eso y que en tubos y streamings ya están clavando publicidades donde pueden.

Es difícil publicitar una esencia en televisión, ya que es uno de los sentidos que no pueden transmitirse por las ondas. Y si el contenido no es parte del mensaje, entonces el continente deviene esencial para que el receptor se quede con la copla. Hay que hacer algo que impacte, que llegue, que MOLE. Se ha tendido en general a tirar de cuerpos bellos en posturas y gestos absurdos, música llamativa y lenguas incomprensibles. Algo con lo que el consumidor se quede, tonterías sin sentido años antes de que se instaurase el concepto de viralidad. Con estas premisas, era cuestión de tiempo de que alguno de los autores más importantes del Noveno Arte transmitiera el mensaje, y uno de pioneros fue ÉL!

Y bien que les ha ido con el anuncio, ampliando su target hasta público que no esperabas que leyera novelas gráficas ni casi letras.

De hecho, no me extrañaría que el último hit navideño viniera firmado por el mismísimo Gaiman como poco (que cada uno clique bajo su responsabilidad).

(vivencia de ayer mismo en ese centro comercial: es conocido que la parte de perfumería es, sobre todo en esas fechas, zona de alto riesgo olfativo, con dependientes y compradores dispersando fragancias a tutiplén, chorrazos combinados de notas olfativas que nos atacan, aturden y embotan el conocimiento. Pues bien, ayer mismo en esa sección, una buena mujer plantada en mitad de la alfombra que marca el paso zampándose un cucurucho de churros. Eso es tener una pituitaria a prueba de guerra nuclear. A ratos pienso que a lo mejor era una performance o el rodaje de un anuncio)

Y si los perfumes son un mercado interesante, y los autores de historieta han conseguido meterse en el mismo, el paso siguiente viene casi solo: comercializar tu propia fragancia.

Y si ÉL! pudo, era cuestión de tiempo de que el guinista español más conocido (¿a cuántos más guionistas españoles conoces?) y premiado hiciera lo mismo también.

Que no pudo plasmar su nombre en el mismo, seguramente por compromisos adquiridos previamente con otras conocidas esencias.

Pero se ve la intención, que es lo que importa. A buen seguro que calará, hay target y todavía quedan Reyes. Para él…

…y para ella.

Quedan Fiestas. Que sean Felices.

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