[OJOCUIDAO: este posteo tiene destripes de un tebeo de The Wicked + The Divine publicado este verano en Estados Unidos. Si leéis la serie a ritmo Norma Editorial daos por avisados]
Kieron Gillen y Jamie McKelvie llevan unos años revolucionando el mercado estadounidense primero con la versión más hipster de Young Avengers, luego con la popera Phonogram y actualmente con The Wicked + The Divine, una serie que para los tebeopuertas representa todo lo que está mal en el cómic americano, toda lleno de personajes ambiguos o queers, cuando no directamente maricones
Pero bueno, lo que yo venía a contar todo entusiasmado es que Gillen y McKelvie le han declarado la guerra a la estúpida moda del decompressive storytelling (palabro que esconde la costumbre de los escritores sin ideas de alargar sus tramas durante las páginas que sean necesarias hasta alcanzar la extensión de un tomo) mediante una memorable secuencia en que nos narran noventa años de sucesos en tan solo diez páginas
Lástima que en esos noventa años en concreto no pasara nada de nada, pero lo importante no es lo que cuentan, sino cómo lo cuentan. ¡GENIOS!
Creo que esto se llama «hacer un Byrne» en referencia a aquellas página de Pinzon de las Nieves en medio de una tormenta de nieve, ¿no?
El mes de los asistentes en MARVEL. Hay unos cuantos números con esa coña, la de los asistentes no lo de la tormenta de nieve.
Gillen quiere ser el Miller de los SJW, ¿eh? Bien, bien.
Pues a ritmo «Kamite» nos llevará más tiempo, o tal vez no lleguemos ahí. 😛