Fue cuando descubrí esa situación y esa sensación que fui consciente de la primera vez que había experimentado aquello cuando aún ni siquiera sabía ponerle nombre. Me sucedió en el primer momento que vi los lápices de Pino Rinaldi para Clandestine tras la marcha de Alan Davis del título. Era algo independiente de si era o no un artista indicado para el título, se trataba de algo más profundo, del convencimiento de que desde ese preciso instante la serie olía a cancelación que tiraba de espaldas. Y así fue, la serie en origen duró solamente cuatro números, que en la edición española fueron dos entregas dobles. Es decir, que un mes aquello me olía a cierre y al siguiente ya anunciaban el adiós. Menuda puntería, no tuve tiempo de reacción ni para abandonar la serie antes de que la cancelasen.


De Pino a Pinna
Poco tiempo después el evento-excusa para relanzar la línea de nuevo fue la muerte de Peter Parker y la recogida del testigo arácnido por parte de Miles Morales. Aquí se fue ambicioso y se otorgó un equipo de relumbrón a los Ultimates, con Jonathan Hickman como Arquitecto y Essad Ribic de albañil, que lo hicieron tan bien que alguien en las oficinas dijo en voz demasiado alta que ese tipo estaba desaprovechado en la línea Ultimate y que debería estar haciendo algo más grande con los Vengadores de verdad, y le hicieron caso y…pero eso es otra historia. La línea Ultimate se completaba además con una serie de los X-Men en la que nunca se tenía claro qué estaba pasando o quiénes eran los protagonistas, pero aún así era bastante mejor que los últimos números de su serie anterior. Se le suma a esto que cada mes de alguno de estos tres títulos siempre salía más de una entrega y Panini tuvo el perfecto material servirnos una revista mensual de 96 páginas con lomo conteniendo cuatro historietas americanas por el ajustado precio de 5.95.
Y fue todo bien por un tiempo, pero Hickman se marchó y fue sustituido por Joshua Hale Fialkov, un tipo cuyo currículum se limitaba a haber escrito una serie legible de las de los Nuevos52 (aunque dicho así tiene su mérito), y en Ultimate X-Men llegó un Brian Wood que estiró y ralentizó una trama hasta que personajes y público se quedaron apáticos. La cadencia de salida de los tebeos también se relajó hasta llegar al momento en que Panini sólo nos pudo ofrecer tres números en cada tomo, pero para que el cambio no fuera traumático siguió manteniendo el formato y el ajustado precio de 5.95.
(En honor a la verdad no solamente ofrece las historietas, sino también material de elaboración propia en cada entrega, como una serie de artículos por entregas de la Marvel en los 2000 por Julián Clemente, de dos a cinco páginas con letra grande, una página con el checklist del mes, la sección de Miguel G Saavedra con dos a tres páginas de letra apretada, algún anuncio que otro, un checklist a doble página con lo más mejor del mes y la doble página de Clemente con comentarios sobre las series en curso)
Era por tanto momento de una nueva revolución, aunque ya comenzamos a ver que pasa como con las Crisis en DC, que el tiempo entre una y la siguiente se va acortando y los resultados tardan menos en estropearse. Y los estrenos de la nueva serie de los Ultimates con Michel Fiffe y Amilcar Pinna no hacía presagiar nada bueno.
¿Que quién es Michel Fiffe? en seguida nos lo contestan:


Un diálogo como este parece sacado de la mismísima Authority. Pero si ampliamos el campo vemos que algo fallaba.

Y los créditos indican bien claro que está pasando.

Para el cuarto número Grummett fue sustituido por André Araújo, pero el mal ya estaba hecho y se anunció que la serie terminaría en la sexta entrega, cuya publicación tiene prevista Panini para su número de Diciembre, por lo que tenemos este mes y el próximo para ver con qué tramas y dibujos nos deleitan. Y se verá qué hará la editorial con la publicación del Universo Ultimate a partir de Enero, aunque lo suyo sería bajar las páginas a 48 pero mantener el lomo y el precio, por eso de no romper la uniformidad. Se hace la letra más grande en los artículos de Saavedra y nadie lo notará.
En fin, que el olor a serie muerta de un fillinero ha terminado contagiando a la que se publicaba al lado, pero no hay nada que indique que las dos series que todavían quedan estén mal de salud ni…

Ah, Bulanadi. Cuántos números del Capi me salté gracias a él (más que nada porque Gruenwald ya estaba malito, eh; no vayan a pensar.
Ah, Fiffe. Ese asesino de mangos.
Se suponía que la línea Ultimate serviría para que los nuevos niños y adolescentes se engancharan a los comics sin el peso de la continuidad. Al final lo que ha pasado es que un par de adolescentes se compraron el primer número de Ultimate Spider-Man, y el resto de compradores, de treinta-tantos para arriba, se han terminado aburriendo del experimento.
En la imagen en la que Sue nos muestra su extraño rostro, que baila el Doctor Muerte delante del Iron Man morado en la viñeta de arriba? Y digo baila porque en la de abajo se le ve que se le ha descolocado la capucha del meneillo.
Y se acabó lo que se daba… Otra vez