Juzgado con la mirada del presente puede aparecer como un escritor denostado porque su obra se ubica en una época muy concreta y de infausto recuerdo para la masa lectora: la Marvelution (una época, por otra parte, trufada con cantidad de aciertos, pero este es un tema que trataremos aquí en alguna otra ocasión).
Sin embargo lo que hizo Chichester tiene mucho mérito. Pues fue guionista en un momento en el que nadie quería serlo.
Ubicándonos en su momento, lo que la gente valoraba en una historieta en el mercado norteamericano de los primeros años 90 era el dibujo espectacular. Poco importaba el sentido de la historieta o lo que estuviera tratando, lo que contaba era la cantidad de páginas que tuvieran poses molonas, o ser viñetas a toda o doble página a las que se pudiera dar una salida rápida y fructífera en el mercado de originales molones. Tebeos que entraban por los ojos para un público poco dispuesto a darle a la cabeza. De manera que el guión de los mismos era algo accesorio, un mal necesario podía decirse, nadie se fijaba demasiado en él pero estaba ahí. En ese ambiente se fogueó D. G. Chichester. El suyo no era un trabajo agradable, pero alguien debía hacerlo.
Y fue en estas condiciones de total sometimiento al dibujo (o «arte» como lo llamaban los USAcos) en las que destacó Chichester. Bien fuera trabajando con el ahora llamado Método Jeph Loeb («¿Qué te gustaría dibujar? ¿ninjas? sin problema ¿y también resucitar a Elektra? pues vale») o el clásico de Marvel en su versión Nicieza («Dibuja lo que quieras pero déjame sitio para colocar unos cuantos bocadillos que lo hilvanen un poco»), tenía la virtud de saber colocar cajas de texto y bocadillos en lugares que no interfirieran con el disfrute visual de los dibujitos. Que es lo que entonces se valoraba. Vale que muchas veces no se entendía lo que estaba contando. O que cuando se entendía no tenía sentido. Pero, ey ¡qué dibujos!
Visto así, insisto, tiene mérito trabajar como Chichester hizo.
Sabiendo a esto, podremos comprender mejor lo que sucedió con aquella última página de un número de Nightstalkers. Se trata de una anécdota que recalca el oficio que tenía Chichester.
Nightstalkers fue una serie encuadrada en el sello de Los Hijos de la Medianoche, una serie de colecciones que pretendía ser la versión Marvel de Vertigo, nacidas a raíz del inesperado éxito comercial de la última encarnación del Motorista Fantasma de Howard Mackie, trabajador de Marvel que hasta entonces sólo se había encargado de labores de edición ¿hemos dicho ya que nadie quería ser guionista y había que encontrarlos donde fuera?
Nightstalkers contaba las aventuras y múltiples crossovers de una agencia de detectives de lo paranormal compuesta por Blade, Hannibal King y Arnold Drake. Dos afamados cazavampiros aliados con un vampiro, sí, con un par. Una serie de encargo que Chichester sacó adelante, si eso no es oficio que baje ROB! y lo vea. Y pese a ser una serie ahora olvidada, tuvo su importancia. Pues si no hubiera sido porque Blade intervino en esta serie en plena Marvelution de poses molonas y chaquetas negras con bolsillos y armas blancas, la versión fílmica con Wesley Snipes hubiera contado con la imagen anterior del personaje, con gafas redondas setenteras y pelo afro. Algo menos Matrix y más Austin Powers. Algo sustancialmente diferente.
Sólo ha habido tres franquicias Marvel que hayan aguantado tres películas seguidas: Spiderman, los X-Men y Blade. Esta última se la debemos agradecer a D. G. Chichester.
El caso es que una tarde de 1992 sonó el teléfono en casa de D. G. Chichester despertándolo de su siesta. Era Bobbie Chase, su editora en Nightstalkers.
– Hola, Dan ¿te interrumpo?
– Estaba meditando futuras líneas argumentales, pero no pasa nada, en cuanto terminemos de hablar vuelvo a ponerme ¿qué sucede?
– Verás, íbamos a llevar a imprenta el número cuatro de Nightstalkers…
– Ah, un episodio muy divertido. Ron Garney me dijo que quería dibujar globos aerostáticos alguna vez, así que monté una persecución en globos. Ha quedado bastante espectacular y los coloristas tienen también sitio para lucirse. Preveo que tendrá buenas críticas.
– Es posible que sí, Dan, pero pasa que entramos mañana en imprenta y nos falta una página.
– ¿Cómo es eso? que raro, pensaba que lo habíamos calculado bien.
– No pasa nada, contar las páginas no es tu trabajo sino el mío. Hay sólo 22 y necesitamos 23.
– ¿Cuantas splash hay?
– Cinco páginas en total, una a doble página y otras tres a página completa.
– El fallo puede venir de ahí, estoy seguro que le dije a Ron que la penúltima página con los tres personajes posando debía ser a doble página, no sólo a una. Esa podría ser la página que falta.
– Tampoco importa, lo que pasa es que necesitamos una lo antes posible para completar la paginación del número.
– Pues no sé qué pondría poner, porque la página anterior terminaba con el continuará para el número siguiente, y no puedo usarla para avanzar alguna trama secundaria porque no tenemos ninguna, son unos personajes bastante básicos.
– No te calientes tanto la cabeza, Dan, pon cualquier cosa y luego Ron la dibuja. Si es sólo para completar, tampoco es que vaya a leerlo nadie ¡estamos en los 90!
– Vaya, Bobbie, eso me quita un peso de encima ¿entonces puedo poner lo que quiera en esa página, cualquier cosa? es que precisamente ahora estoy leyendo sobre…
– Mientras tenga la página dibujada sobre mi mesa mañana a mediodía podéis poner en ella lo que queráis. Buena suerte y hasta luego.
Y esta es la razón por la que sin venir a cuento la última página de aquella historieta Hannibal King presenta sus respetos a la gran saga que por entonces estaba desarrollando la Distinguida Competencia. Sin sutilezas. Y si clicas se agranda.
Un homenaje de Chichester desde Marvel a la Muerte de Superman de DC, en una página que no vino de ninguna parte ni fue a ningún sitio. Porque sí. Porque quiso. Porque Chichester tenía oficio y aquel día faltaba una página por entregar. Y al día siguiente la página estaba. Ese era D. G. Chichester. Un trabajador que hacía lo que le pedían. Aunque nadie tuviera claro qué estaba haciendo exactamente.

A día de hoy, D. G. Chichester parece haber desaparecido del panorama editorial. Además de su etapa en Daredevil (cambio de traje, resurrección de Elektra, Caída de Kingpin) y de Nightstlakers, tiene en su haber trabajos para la Shadowline Saga de Epic y Terror Inc incluyendo una aparición del personaje en la serie de Lobezno. De escribir Lobezno a estar missing. Extraño. Aunque hay rumores que dicen que Marvel y DC no pueden pasarse sin un autor tan cumplidor, de manera que ahora trabaja para ellas con seudónimo y escribe algunas series de cierto éxito. Podría ser. Igual sin saberlo estamos aplaudiendo al autor que hace un tiempo abucheábamos. Que la mala fama asociada al nombre hace mucho. Por algo Marvel sigue sin atreverse a decir quién fue el verdadero guionista de La Hermandad. Sería bonito que el rumor fuera cierto, pues Chichester siempre ha sido un escritor con oficio y es hora de que se le reconozca.
No termino de pillar si a Frank Drake le has llamado Arnold en homenaje a su Schwarzeneggeresca actitud o porque has patinado. Muy chulo el artículo, eso si.
No sé si hay que honrarle por el oficio que demostró, o por los cojones que gastaba. ¡Qué tío!
Yo sigo prefiriendo al Blade de los 70. Por personalidad, por la forma de llevar la historia de su madre y Deacon Frost, y porque no era un puñetero vampiro desquiciado como el de ahora…
>>No termino de pillar si a Frank Drake le >>has llamado Arnold en homenaje a su >>Schwarzeneggeresca actitud o porque has >>patinado.
Lo bonito de escribir en Adlo! Novelti Librari es que si te equivocas en algo, se le busca un doble o triple sentido al error hasta encontrárselo 🙂
Escribí de memoria los nombres, pero como dices tú, si del subconsciente me salió un Arnold ¡sería por algo!
Arnold Drake pasó la década de los 60 escribiendo guiones de la Doom Patrol, los X-Men, etc. Pero ¿qué hizo a partir de los años 70? ¡El misterio se ha desvelado! ¡Se dedicó a cazar vampiros!
Gazapo: En la lápida tenía que poner né («nacido»), no née («nacida»). Née se usa normalmente para poner los nombres de soltera, estilo «Irene Norton, née Adler».
Jo, no si todo el articulo esta escrito en plan ironico o lo decis de verdad. El guionista de la hermandad creo que era Howar Mackie, lo siento. Yo le tengo simpatia a Dan, en su dia me gusto su Daredevil, aunque al final desbarrara. Hasta que lo lei en ingles no comprendi lo incomprensible que puede llegar a ser. Creo que era un guionista con buenas ideas e intenciones, cuyo talento no estaba a la altura.
«En la lápida tenía que poner né («nacido»), no née («nacida»). Née se usa normalmente para poner los nombres de soltera»…. Y bueno, para ese entonces Supermán ya estaba casado… Y lo otro es simple y llanamente una declararción muy adelantada a los derechos de los homo… perdón, se me olvidaba que estaba en un blog famoso por su homofobia
Uh, creo que no quieres saber lo que sucede cuando metes «smallville mpreg fic» en Google…
Jo, y yo que pensaba que el post iba sobre el Príncipe de Chischester… sniff…
>>Príncipe de Chichester
Olomojó esta semana comentamos algo sobre Mark Evanier 🙂
Es curioso, hace casi una semana me acordaba yo de Chichester en mi blog (http://einndc.blogspot.com/) y su «gloriosa» etapa de Daredevil.
Saludos!
Qué cutrez de lápida para el que se supone el más grande de los héroes, ¿no…?
Aunque está bien esa especie de «sois todos unos mierda de mundillo de cómic, no como los de antes» en toda la boca…
Ah, la Marvelution, gran época. ¿Pero esto de los Nightstalkers no era anterior?
La Marvelution le pilló a Chichester firmando como
Alan Smithee guiones de Daredevil que se avergonzaba de haber escrito, ¿no?
>>Jo, y yo que pensaba que el post iba sobre el Príncipe de Chischester… sniff…
Eso es imposible…¡Yo soy el Príncipe de Chichester!…no espera…no era eso…era otra cosa…
Pero sin el éxito de Blade no habría habido un Spider-Man o unos 4F (o un Hulk, etc etc), ergo… ¡¡¡a Chichester le debemos que exista Spider-Man 3!!!
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SSHHHHH!!!!!! ¡¡Cómo os oiga el autor del libro de Daredevil de Dolmen (Serradilla) se va a cabrear!!
¡Malinchistas!
>>Ah, la Marvelution, gran época. ¿Pero >>esto de los Nightstalkers no era >>anterior?
En efecto, oficialmente la Marvelution empieza con la separación editorial de Marvel en cinco grandes lineas, que tuvo lugar en 1995. Pero en cierta manera el despiporre anterior que fue el que la fraguó puede considerarse Marvelution también, al menos en el espíritu. La Marvelution fue simplemente una manera de oficializar una forma de hacer tebeos que ya llevaban un tiempo haciendo.
>>La Marvelution le pilló a Chichester >>firmando como
>>Alan Smithee guiones de Daredevil que >>se avergonzaba de haber escrito, ¿no?
Los firmó como Smithee, pero no por vergüenza, lo que pasá es que se tomó unos meses de descanso para preparar nuevos argumentos y cuando volvió había sucedido la Marvelution, y la nueva editora, una tal Bobbie Chase, no lo quería (¿por qué? a saber, pero como todo está relacionado no es descabellado pensar que fuer auna venganza por esta página de nightstalkers 4…) y pensaba darle la patada tras publicar la tanda de guiones que tenía pendientes. Pero a Chichester le fueron con el chivatazo de que tenía los días contados y por eso optó por poner el nombre de Smithee en lo que iban a ser sus últimos números. Esto lo he sacado del imprescindible Comic Book Urban Legends:
http://goodcomics.blogspot.com/2005/07/comic-book-urban-legends-revealed-9.html
¿No entraron todos los guionistas de los noventa en el programa de protección de testigos? Tenía entendido que algunos incluso denunciaron a la mafia para poder hacerlo…
Allen Smithee! Cómo te odio, seas quien seas! Tu mataste a Glorianna O’Breen!
Y lo que me jode es que la mataste, total, para que ni Murdock se acuerde de ella… repuñefla!
…Aunque, ahora que lo pienso! si nadie se acuerda de que la mataste, igual Brubaker puede traerla de vuelta haciendo como que nos se acuerda que está muerta y silbando disimuladamente, sin necesidad de mefistradas/quesadillas)
Traed de vuelta a la o’Breen! Que ya toca que Foggy se pueda comer algún rosco, lechesya!