Hace ya 16 veranos que el hermano del Yihad dijo "Señora, ¿me da el bolso?", ¡Y la vieja montó un poyo!, como si la estuviesen matando. Le dió con el bolso en la cara, que por poco le salta una ceja al hermano del yihad, y se tiró al suelo haciéndose la víctima. La vieja se rompió el brazo y el hermano del Yihad descubrió que el futuro no iba a ser como él creía porque le cayeron casi 28 meses (eso sí en régimen abierto con lo que puede ir a comer a casa de sus padres porque eso es lo bueno que tiene la cárcel de Carabanchel, lo cerquita que les pilla. Fin).
Os cuento esto por dos cosas:
1) Porque es un tema que pega con todo
2) Porque yo también tuve un verano en el que descubrí que el futuro no iba a ser como lo imaginaba.
Mi experiencia, eso sí, fue menos traumática que la del hermano Yihad, porque mi experiencia fue cruzarme en el paseo marítimo de Canet d’En Berenguer con un tío lleno de canas que portaba una camiseta de Spook Factory.
Entonces comprendí que me esperaba un futuro que no se iba a parecer en nada a lo que todos habíamos pensado. Ninguno de nosotros nos convertiríamos en señores mayores con boina, y nos cambiaríamos nuestro nombres por otros más molones como Elías, Braulio o Eustaquio. El futuro era un territorio inexplorado con abuelas llamadas Jessi o Saray y abuelos llamados Kevin o Jonathan.
¿Cómo nos adaptaremos a ese futuro? ¿Estamos realmente preparados para una generación de adictos al whatssap que no pueden desbloquear su iPhone porque el parkison impide que el teléfono les reconozca la huella dactilar? ¿Confiaremos la educación de nuestros hijos a abuelos que digan cosas como "yo a tu edad sólo tenía xvideos", o "ya no hacen GTAs como los de antes"?.
Esta situación preocupa mucho al gobierno español que ha diseñado un ambicioso plan de choque que pretende dejarnos sin pensiones para que no podamos seguir gastando en smartphones que sólo nos frustrarán, y de modernización de la gestión sanitaria que recaerá sin duda en profesionales concienciados en la necesidad de que nuestro sufrimiento no se alargue mucho.
Pero eso no quita que los viejos vayamos a vivir un tiempo—al menos hasta que Fátima Báñez y Ana Mato queden una tarde para ver La Fuga de Logan y descubran como solventar el problema de las pensiones en España—y tenemos que entreternos con algo. Justo ahí es donde entra en juego, nunca mejor dicho, esto de aquí abajo:

No, no le pasa nada a tu monitor,es que estás viendo el auténtico:
STREET FIGHTER II AMSTRAD CPC EDITION
Sé lo que estáis pensando. ¿Has probado con el MAME? Pero la valiente gente que se ha puesto a programar esto no busca jugar a un juego antiguo (preguntadle a los nacidos después 2001, preguntadles…), en una máquina vetusta, busca demostrar que saben y pueden:
Se trata no tanto de disfrutar jugando, sino mostrar a las nuevas generaciones que sabes enfrentarte a un proceso arduo y espinoso, para sacar objetos bellos de una tecnología tan antigua que es incomprensible…
Vamos, lo que de toda la vida ha venido siendo el ganchillo, los bolillos y, sin lugar a dudas el
Nosotros, aunque alabamos sin lugar a dudas la capacidad técnica de los autores de estas joyas de la retroinformática (y de los que podéis saber más entrando
en esta magnífica entrevista a la que le hemos robado vilmente las fotos), no acabamos de ver que ninguno podamos pagarnos un triste pc con emulador, por lo que en todo caso os recomendamos que apostéis por una tercera vía, que consiste en tener hijos como locos que se os repartan por meses cuando seáis ancianos, y a los que, eso sí, vayáis preparando desde pequeños para que entiendas vuestras futuras manías.
?Qué?
Es eso o transformarnos en un sabroso Soilen Green, ustedes elijan.