Un rrápidorresumen:
Continuamos de la semana anterior este relato de El Primer Gran Heroe, aventura pura e inocente sin adulterar, para reencontrarnos con el germen de las historias posteriores que de ella se derivaron, disfrutando de la esencia de la aventura de tiempos sencillos cuando no era necesario enrevesar las situaciones para contar algo diferente porque estaba todo aún por inventar. Habíamos dejado al Fantasma señalando con ráfaga de luz acusadora a los miembros de la Banda del Hormiguero que iban a atracar un barco (barco que era para ellos un objetivo deseable porque el mismo Fantasma se había encargado de propagar el rumor de que llevaba un cargamento apetitoso, pero eso son detalles accesorios).
Como viles villanos que son, Trancas y Barrancas huyen ante la luz de la Justicia.
Son blanco sencillo para la tripulación de barco, como pescar peces en un barril…pero eso sería si desde el barco pusieran algo de su parte, que ya pudimos ver en la entrega anterior que no estaban muy por la labor.
En buena ley, las Hormigas no han hecho otra cosa que nadarles delante, no han hecho nada malo todavía que ellos sepan. Y sin víctima no hay crimen, se siente. Dicho lo cual no le dejan otra opción a nuestro héroe que guisárselo y comérselo él solito. Te lo pondrán difícil, Fantasma, es lo que tiene haberles convertido en blanco de asaltantes para ponerte a tiro de los bandidos, siempre queda un puntito de rencor.
Adivinanza 1: el Fantasma se aproxima a uno de los botes de la Banda. Descúbralo en esta imagen.
Adivinanza 2: Descubra ahora al Fantasma en la segunda viñeta.
Solución:
Como ya le sucedió en el barco, la gente se pregunta quién puede ser el tipo alto y misterioso que no se deja ver ni se relaciona con los demás, pero sin entrometerse ni importunar, todavía había modales.
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Amparados en la oscuridad llegan a la cueva secreta del cubil secreto de la banda secreta. La siguiente maniobra del Hombre Enmascarado es ya más cosa psicológica para desmoralizar y/o acojonar a la tropa. Los golpes del Fantasma dejan la marca en forma de calavera de su anillo, de manera que se dedica a ir dando golpes a los demás, siempre en plan encontronazo nocturno, pero con la fuerza suficiente para marcar su sello.
Y tras haber repetido la operación bastantes veces se esconde sumergiéndose en las oscuras aguas de la oscura cueva del oscuro cubil de la oscura banda.
Al menos dentro de la guarida tienen luz y se ve al autor intelectual de la banda, malo con monóculo. Malo típico de ahora, pero muy novedoso por aquel entonces.
Al hacerse la luz los sicarios se dan cuenta de la marcas que llevan.
Entretanto uno de los vigilantes de la banda hace un descubrimiento.
Tramas posteriores más complicadas seguirían con el centinela disparando o dando la voz de alerta, pero aquí estamos en una época más noble en la que el descubridor se dedica a interpelar al descubierto "¡ye, tú! ¿eres uno de los nuestros?"
El Fantasma, como el Rayo, no responde ¡actúa! ¡por fin acción! tenía que terminar pasando.
Teniendo además el pasaje por el que le ha visto el centinela, el Fantasma ahora decide ir para adentro aunque OOPS.
El OOPS es que por la misma escalera qu él quiere bajar, una hormiga (o un sobrinito del Pato Donald) pretende subir.
El patito llega hasta lo alto y hace un sorprendente descubrimiento ¿dara él la voz de alarma? quizá en aventuras posteriores, pero estamos viviendo una aventura de una época sencilla. Y no tiene a mano su Manual de los Jóvenes Castores en el que hallar consejo.
Puestos a preguntar, mejor a Mac, que lo que le haya pasado lo ha vivido en primera persona ¿sígilo, precaución, voz de alarma, pistolas? que maleados estáis la gente moderna, leñe.
¡Acción!
Jorgito (o alguien que se parece mucho a él), desciende y contesta a su compañero con monosílabos ¿qué sucede? solución en la segunda viñeta.
Ya con nuestro héroe infiltrado en la tropas (mejor dentro que fuera, pensó hace unas viñetas) se termina descubriendo el pastel: hay alguien por la isla y el señor monóculo sabe de quién se trata.
En la banda de Pablo Motos, los sicarios no se quitan las máscaras para nada, circunstancia por la cual nuestro protagonista puede camuflarse perfectamente sin necesidad de ponerse una manta por encima. Pero la cúpula de la banda pretende desenmascararle y convocan una reunión de toda la gente disfrazada ¡se trata de adversarios astutos!
Aunque tampoco lo son demasiado, ya que si todo se van para la reunión, mediante un hábil "ahora voy para allá, un momento" el Fantasma que Camina queda con camino libre para la habitación de radiocomunicaciones, esa que hay en toda guarida de isla de banda de piratas.
Así, mientras nuestro héroes se deshace del telegrafista y radia su posición a la gente del barco (con la esperanza de que esta vez tengan a bien hacerle un poco de puñetero caso), la banda se agrupa y…
…y comienzan a contarse para ver si están todos. Nadie dijo que fuera fácil descubrir a la oveja enmascarada por muy astuto que seas.
Faltan dos, el de la habitación de la radio y otro. Así que el esbirro mayor va a buscarles, pero como descubre a uno ya no ve necesario entrar en la habitación de la radio ¿para qué? (y de hacerlo podemos imaginar que se limitaría a preguntar al Fantasma "¡tú estabas con él!¿tienes alguna idea de qué puede haberle pasado?", pero eso lo sabemos porque desde esta aventura ha llovido mucho y hemos leído ya muchas malas copias derivadas de la misma situación). Y le pide que se quite la máscara, menudo cliffhanger del día en la tira ¿eh?
Pero la tensión se desinfla a la viñeta siguiente en esta narración acelerada (trepidante, me atrevería a decir), no hace falta descubrirse ahora, que vaya donde están todos juntos y así será más divertido.
¿Cómo saldrá de esta? el Fantasma lo intenta con un inesperado (para la época, recordemos) recurso, el de "ahora vuelvo que he olvidado una cosa" ¡pero no cuela, ya hemos dicho que sus adversarios son astutos!
Siguiente fase del astuto plan de los astutos piratas en su astuta guarida ¿estamos todos? pues soltad vuestras armas.
Cautivos y desarmados, el siguiente paso del proceso ¡quitaos los disfraces! esa cara es un poema, Fantasma, te estás encontrando con la horma de tu zapato.
Y se van despelotando ¡hasta que sólo queda uno!
¿Será él, no será él (podemos dudarlo, pues se ha quitado la flecha)? y de serlo ¿cómo saldrá de esta? pues estad atentos y expectantes ya que la próxima semana tendréis la conclusión de esta epopeya piráticomarina de aventura de la buena. Marcad la fecha en vuestro calendario, o simplemente seguid pasando por aquí, que como podréis suponer tendréis preparado un buen resumen de dónde nos hemos quedado para que no perdáis el hilo ¡Hasta entonces!