Pocas cosas hay más agradables que cuando te dan la razón, y quizá es por eso que disfrute especialmente el Forum Museum de hace unos días dedicado a la labor de la traducción, pues pusieron voz a una reflexión que alguna vez he compartido con algún licenciado en filología: que para traducir desde un idioma extranjero al castellano no basta con conocer el idioma extranjero, sino que hay que dominar también el castellano.
Sin embargo algunas veces los que encargan la traducción se enfrentan a una oferta de traductores limitada (en cantidad), como fue el caso cuando en nuestro país comenzaron a llegar y extenderse las publicaciones procedentes de país del Sol Naciente, los mangas. Si bien es cierto que muchos de ellos procedían directamente de versiones americanas, igualmente era necesario demostrar que se conocía la cultura nipona y sus autores. En ese sentido fue especialmente educativa la sección Manga Manía de Alfons Moliné en los cuadernos semanales de Dragon Ball, una ventana a todo un mundo nuevo, ofrecida de manera gratuita en la publicación más vendida y leida de España. Si nadie ha recopilado esta obra todavía, preveo por aquí una sección Manga Manía Museum antes de que termine esta década. Sería de justicia.
Los mangas que se publicaban aquí en aquellos noventa poco se parecen a los de ahora en cuanto a formato. Se recurría al espejado para pasar al sentido occidental de lectura, se solían traducir las onomatopeyas, y si no se publicaba en grapa, una rústica entre 90 y 150 paginas a tamaño comic-book era lo más habitual. Así conocimos aquí por mano de Norma Editorial La Leyenda de Madre Sarah, de Katsuhiro Otomo y Takumi Nagayasu.
Otomo no necesita presentación, pero Nagayasu sí. Y como en aquel 1996 otro tópico de las ediciones autóctonas era la inclusión de artículos en las publicaciones, era de recibo que el encargao de las cosas japonesas nos contara algo sobre el dibujante. Y llegamos entonces al dicho de antes de los traductores, que podía dominar el japo pero patinaba algo más al tocar terreno patrio. TomAdlo! como un pasatiempo. El número puede varíar según contéis repeticiones o acentos.
Y aún así, es MUCHA más información de las que da una búsqueda de información en castellano sobre este autor en la Red de Redes en la actualidad. Lo cual daría pie a algún malpensado a plantearse si lo plasmado en el artículo era información contrastada o bien inventada. Pero esto ya no es un pasatiempo, pues tenemos la respuesta:
Contrastada.