
Es cierto, deje una viñeta sin explicar. Quiero decir, sin poner su versión original.
Y como sé que os lo debo aquí os lo pago:
Bien, chicos, ¿qué os parece?
Ah, ¿sí?
No sólo porque Mr. Ellis siempre quiera hacer una obra revolucionaria; además esta vez lo dijo. Quería romper con los superhéroes y mostrar blablabla… que suena a lo mismo de siempre pero, eh, esta vez parece que alguien le tomó en serio. Concretamente: el dibujante Stuart Immonen.
Así que el trabajo de Panini ahora era lograr potenciar esa revolución. La cuestión era… ¿en qué podían revolucionar?
Las respuestas fueron firándose con rapidez: Su cometido no era tan grande, no había tanto que tuvieran que hacer… pero en ese campo reducído… se iban a emplear a fondo.
De entrada decidieron recordar las propuestas revolucionaria de Gabriel García Márquez y olvidar a la Real Academia para tratar de revolucionar la ortografía:
¡¡¡Que se note que no es vagancia, que es un actitud rebelde!!!
Porque en Panini tiene muy claro cuando hay que poner los puntos…
Y, por supuesto, podían hacer alguna… calaverada…
[Ningún Perfil Bajo fue dañado durante la realización de este post]
[Aunque sabe ROB! que no fue por falta de ganas…]Un genialidad te la encuentras donde menos te la esperas. Sólo es cuestión de tiempo.
Si los nombres de Stuart Immonen, Paul Smith y John Cassaday aparecen en el blog de Adlo! lo mínimo a lo que te expones es a que te corran a gorrazos pero, aunque parezca mentira, también ellos tienen dercho a su momento de gloria.
El tema escogido es… «Dibujemos rostros». Un dos tres, responda otra vez.
Ahora se lleva mucho lo del minimalismo. Expresar lo máximo que se pueda con el menor número de trazos es lo que impulsa a estos tres artistas a refinar su técnica para lograrlo.
Immonen confía plenamente en que lo importante para distinguir a los personajes no es la cara, es el peinado. Smith experimenta hasta el límite y demuestra «que pa qué» les va a dibujar cara si en realidad no la necesitan. Por su parte, Cassaday realiza un regresión artística autoinducida y utiliza sus recuerdos infantiles para rescatar la famosa técnica del «con un 6 y un 4 hago la cara de tu retrato«.
Que sí, que siempre habrá criticones que dirán que es que no llegaban a las fechas de entrega. Otros más condescendientes cargarán sus iras contra el entintador, que siempre es muy sufrido, pero yo prefiero pensar que a un dibujante, se llame como se llame, siempre le asiste el derecho a sentirse protegido y apoyado por Adlo!. Lo único que tiene que hacer, como en los ejemplos, es poner un poco de su parte.