La nostalgia noventera nos ha durado tan poco que uno casi diría que alguien aprovechó la nostalgia ochentera para reivindicar la mayoría de cosas noventeras que le gustaban y ahora a la industria apenas le quedan filones que explotar por ese bando. Pero la nostalgia de los primeros dosmiles ya está aquí, pertinaz, asomando la patita y metiendo el dinero en las carteras de los late-millenials con la esperanza de que la precariedad, la especulación de la vivienda y la inflación hayan dejado algo suelto que rascar. Entremezcladas una y la otra, uno de los frentes a reivindicar parece que es la franja televisiva de los fines de semana de mi infancia.
Mientras Warner sigue maltratando a su sección animada sin ninguna piedad (por ejemplo, la mítica Batman: The Animated Series que acaba de cumplir 30 años sigue sin estar disponible en HBO Max), Disney + ha captado el mensaje y lo mismo te anuncia la llegada a la plataforma de Dinosaurios (1991-1994) que de Malcolm in the Middle (2000-2006). ¿Qué? ¿Animación? Bueno, seguro que en cualquier momento suben el doblaje de las series noventeras de los X-Men y Spider-man. Están en ello.
Sin embargo, como niño de los 90 que he sido, que se crió pegado a la tele los sábados por la mañana entre clubes disneys, megatrixes y lo que fuera que en aquel momento estuviera intentando la tele pública del aznarismo, debo reconocer que he picado. Estoy dentro. Viendo esas viejas series que modelaron mi personalidad antes de que yo supiera nada del mundo estoy aprendiendo cosas sobre mí mismo. Por ejemplo, me puse el otro día el piloto de Malcolm in the Middle y encontré algo que mejoró la serie. La hizo más importante para mí. Quizá, de alguna forma, esto siempre estuvo ahí, en alguna parte de mi cabeza. (Podría haber hecho estas capturas de forma más elegante, pero creo que parte del encanto juvenil de este post es evidenciar que hay que saltarse el DRM.)


