En estos tiempos de hipersensibilidad ofendidita hordas de opinadores tuiteros han corrido a linchar al pobre Erik Larsen. Agarrándose al clavo ardiendo de unas pocas viñetas astutamente escogidas se le ha acusado de sexualizar gratuitamente al personaje de Maxine, la esposa del actual Savage Dragon. Incluso de hacerlo repetidamente con una obsesión que bordea la pederastia.
Vergüenza debería daros.
Savage Dragon es un tebeo adulto que presenta situaciones adultas. Y lo quieran o no algunos la vida adulta incluye el sexo.

Sí, vale, es cierto que de vez en cuando deja claro que el personaje se depila y no lleva ropa interior, venga a cuento o no.

De acuerdo, lo hace prácticamente en cada episodio y cuando intenta justificarlo es casi peor que cuando no lo hace.

Bueno, sí, lo hace tanto que hasta hace chistecillos al respecto.
Pero no condenemos tan rápidamente en base a unas meras imágenes descontextualizadas. Si uno se toma la molestia de abrir un tebeo de Savage Dragon y leerlo descubrirá a un autor muy diferente de esa caricatura que de él han hecho algunos intensitos radicales.
Un Erik Larsen que en su penúltimo episodio ha mostrado que ahora Maxine lleva ropa interior.

(Aunque estoy seguro de que los quejicas profesionales estarán lloriqueando porque sea tan exigua que hay que pixelarla igual para que no se denuncie a este blog por convertir a los adolescentes en violadores y a los pijos en justicieros asesinos de CEOs)
No contento con ello Larsen ha aprovechado el argumento de su último episodio para dejar dos cosas bien claritas.

Primero que es un verdadero feminista aliado que apoya la idea de que el consentimiento es sagrado y de que NO significa NO.

Y segundo que es mentira que tenga una obsesión con mostrar las partes íntimas de Maxine por ser asiática y extremadamente petite…

…porque todos, absolutamente todos los personajes femeninos que habitan el Dragonverso se depilan completamente y se dejan las bragas en casa cuando salen a currar por la mañana.
