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Oscuro
De todos es sabido que los criminales son cobardes y supersticiosos en un mundo que les teme y les odia. Esta es una de las razones del atuendo de Batman, el de infundir miedo en sus miserables corazones. Hay otros motivos, por supuesto, que han ido fluyendo con las continuidades, como chamanes, buhos o linajes dinásticos, pero siempre se imponía la constante del murciélago kamikaze contra la ventana. Si no viviera en una mansión alejada del populacho se habría terminado llamando PelotadelPatioMan. El caso es que como su nombre indica se trata de una criatura de La Noche, nocturna y oscura. Su imponente presencia debe destacar en los tejados de Gotham, mimetizándose con las gárgolas que la sobrepueblan. Imponente y oscuro, DOS características que han acompañado al Caballero Oscuro durante gran parte de su trayectoria.
Pero no debemos dejar de lado la TERCERA parte de la ecuación: Batman es sexy.
Chistecitos aparte, en historieta Bruce Wayne es un imán para quienes se ven atraidas por su masculinidad antes que por su incalculable fortuna. Su constante entrenamiento y ejercicio le proporcionan un porte y un aura de virilidad ante el que casi ningún secundario escapa. Es por ello que en las más celebradas (por todos aquellos adláteres de buen criterio) películas del Hombre Murciélago el papel protagonista ha correspondido al efebo Val Kilmer cuando era un efebo, y al cafetero galán George Clooney de manera que su seductora imagen fuera una constante.
Sin embargo en las historietas el aspecto atractivo de Batman no suele quedar tan claro en los dibujos. Impone, sí, es oscuro, también, pero no es sexy de póster.
Es posible que esto se deba a que siendo el lectorado un nicho eminentemente masculino, los editores piensen que un exceso de atractivo por parte del protagonista podría ocasionarles confusión y ciertas dudas; he escrito antes lo de «chistecitos aparte» ¿verdad? pues sigamos. Por Ache o por Ve, es muy difícil encontrar una imagen de Batman en la que se den las tres características que lo definen: imponente, oscuro y sexy. La más probable que recordéis es alguna en la que marque pelopechamen con Neal Adams, y de eso hace ya más de 45 años.
Es hora por tanto de encontrar otro autor referente para explotar las tres características inherentes al personaje. Y no es sencillo, pues los artistas oscuros tienden al terror y al feismo, mientras que los sexys tiran por lo luminoso.
Imaginad pues mi alegría al repasar las páginas de Batman: Jekyll & Hyde, miniserie de la década pasada escrita por Paul Jenkins y dibujada en sus primeros episodios por Jae Lee.
Jae Lee es un autor curioso por lo atípico. Su arte se basa mayormente en plasmar sugerentas siluetas y oscuras formas, alternándolas con grandes masas vacías. Manchurrones de negro, si nos lo pidieran definir en tres palabras. Pero, ay, amigos, el manchurrón hay que saber colocarlo, y eso no es tarea sencilla. El trabajo de planficación de por dónde perfilar y empastrar el papel en blanco para que quede resultón es tan duro que pese a la aparente economía de líneas que muestra Jae Lee es un autor lento, de esos en los que no puedes confíar en que te hagan más de tres números seguidos. Tres fueron exactamente los que dibujó en esta miniserie, dejando la parte final al competente y oscuro, pero no sexy, Sean Philips.
(Dicho esto, sigue siendo un misterio para mi cómo las doce entregas de su aclamada historia de los Inhumanos salieron puntualmente en doce meses cuando los plazos de salida dilatados eran una constante en los primeros tiempos del sello Marvel Knights ¿en qué año empezaron realmente a trabajar en ella?)
Y vamos con lo importante. Jae Lee consiguió representar un batman con las TRES características fundamentales: imponente, sexy y, fiel a su estilo, oscuro, muy oscuro.
Algo nada sencillo, eso de sugerir con la mancha. Y en la planificación, la colocación del guante y la ruptura del precinto le dan también una cosilla erótica así como sugerente ¿no? ¿no? bueno, o igual es que mi mente es más sucia de lo habitual, baste con deciros que si la ventana la hubiera roto una araña, la imagen que más me pone (quiero decir, la que os hubiera puesto (quiero decir, la que pondría)) hubiera sido esta. Raro que es uno.
Pero siempre los chistecitos aparte.
Así que la igualdad era esto
A nadie se le escapa que los superhéroes aparecieron como la plasmación de una fantasía de poder, con todos aquellos hombres musculados calzados con mallas ajustadas, tan parecidos a los modelos de las fotografías de esos libros artísticos de anatomía que se vendían por correo de manera discreta a los muchachos con inquietudes. Seguramente el Dr Wertham también notó este parecido y por eso creyó conveniente advertirlo a los preocupados padres, ya que si dejaban a sus hijos consumir ese material se les podrían volver artistas. Es por esto que durante los años cincuenta las historietas del género podían ser camp, imaginativas, lisérgicas…pero sobre todo siempre, siempre, completamente asexuadas.
Con los sesenta y la irrupción de Marvel se siguió echando en falta el componente sexual en el material superheroico, aunque la principal razón de esto es que el Kirby sería muy cumplidor en plazos, entregas y todo eso, y plasmaba muy bien la acción, pero lo que es dibujar chicas…guapitas como mucho si se esforzaba, pero no daban para estímulo. Este es el material suyo más fuerte que he podido encontrar, para que os hagáis una idea:
A medida que el género superheroico se fue popularizando hubo una evolución en la complejidad de las tramas y también un realce de la parte artística. En esta última parte, durante los años setenta y ochenta los dibujantes, sensibles a la belleza como son, fueron virando tanto a los personajes clásicos como a los nuevos a una mayor sexualización. Sirva como ejemplo este pinup byrneano.
Esa vela goteante no está censurada por casualidad ni mucho menos.
Y con la llegada de los noventa, los autores Image, la Catwoman de Jim Balent, la explosión de las bad girls, aquello fue un festival de tangas, redondos senos más grandes que las cabezas de sus portadoras y escotes imposibles. Si en las películas Marvel sale Scarlett Johansson haciendo de Viuda Negra en vez de Mayim Bialik es por contuinidad de los cánones de esta maravillosa era, que se prolongó hasta bien entrados los años diez.
Sin embargo, en el presente ha entrado en juego la corrección y la igualdad. Porque ya no estamos hablando de lectores de tebeos, sino de clientes de los conglomerados Disney/Lucas/Marvel o Warner/DC. Hablamos de taquillas en cines y compras de merchandising en tiendas. Hay que estar atentos a las tendencias sociales y responder a ellas. Es posible que las mujeres aun siendo el 50% de la población no representen ese porcentaje en lectura de tebeos, pero a buen seguro si miramos el público comprador en general, tener a las mujeres de tu parte es fundamental. Y si por eso hay que tragarse algún principio o construir un chicaverso deficitario se hace. Lo que se pierde por un lado, se gana por otro. Aunque con ello tengas que traicionar la continuidad de tu personajes, no tanto a nivel histórico sino a nivel anatómico. La evolución de Hulka, gracias a la sección El Origen de Las Especies de Es La Hora de las Tortas es tal vez un ejemplo algo exagerado.
Pero es que sin irnos a extremos raros, esta era la imagen que tenemos algunos en las memoria de Carol Danvers…
…y en 2016/2017 hemos pasado a esto.
Podemos aceptar algo así como una mutación secundaria en el caso de la smutantes, como cuando la Bestia pasó por una fase de look felino, o la Emma Frost con paquete. Pero fuera de ese ámbito, metamorfosis estéticas de tal calibre y de un número para el siguiente no podemos aceptarlas.
Y no sólo en este lado. Mirad, mirad en pocos años lo que ha cambiado el cuento:
Por lo visto, la manera de ganarse a la otra mitad del público potencial ha pasado por eliminar cualquier resquicio de sexualización. Tiene lógica, pues como todo el mundo sabe el sector femenino no tiene pulsiones. Ni tampoco defeca, ni expele ventosidades. Se trata de seres de luz, impolutas, ajenas al terreno de lo carnal.
Esto es lo que ha elegido plasmar el mercado. Pero pudo haberse hecho de otra manera.
Porque puesto a igualar, tanto podía hacerse bajando el nivel a todo, como se ha terminado haciendo, como subiéndolo a ambas partes.
¿Que cualquier chorba que sale en los tebeos parece sacada del MyHyV? pues hagamos lo mismo con los maromos ¿que la ropa de las gachis dura nada o menos en cualquier pelea? pues lo mismo para los tetes.
Ey, podría haber resultado.
Y el caso es que hubo un intento. Con un artista de Italia, con un nombre de cuatro letras y un apellido de seis. Con estos datos, sabéis ya de quién hablo ¿verdad?
Efectivamente, de Sara Pichelli.
Y es que remontándonos a sus inicios marvelianos, concretamente a la miniserie de X-Men: Pixie Strikes Back, escrita por Kathryn Immonen, con el hada aquella que normalmente dibujaba Greg Land, tuvo la oportunidad de tomarse la revancha sexualizadora ¿no dibujaba Land homenajeando esas revistas que tanto denigran a la mujer? ¿no son las portadas variantes de Manara un canto continuo a la hermosura jamonil? pues poniéndose en el mismo plan bien podía la buena de Sara…
…dibujar alemanes con un rabo de dos metros.