Hace mucho que no disfruto de verdad de un cómic de los 4 Fantásticos. Pero mucho, muchísimo. Puede que la última vez fue cuando Mark Waid los escribió en 2002. Es decir, hace más de dos décadas. Durante años fingí que me gustaba lo que estaba haciendo Hickman con ellos, pero era puramente autoengaño. Lo supe cuando me leí sus Secret Wars que eran, de forma escasamente encubierta, otra vez un cómic de los 4 Fantásticos y descubrí que me estaban pareciendo… GENIALES! La verdad es que en algún momento supongo que, igual que con Bendis, el tiempo pondrá en su lugar a Hickman como un autor GENIAL! cuya mejor idea en Marvel es… ejem… digamos que está inspirada en una novela de viajes en el tiempo.
Lo importante es que desde hace muchos años, los 4 Fantásticos me daban una pereza que me moría. Nunca ha sido mi serie preferida, pero al menos aquí o allá a lo largo del siglo pasado te encontrabas un tebeo decente. De modo que cuando vi que Marvel colocaba a Ryan North como guionista de la Primera Familia, pensé tres cosas.
La primera, que ojalá fichasen a Monteys para dibujar algo de Marvel. Un pensamiento que ha acudido a mí más veces en los últimos años, claro.
La segunda, que por fin alguien en Marvel había entendido el PEPINACO que es su Chica Ardilla.
Y la tercera, me sentí un poco defraudado, como cuando cogen a un director de cine que te gusta… (pongamos James Wan) y le ponen a hacer basura corporativa (pongamos, Aquaman 2). Y sé que hay un montón de señores con gafas y barba que cada vez que ven una película medio buena se ponen a suspirar porque cojan a todas las personas implicadas y las pongan a hacer películas de superhéroes, pero yo no soy esa persona. Estoy dispuesto a aceptar que artistas que me gustan aceptan encargos más o menos alimenticios y también a darle la oportunidad a una buena bala perdida de cuando en cuando. La incorregible Chica Ardilla era una bala perdida, un personaje minoritario, casi un meme, con una artista con un estilo atípico en el mercado de superhéroes donde North podía hacer las ideas atrevidas y chorradas que quisiera a pesar de los relanzamientos de la colección.

Pero los Cuatro Fantásticos son otra cosa completamente distinta. Igual que Spiderman, los Vengadores o Lobezno, uno no puede hacer lo que quiera con ellos. Hay pilares fundamentales del universo Marvel que no se pueden menear demasiado y menos cuando hay una película en camino. De modo que me preparé para un Rian North no sólo menos GENIAL! si no también menos genial. Y la verdad, no me equivocaba demasiado.
Su aproximación es interesante y no se puede negar que North tiene buen pulso para la ciencia ficción, algo fundamental para una cabecera como esta. El primer número trata sobre cómo Ben y Alicia se ven atrapados en un bucle temporal que reinicia todo y hace que la rutina se repita. En el segundo número Reed y Sue están atrapados en un pueblecito donde unos robots simulan una normalidad inalterable al paso del tiempo que esconde un gran peligro. En el tercer número la Antorcha Humana se deja bigote. Ahí supe que en realidad, en efecto, esto iba a tener parte de genialidad y parte de… eso que hace Marvel últimamente: un tebeo aburrido.
Llevamos un año casi de colección y en retrospectiva, los mejores tebeos son los que más contenidos están a una sola entrega, los que cuentan algo en lugar de preparar algo, en lugar de anticipar o desvelar una trama mayor. Algo que, supongo, tiene sentido viniendo de un guionista que viene de las tiras cómicas por internet, claro. Sin embargo, ya hemos podido ver la portada del número 13 y debo deciros… Se viene lo GENIAL!
