Desde aquí repartimos ideas y conceptos para la manipulación creativa y el abuso cultural. Somos el diario de lo genial, y el pensamiento de lo imposible
Pues como no debemos (aunque podríamos) estarnos cada día con la MalaCon, vamos alternado temas, y hoy toca volver a poner en valor los tebeos de los Ochenta. Y es que si fue en los Noventa cuando los componentes de la molonidad se manifestaron en su máxima expresión, se debe reconocer que algunos de los mismos asomaron tímidamente por los Ochenta. Los uniformes con bolsillos, sin ir más lejos. 1989.
Todo un adelantado a su tiempo, Keith Giffen. También se presume mucho, sobre todo en estos tiempos que corren, de que la primera salida de armario ocurrió en un Alpha Flight de 1992…
Lobdell. Pacella. Panosian. Sutileza.
…cuando lo cierto es que en la DC de 1988 el peruano Gregorio de la Vega proclamaba su condición a los cuatro vientos sin tapujos.
Personaje creado en el evento Millennium, como uno de los personajes de gran poder latente cuyo alineamiento se disputaban Guardianes, Zamaronas y Manhunters.
Lo del colorista Carl Garford falta saber si fue un despiste o una chanza rijosa
Y no es solamente que Steve Englehart creara un personaje abiertamente gay como pieza fundamental de Millennium, el segundo gran evento post-Crisis que tuvo a prácticamente todos los títulos del Universo DC ochentero coordinados durante dos meses, sino que además lo incluyó entre los componentes del grupo que gozó de la serie derivada del evento.
Y es que además fijaros en el grupo. Acompañando al latino gay tenemos una morena calva, dos orientales, uno que se siente planta y una rubia volando.
Seis personajes que se suponen representantes de la totalidad de la raza humana en una serie americana, y ninguno de los seis es un tío blanco hetero.
Queda claro que ya en 1988 nos encontrábamos con un grupo en que la inclusión de representantes de diferentes colectivos dejaba fuera del cupo al caucásico protestante al que el público estaba acostumbrado. Por esa misma época, en algún Vengadores podíamos ver paseando de paisano a Steve Rogers, Clint Barton y Hank Pym y tendríamos problemas para diferenciarlos, todos altos blancos y rubios. Queda claro que esta serie es lo que en estos tiempos que corren podríamos catalogar como woke. DC la editó en su formato de lujo, por cierto, que al ir exclusivamente al mercado de venta directa a las tiendas de frikis, no pasaba por el escrutinio del Comic Code, como sí hacían las series con distribución en supermercados y tiendas de barrio familiares.
Aunque lo verdaderamente curioso de esta serie woke de 1988 es cómo propuso incialmente Englehart titularla. Dado que esta selección de personajes era una mejora de la especie humana, así es como propuso titularla, Los Mejorados. Y de todos los verbos y sinónimos que ofrece la lengua inglesa para ello, el que mejor cuadraba a Englehart para ello era The Trumps.
Y ya por 1988 los del departamento legal de DC le dijeron que mejor que no, y fue por la razón que estáis pensando. Bastante tenían con lo de la portada del malvado personaje que años después fue elegido presidente de los Estados Unidos.
De Englehart no hubiera sido esta una salida de tono inesperada. Es cierto que en los Ochenta parecía un escritor dinámico y divertido con aventuras memorables en Nuevos Vengadores, Cuatro Fantásticos, Visión y Bruja Escarlata o Silver Surfer, pero no debemos olvidar que en los setenta ya la lió en el Capitán América.
Su nombre ya debía figurar en ciertas bases de datos. De modo que en DC le propusieron una alternativa menos conflictiva.
Que como él y Staton venían de hacer los Green Lantern Corps, y como secundarios circulaban también Kilowog y Thomas Pieface Kalmaku, un nombre ligado a la mitología de los Linternas Verdes parecía adecuado. Y a toro pasado tampoco es que lo del grupito woke durase demasiado, a los doce números (prácticamente nada para la época) la cosa ya había degenerado.
En fin, son cosas de los dobles sentidos del idioma, que a veces te encuentras con coincidencias inesperadas.
Han tenido que pasar más de ochenta años para encontrarme con una edición mejor de una antología y caer en la cuenta de que se estaban refiriendo a la…
La relación del cómic y los vampiros es tan fructífera que nos ha dado hasta películas:
Así que podríamos considerar que es hasta un tema trillado…
¡PERO! Eso no ha evitado que Marvel y DC se hayan dedicarlo a darle al tema a tope.
La verdad es que tardaron poco. Porque Batman apareció, ya sabéis, en Detective Comics #27. Pues para el 31 se metían ya en follones en el clásico
Una historia en dos partes -el decompressive storytelling, ya sabéis cómo eran en los años treinta- que terminaba en el número 32 con Batman descubriendo que su oponente, ese The Monk o The Mad Monk o lo que queráis llamarle, era en realidad un vampiro. Y, por tanto…
Tampoco es que Marvel tardara mucho más en sacarlo, porque en el Marvel Mystery Comics 35 de julio de 1942 se encontrarían con…
Algo que haría que fueran saliendo en otros títulos de ‘terror’ de los años ’50 de la Marvel-que-es-Marvel-pero-no-es-Marvel como Captain America’s Weird Tales, Adventures into Terror, Suspense, Mystic o Adventures into Weird Worlds. Hasta que, bueno… os podéis imaginar. Fue llegar el Comics Code a mediados de la década y desaparecer los vampiros.
Por supuesto eso no significa que en los sesenta no hubiera vampiros. Solo significa que no fueron ni oficiales ni… en los cómics.
Entre el film experimental de Warhol de 1964 y el exploit filipino del ’67 podemos decir que la cosa estuvo más o menos parada hasta que pasó al lado contrario con la llega de una nueva década. Y algo más que eso.
Porque la aparición en abril de 1972 de La Tumba de Drácula no solo fue un éxito, también convirtió a Drácula en un personaje más de la Marvel. Tanto que da paso a una serie de recuperaciones de títulos de terror: Chamber of Chills, el nuevo Journey Into Mystery o directamente Dracula y Vampire Tales.
Por supuesto no es solo el éxito del cómic es un contexto en el que los vampiros estaban volviendo con fuerza, al fin y al cabo un año antes, en 1971 fue… MORBIN’ TIME!
Que pasaría a vivir algunas aventuras en otra de esas series antológicas -el Fear/ Adventure into Fear – cuando no pasaba por Vampire Tales o similares.
Además de eso no hay más que mirar de nuevo a DC, que había incorporado a un par de personajes vampíricos antes de la aparición del cómic de Marvel. En el Superman’s Pal, Jimmy Olsen 142 de octubre de 1971 nos encontramos con que Jack Kirby crearía a Dragorin
mientras que en febrero de 1972 Mike Friedrich y Dick Dillin presentarían en la Justice League of America 96 a Luciphage.
Personajes ambos con un recorrido vamos a decir que limitados pero que iban más allá del visto-y-no-visto en un único número.
Lo que sí que llegó después fue la aparición en la siguiente tanda de series antológicas de terror: House of Mystery, Weird Mystery Tales, House of Secrets, Weird War Tales o Secrets of Haunted House. Y, por supuesto, la aparición de su versión del Conde Drácula -también llamado Conde Rominoff– en Weird Mystery Tales 14 de noviembre de 1974. Que, de nuevo, no tenía tanto recorrido pero al menos va a apareciendo aquí y allá.
Es decir, comparado con otros ‘dráculas‘ como el Gustav Decobra que se enfrentó a Batman.
En Marvel, por su lado, sacaban discretamente a Drácula en el número de Vengadores 118, de septiembre de 1973, dentro de la ronda por el universo a cuenta de su encuentro con los Defensores. Que parece que no, pero que ya es introducirlo más. Preparar el terreno para lo que llegaría en abril de 1974:
Una mezcla de Spidey con Drácula -con la Maggia por medio, por algún motivo- que iría probando a ver cómo sería integrarlos. Igual que iríamos viendo vampiros en sitios menos esperables -¿o quizá no?- como Conan el Bárbaro.
Para 1975 veríamos como en el 26 de Luke Cage, Power Man nos presentarían a The Night Shocker.
Una trama peculiar de un teórico vampiro para este número únicamente, más cercano de lo que íbamos viendo en DC.
Pero en Marvel habían decidido ir más allá, así que para el número 44 de La Tumba de Drácula de febrero de 1976, comenzaría un crossover
que continuaría, claro, en el Doctor Extraño del mismo mes. A partir de ahí seguiría cada uno por su lado, eso sí.
Y, a la vez en Julio aparecería la versión vampírica del Barón Sangre en Invaders 9.
hasta el cierre de La Tumba de Drácula en mayo de 1979, que iría seguido ese mismo agosto -en la tradición Marvel– por la resurrección de Drácula… y de la colección.
Y así llegamos a la década de los ochentas en la que estaríamos aún poco a poco con los vampiros. Con el Barón Sangre regresando al Capitán América, mientras que en DC llegaría en una de esas series antológicas de terror algo perdurable también para ellos.
En la que J.M. DeMatteis -con dibujos de Tom Sutton, aunque la portada sea de Joe Kubert– presenta I, Vampire. La historia de uno de esos vampiros cazavampiros, Andrew Bennett, enfrentándose a la Secta de la Luna Rojo – Cult of the Blood Red Moon – y especialmente a su ex Mary, Queen of Blood. Con sus amigos, sus enemigos y blablabla. Dos años estaría con ella, hasta 1983.
Entre medias daría tiempo de ir apareciendo vampiros por Arak: Son of Thunder, The Brave and the Bold, Action Comics Annual e incluso en Batman con la aparición de un nuevo The Monk, esta vez Louis DuBois.
La incorporación vampírica seguiría con uno de los grandes nombres propios de la GENIALIDAD! como es la aparición en el primer número de New Guardians, en septiembre de 1988.
En los ochenta en Marvel la cosa estuvo también entretenida. Apariciones aquí y allá (en Defenders o Power Man & Iron Fist, por ejemplo), una saga corta en Doctor Extraño,
o en Lobezno,
aunque lo más gordo tendría lugar a principios de los ochenta, en julio de 1982, con la aparición del
sexto Anual de los X-Men con, de nuevo, Drácula.
Algo que impactaría lo suficiente como para que en 1990 X-Factor tuviera una pequeña aventura contra vampiros.
Claro que en los años ’90 cada editorial llevó el asunto por su lado. Por ejemplo en DC presentaron una mixmax con Bloody Mary, mitad vampiro mitad miembro de las Females Furies de Apokolips, o con Schrek de Red Shadows, la organización rival de Suicide Squad, aunque la noventerización tendría más gracia en versiones de como la de Pyra, en los Corpse Corps que salían en Superboy and the Ravers (serie completamente real de la que hablaremos al llegar a la S). Y sí, su nombre es Pyra. VamPyra. La Nina Skorzeny de Scare Tactics. La Nosferata -¿o NosfeRata?- de Superboy o el Carnivore de Supergirl.
Desde luego fue toda una época, no hay más que recordar el absolutamente original diseño del Nightrider de Team Titans,
o la trama de Looker en Outsiders que demuestra su noventerismo -de 1993 hablamos- presentándose en dos ejemplares:
¡ALPHA y OMEGA! Pocas cosas más noventeras que esa.
La trama en si es tan enrevesada y carente de sentido que creo que podemos dejarla para un posteo cualquier otro día, pero resumámoslo en que los Outsiders se encuentran en mitad de un incidente internacional detrás del cual resulta estar un vampiro. Un vampiro que es también noble, por cierto. La refriega termina con Looker aparentemente muerta. Pero no, lo que está es vampira. Durante un año están con esto -en realidad se olvidan de ello hasta que se dejan de olvidar- pero da suficiente juego para que podamos ver tanto una evolución de lo que vimos en el anual de los X-Men, pero, por supuesto, no fue lo único.
Porque tuvimos también la explosión de los Elseworlds que para lo que nos interesa trajo la trilogía de Batman y Drácula, tres números que comienzan en 1992 con Red Rain, continúan en 1995 con Bloodstorm y se remata en 1999 con Crimsom Mist.
Aunque supongo que lo más noventerista de DC fue, por supuesto, el sello Vértigo. En el que hubo notable representación en minis como Vamps (1994) y su continuación Vamps: Hollywood & Vein (1996). También Dhampire: Stillborn (1996) y, por supuesto, el Cassidy (1995) de Preacher .
Mientras tanto en Marvel el noventerismo era fuerte también. Algo que se notó especialmente en los vampiros entre el cambio de década con Varnae pasando por el Doctor Extraño en 1989 y su posterior establecimiento en Marvel Comics Presents 63 con Thor,
y estrenar el tercer y efímero volumen de La tumba de Drácula,
pero, sobre todo, con el inicio de ese Rise of the Midnight Sons que incluía, por supuesto, a una buena cantidad de personajes zascandileando, incluyendo la primera serie de Morbius aka Morbius: The Living Vampire -32 número que duró-y, por supuesto, los Nightstalkers -18 números-
El lanzamiento de esta especie de sellos/ series sirvió -además de para darnos mucho material para el blog- para que los personajes se pasearan por aquí y allá, siempre dispuestos a dar un muerdo,
algo que explica con cierta lógica que para 1998 se estrenara la película de Blade -a sus series habrá que dedicarles un posteo a parte, claro- pero que relanzó de nuevo lo de los vampiros, cazavampiros y sus amigos. Bueno, y sus enemigos también, que ese mismo 1998 recuperaron a Drácula en una nueva cabecera.
La siguiente década traería aún más Blade -por aquello de las películas- y solo un puñado de series comenzando por la de Bloodstone (2001)
siguiendo por la cuarta -e igualmente corta- de Tomb of Dracula (2004)
y, por supuesto, las experimentaciones particulares como X-Men: Apocalypse vs. Dracula (2006)
Aunque lo cierto es que dejaron todo preparado para cambiar las cosas en la década siguiente.
Pero antes de hablar de eso vámonos a la otra orilla. Aunque tampoco es que en DC estuvieran mucho más animados. Donde más había era en Vértigo. Blood + Water (2003), Bite Club (2004) y Bite Club: Vampire Crime Unit (2006)
En cuanto a las series regulares, en Outsiders presentaron en 2004 a un nuevo Sebastian Blood con poderes vampíricos. El mismo año en el que llegaba a la JLA Crucifer, sacaron una actualización en miniserie de Batman and the Mad Monk o Superman and Batman vs. Vampires and Werewolves (2008) pero, sobre todo, nos trajeron en Tales of the Unexpected (2007) -además de un nuevo regreso de I, Vampire– a Pryemaul. ¿Qué quién es Pryemaul?
Pues un gorila vampiro nazi, claro.
Eso y, por supuesto, el Dead Romeo (2009) del que hablamos hace un par de letras.
Ah, bueno, y, por supuesto, en el Superman 689 (2009) nos presentó a La Sangre. No os diré que sea una vampira de Barcelona… (pero lo es. Y también una historia para otro día) Aunque algo tendremos que decir cuando hablemos de la siguiente década.
Aunque antes tendríamos que hablar de Marvel, que había dejado todo preparado para…
La muerte de Drácula (2010). Sí, otra vez. Pero esta vez estaba pensado para crear un macroevento, la Guerra de los Vampiros, que enfrentaría distintas facciones convirtiéndose en un problema en el que se verían implicados
los X-Men se encuentran en mitad de un incidente internacional detrás del cual resulta estar un vampiro. Un vampiro que es también noble, por cierto. La refriega termina con Júbilo aparentemente muerta. Pero no, lo que está es vampira.
¿Qué puedo decir? A veces los taquiones nos gobiernan.
Durante la década estarán para arriba y abajo con muertes, traiciones y demás, aunque Drácula no duraría mucho tiempo muerto,
qué puedo decir, tenían cosas que hacer. De hecho, para mitades de la década acabaría en mitad de un movimiento de alianzas que terminaría con MuertoPiscinas casándose. No con él, conste. Quiero decir, no de momento.
Para finales de la década alguien debió de pensar que ya habían dado demasiadas vueltas y comenzaron la Guerra Civil de los Vampiros o algo así, con los Vengadores por medio (2019)
reconozco ser incapaz de distinguir la diferencia entre esta y la del principio, pero bueno, supongo que ellos tampoco.
La cosa acabó ya en la década de los veinte -de hecho, la portada de Lobezno es ya de 2020- con la creación en 2022 de la Vampire Nation, Vampyrsk, creada en la zona de exclusión de Chernobyl. Con Drácula a su cargo y Blade por medio otra vez.
¿Y en la otra editorial?
Pues comenzaron la década de los ’10s presentando una serie para Vértigo llamada American Vampire que logró que Stephen King escribiera guiones para -un complemento en- los 5 primeros números. Que ya es.
El éxito de la misma facilitaría que durante toda la década tuviéramos distintas continuaciones en forma de minis durante la década: American Vampire: Survival of the Fittest (2011), American Vampire: Lord of Nightmares (2012), American Vampire: The Long Road to Hell (2013), American Vampire Anthology (2013), American Vampire: Second Cycle (2014) y ya para el cambio de década American Vampire 1976 (2020). (También en Vértigo veríamos The New Deadwardians, pero esa es otra historia)
Aunque es de suponer que el éxito debería ser de ese I, Vampire (2011) que logró su primera serie propia gracias a The New 52.
Que llegaría a tener un crossover con la JLDark llamada, precisamente, Rise of the Vampires.
Mientras tanto tendríamos otro vampiro nazi con el Count Berlin en la JSA, a otro vampiro cazavampiros en Stake en Outsiders (ambas en 2010), y más adelante la recuperación en 2014 de Nocturna que pasará de ser Natalia Knight, una enemiga tanto de Batman como de Robin, a Natalia Mitternacht, una enemiga de Batwoman con poderes vampíricos. Para finales de la década tendríamos representación en el especial Young Monsters in Love (2018) y en Wonder Twins (2019) aparecería el Baron Nightblood, al que llaman Drunkula.
Aunque lo más importante llegaría con el cambio de década. Porque en 2021, y no diré que tras el éxito de Marvel Zombies porque aquello apareció más de una década antes, sacaron el Elseworlds DC vs. Vampires.
Ambientada en la Tierra 63, y seguida de una serie de one-shots al año siguiente
que junto a una reedición en dos tomos de la anterior mini sirvieron para dar salida a una nueva mini: DC vs. Vampires: All-Out War (2022)
Lo que nos lleva, por supuesto, a la actualidad actual.
Porque en Marvel decidieron darle una hija a Blade en 2023: Bloodline
pero, sobre todo, montar para mayo de 2024 un evento llamado Blood Hunt, el típico evento en el que hay una guerra civil entre vampiros, pero en el que se verán envueltos los héroes de Marvel que tendrán que luchar contra ellos, con tie-ins de gente, traiciones inesperadas, y gente convertida en vampiro un rato. Además de alguno que se quedará convertida en vampiro durante un par de años. (Eh, Júbilo duró como vampiresa hasta Generation X 87 de 2018, ¡nada menos que 8 años!)
Con el añadido de que, además, sacan unas ediciones Red Band en las que hay más casquería. Aunque lo cierto es que eso da para otro posteo, porque en lugar de ser para menores de 8 años pasa a ser un cómic para menores de 18. Supongo que lo que buscan es escandalizar a Abogados Cristianos o algo así.
Y, mientras, DC -que en 2023 sacó el one-shotDC’s Ghouls Just Wanna Have Fun– van avisando de que en agosto también de 2024 va a montar DC vs. Vampires: World War V, en el que se verán envueltos los héroes de DC que tendrán que luchar contra ellos, incluso contra aquellos de los suyos que se han visto convertidos ya.
Claro que también se supone que antes de final de año tendremos nueva serie de Blade en Marvel.
El aceleracionismo de la quema y reutilización de temáticas, junto con las modas externas y su influencia en los cómics, hacen que parezca seguro que con esto de los vampiros siempre hay algo a lo que hincar el diente. O clavar la estaca. Según los gustos, claro.
Y podría decir que son cosas nuestras, pero es que se nota en cosas como la diferencia de representación de personajes como Drácula, no es lo mismo el guerrero de pelo blanco vestido de rojo, que una versión seductora con piel de bola de discoteca que…
…ejemplos más clásicos.
Y eso que si algo podemos decir de Drácula es que es moderno y es eterno.
Y permítame decirle que muchas son las reflexiones que su detenida lectura me ha causado. Entienda que nosotros los jóvenes no somos inv… ¿Esas risas que se oyen? Uhm… Nada nada, alguien por aquí que está viendo una serie con el volumen muy alto. Decía que nosotros los jóve… MUY ALTO… Decía que nosotros… la gente que se da por aludida… ¿vale…? ¿de acuerdo…? de acuerdo… que se da por aludida por sus palabras no somos invulnerables, también nos dolemos y tenemos nuestro corazoncito. Si hasta tiene su propio emoji.
Ah perdón, un «emoji» es… Ehm… Cómo explicarle… Ah sí. Un «emoji» es un bajorrelieve teletransmitido mediante un código binario que expresa una doble función ideográfica y estética.
Y es que tiene una idea equivocada, enormemente equivocada de la capacidad de compromiso sociopolítico de los millenials. No sólo existe. No solo es inconmensurable. Es que es tan potente que es gracias a ella que usted y yo podemos comunicarnos, señor Navalón.
Si los millennials no estuviran concienciados, si no fueran capaces de haberse alzado frente a la opresión y la injusticia…
…ahora viviriamos en una distopía… ¿ucronía?… en un futuro chungo dominado por los Manhunters.
No, ese no.
No, esa tampoco.
Sí, por estos.
Así que dele las gracias a los millennials, señor Navalón. A los siete.
Y antes de concluir quería decirle otra cosa más.
No es que parezcan «software de última generación».
Hablábamos la semana pasada de los peligros de los crossover de DC -que comienzan a ponerse serios en la TV USA esta noche, un saludo a The CW– y nos saltamos una que hubo entre Legends e Invasion!que, bien pensado, podría explicar tanto sobre nuestro futuro como lo hace sobre nuestro pasado. No, no hablo de Cosmic Oddysey, Me refiero, por supuesto, a Millenium.
Steve Englehart consiguió convencer a DC de que le dejaran hacer una historia sobre las cosas esas que le gustaban a él, elegidos por la Tierra y cosas así. Todo muy multicultural: Un Guardián del Universo y una Zamaron deciden elegir a los próximos 10 Guardianes del Universo. En lugar de en un talent show lo hacen mediante el método clásico, una mezcla de crossover y nepotismo.
Entre los elegidos hay amigos de Hal Jordan como Thomas Kalmaku, villanos de esos que salen en películas de DC y luego ascienden en sus series como El Hombre Florónico, el viejo truco de dale-un-curro-a-esta con Harbinger, una que cuando llegaron ya estaba muerta (en serio) pero era famosa como Terra y, ya puestos, un señor racista y xenófobo que se negó a colaborar. Sudafricano, era sudafricano. La misma vida, vaya. Con decir que el poder de Kalmaku era ‘sacar lo mejor de los demás‘. Lo que, supongo, ayudó a que el sudafricano decidiera largarse.
En contra de lo que pudiera parecer lograron reunir un grupete al que darle una serie nueva, con los guardianes que se habían quedado, incluyendo a esos que no he nombrado antes como Extraño. O Extrano. No sé qué suena peor. Extrano es un… no, no es médico… sí, sí usa magia. No… ¿qué demanda? Se llama Gregorio de la Vega. Es de Trujillo y se ayuda de una Calavera de Cristal para realizar su magia. ¿Cómo va a fallar algo con una Calavera de Cristal por medio?
En realidad la duda debería ser, ¿cuántos números decís que duró su serie? Sí, claro que tuvieron serie propia. A ver si no para qué estaba el crossover, ¿para conseguir audiencia y ventas? Pfff… ¡Claro que tuvieron serie propia!
Lo que pasa es que, por lo visto, fueron muy controvertido. Englehart y sus cosas, ya sabéis. Total porque en el segundo número…
Se enfrentaran al villanesco Snowflame. Un malvado capo de la droga de Nueva Granada que…
que…
bueno… que tenía sus cosas religiosas…
pero no podemos decir que no estuviera metido en su trabajo.
Como decía, este retazo de nuestro pasado que puede ser nuestro futuro con gente tan peculiar podría hacernos creer que su cancelación era inevitable. Claro que también podríamos volver otra vez a Extrano, porque al fin y al cabo este Snowflake solo fue enemigo del grupo en un número y luego desapareció. Al menos hasta regresar en forma de webcomic fan. Pero Extrano estuvo más tiempo, toda la andadura. Porque, claro, con un grupo como este…
Había que aprovechar sus cualidades al máximo. Que, por lo visto y en este caso, son lo de la magia y una forma de vestir a tope, con mucha joyería y colores, llamándose a si mismo auntie y dejando más o menos claras sus preferencias sexuales.
Y que Englehart decidiera que, además, era portador del VIH tampoco es que ayudara. Aunque en su primera aparición ya había estado a punto de tirar la toalla.
Pero, mira, la inclusividad tiene estas cosas, Englehart intentaba ofrecer una perspectiva variada. Y, además, está Hemo-Goblin. Ah, sí que no os había hablado de él. Mira que es a quien viene todo esto de hoy.
Un grupo supremacista blanco tiene una idea para acabar con todos los que no son, explicación breve, ellos. En lugar de presentarse a las elecciones presidenciales como haría cualquier persona razonable su idea es mucho más sencilla, dónde va a parar.
Efectivamente, han creado a un vampiro que contagia el virus del VIH. Posiblemente porque no tienen muy claro como funciona 1) El VIH, 2) El Vampirismo, 3) La raza humana. Sospecho que la idea se les ocurrió mirando en este libro:
Pero, mira, ya lo tenían creado no iban a lanzarlo a la papelera de reciclaje. Así que le lanzaron a.. bueno… hacer sus cosas… que se limitaría a este único número en el que se enfrentaría a los Nuevos Guardianes, incluido Extrano…
Pero no solo.
Como decía, las capacidades de observación estaban a tope en este grupo.
Por supuesto esto llevó a lo inevitable… Extrano estaba contagiado -aunque parece que ni él mismo tiene muy claro si de ahora o de antes-
y también acaba con SIDA la pobre Jet. Pero bueno, se supone que para eso habían creado a Hemo-Goblin, ¿no?
Así que aún solo apareciendo en un número de un tebeo parece que dejaría un recuerdo duradero. Bien es cierto que en general más del tipo: ¿Cómo? o ¿Quién dejó guionizar sin supervisión a Englehart? e incluso ¿Estamos seguros de que ESTO promueve la diversidad? Pero, eh, lo importante es que salió en un momento en el que era un tema importante. Así que cuando toque recordarlo en el futuro
-No, esta vez me refiero al próximo día 1 de diciembre, Día Mundial contra el SIDA-
podréis recordar uno de esos intentos que tuvieron para intentar explicar mediante los cómics cómo los señores de la supremacía blanca decidieron atacar a gente de otras opciones sexuales y de otras razas: Sin tener muy claro de qué va la cosa.
Esto era su primer número, en el segundo Snowflame y para el 11 tuvieron que cerrar. A veces no hay quien entienda los designios editoriales. Pero, mira, si al final del crossover televisivo acaban apareciendo los Manhunters ya sabéis por dónde va a seguir el asunto. Al menos en las oficinas de la cadena. Y mientras tanto que vayan tomando notas y…
AVIV TRAHËLGNE!!!
[Por supuesto la entrada de hoy va dedicada a Javi Sánchez, a quien prometí escribirla hace ya más de un lustro. Y a Iván Mazón también, pero menos. Que no se diga que no saldo las cuentas inciertamente.]