Demasiada información desinforma

Entiendo que en la recopilación de una serie a tomo pueda haber un cierto baile de artistas…

(no, lo de hoy no va sobre la pregunta de la portada)

…y que en ciertas situaciones lo que comienza como baile deviene en bacanal.

(participa Byrne, Stephen Byrne)

Efecto inevitable de una política del pase a tomo de material más que variado, ECC nos lo intenta hacer más fácil y más allá de los (creo que, espero que) 16 autores cambia la plantilla.

Y cumple así con la labor informativa de que nadie se pierda la contribución de sus artistas preferidos, aunque ¿es realmente necesario? ¿tan atractivo es, por ejemplo George Kambadais, como para que su aparición en portada sea motivo de compra para los españoles que le recuerden? ¿necesitan los créditos comerse tanto espacio en portada? ¿dónde está el límite para ser acreditado? ¿hacer en la contraportada un resumen de los 26 de la portada dejándolos en tan sólo 8 ayudaría?

Son muchas preguntas, y cuando algo se complica tanto lo mejor es pensar ¿como resolvían esto en los 90? no seamos adanistas, estas cosas han pasado antes y el mercado ha seguido ahí, estable dentro de la gravedad. Además, las ventas de los Noventa alcanzaron cotas jamás superadas desde entonces. Aprendamos de sus estrategias.

Tomemos el ejemplo de los añorados cómics de fórum. Abanderados de la grapa popular, aunque en situaciones especiales también editaba tomos antológicos cuando la ocasión lo merecía. Una miniserie que entrecruzaba dos universos, por ejemplo, el Marveliano y el Ultraverso. Hablemos de Godwheel, de sus cuatro números (0 a 3) y de sus numerosos autores.

Godwheel 0 (Enero 1995)

Flipbook con portada del noventero combo de Mark Pacella y Dan Panosian. Argumento de Chris Ulm y Dan Danko. Una historia dibujada por Mark Pacella con Jerome Moore, y otra por Scott Benefiel, Keith Conroy, Jim Amash y Rodney Gates.

Godwheel 1 (Enero 1995)

Sobre portadas de Gary Frank y de Scott Benefiel, dos historias barruntadas por James D. Hudnall, una dibujada por Gary Frank con Joe Rubinstein, y la otra por el siempre cumplidor y siempre anodino Aaron Lopresti.

Godwheel 2 (Febrero 1995)

Fueron tan sólo dos portadas (Mike Wieringo + Gary Martin una, Aaron Lopresti otra) , pero tres las historias, escritas por Gerard Jones en los años que le publicaban, con tres equipos artísticos diferentes: Wieringo y Martin, Scott Kolins con Temujin Minor, y Gabriel Hardman (acreditado como Gabriel Gecko) con nuevamente Temujin Minor.

Godwheel 3 (Febrero de 1995)

Final de fiesta y portada con Thor, que hasta ahora sólo salía en la logoforma. Una portada de George Pérez y la otra a cargo de John Statema y Jason Temujin (aka Temujin Minor). Seguimos con tres historias, esta vez pergeñadas por Mike W. Barr, y dibujadas por Joe Madureira con tintas de Jasen Rodriguez y Steve Moncuse (13 páginas), John Statema con Jason Temujin (11 páginas) y George Pérez con Jason Temujin (5 páginas).

Nada mal para cuatro grapas ¿eh?

Ahora imagina. Redacción de fórum en 1995. Van a sacarlo en tomo. Acreditar esto necesitaría de una portada triple ¿Cual es la solución? pues condensar, evidentemente.

(Precaución, amigo comprador de Wallapop)

Que igual alguno lo nota, pero al sumergirse en la trepidante acción de la aventura inmediatamente se les pasa y lo perdonan. El marketing también es un arte, recordAdlo!

Todavía instagrameando después de tantos años

Os recopilo algunas viñetas que he ido publicando en mi Instagram los últimos meses

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J.J. Jameson, periodista y señoro #marvel #msmarvel3

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Los años noventa y sus pistolones #ff187 #marvel

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Madre mía, el feminismo de los Inhumanos #ffa12 #marvel

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In memoriam: Mike Wieringo

– …Así que bajo ningún concepto voy a conceder a su cliente el honor de pasar su Otra Vida jugando al ajedrez con la parca.

– Pero… señoría… usted es una mujer sensata…

– ¡Es más, por semejante muestra de soberbia le voy a condenar a pasar una temporadita en una celda estándar del purgatorio antes de volver a pasar por aquí para revisar el caso!

– Señoría… esto es un increíble abuso de autoridad. ¡Usted no puede…

– Este es mi tribunal, letrado, y aquí hago lo que me le dé la gana. ¡Sentencia dictada! Alguacil, retire al señor Svensen de mi presencia, por favor.

– Esto es una desfatachez. ¡Apelaré al Tribunal Supremo! ¡La denunciaré por prevaricación!

– Alguacil, pasemos al siguiente caso antes de que cambie de idea y envíe al señor Svensen al infierno por desacato a la sala. ¿Quién es el siguiente?

– Un tal Mike Wieringo, señoría. Estadounidense, 44 años, dibujante de tebeos, vegetariano, muerto de un ataque al corazón.

– Para que luego digan de la vida sana. No somos nadie ¿Quién es su abogado?

– Mohit Anniruddha, señoría.

– ¡Oh, Dios mío! Anniruddha, ¿eh? Hágalo entrar, alguacil. Cuanto antes empecemos con esto, antes acabaremos.

– Sí, señoría. Ya puede pasar, señor Anniruddha.

– Gracias, majo. Con su permiso, señoría, ante todo, buenos días.

– Buenas noches, Señor Anniruddha… Antes de empezar, me gustaría hacerle una pregunta. ¿Cuánto tiempo lleva usted asignado a mi tribunal?

– Eeeeh. Calculo que unos 163 años, señoría, pero no podría asegurarlo. Llevo bastante mal la cuenta del tiempo desde que, ya sabe… fallecí.

– Usted no eligió el destino voluntariamente como yo, verdad, ¿señor Anniruddha?

– No, señoría, mi trabajo como abogado de oficio en este tribunal es mi condena. Es mi purgatorio personal.

– Ya veo. 163 años es mucho tiempo para estar en el purgatorio.

– En efecto, señoría. ¿Le importaría que dejáramos de hablar de mí y…

– ¿Cuántos casos ha ganado, letrado?

– ¿Cómo dice?

– En su carrera como abogado de oficio en mi tribunal, ¿cuántas veces ha conseguido que aceptara la oferta de Otra Vida de alguno de sus representados?

– Bueno, este… Ninguna, señoría.

– ¿Está seguro de les asesora bien, letrado?

– A veces yo mismo me hago la misma pregunta, señoría.

– Es que la suya no es precisamente una buena estadística.

– No, no lo es. Pero, ya sabe, usted tiene fama de ser una juez extremadamente dura, y yo tengo una cierta querencia por las causas perdidas.

– Yo misma no lo hubiera expresado mejor. Espero que esta charla le haya ayudado a aclarar sus ideas, letrado. No quiero que me haga perder el tiempo como otras veces. ¿Qué me dice de este tal… Mike Wieringo?

– Es un buen hombre, señoría…

– Eso lo decidiré yo leyendo su historial, letrado. Al grano.

– Permítame recordarle que mi cliente era… es dibujante de cómics.


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– Ya lo veo. Spider-man, Flash, 4 Fantásticos… iconos populares americanos. Arte comercial. Entretenimiento barato para el gran público. ¿Era especialmente bueno?

– Bueno, nunca fue aclamado por su espectacularidad, pero lo cierto es que era un dibujante muy competente, dibujaba muy bien cualquier cosa, con una línea clara magnífica. Era un gran diseñador de personajes, sin duda gracias a su exhuberante imaginación, y con su dibujo conseguía dotar a sus personajes de una elegancia e inocencia que eran su marca de fábrica, aunque eso le granjeó ciertas críticas de infantilismo.

– ¿Pasará a la historia? ¿Saldrá su nombre en las enciclopedias?

– Me temo que no, señoría. Como la mayoría de la gente, se dedicó a intentar vivir una vida feliz haciendo algo que le gustara para poder ganársela.

– Bien, ¿y cuál es su propuesta de Otra Vida, letrado?

– Pues verá, señoría, la obra magna de mi cliente es un cómic llamado Tellos. Tellos transcurre en un mundo fantástico creado por su protagonista, un niño llamado Jared, cuando entra en coma debido a un accidente de coche.

– Algo parecido a lo que hacemos aquí.

– Así es, señoría, es como si el niño Jared al morir hubiera pedido al tribunal pasar su existencia en un mundo ficticio y a partir de ahí se hubiera creado el mundo de Tellos, lleno de personajes fantásticos que vivían aventuras. Y esas aventuras eran las historias que mi cliente contaba en su cómic.

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– No me diga más. Y su cliente querría pasar su eternidad en ese mundo ficticio de… ¿Tellos, me ha dicho?

– En efecto, señoría, ese es su nombre. Y en efecto, señoría, ese es el deseo de mi cliente.

– Claro, un mundo ficticio donde vivir correrías como héroe crápula, o quizás aventuras como un gallardo paladín… Su representado debería ser menos pretencioso, señor Anniruddha.

– Lo es, señoría. Usted no ha acabdo de entender… Mi cliente no quiere ir a Tellos para vivir esas aventuras, señoría, sino para dibujarlas.

– ¿Dibujarlas?

– En efecto, señoría, a mi cliente le gustaría pasar su Otra Vida dibujando las aventuras que no le dio tiempo a contar, señoría, así como viendo a sus personajes crecer, desarrollarse y poder dibujar sus nuevas correrías.

– Una propuesta audaz, desde luego. ¿La idea es suya o de su cliente?

– Supongo que en esencia, debería decir que es mía, señoría. Aunque lo cierto es que basta conocer a mi cliente para saber que es la propuesta que le haría más feliz.

– No es  tarea de este tribunal el hacer feliz a su cliente, sino hacer justicia.

– Lo sé bien, señoría. En todo caso, ¿cuál es su decisión?

– De momento, decido que voy a leerme bien el historial de su cliente y el escrito con la propuesta que supongo habrá formalizado correctamente, letrado.

– Así es, señoría.

– No se haga ilusiones, esto no quiere decir que vaya a aceptarla.

– No me las hago, señoría.

– Le avisaré cuando haya tomado una decisión.

– Esperaré pacientemente su sentencia, señoría.

– Y váyase y saque esa estúpida sonrisa de mi sala, señor Anniruddha.

– Como usted diga, señoría. Buenas noches.

– Buenos días, letrado. Y buen trabajo. Alguacil, ¿cuál es el siguiente caso?


Lo nuestro es imposible, Parker

Repasar las aventuras de Spidey puede llevar a sorprendentes descubrimientos.

Por ejemplo, si decides leer la «Crisis de Identidad» de la Marvel te puedes encontrar con esto:

Clica para hacerlo más grande y legible.

Ahora podemos jugar a: «¿Qué es lo que ocurre en esta página del Sensational #28 con dibujo de Wierigo y guion de DeZago?»

Pero seguro que os lo estáis imaginanto todos: «La mala suerte Parker«. Asi le va: «No es por ti, es por mí… Quizá podamos seguir trabajando juntos aunque no seamos amigos… Etc…«

Y es que las cosas le salen siempre así, pese a que es -como dirían los anglos- Queer as Folk. «Tan loco como cualquiera».