Toda manzana, por fresca y jugosa que sea, tiene dentro un asqueroso gusano intentando corroerla. Y esta España Constitucional Que Nos Dimos Entre Todos™ no es una excecpción a la regla, mis queridos amigos y estimados conciudadanos. Muchos son los ejemplos de ello que tenemos que contemplar todos los días y sería superfluo y baladí enunciarlos todos pero permitidme que resalte uno por su particular anélida malicia: aquellos que estos días gritan quejándose de que no hay libertad de expresión.
Su especie no es nueva, por supuesto. En toda sociedad moderna y civilizada como la nuestra siempre ha habido alimañas que pretendian que su libertinaje quedara impune. Chisgarabises que se pensaban que podían cometer cualquier tropelía y escudarse después tras unos derechos creados para proteger a los ciudadanos decentes y respetuosos del Orden Constitucional™. Ahora dicha perversidad alcanza su nadir con la reciente defensa de un rapero. Pero no de uno que usa sus habilidades rapeadoras para el bien, para enseñar a profesores a molar o para mejorar todavía más el ya Mejor Doblaje del Mundo™ sino para difamar al mismísimo Jefe del Estado. Y enfrentados a su justísimo castigo algunos osan clamar que la libertad de expresión está amenazada en nuestra patria.
Ayns.
En primer lugar todo el mundo sabe que censurar algo es contraproducente porque con ello se logra todo lo contrario, aumentar su resonancia. Es el famoso Efecto Mengele.
En segundo lugar, pero más importante todavía, si hay un principio sagrado en esa Constitución Que Nos Dimos Entre Todos™ es el de la libertad de expresión. Y en este país la ejercemos todos los dias sin el más mínimo problema. La realeza de alguien nunca nos ha impedido exponer sus felonías.
Oh, quizás queriais decir monarcas coronados. Y claro que los hay delincuentes, criminales repugnantes que se escudan cobardemente tras su blindada inmunidad legal y que huyen a remotos paisecitos europeos en cuanto la ven amenazada. Y en este país SIEMPRE los hemos podido denunciar.
Ah, pero os referís a reyes reales. Reales REALES. Históricos, quiero decir. Quizá alguno de vosotros piense que no vivimos en un Marco de Libertades™ en el que se puede señalar acusadoramente a monarcas de la historia de España de dinastías venidas de Francia impuestos al pueblo por el dedo de un dictador militar.
Pero nuevamente os equivocais.
Aquí se puede decir todo lo que se quiera de José I.
Y nadie dice nada bonito, por cierto.
Pero veo que uno de vosotros sigue dudando.
Esa del fondo, la de la camiseta feminazi y el pelo cortado a lo independentista. Cómo puedes dudar de la sacrosanta Independencia Judicial™. ¿Acaso te has creido que esto es Venezuela, un país donde los políticos están en la cama con el narcotráfico y ordenan secuestrar libros que denuncian sus fechorías? ¿Como Cuba, un país donde el arte debe pasar un filtro ideológico? ¿Como Iran, donde la religión se impone a golpe de sentencia? Pues no.
ESTO.
ES.
ESPAÑA.
Y aquí cuando vemos que un rey moderno y actual es un delincuente, que sus vástagos son tan criminales como él y uno no está bien de la azotea y al otro se le da de maravilla lo de salir corriendo…
…lo podemos denunciar sin el más mínimo problema.
¡Si hasta podemos sacar su heroclix!
AVÏV AÑAPSE!!!
AVÏV LÉ O’CRÂM ÉD SE’DATRËBIL SE’LANÔICUTÏTSNÓÇ!!!