Mundo adliano (I): Las Olimpiadas

Desde el principio del intenso trabajo de la difusión de la obra de ROB! y de los otros autores GENIALES! del panorama del cómic internacional, mucha gente nos para por la calle y nos pregunta «pero… ¿qué es lo adliano?» (Calduch siempre contesta «¿Lo adliano? ¡Lo adliano eres tú!»).  Y es que para el inculto populacho, desconocedor por completo del mundo del cómic y, por tanto, ajeno a la obra de ROB!, se hace harto difícil captar a qué nos referimos cuando hablamos de GENIALIDAD!. Comenzamos pues con este post una serie con plena intención didáctica donde buscaremos referencias adlianas en mundos ajenos al rollete friqui y que permitan a la gente entender nuestro revolucionario y atrevido concepto del arte y la estática.

Comenzamos nuestro recorrido adliano por el mundo en los Juegos Olímpicos que se están celebrando en Pekín. Seguro que alguno se pregunta sorprendido «Oh Dios mío, ¿este año tocan Olimpiadas? ¿Y son en Pekín?». Pues sí, hoy voy a fijarme en un evento minoritario como lo están siendo estos juegos para mostrar que incluso en las manifestaciones culturales y deportivas más minoritarias surge lo adliano.

Adliana ha sido sin duda la victoria del alemán Matthias Steiner en la categoría de más 105 kilos de halterofilia (ese deporte que consiste en levantar por encima de la cabeza un palote cargado con un montón de discos que pesan un hueco). Y es una victoria adliana no porque el gachó haya alzado del suelo hasta más de dos metros un total de 361 kilejos de nada, no. Lo es porque al recoger la medalla de oro, lo ha hecho mostrando a todo el mundo una foto de su mujer.

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 Hasta aquí todo normal, claro. Pero lo auténticamente adliano es cuando nos hacen notar que la mujer está muerta. Que la palmó el año pasado en un accidente de tráfico, pero eso no ha logrado evitar que el bueno de Matthias pose todo sonriente, animalico, con la foto de la difunta, en un claro alarde de GENIALIDAD! Para la próxima, Matthias, te recomendamos que al próximo campeonato te lleves el ataúd de la parienta y te hagas la foto con él en el podio. Pero bien abierto, que se vea la mojama. Eso te haría merecedor de una membresía honorífica en esta nuestra organización.

No sólo los deportistas abrazan lo adliano durante los juegos. Ya sabemos que cuando dos o más hombres se juntan para decidir quién la tiene más larga, surgen roces. En las competiciones deportivas, aunque nos quieran hacer creer que los Juegos son un encuentro de amistad, fraternidad y todo esto, las cosas no son diferentes. Así que hacen falta jueces para arbitrar estas pequeñas desavenencias que aparecen de vez en cuando entre los deportistas. Como por ejemplo, en la competicíón de la categoría 49er de Vela, donde los primeros clasificados , una pareja de daneses, salieron a entrenar el día de la última regata a pesar de que hacía un día de mil demonios y hete que con el temporal  se les partió el mástil de la vela de su barco. Afortunadamente, los croatas, que habían sido eliminados el día anterior, les dejaron su barco y los daneses, sin que los otros competidores supieran que eran ellos, corrieron la regata y quedaron lo suficientemente bien como para ganar la medalla de oro. Cosa que no les pareció bien a los que quedaron segundos (españoles tenían que ser) y a los que quedaron los cuartos (los italianos, que con tal de pillar cacho, son capaces de cualquier cosa). 

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Total, que reclamaron. Y mira que tenían las de ganar, más que nada porque el reglamento dice clarísimamente que en las competiciones oficiales lo que se inscribe es el barco, y por tanto no se puede cambiar de barco a mitad de la regata. Los españoles se fueron a comer pensando que tenían la medalla de oro en el bolsillo, se extrañaron de no saber nada aún a la hora de la merienda, y a la hora de la cena ya se decían el uno al otro «manolete, que me paice que nos la van a meter doblá». Y efectivamente, al día siguiente los jueces comunicaron que no les quitaban la medalla de oro a los daneses porque «la maniobra del cambio de barco no les había hecho salir beneficiados». «Hombre», diréis vosotros, «de tener un barco con el mástil roto y la vela por tierra a tener otro con el palo tieso y la vela en su sitio, yo creo que algo sí que se han beneficiado» y seguramente calificaréis la decisión como injusta. Pero no es así. La decisión de los jueces es total y fidedignamente adliana. Porque estos jueces no es que se hayan acojonado antes de quitar una medalla a los favoritos, no. Es que han decidido bombardear una ley, un principio, un axioma, totalmente anticuado para premiar la lucha, la competición, el esfuerzo que es la piedra angular de cualquier evento deportivo. Y esto es adlianismo en estado puro. ¿Qué hay más adliano que dejar de lado las normas y cánones para aplaudir el sentimiento y la emoción, libres de todo convencionalismo? ¡¡Estos jueces, fieles amigos, son realmente adlianos!!

Pero para encontrar elementos adlianos relacionados con los juegos olímpicos no hace falta viajar a Pekín. Es más, ni siquiera hace falta viajar. Basta con conectarse a las páginas webs de algunos diarios ingleses y americanos que, al ver esta foto publicitaria de la compañía Seur

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han puesto el grito diciendo que cómo se les ocurre a los baloncestistas españoles hacer ese gesto tremendamente ofensivo hacia los asiáticos, que si era un gesto de racismo y que claro, cómo no iba a ser así teniendo en cuenta que España es él país más racista del mundo. La tangana que se ha líado, especialmente en los foros de algunos periódicos como el del New York Times es totalmente adliana, con los americanos y los ingleses, con la sapiencia sobre otras culturas que les caracteriza, concluyendo que España es un país muy, pero que muy racista porque Aragonés llamó negro a Henry y además inventamos la Inquisición Española. Los razonamientos que nos podemos encontrar en estos foros son genuinamente adlianos en concepción e intención. Porque sólo con alguien con auténtico espíritu adliano es capaz de juntar elementos tan dispares para formar una secuencia lógica, y mucho menos expresarla públicamente.

Aunque, afortunadamente, últimamente se han dado cuenta de que no es que España sea un país muy racista, no, ya que esta foto de cuatro futbolistas de la selección olímpica argentina

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les ha permitido ampliar este razonamiento a ¡¡toda la comunidad de habla hispana mundial!! Si este debate no es adliano, amiguitos, no sé que puede serlo.

Y ya puestos, podemos encontrar lo adliano arraigado hasta incluso en el mismo Comité Olímpico Internacional. Y si no me créeis, mirad este vídeo publicitario de los Juegos realizado por dicho comité:

 

¿Cómo? ¿Que no veis lo adliano por ninguna parte? Pues mirad, os explicaría porqué este anuncio es adliano, pero… ¿por qué hacerlo yo cuando otros ya lo han hecho por mí? Hala, id a esta página de vídeos de rtve y poned el vídeo del 19 de agosto de 2008 (podéis verlo directamente pulsando aquí, pero sale más feo). Dejad que baje que tarda un poquito y en cuanto os deje, saltad hasta el minuto 18:30 aproximadamente para contemplar la exlpicación de porqué este vídeo publicitario del COI es adliano. La explicación acaba al inicio del minuto 21, por cierto, no sigáis viendo el programa hasta el final que tampoco hace falta.

Pues hasta aquí llega nuestro primer artículo para enseñar a la gente no friqui lo que es adliano y lo que no. Si hay suerte y tengo ganas, la semana que viene tendremos la segunda entrega. ¡Hala, a cascarla!