
Etiqueta: Igor Kordey
II Re: PicADLOs virtual edition, round four
Como muchos ya sabréis, este blog es solo la parte más visible de todo un complicado entramado de todo tipo de seres pensantes que se cobijan bajo las siglas ADLO!. Como sabréis algunos menos, entre las muchas actividades está la entrega más o menos anual de los Premios Internacionales de Cómic de ADLO!, PicADLOs para abreviar. Y como sabréis solo los más viejos del lugar, cada cinco ediciones de los PicADLOs cogemos a los ganadores (en este caso de la 6ª a la 10ª) y les hacemos enfrentarse para encontrar al campeón de campeones, a lo más florido y granado del lustro
Durante 18 semanas iré colgando los candidatos a cada categoría (junto con las razones para ser premiado y los nombres de los que propusieron su candidatura), incluyendo además una encuesta de estas que ponemos de vez en cuándo. Elegid vuestro favorito y apoyADLO!

Pobre Igor. Con todo lo que le queda a la niña y van y lo despiden de la nueva Excalibur antes de que el primer número salga a al calle.
Dicen que el derecho al pataleo lo tenemos todos y el bueno de Igor se despachó a gusto en una entrevista en Newsarama (http://www.newsarama.com/pages/Marvel/Kordey.htm) y puso las cosas en su sitio.
Él es un intelectual, una persona con dignidad y con ideas propias. Y eso es precisamente lo que le ha llevado al paro, en Marvel le tenían manía por no ser como ellos.
Él es un ARTISTA, así, con mayúsculas. Está en contra del sistema editorial capitalista americano que no se preocupa por la calidad de la obra, sólo por los beneficios. Por eso entró a trabajar en Marvel, la editorial menos americana, que hace los superhéroes menos americanos y que es conocida por dar a los autores todos los derechos sobre sus obras y la mayor independencia a la hora de tratar con sus personajes.
Él es un ARTISTA, así, con mayúsculas. La calidad por encima de todo y el día que le dijeron que si quería (supongo que con una pistola en la cabeza) hacer unas cuantas cosas más de las que hacía la única condición que puso fue que quería un aumento.
Él es un ARTISTA, así, con mayúsculas. Es autocrítico, reconoce que con tan poco tiempo para entregar su trabajo se resiente y que le gustaría haberlo hecho mejor. Pero todo tiene un límite, que lo diga él vale pero que lo digan esos lectores descerebrados que lo único que hacen es comprar sus tebeos no tiene perdón. Ojalá él pudiera hacer tebeos que no comprara nadie. O que le pagaran y no tuviera ni que hacerlos.
Pobre Igor. Ha sido una víctima del capitalismo salvaje. Y encima la niña sigue sin acabar los estudios.
Que dura es la vida del ARTISTA, así, con mayúsculas. (Juan González)
Por Días Oscuros y Criminal Macabre. Son estas cosas que si las saca un extranjero están bien pero que si lo hubiera parido un español aún estaríamos apedreándole. Somos estrictos con nosotros mismos, y eso es bueno.
Días Oscuros es la continuación de 30 Días de Noche. No es chiste. La saga comenzó con una miniserie cuyo aval venía de haber vendido derechos para hacer una película. Como Blade o El Hombre Cosa, para entendernos. Pero hete aquí que abriendo sus páginas vemos como el horror de ahora nada tiene que ver con las miniaturas en b/n que editaba la EC. Y más allá de la fecunda inventiva de Niles (porque inventiva le habrá hecho falta para convencer a algunos editores de sacar algunas de sus obras) el horror tiene un nombre. Y ese nombre es Ben. Ben Templesmith.
Atrás han quedado tiempos en que para impresionar a las sensibles masas lectoras bastaba un sencillo primer plano del hombre lobo con reguerillo de saliva. El terror inteligente propugnado por Alan Moore en La Cosa del Pantano también queda atrás, poco más o menos cuando se introdujo la LOGSE. Son nuevos tiempos, más intuitivos, menos intelectuales. Abajo la rayita de Bissette y Toteblen. La mancha mola. Y si es mancha con color infográfico mola más.
Ben Templesmith es horror, y supedita todo su arte al horror. No a la narrativa. No a la claridad. No a las concesiones al lector. Lo suyo es horror. Un horror. El horror. Si para horrorizar debe llenar una página de grises, negro, dos puntos rojos y onomatopeyas de gritos lo hará. Aunque no venga a cuento. Porque él no cuenta una historia. Él transmite horror. Ver sus páginas es gritar.
30 Días de Noche va de vampiros en el ártico, donde las noches duran seis meses y montan escabechina. Pero como hay una prota y derechos de película, al final se salva gente suficiente para hacer una secuela. En líneas generales esta es la historia, pero en vez de desarrollarla en seis páginas, la editorial IDW ofreció a Niles 3 números. En Días Oscuros se sigue el destino de una superviviente de la primera parte. Que como se vendió bien ahora son seis números, aunque tampoco es que pase mucho más. Salen más vampiros y esto permite a Ben dibujar más dientes sobre ese fondo de niebla londinense que tan bien le sale. Y aunque sea un tebeo y lo protagonice una chica, ésta tampoco está para mojarse la puntita. No es un tebeo para eso. No se sabe para qué es, pero no es para eso. Aunque hay gente para todo. El caso es que debe haber gustado porque las secuelas siguen.
Criminal Macabre pasó más desapercibida porque no tuvo tanta publicidad como 30 Días de Noche y además lo saca Norma. Va de un investigador de lo paranormal pero que no es John Constantine, ahí radica su originalidad. Y que no sólo salen vampiros, sino también hombres lobo y zombies. Aquí Ben pone toda la carne (muerta) en el asador y además de colmillos dibuja garras. Y oscuridad. Mucha oscuridad. El mestizaje del horror y el género negro se plasma en litros de tinta. Todo lo que no sea relevante debe ser mancha para no distraer. Si acaso usar tintas de distintos colores para distintos ambientes. Y para no desentonar con fondos tan simples, el argumento es sencillo, homenaje a aquellas sesiones de marionetas: "¿habéis visto al monstruo? ¿sí? y por dónde se ha ido? Pues yo no lo veo…". Quizá alguien encuentre una lectura más profunda, pero ante tanto chapapote gráfico me resistí a bucear, lo admito.
Ya basta de limitar a genios de la experimentación como Ben a las portadas. Si una portada suya mola, un tebeo entero debe molar veinte veces más. Recordad, lo importante es horrorizar. Y Ben horroriza. (Josep Calduch)
ROB! Liefeld (ganador VIII edición)
El único. El original. El inimitable. Y encima, este año hemos podido disfrutar de nuevo de su GENIALidad por partida doble, con el X-Force de Panini y El Día del Juicio de Aleta/Recerca.Todos en pie entonando un sonoro AVIV BÖR!!!!(Myca Vykos)
Por supuesto que no podemos olvidar a ROB!, el responsable de que esta (des)organización exista. Y más cuando Aleta/Recerca ha publicado "El día del juicio" y Panini el GRANDIOSO! "X Force" en nuestro país.
Y es que el público lo pedía: ¡muchos dientes, legañas brillantes, megabiceps y tetas! Sólo ROB! puede ofrecer eso y más en todo su particular ejercicio de desafío a la física, la anatomía y el sentido común, características principales de un autor rompedor e injustamente incomprendido como ROB!
Además, se va a encargar también, junto a LOEB!, de recuperar al villano ONSLAUGHT!, lo que puede significar el regreso del Capi con mayor pechonalidad que hemos visto jamás. ¿Qué más podemos pedir?(Draug)
Por AJDAR. La autora iraní por excelencia ha encontrado por fin su nicho (ecológicamente hablando). Tras (envidiosas) críticas por parte de detractores que la machacaban por su trazo infantiloide sin darse cuenta de que era un vehículo naïf de la narrativa historiada y blablabla, ahora dibuja directamente relatos para niños. Que a fin de cuentas los cuentos para niños se mueven en el mismo nivel de precios que un álbum de Norma. Se gana lo mismo pensando menos. Y seguro que si algún cultureta lo pilla por error le encontrará igual algún mensaje vehiculado y blablabla.(Josep Calduch)

Lo que este portento hace no está al alcance de cualquiera. ¿Sabéis lo que debe de tardar este señor en descargarse de internet todas las fotos de top-models que necesita para dibujar un tebeo? (Eme A)
El término medio
Casos recientes como las declaraciones de Igor Kordey tras su despido de Excalibur o la demanda interpuesta por Carmine Infantino a DC por los derechos de Flash y Batgirl de la Silver Age ponen de manifiesto el régimen de esclavitud que someten las multinacionales del tebeo a los dibujantes y guionistas que les dan de comer.
O por lo menos, eso es lo que piensan algunos artistas.
Para ellos, por definición, el artista es intocable. Su trabajo es creativo y por lo tanto no puede estar sujeto a las normas que rigen el mundo real. Las injerencias en su trabajo son burdos ataques contra la libertad de expresión realizadas por ejecutivillos ignorantes que utilizan mocasines porque no se saben ni atarse los cordones de los zapatos y cuyo único objetivo es hacerse de oro con el sudor y la sangre de otros.
La libertad creativa, los derechos de autor y la capacidad de decisión son conceptos que no tienen que ser demonizados por la industria pero tampoco idealizados por los creadores. Si firmas con una de las grandes ya sabes lo que hay. Existen unas normas.
Tienes un margen más o menos delimitado para trabajar con personajes que no son tuyos. Y si creas nuevos, existen unos baremos para cobrar por su utilización.
Es verdad que no puedes hacer lo que te apetezca con personajes que no son de tu propiedad y es verdad que perderás los derechos de los que hayas creado. Es el precio que hay que pagar para que tu trabajo llegue a miles de lectores de todo el mundo y esté bien remunerado. Es una decisión que se tiene que tomar antes de empezar.
Y si no les parece suficiente ¿Que se mueran de asco? Evidentemente no. Existen las editoriales independientes, la autopublicación, internet … y si lo quieres llevar a sus últimas consecuencias, las reuniones de amigos. Los invitas a merendar y les enseñas tu trabajo en el saloncito de casa.
Y sí, la industria ha cometido y comete tropelías con los autores. Se ha mejorado mucho aunque queda camino por andar pero eso ya habría que tratarlo de manera independiente. A lo que voy es que, como en todo, los extremos no son buenos.
Todo tiene un término medio.