Erase que era un Capitán Marvel Junior que había ido a casa de un amigo cuando escucha en la radio…
Que los japoneses han ofrecido a sus prisioneros de guerra ganarse su libertad en un partido de béisbol contra sus deportistas.
Las noticias son buenas pero el Capitán Marvel Junior considera que hay algo raro porque «eso no suena como los japoneses», y por ello desconfía.
La afirmación propia de tiempos más antiguos, de aquellos en los Uderzo guionizaba Astérix por ejemplo, no debe desviarnos de una realidad: Estados Unidos está en guerra contra Japón pero la familia Marvel, al igual que muchos otros superhéroes, no participan en ella.
Los superhéroes del Universo DC explican su no intervención contra las fuerzas del eje nazi en que Hitler tenía una lanza que les quitaba los poderes, y para ir y morir de un balazo al tío SAM ya tenía gente de sombra. Los superhéroes Marvel siguen acogiéndose a la excusa de que la mayoría no había nacido por aquellos tiempos, ¿pero qué impedía a los héroes de la Fawcett acabar con una guerra que estaba asolando Europa y el sudeste asiático y donde existían campos de exterminio y violación donde se producían a diario las mayores atrocidades imaginables?
Que no sería justo.
Como hemos visto en otros episodios los Marvel son una familia con VALORES! y por ello nunca cometerían la injusticia de desequilibrar un bando, sólo porque ellos hayan nacido en Estados Unidos, y adelantar el fin de la guerra 6 años, 23 horas y 55 minutos antes de lo que sería su desarrollo natural.
Por ello cuando el Capitán Marvel sospecha que no el nivel de los jugadores americanos no puede ser tan malo como refleja la transmisión, el Capitán Marvel se siente moralmente autorizado a volar hasta un territorio en disputa a verse un partidito de beisbol.
Y claro, lo que ve allí confirma sus sospechas. Todos los jugadores americanos se encuentran enfermos o directamente lesionados.
Ante tamaña parodia de justicia, el Capitán Marvel Junior hace lo que cualquier superhéroe (desde Frank Castle, hasta Superman) haría por la verdad, la justicia y el modo de vida americano…
Infiltrarse en el partido y ponerse a jugar. Con los resultados previsibles.
Pero su intervención llama la atención de las autoridades del campo de prisioneros, que pronto descubren la alineación indebida del joven superhéroe yankee.
Y claro, eso es un peligro porque entonces se sabría que el equipo americano ha hecho trampas, cuando claramente es el equipo nipón quien ha escupido en los ideales olímpicos y el juego limpio, permitiendo jugar a americanos enfermos. Así que el Capitán Marvel Junior cumple de nuevo con su deber y…
…se esconde como una rata, pues así de complicado es mantener el orgullo de las naciones en las relaciones internacionales.
Sin embargo, a pesar del constante espíritu de juego limpio que ha llevado al joven superhombre a entrar ilegalmente en otro país, suplantar la identidad de un oficial del ejército y usar sus superpoderes en una competición deportiva sin humanos mejorados, los japoneses vuelven a mostrar su taimada cara anunciando que todo era una broma y no pensaban soltar a los prisioneros.
Tamaño escándalo autoriza, por fin, al Capitán Marvel Junior ha hacer lo que no quería, usar la fuerza…
… e intervenir en un conflicto bélico ejecutando una operación de rescate de prisioneros de guerra. Pero todo sin comprometer la neutralidad de la Familia Marvel, ni dar al ejército americano ningún tipo de ventaja.
Los cómics de antes sí que entendían de la importancia de la diplomacia a la hora de abordar los asuntos exteriores.
AVIV LE NATIPAC LEVRAM ROINUJ!!!!