¡Sin duda vivimos en la Era Dorada de las Series™! ¡A que no os veiais venir que volviera a decirlo!
Ah, que de mí no esperais otra cosa que machacar una y otra vez latiguillos pretendidamente graciosos como si fueran a llegar a serlo a base de repetirlos… ¿Pues sabeis que os digo? Que yo voto taqQUIERO DECIR que yo he venido a hablar de lo mio y vuestro haterismo no va a desanimarme.
Porque estamos viviendo fechas trascendentales para la historia de la ficción audiovisual. Concretamente para la de una serie que ya, y por derecho propio, podemos considerar que ha marcado un antes y un después en nuestras pantallas caseras. A base de argumentos originales y trabajados…
…como el de un personaje cuyo descontrolado poder, empujado por sus traumas personales, crea una burbuja de realidad basada en las felices y simplistas sitcoms de su infancia (recreadas con maniático detalle). Una que atrapa a personas inocentes lo que causa…
…la intervención de una agencia gubernamental que, afortunadamente, logra convencer al causante de todo que desista.
Como ya os habeis imaginado me estoy refiriendo a…
…Expediente-X, esa serie que está de doble celebración. Por un lado el pasado dia 6 se cumplieron 28 años desde el día en que Scully entra por primera vez en el despacho de Mulder.
Por otro, el próximo 12 de mayo se cumplirán 19 desde la emisión del penúltimo episodio de su novena temporada, la que sería la última hasta el inesperado estreno de su segunda película y las más inesperadas todavía temporadas décima y undécima. El recordado y revindicado Sunshine Days.
Lo que en otras manos habría sido un genérico episodio de Monstruo de la Semana en las de un Vince Gilligan que aquí hace doblete de guionista y director se convierte en un intrigante misterio que se va desarrollando y revelando a un ritmo preciso. Uno que nunca resulta acelerado pero tampoco estirado hasta rellenar la duración requerida por la cadena y dando pasos que siempre son lógicos. Basados en pistas que finalmente encajan como piezas de puzzle y que nunca han pretendido tomarle el pelo al espectador.
Otros se habrían dado por satisfechos con reproducir milimétricamente el decorado de La Tribu de los Brady, reirse de su anticuada factura y mostrar un par de impactantes escenas de efectos especiales pero Gilligan elige centrarse en la humanidad de los personajes. Su protagonista, Oliver Martin, es víctima de una infancia traumática y un poder cuyos límites desconoce.
Un episodio que demuestra que incluso en sus más flojas y agonizantes temporadas Expediente-X todavía podía brillar. Lejos de reducirlo a un monstruo o, peor todavía, ignorar las terribles consecuencias que su uso ha tenido, Vince nos hace empatizar con su trauma, con el dolor de quienes involuntariamente le han fallado y con su arrepentimiento por el daño causado. Porque al final Oliver hace lo que haría cualquier persona con un mínimo de decencia en su situación: buscar ayuda.
Y luego desarollar una inteligencia artificial que pueda conectarse a todos los sistemas de vigilancia del pais y prevenir crímenes antes de que ocurran.
Pero eso es otra historia. ¿Y sabeis por qué?
PORQUE TODO ESTO HA PASADO ANTES…