Mi lista de DCos (1997/1998 cover date)

Mi lista de DCos (1996 cover date)

Mujeres des… proporcionadas


– Bienvenidas a Tacones Fresnados, el magazine de actualidad feminista líder de la franja horaria de 5 a 6 de la mañana. Hoy tenemos con nosotras a la doctora Federica Verzam. Buenas noches, Federica.

– Buenos días.

– La doctora Verzam ha venido a presentar su nuevo libro-ensayo, «La difamación de la inocente». ¿De qué trata su nueva obra, doctora?

– Básicamente, Francisca, es un estudio de cómo el stablishment masculino utiliza los cómics de superhéroes para adoctrinar a los adolescentes para que acaten, asuman y acepten el patrón de comportamiento machista con el que llevan treinta siglos intentando dominarnos.

– Así pues, ¿usted afrima que el sistema utiliza el cómic de superhéroes, tradicionalmente dirigido a adolescentes del género masculino, para afianzar los modelos machistas segregacionistas que actualmente nos ahogan a todas nosotras?

– En efecto, así es. Utilizan para ello numerosos recursos, pero desde luego resulta destacabilísimo el impresionante uso que los hacen de la desproporción física para sugerir ideas antifeministas.

– Debo entender que resulta interesante ver como el dibujo de los cómics de superhéroes induce a crear pensamientos antifeministas en sus jóvenes lectores.

– A eso mismo me refiero. Y no hablo por hablar. Resulta indignante como en estos tebeos se pervierte sutilmente, por ejemplo, la imagen de las mujeres con poder para transmitir ideas claramente vejatorias para el conjunto de la sociedad feminista. Fíjense en Amanda Waller, una de las pocas mujeres que tienen un cargo de poder militar en los tebos, y en como interpreta a este personaje el dibujante Ed Benes en el JLA #18 USA.

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– Dios mío, ¡qué vacaburra!

– Efectivamente, el dibujante nos presenta a Amanda Waller como un personaje dominado por la gula, reflejando en su rotunda figura un ansia desmedida e incontrolada. La idea del dibujante es transmitir que las mujeres que obtienen un poder fáctico lo hacen en virtud de un hambre de poder enfermiza, que las afea. La idea básica que subyace bajo esta ilustración es que la ambición no es natural en una mujer, sino algo que las hace desagrables e indignas de ser miradas con buenos ojos, mucho menos de ser amadas.


– Y estoy segura de que no es la única muestra de este tipo de pensamiento.


– Y con razón. Fíjese en esta otra imagen extraída del Nuevos Vengadores #27.

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– Hay algo raro en esta imagen, aunque no alcanzo a distinguir qué es.

– Eso es porque el dibujante Leinil Francis Yu es todavía más sutil que Ed Benes. Pero si se fija bien, Francisca, la rareza que usted ha detectado visualmente, aunque sin poder ubicar del todo, es causada por la increíble longitud de la pierna de Elektra. Elektra, por cierto, quien en este cómic es la líder de una banda criminal internacional. Mala, pero líder. ¿Cuál se cree que es la razón por la cual el dibujante ha dotado a Elektra de semejante anca? ¿Qué efecto es el que ha pretendido conseguir?

– No lo acabo de discernir, pero esa pierna parece una viga a punto de desplomarse sobre tres de sus lacayos.

– ¡Exacto! Había oído hablar de su innata sagacidad, pero no esperaba tener una muestra de ella tan evidente. Realmente, ese es el mensaje oculto del dibujo: transmite la idea de que las mujeres con poder sólo pretenden aplastar al hombre. Es una muestra de algo que el sistema machista llava años haciendo: fomentar en los hombres el miedo primario a las mujeres líderes, hacer que el niño frágil que todo hombre lleva dentro perciba a la mujer que manda como una amenaza a su propia existencia.


– Estos ejemplos me parecen tremendamente reveladores. El nivel de cuidado con el que están hechos estos elementos manipuladores es tal que resulta muy difícil detectarlos, pero muy evidentes una vez te los han hecho notar.

– ¡Oh!, no se crea, Francisca, que todas estas perversiones que son tan sutiles a pesar de que, insisto, van dirigidas a nuestros hijos prepúberes y no a treintañeros curtidos por su madurez. Hay otras manipulaciones tremendamente evidentes, como esta extraída del New X-Men #31.

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– Vaya. Cuernos, rabo, patas de cabra y una sexualidad abierta y sin complejos. Esta imagen no necesita explicación.

– Es evidente que no, no la necesita. Y es que los cómics de superhéroes, en numerosas ocasiones, incitan en numerosas ocasiones a no tener sexo  con mujeres.

– Creo colegir de sus palabras que  los cómics de superhéroes incitan a la homosexualidad de nuestros jóvenes.

– Sí, aunque con ciertos matices. Mire, Francisca, en el Poderosos Vengadores #2, sin ir más lejos, hay numerosos ejemplos de esta línea de pensamiento que me servirán para perfilar mi teoría. Observe este dibujo de Frank Cho.

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– Una figura femenina ciertamente rotunda.

– Sí, pero preste atención a los detalles. Frank Cho dibuja a esta mujer con unas caderas amplias, una muestra de fertilidad clara, y, sin embargo, oculta deliberadamente la vagina. Lo que pretende el dibujante es transmitir el mensaje de que el principal uso de la relación de los hombres con las mujeres es la reproducción y no el goce sexual. Frank Cho viene a decir «las mujeres son necesarias para parir, pero mejor busca el sexo en otros lugares».

– Resulta usted tremendamente convincete, doctora Verzam.

– Pero es que aún no acaba ahí: este dibujante también pretende transmitir a sus lectores que las mujeres no buscamos el sexo con los hombres, precisamente. Y si no me cree, observe este retrato de la Viuda Negra.

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– La típica representación del mito de la mujer guerrera que aparece recurremente en las ficciones masculinas.

– Sí, pero en esta imagen se ve frente a la figura central a un hombre inconsciente, que acaba de ser derrotado por la guerrera. Es más, fijémonos en la figura femenina que aparece al fondo. A pesar de que en el tebeo ha sido derrotada por la protagonista de la viñeta, la posición y el lenguaje corporal de ésta hace creer que en realidad la Viuda estaba protegiendo a la desamparada mujer del fondo del hombre derrotado. Si a eso le sumamos el aspecto general de la figura central, con esos brazos tan musculosos, esas caderas tan rectas y ese corte de pelo tan masculino, todo nos lleva a pensar que estamos delante del estereotipo masculino de lo que es una mujer homosexual. En otras palabras, Frank Cho insinúa con esta imagen que  todas las mujeres son, esencialmente, lesbianas, y que las féminas tenemos un mundo propio y cerrado que estamos dispuestas a defender con extrema virulencia si vemos que un hombre intenta acercarse demasiado a él.

– Todo ello con el fin de provocar una reacción negativa del adolescente hacia el mundo femenino.

– Ese es mi parecer, sí.

– Nuestro tiempo está agotándose, doctora, pero esto último que acaba usted de exponer me ha llamado la atención. Yo tenía la idea de que las mujeres que salían retratadas en los cómics de superhéroes reflejaban las fantasías sexuales de los jóvenes. ¿Eso no chocaría frontalmente con su idea de que la representación de las mujeres en los cómics fomentan el desprecio sexual hacia ellas?

– Querida Francisca, ésa es la principal tesis de mi ensayo. Desde mi libro quiero negar la mayor: las mujeres de los cómics de superhéroes no responden a las fantasías de los jóvenes, sino que son una proyección de los mensajes machistas que la sociedad patriarcal lleva siglos emitiendo. Dígame qué ve en esta ilustración de la heroína Miss Marvel:

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– Bueno, decididamente parece mucho más insignificante que la figura masculina robotizada que la acompaña.

– Y no sólo eso. Si observa con cuidado, verá que la figura de la supermujer está ligeramente desproporcionada. Observe, tiene la cabeza muy pequeña. Ése es el ideal de mujer que el machismo propugna: una mujer de buen culo, grandes pechos y cabeza sospechosamente pequeña.

– Con esta acertada aunque espeluznante declaración de la doctora acabamos el programa de hoy. Les emplazamos al programa de mañana donde intentaremos aclarar si el hecho de que todas las llamadas al programa Saber Vivir sean de mujeres, teniendo en cuenta como trata Manuel Torreiglesias a los que intervienen en su programa, es tan sólo mera casualidad. Gracias por su presencia hoy con nosotras, doctora Verzam, y buenos días.

– Gracias a tí, Francisca. Buenas noches.

Rey de Reyes

Todos esperábais que nos lanzásemos a ponerlo alegremente, sin el análisis, reverencia y respeto que merece no sólo el tema tratado, sino también el autor que lo trata. No. En ADLO! nos tomamos las cosas con calma y seriedad (risas), y la obra que recientemente ha salido aquí y allá en algunos comentarios merecía un análisis exhaustivo de sus primeras páginas.

Sí. Hablamos de ROB!. Hablamos de Godyssey.

Sólo un genio como ROB! podría haberse acercado a un tema tan sensible, tan omnipresente (y más en estos días), como la religión cristiana… y darle un nuevo toque. Una nueva perspectiva. Un cambio en el rumbo del tratamiento de un personaje como Jesucristo, Dios hecho Hombre, ahora Dios hecho Hombre hecho Héroe.

Analicemos la primera página.

ROB!, como gran artista que es, comparable a un Leonardo o un Miguel Ángel salidos de El último Catón o el Código Davinci, deja mensajes ocultos en cada ilustración, en cada viñeta. Sólo que el dibujante (alguien cuyo nombre queda eclipsado) pierde gran parte de la carga simbólico-narrativa. En este Crucificado no sólo está el sacrificio del Cordero de Dios, sino un recuerdo a sus lectores españoles: por la postura del Cristo podemos inferir que está bailando a lo Joaquín Cortés o a punto de picar banderillas, con las manos en la postura de tocar las castañuelas (símbolo de España). ¿Quizás un símbolo de la península como baluarte de la fe, reserva espiritual de Occidente? La expresión del Crucificado es de sombría concentración, como la de un gestor sobre una declaración de Hacienda sumamente complicada. Una nueva aproximación al sufrimiento de Jesucristo, alejándose del sangriento sufrimiento propio del barroco y más adaptado a los tiempos modernos, donde duele más un kilo de papeleo que unos cuantos latigazos.

En la página dos, observamos cómo el narrador lleva a Jesucristo al monte Gólgota («el lugar de las calaveras», dándole un toque sombrío), en una suerte de flashback narrativo. Aquí, en detalles como los alfileres con los que han clavado a Cristo a la cruz de pies y manos (que siguen picando castañuelas, un detalle alegre en contraposición a lo sombrío del momento), y los enanos romanos que se aproximan a la cruz montados en poneys, ROB! nos ofrece un cambio en la narrativa de la Pasión tal y como la conocíamos. Aquí no hay espacio para personajes meflifuos como San Juan, los discípulos o la misma Virgen María, que sólo hacen de comparsas en la narración del sacrificio. Aquí lo importante es la cara de concentración de Jesucristo, la severidad de sus rasgos ante la importante tarea que está cumpliendo. Aquí, en contra de la imagería barroca, Cristo no es bajado de la cruz por su madre y sus discípulos más fieles. Aquí los testigos son los centuriones enanos romanos que montan en poneys, que tienen la importante tarea de romper las piernas de los crucificados, no sea que les dé por bajar y tomarse un vinillo cuando nadie mira.

En la Biblia se dice que Cristo bajó a los Infiernos a recoger las almas de algunos justos y profetas para llevarlas con él al Cielo. Este viaje iniciático tras la muerte (siguiendo las pautas del famoso Viaje del Héroe), es tratado de otra forma por ROB! Aquí yace la originalidad del pensamiento Robiano. Comienza la era Solar, la del cristianismo. ¿Qué ha sido de los otros dioses, que hasta entonces ostentaban la supremacía? Lo importante de esta narración es el cambio de una era. De cómo a unos dioses -con pasiones humanas, pero a los que los humanos les importaban un pimiento, y que lavaban sus túnicas con mucho esmero-, se les acaba el tiempo, y no lo entienden, por el sacrificio de un dios que se deja matar para lavar los pecados de la humanidad. Los dioses occidentales supremos -sí, los de las túnicas blanquitas-, se quedan perplejos ante el hecho. Sabemos que son los Olímpicos porque se dicen los nombres, en un original diálogo. Los atributos de los olímpicos no importan, quedan obviados ante el desfile de playmates y playboys que surgen de las nubes para ver mejor la Crucifixión.

Jesús era muy humano. Le gustaba la jarana como a cualquiera («Hijo, no tienen vino», le dijo su madre en las bodas de Canaán. «¡Esho lo arrieglo yo!», respondió Él). Pero se cabreaba. Tanto que lió una pajarraca con unos vendedores en un templo por un quítame allá esos puestos. Y cómo no se va a cabrear aquí. Él ahí, haciéndose hombre y muriendo, y llega la competencia a reírse. Esta doble página, nos arriesgamos a decir que pasará a la Historia. El dramatismo de una Furia Divina comparable a la del Antiguo Testamento, tanto que le hace bajar de la cruz de un salto y liarse a hacer kung-fu con Apolo y Hércules (ningún conocimiento está vedado al Hijo de Dios), ese trueno que dramáticamente cae simbolizando la rabia. La elección de Apolo y Hércules no está hecha al azar. Apolo, como otro dios solar. Hércules, como otro hijo de un dios. La superioridad de Jesucristo queda demostrada de inmediato.

Lo de ofrecer la otra mejilla se aplica sólo a los humanos. El único dios olímpico que conserva uno de sus atributos (Neptuno y su tridente), y que se tenía por uno de los más poderosos, es derribado de una finta y un simple puñetazo. Como un dios de amor, Jesucristo no les da luego patadas en las costillas cuando han caído. Lucha noblemente. Ante las bravuconadas de Zeus, que podemos traducir como «Te ví a partir la cara que tú no sabes con quién estás hablando», Jesucristo guarda un noble y adusto silencio. No es hora de predicar ni de parábolas. Es hora de luchar.

Las diosas no entran en conflicto, que está mal pegarle a una mujer aunque sea una diosa, no sea que luego arresten los enanos romanos a Jesucristo bajo la demanda de acoso y agresión. Aún así, no sabemos por qué la Virgen María no se enzarza a cates con Hera y Venus, por ejemplo. Aquí hay un significado oculto (o quizás un spin-off), que no alcanzamos a desentrañar.

Ante la proclamación de la insignificancia del hombre, Jesucristo habla por primera vez en esta obra. «¡Nunca!». Nunca dirá eso. Palabras concretas ante la charlatanería de Zeus. La lucha entre deidades, que decidirá nuestro futuro, está servida. La originalidad del planteamiento, como corresponde a un genio como ROB!, es increíble. No sólo nos muestra el auge y caída de distintas creencias. Jesucristo, como hombre q
ue sigue llevando la corona de espinas de su sacrificio, debe de nuevo sufrir tribulaciones que sólo se pueden solventar mediante la violencia física, a la que tan contrario se había mostrado en vida.
Aquí nos deja con la miel en los labios ROB!. No sabemos si luego Jesucristo irá a darle patadas en las espinillas a Buda o le meterá el dedo en el ojo a Odín, o si habrá una secuela (Cristo vs. Mahoma). Pero aquí queda esta Godyssey. Ona obra que a aficionados, detractores, heraldos de aragón, creyentes, ateos, grandes y pequeños, dejará con la boca abierta.

Desde el Concilio de Trento, o desde San Agustín, no se había visto tal revolución en el pensamiento cristiano.

canonizADLO!