Me han recriminado en los comentarios de mi post sobre Fidel Castro y Flash que omitiera del mismo la parte del cruce correspondiente a Manhunter. La razón es que a pesar de ser dos historias que se continúan entre sí son incongruentes, puesto que dan dos imágenes totalmente incompatibles del Comandante. De hecho, los autores de Manhunter 8 y 9, que son John Ostrander (con Kim Yale) y Frank Springer (con Pablo Marcos) parecen tenerle bastante manía al por entonces presidente cubano, así que os ofrezco su visión en un posteo aparte
El título os suena, ¿no? La historia comienza cuando Mary West, la madre de Wally, manda al mercenario Mark Shaw/Manhunter a Cuba a cuidar de su pobre hijo, que lo mismo ni se pone el jersey cuando haga frío ni se cepilla los dientes por la noche si no lo vigilas. Total, que Manhunter sale corriendo hacia el aeropuerto
No sé cuál es la hazaña más sorprendente, que nuestro protagonista se suba al avión en marcha o que se cambie de ropa en plena carrera mientras esquiva los controles del aeropuerto. El caso es que Manhunter sigue a Flash hasta Cuba, donde se lo encuentra en compañía de…
¡Orson Welles! Vale, no, es Fidel, pero un Fidel que ha engordado un montón respecto al tebeo de Flash. ¡Y esa no es la diferencia más llamativa!
Un Fidel caricaturesco a nivel J. Jonah Jameson se autoadjudica el mérito de la victoria, mientras que en el tebeo de Flash renunciaba al mismo y atribuía la victoria en exclusiva al héroe estadounidense. ¡Es nuestra vieja amiga la wikicontinuidad de DC en acción, en que una cosa y la contraria son ciertas a la vez! (Por cierto, ¿el atril lo cargan los soldados del ejército sonde quiera que vaya el presidente? ¿O es que los cubanos llevaban treinta años llenando la jungla de atriles porque no sabes cuándo se dejará caer por allí Fidel para dar un discurso de ocho horas?)
La segunda parte comienza con el secuestro de Fidel Castro y Mary West por parte de unos durlanianos que gritan «ándale». Por supuesto, el protagonista del tebeo aparece a tiempo para rescatarlos y para descubrir las aptitudes de Fidel para el slapstick
¡Pero si en el tebeo de Flash recorre el país a supervelocidad montado en Wally West y no se le ve ni la mitad de descompuesto!
En las páginas finales Castro acaba siendo un bufón desagradecido deseando firmar la sentencia de muerte del hombre que acaba de salvarle la vida y que está deseando quitarse de encima a los que ayer eran sus invitados de honor
¡Pobre Comandante de Tierra-Ostrander! No le respetan ni las mujeres ni la alopecia