Una burbuja en apuros

Tranquilos, no voy a hablar del Día del Cómic. Al fin y al cabo no todo el mundo tiene la capacidad de crear de la nada un Día para lograr publicidad. Iba a decir gratuita, pero todos sabemos que tiene un precio. Normal que la discusión por el descuento ha sido casi lo más interesante. Al menos si no contamos lo de los audio-cómics, que está al nivel de llamar a la tortilla de patatas Novelas gástricas.

Tanto da.

Ya sabemos todos que el mundillo del cómic, como el del libro y, sospecho, hasta el de los churreros merece consumirse bajo el fuego purificador.

Lo que no merece es una guerra. Nadie la merece.

Supongo que ya estará todo el mundo hablando de los artistas y obras de Ucrania, recuperando artículos como este de 2012, del éxito que fue The WILL, y compartiendo el comunicado -y la lista de firmantes- que el mundo del cómic de Ucrania ha sacado condenando la agresión de los rusos.

¿De qué hablamos nosotros entonces aquí?

Pues del otro lado. Porque la más importante editorial rusa ha enmudecido.

¿Cómo de importante? Tenéis en Netflix una película de superhéroes suya.

Bueno… a estas horas quizá no lo tengáis. Quién sabe.

Pero seguro que os interesa saber que fuera de los grupos y las franquicias había una editorial de contenido propio que se estaba haciendo un hueco gracias a un fundador que tenía mucho dinero de origen que nunca dejó de creer en su proyecto.

Así que hoy toca hablar, al menos un rato, de Artyom Gabrelyanov.

Gabrelyanov es del ’87, por si queréis sentiros viejos, o jóvenes, o algo.

Pero, sobre todo, ha sabido estar en el lugar adecuado en el momento adecuado para sacar adelante su editorial de cómics, una enseñanza que pudo sacar de Stan Lee. Es decir: Ha sabido nacer en su familia.

Concretamente ser hijo de Aram Gabrelyanov, el hombre al mando de News Media y de Baltic Media Group, una persona que podría hacer parecer a Ferreras imparcial. Por algún extraño motivo, obviamente no relacionada a su cercanía al Kremlin, también con mucho dinero para invertir en proyectos… … en proyectos. También es el padre de Ashot Gabrelyanov, fundador de Chudo, que su mismo creador describe como «el TikTok de los gamers«, una demostración del tipo de gente que hay en su familia.

Lo que nos lleva a la brillante historia de Artyom Gabrelyanov, de cómo se graduó en la universidad y entró rápidamente a escribir para PlayStation Magazine, FHM, Men’s Health y… bueno, os lo podéis imaginar. También se supone que intentó entrar en la escuela de cine, no pudo y decidió que si no le dejaban dirigir películas en su lugar ¡CREARÍA CÓMICS!

Os dejo este espacio para vuestros propios comentarios mordaces.

Lo primero que hizo con la recién creada Bubble Comics -lo segundo, si contamos lo primero pedirle dinero a su padre para fundarla- fue publicar una serie de revistas humorísticas y satíricas. Porque todo el mundo es inmune a la ironía sobre uno mismo. Esto le sirvió para demostrar que no había mercado, discutir con su padre por desavenencias políticas -según Artyom él no es pro-Kremlin pero tampoco anti-Kremlin, está más cerca del Partido Demócrata USA… signifique eso lo que signifique- y convencerle de que donde había dinero era en los superhéroes. Un error casi tan común como involucrarse en una guerra terrestre en Asia en invierno. Pero allá que fue.

Empezó en 2012 con un claro plan de acción editorial como una de las de verdad. Primero publicó los títulos Major Grom, Demonslayer, Friar y Red Fury. Al año sacó dos más: Exlibrium y Meteora. Y para el siguiente hizo lo que siempre se hace: Un crossover. Y luego ¡SACAR MUÑEQUITOS!

Además, se metió a apoyar una ComicCon rusa, a aparecer en la americana y a hacer amigos a uno y otro lado del charco. De ahí que para 2015 las versiones en inglés de sus títulos estuvieran ya en ComiXology -en donde duraron… un rato-. Y, por supuesto, lo siguiente que hizo fue montar un kickstarter para sacar una versión en inglés en tapa dura de uno de sus cómics. Los editores visionarios tienen estas cosas. Por supuesto su siguiente movimiento fue cerrar sus líneas de cómics y volver a lanzarlas cambiando el título y sacando un nuevo número uno. Son sus costumbras y hay que respetarlas.

Así aparecieron Coolix, Plague Doctor (No hay como hacer un villano al gusto del pueblo, ¿eh?), Major Igor Grom, Realmwalkers, Allies y, por supuesto, Demonslayer vol.2. Porque también en Image se puede inspirar uno. Además de esto sacaron MIR, una idea muy original sobre un soldado soviético dado por muerto durante la Guerra (Fría) que vuelve a la vida en nuestros tiempos, en un mundo que no entiende y que él no ha creado. Algo así. Rompedor.

Además de estas historias típicas también estuvo la apertura en 2015 de una división audiovisual que le permitiría ir moviendo cosas para sacar algún corto/ trailer/ teaser para atraer inversores. Porque tenían claro que vender las propiedades intelectuales era mal negocio. Supongo que a partir de cierto nivel de dinero uno puede creerse Marvel por algo más que… la inspiración. Primero hicieron un corto de Major Grom para demostrar que podían, y finalmente su primera película -la que está disponible en Netflix- que sería Igor Grom contra el Doctor Peste.

Por supuesto estas cosas funcionan como funcionan y se vendió como el inicio del Universo Cinematográfico Bubble. La idea era que tuviera el mismo éxito que el cómic. Pero hay que recordar que el cómic también tuvo sus problemas.

La idea de que el villano fuera un asesino de oligarcas (para quien no lo sepa, oligarca es la palabra rusa para IBEX 35) corruptos -ya, reiterativo- que usaba temas y motivos de la oposición rusa a Putin resultaba tan excesivo que incluso su padre le dijo que andara con ojo que no se podía atacar así a la oposición. (Bueno, quizá no sea tan comparable con Ferreras) Mientras, el público lector encontraba más que razonable la carnicería del Doctor Peste. Así que supongo que realmente había encontrado el Método Marvel.

Con un presupuesto de poco más de 5 millones de euros la película a duras penas recaudó la mitad. Por supuesto eso no le paró en planificar una serie animada, otra de acción real y una película que serviría de precuela de esta. Porque una cosa es pegársela uno en taquilla y otra creer que eso significa algo. De hecho, dijeron que quizá había sido un fracaso en taquilla pero que en las plataformas de streaming había sido un éxito. Así que a partir de ese momento su intención era sacar todo en plataformas sin posibilidad real de medir datos que dan más libertad.

Lo siguiente que tenía que haber salido era la serie de acción real de Fury, lamentablemente parece que se ha quedado ahí. Probablemente para renacer en breve. Porque también se supone que hay una serie de animación de Coolix. Y la precuela de la película que se la pegó: Major Grom: Troubled Childhood. Aunque esa está prevista para 2023. Así que supongo que oiremos hablar más de estos proyectos en el futuro. O no. Al menos ahora, que parece que la editorial ha preferido callarse en todas sus redes.

Por supuesto, si ese silencio significa que Artyom Gabrelyanov desaparece, o aparecer con menos cachos, o en más, diremos que este es un inspirador posteo sobre la forma en la que ese joven idealista e independiente blablabla se enfrentaba al establishment ruso. Pero ya lo dudo.

Mientras tanto nosotros, ¿qué sacamos en claro de esto?

Pues lo de siempre: