Qué es un samurai, preguntas mientras clavas en mi pupila…

Como si de un tradicional duelo de soja western se tratara, ha sido en dura competencia con dignos rivales como Scanvenger’s Reign o X-Men ’97 que Blue Eye Samurai se ha alzado con el premio Emmy a mejor episodio de animación.

Ay, perdón, que esto no iba aquí, cosas de los taquiones…

Una pugna cuya dureza da fé de la calidad de la serie pues se trata de un merecidísimo triunfo. Estamos ante una obra que corre a entregarse apasionadamente a los imperativos temáticos y estéticos de las clásicas historias de samurais…

…para inmediatamente retorcerlos mediante su propuesta argumental. Y no contenta con ello…

…nos regala una galeria de personajes complejos, humanos y tridimensionales.

Y por si todo esto no fuera suficiente es una serie en la que desde su primer episodio pasan cosas. Que no confunde «trama principal» con «trama estirada como un chicle«. Y que, para todavía más rara avismo, logra un satisfactorio final de temporada que cierra argumentos y al mismo tiempo los prolonga para tentarnos con la siguiente.

Y creedme, necesitamos una segunda temporada de Blue Eye Samurai.

Y no es sólo por conocer el destino de los otros dos europeos residentes en Japón durante el periodo Tokugawa. Oh no. La necesitamos por algo mucho más importante y trascendental.

Mientras se siguan produciendo temporadas de Blue Eye Samurai…

…Esteban González Pons va a estar liado con lo de la interpretación y no va a poder estar dando ruendas de prensa sobre VENEZUELA.