Se dice que la función de Galactus en el Universo es la de juzgar aquellas civilizaciones por las que pasa. Si la población del planeta al que llega ha evolucionado y avanzado lo suficiente como para resistirle, ésta será considerada digna. Y si no, al buche. Una forma de equilibrio cósmico.
De manera similar, una prueba de estrés parecida pasó hace poco por nuestro mundillo juzgando a nuestra sociedad. Fue sutil y casi silenciosa. Y sorprendentemente parecemos haberla superado. Una suerte de Crisis Final conceptual de esas que se marca Morrison y que tanto molan hasta que las piensas un poco.
No hace mucho sucedió un relevo en el cargo de Editor en Jefe de Marvel. Axel Alonso dejó el cargo tras siete años en el mismo, y el testigo lo recogió C.B. Cebulski, siendo el decimosegundo en ostentar dicho titulo desde que comenzó la era Marvel en 1961.
(si sois supersticiosos con los números y teméis quién podría ser el próximo, me veo en la obligación de advertiros en que para este recuento no he tenido en cuenta el periodo 1994-1995 en el que entre Tom Defalco y Bob Harras la editorial no tuvo una única cabeza pensantevisible sino varias, divididas por lineas)
Axel Alonso se curtió en la linea Vertigo de DC, y Joe Quesada se lo trajo a Marvel en 2000 como revulsivo, como una manera de que entrase aire fresco en la estancada atmósfera que reinaba entonces en la otrora llamada Casa de las Ideas. La pirotecnia derivada de los Heroes Return de Busiek, Waid y compañía se estaba agotando y el público cada vez tragaba menos con las series de corta vida protagonizadas por segundones como Mercurio, Héroes de Alquiler o Ka-Zar. Se hacia necesario un nuevo enfoque, nuevos personajes, nuevos conceptos, nuevos autores. Y de esto último Alonso traía la agenda llena. Bajo la batuta de Quesada, Alonso trajo gente mediática y diferente que copó titulares. Straczinsky, Allred, Brubaker, Richard Corben en la línea Max que ayudó a crear… Una época de afortunada experimentación que le sirvió para ser merecedor del cargo de Editor en Jefe a partir de 2011.
Bajo su intensa mirada, Marvel cambió. Y tal vez su contribución más recordada terminará siendo la aplicación de la diversidad a los personajes enseña de la compañía. No le tembló el pulso al sustituir al ario Steve Rogers por el afro Sam Wilson, al rubicundo Thor por la terminal Jane Foster, o agriar el carácter de Tony Stark hasta convertirle casi en un villano, todo ello mientras estos personajes ocupaban las pantallas y el box office del todo el mundo y se convertían en iconos globales con una imagen de mercado clásica, muy distinta a la que ofrecían los tebeos. Cuando vió que Los Vengadores fue un bombazo de taquilla, metió enseguida a Jonathan Hickman en las dos series, por si acaso algún nuevo lector llegaba y se pensaba que lo de los comics era como en el cine, que te sentabas y te daban las cosas masticaditas.
Esta diversidad no se notó solamente en los personajes más emblemáticos, sino que también a su rebufo surgieron o cobraron protagonismo personajes como Ms Marvel, Chica Ardilla, Pajaro Burlón, el Pato Howard, Chica Dinosario, Patsy Walker… hasta que de tanta diversidad la cosa comenzó a empachar y las ventas dejaron de apoyar la estrategia. Así que antes de que Alonso volviera a echar los dados y dijera «nuestro próximo gran personaje será un indio americano transexual en silla de ruedas ¿está libre Ghost Rider?«, los capitostes han ofrecido la batuta de mando a C.B. Cebulski, un tipo más acorde a la estrategia Legacy con los héroes de siempre, las batallas de siempre, las numeraciones de siempre. Ofrecer tebeos como los que busca la gente que quiere leer tebeos de Marvel.
No se puede tener más aspecto de fan random, seguro que habréis visto alguno parecido por algún frikievento. Si no fuera porque su primer nombre es Chester, se diría que la C.B. de sus iniciales corresponden a Comic Book. Un cambio de tendencia que algunos ya supieron ver venir hace más de un año.
Aunque las labores previas de Cebulski se han enfocado mayoritariamente a tareas editoriales en Marvel, al igual que todos (excepto Alonso) los que le sucedieron en el cargo también tiene un cierto bagaje como guionista en cositas de la empresa. Cosas en el Mangaverso, miniseries de Marvel Fairy Tales, una mini de dos números con Darkhawk derivada de War of Kings…nada que haya pasado a la historia. Pero Cebulski ocultaba un secreto que se reveló al gran público la semana pasada.
En un periodo en el que Marvel no permitía que sus empleados de oficina hicieran labores de guionistas, Cebulski trabajó bajo el seudónimo de Akira Yoshida para Dreamwave (Darkstalkers) y Dark Horse (Conan). La cosa se complicó cuando su forma de escribir se ve que gustó y fue contratado para escribir guiones para…Marvel.
Desconozco si allí pagan con cheques al portador o con bolsas de plástico en apartados de correos, el caso es que Akira Yoshida firmó guiones en Marvel (enlazaría a la web de Panini si su buscador funcionara como antes). Gente como Rich Johnston (Bleeding Cool) o Brian Cronin (Comic Book Legends) indagaron en su momento en el tema. Johnston no cejó hasta que Cebulski terminó admitiéndolo, pero a Cronin le cerró la pista Mike Marts, que le afirmó que Yoshida no era un alias sino una persona japonesa real, con la que se había llegado a reunir.
Y es que Cebulski se lo curró mucho, trabajándose toda una biografía de aficionado al manga y comic desde pequeño, con un padre que viajaba mucho y le introdujo en la cultura occidental, biografía que empleaba cuando le hacían entrevistas en reportajes. Mike Marts resulta que cenó con un traductor japonés.
La movida duró un año, hasta que Cebulski lo declaró a las altas esferas, que se lo tomaron bien, le mantuvieron en la empresa y le siguieron encargando algún que otro guión. Hasta ahora podría tomarse esto como una historia de superación, de imponerse sobre ciertas normas para alcanzar el éxito y el reconocimiento por encima de los opresores. Un bonito telefilme de sobremesa, un final feliz del que el cargo de Editor en Jefe es la guinda perfecta. Pero hay un problema.
Twitter, la gente que se ofende con mucha facilidad, y los posibles tintes racistas derivados del hecho de usar un nombre japo para escribir cosas de japos. Un japo puede contar cosas de japos, pero si lo haces sin ser japo estás burlándote de los japos. Es como eso de que sólo un negro puede llamar «negro» a un negro sin ser ofensivo, o que sólo Mario Vaquerizo puede decir «maricón» por televisión. Lo que para los lectores había sido una visión fresca de otra cultura por parte de un nativo se convirtió en un momento en una patochada repleta de estereotipos. Que si ninjas, que si mechas…por favor ¿se puede ser más tópicazo? si hasta el nombre canta a inventado…Akira…y Yoshida, como Fuego Solar. Si lo que me extraña es cómo no desenmascararon a Scott Clark llamándose como Cíclope y Superman…
A mi esto me recuerda a lo que sucedió con Micah Ian Wright ¿no?
Recordais a Micah Ian Wright ¿no?
No, claro, por entonces Wildstorm lo publicaba Norma aquí…
Un año después de los atentados del 11-S se publicó el primer número de StormWatch: Team Achilles.
Se trataba de una unidad de acción militar bajo el mando de Naciones Unidas, compuesto principalmente por gente sin superpoderes. Un título de acción con bastante carga política escrito por el ensayista Micah Ian Wright. En la introducción de un ensayo antimilitarista que escribió poco antes de la invasión estadounidense de Irak comentó que en el pasado había participado en la invasión de Panamá como Sargento del Ejército de los Estados Unidos. Ese detalle del curriculum era un buen aliciente para la serie. Un escritor con experiencia en el ejército para una serie de corte militarista. Pero resulto que no era cierto. Y cuando se supo la reacción fue fulminante. La impresión de varios libros suyos se detuvo, y Stormwatch: Team Achilles fue cancelada de repente en su número 23, en mitad de un argumento que ni siquiera tuvo tiempo de resolverse. Ahí terminó la carrera de Micah Ian Wright en los comics. Por el desengaño de ciertos posturetas cuando no tienen más remedio que admitir que se la colaron. Es como si el de la vermutería admitiera que rellena todas las ginebras de los estantes de la misma garrafa.
Hace un tiempo escribimos por aquí que el mérito de algunas obras podían deberse no tanto a su contenido como a su continente, usando como ejemplo a Marjene Satrapi, cuyo trazo y técnica resultan admisibles cuando se conocen las circunstancias vitales de su autora.
Repasando el texto de entonces veo que en los comentarios también llegué a citar a Wright. De hecho, el título del presente es un poco homenaje a aquel, con la variante nipona tanto por el caso de Cebulski como por el hecho de que éste lleve un blog de comida oriental de precioso nombre, ya que se le ve buen comedor y ha pasado media vida por esa zona del globo. Sin ir más lejos, la noticia del ascenso le llegó volviendo de China (chinos, japos…). Y aquí es donde nuestra sociedad parece haber pasado la Prueba.
A día en que estoy escribiendo esto, Disney todavía no ha despedido amablemente a C.B. Cebulski.
En un momento de intereses globales, macromultinaciones y gente ofendidita, el que no haya sucedido un guillotinazo fulminante parece mostrar que por alguna parte todavía hay esperanza para ciertas cosas. Galactus no nos ha comido.
Pero nada de todo esto debe ocultar lo verdaderamente importante.
Y es que con la revelación del Yoshidagate lo que se nos está diciendo es que el actual Editor en Jefe de la editorial más importante de comics fue el tipo que escribió una de esas series que pasaron de puntillas por las librerías y por esta desorganización pero que son claves para el movimiento Adliano:
En su día sólo recibió su dibujante (Pat Lee) una nominación a los PicAdlo!s, pero es que la cosecha de 2008 fue espectacular. Pues su guionista es hoy en día el Editor en Jefe de Marvel. Tenedlo presente, recordAdlo!
Si lo teneis, releedlo. Y si no lo teneis, tendreis que acudir al mercado de segunda mano pues casualmente está descatalogado.
Uf, Pat Lee y su Dreamwave ¿os acordais? ¿sabiais que es canadiense?