El futuro. El futuro es una obsesión para todo el mundo. Damos por hecho que en algún momento de nuestra vida viviremos en el futuro y por ello queremos adelantarnos a lo que venga. A lo largo de la historia mucha gente ha encontrado en la previsión del futuro una forma de vivir sin trabajar, pero a pesar de ello ninguna de estas personas llegan a la capacidad del genio visionario que nos dejó la película favorita de todo conspiranoico que se precie:

Hablamos claro está de Stanley Kubrick y 2001: Una Odisea del Espacio.
En 2001: Una Odísea del Espacio, Kubrick retrata de forma espectacular para la época en la que se rodó (1968) como sería un viaje espacial a Júpiter. No podemos decir, en realidad, que haya acertado en eso, 24 años después de la fecha prevista para el viaje a Júpiter ni siquiera estamos cerca de ver vuelos tripulados más allá de la Luna. Pero sin embargo eso no quiere decir que Kubrik no acertara en muchas otras cosas.
Por ejemplo en plena guerra fría con la URSS y Estados Unidos gastando millonadas en dominar el espacio acertó en que las compañías privadas serían las que acabarían llevándose el beneficio de la carrera espacial con vuelos turísticos.

Acertó en que habría (como hay al menos de momento) una estación espacial orbitando entorno a la Tierra.

Pero sobre todo acertó en dos cosas:

Pantallas en los asientos de los aviones emitiendo anuncios de coches y…
Y que en el futuro la tecnología no iba a acabar con los gymbros sino que potenciaría a la gente que paga por hacer ejercicio en sitios cerrados.
Sobre sus previsiones sobre la IA no podemos incluirlas aquí hasta 2029 cuando el algoritmo de Amazon tome el conciencia propia y tome el control de…bueno…esos son spoilers. De momento lo dejamos recordando que 2001: Una Odísea del Espacio técnicamente sucede…

…en la misma Tierra paralela en la que sucede Cuéntame: Tierra Alcántara.