Sin la menor duda, debemos calificar de gran acierto por parte de Norma Editorial, la publicación del libro de ilustraciones «Favole nº 1: Lágrimas de piedra», opera prima de Victoria Francés, la conocida artista.
(Conocida, como mínimo, por su editor (por el motivo y/o medios que fuera, oigan, que esos son asuntos en los que no debemos meternos), que al fin y al cabo es lo que cuenta a la hora de que te publiquen, ¿no? Pues eso: conocida.)
En uno de esos gestos audaces a que nos tiene acostumbrados, Norma ha decidido dejar de publicar tantos Royos, Vallejos y demás pintamonas tan trasnochados como pasados de moda, para iniciar una línea de libros de jóvenes ilustradores españoles. Toma ya, Norma dándoles una oportunidad a los jóvenes para que debuten a lo grande. Así es como se hacen las cosas, sí señor.
O, al menos, eso es lo que se deduce del hecho de que a una joven de veintipocos años recién salida de Bellas Artes (eso es lo que dice el breve perfil que le dedican en la solapa de la sobrecubierta) y sin el bagaje de años dando el callo ante el tablero de dibujo a nivel profesional, cual sería el caso de monstruos consagrados como ROB!, Jim Lee o Todd McFarlane (que vienen a ser la Santísima Trinidad en esto de la ilustración, como todos sabemos), le publiquen nada más empezar un peazo tomo de lujo como el que nos ocupa.
Con toda seguridad, pues, este tomo va a ser sólo el primero de muchos, tanto de la Srta. Francés como de otr@s jóvenes artistas a l@s que, sin duda, gente de Norma con tanto criterio estético como poder de decisión les tiene echado el ojo. Bien por Norma, por Victoria y por todas las que vayan detrás.
En cuanto al contenido del libro en cuestión: lamentablemente, debemos decir que no provoca ni mucho menos el mismo grado de regocijo o alborozo que la iniciativa antes descrita y a cuya existencia debe su publicación: pues si bien a estas alturas de su carrera aún es demasiado temprano para darla definitivamente por perdida para esto del dibujo, no queda más remedio que reconocer que a la Srta. Francés le queda mucho por aprender aún: ¡No hay musculaturas exageradas hasta lo inhumano! ¡No hay sonrisas crispadas y/o crispantes! ¡No hay escorzos imposibles! ¡La composición de página no rompe con todas las normas establecidas! ¡¡Ni siquiera hay pistolones gigantes!! Bah.
Lo mejor, el guión, sin duda.